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Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
¿Pueden las Bibliotecas cambiar el mundo?
Hace siete años, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció diecisiete objetivos globales “para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible”. Como en ocasiones anteriores ya se pretendió algo parecido a través de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, esta vez concretaron mediante una resolución una serie de metas más específicas con indicadores de logro para saber, de este modo, si los objetivos se estaban cumpliendo.
Hace siete años, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció diecisiete objetivos globales “para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible”
Como todo objetivo tiene un plazo de ejecución, 2030 fue la fecha fijada para evaluar el progreso. De ahí que la Agenda 2030 se haya introducido incluso en la nomenclatura de algunos ministerios, como el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 del Estado español, del cual Ione Belarra ejerce como máxima representante.
En la búsqueda de acciones para cumplir esta casi veintena de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) —(1) Fin de la pobreza, (2) Hambre cero, (3) Salud y bienestar, (4) Educación de calidad, (5) Igualdad de género, (6) Agua limpia y saneamiento, (7) Energía asequible y no contaminante, (8) Trabajo decente y crecimiento económico, (9) Industria, innovación e infraestructura, (10) Reducción de la desigualdades, (11) Ciudades y comunidades sostenibles, (12) Producción y consumo responsables, (13) Acción por el clima, (14) Vida submarina, (15) Vida de ecosistemas terrestres, (16) Paz, justicia e instituciones sólidas, (17) Alianzas para los objetivos—, los Gobiernos aluden permanentemente a la necesidad de abordarlos de manera global, sin perder de vista el mundo rural y aquellas localidades que sufren, desde hace décadas, la hemorragia incesante de la despoblación. “Uno de los retos es la revitalización del medio rural”, decía Ione Belarra en la Feria para la Repoblación de la España Rural.
En ese cometido, las distintas Administraciones creen hallar en grandes fondos, planes, pactos, leyes o estrategias energéticas, industriales, urbanísticas, etc., la mejor manera de orientar los primeros pasos hacia la solución de los problemas que atañen al conjunto de la sociedad. Pero, ¿y si uno de los mejores modos de vincular los objetivos globales con las comunidades locales esté delante de nuestras narices? ¿Y si en la mayoría de localidades, por pequeñas que sean, existe una infraestructura donde todos y cada uno de los diecisiete objetivos puedan cumplirse? En cada pueblo hay un espacio que promueve la alfabetización universal, el acceso a la información, pone en práctica la inclusión y actúa como centro comunitario. Vehicular los ODS a través del punto neurálgico de la Cultura en las localidades y municipios del país no es ninguna utopía; las Bibliotecas —públicas, municipales, escolares, universitarias, científicas— o las Agencias de Lectura posibilitan la transformación del mundo. No es literatura, son hechos consumados, y la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA) nos ilustra con casos concretos.
Biblioteca contra la pobreza y el hambre. Los casos de Sri Lanka y Rumanía
En Sri Lanka, el Programa de Biblioteca Electrónica Nenasala es una iniciativa objetivada en el aumento de la alfabetización digital y el acceso a la tecnología de quienes habitan las zonas rurales más pobres del país. Centenares de Bibliotecas ofrecen “capacitación en computación básica, orientación en el acceso a la información a través de Internet, y una amplia variedad de conocimientos locales relevantes. Los centros están abiertos para todos y son la forma más importante de acceder a la infraestructura en los lugares más remotos y empobrecidos del país”, tal y como se informa en un dossier de la International Federation of Library Associations and Institutions. Nenasala, que significa “punto de venta de sabiduría”, ha incrementado la tasa de alfabetización un 30% en pocos años.
Nenasala, que significa ”punto de venta de sabiduría“, ha incrementado la tasa de alfabetización un 30% en pocos años
En Rumanía, un programa formó en materia digital a más de 4.000 bibliotecarios/as. Estos, a su vez, brindaron asesoramiento a 100.000 agricultores/as, que aprendieron a usar la tecnología en las Bibliotecas para acceder a formularios financieros y presentarlos al Gobierno, ahorrando tiempo y dinero. 100.000 agricultores recibieron USD 187 millones en subsidios vía servicios de internet entre 2011 y 2014, y lo consiguieron gracias a los servicios bibliotecarios.
Biblioteca y la educación inclusiva, equitativa y de calidad
Abrir una cuenta de correo, acceder a información online o acometer con solvencia trámites burocráticos puede ser una tarea imposible para algunos sectores de la población. Por eso, la Biblioteca de Malmö (Suecia) ofrece cursos gratuitos a usuarios/as sin experiencia digital, desde población envejecida o inmigrantes hasta menores sin herramientas para hacer las tareas escolares. “¡Pongámonos en marcha!”, nombre del proyecto, pretende superar la brecha digital y alentar la inclusión social.
Casi diez mil kilómetros más allá de Suecia, en Singapur, la Junta Nacional de Bibliotecas ofrece autobuses con bibliotecas móviles para que las escuelas con necesidades especiales, los hogares pobres y los orfanatos tengan acceso a las colecciones y servicios bibliotecarios. En Zambia, con el objetivo de mejorar la calidad de la educación, el Proyecto Bibliotecario Lubuto brinda oportunidades educativas de calidad a niños, niñas y jóvenes de Zambia por medio de bibliotecas de acceso libre con colecciones de libros determinados y programas culturales, pedagógicos y comunitarios de carácter holístico.
Biblioteca y la igualdad de género
La pobreza rural en Nepal obliga a muchas familias a emigrar a Katmandú, la capital de Nepal, donde terminan viviendo en barrios marginales y asentamientos ilegales. Como detalla la Electronic Information for Libraries, la violencia machista “niega a las mujeres los mismos derechos y oportunidades del que gozan los hombres, y muchas mujeres carecen de educación, son analfabetas y no tienen cualificación de cara a un trabajo”.
Después de un curso intensivo de capacitación empresarial de 45 días en la biblioteca, este grupo de mujeres se unió para lanzar su propio negocio, un servicio de loncheras para bancos y oficinas.
La Iniciativa de Desarrollo de Aptitudes del Centro de Información y Recursos de READ (Educación y Desarrollo Rural) ayuda a las mujeres y a las niñas de Nepal a adquirir conocimientos y tomar el control de sus propias vidas. El programa de empoderamiento incluye seminarios y talleres sobre los derechos de las mujeres, la igualdad de género, la salud, la violencia de género y otros temas. La biblioteca alienta a las mujeres a formar parte de un grupo, que se reúne una vez por mes en un sector separado de la Biblioteca donde las participantes pueden expresarse libremente. Los cursos prácticos incluyen lectura, escritura y aritmética, idioma inglés, TIC, aptitudes empresariales y clases prácticas sobre fabricación de productos para la venta. Los Centros READ de todo el país también ofrecen programas de capacitación en calidad de vida, salud, conocimientos digitales y tecnología”.
Biblioteca y garantizar el agua, reducir la desigualdad o lograr ciudades inclusivas, seguras y sostenibles
La Biblioteca Comunitaria San Juan Planes, en Hondura, desempeña un rol central en la provisión de agua potable segura a la comunidad entera mediante un proyecto de tratamiento de agua que se estableció en la plaza central del pueblo.
En Mongolia, la mayor parte de las 15.000 personas ciegas y de baja visión de Mongolia no tiene trabajo y recibe poco o ningún apoyo. Conscientes de la discriminación, la Biblioteca Pública Ulán Bator construyó junto a la Federación Nacional de Ciegos de Mongolia dos estudios de grabación para crear audiolibros, facilitando el acceso a la literatura a las personas con baja o nula visión.
En Colombia, las Bibliotecas públicas son una parte integral de la estrategia de renovación urbana de la ciudad de Medellín. Estratégicamente ubicadas en algunas de las comunidades más desamparadas de las periferias, se han convertido en centros de desarrollo social para dar respuesta a la necesidad de contar con más espacios culturales y educativos. Los Parques Biblioteca son una serie de bibliotecas públicas que ofrecen herramientas y programas educativos para beneficiar a las comunidades locales y constituyen un centro para proyectos ecológicos y de desarrollo urbano.
Iniciativas inspiradoras en España: Bibliocleta de Villanúa, Nosotros Te Leemos de Murcia o las Bibliotecas de Igualada y Collserola
Villanúa es un municipio pirenaico del norte de la provincia de Huesca, en la comarca de la Jacetania y parte del Valle del Aragón. Con una población menor a los 500 habitantes, su bibliotecaria, Miriam, hizo suya la expresión “Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña”. Con una cesta apoyada bajo el sillín de su bicicleta, Miriam, en pleno confinamiento, decidió que las personas mayores y con movilidad reducida no iban a quedarse sin el placer de la lectura. ¿Estás confinada y no puedes venir a la Biblioteca? Ya voy yo pedaleando hasta tu casa con el libro que necesites. Y allí que iba, cargada de materiales de casa en casa. Fue tal el éxito de su iniciativa, que el servicio se amplió a toda la población. Libros, fotocopias, documentos, cintas de vídeo e incluso algún tablero de ajedrez; todo tiene cabida en la cesta de la bibliotecaria. Y es que todos eran contingentes, pero Miriam, necesaria. Sus múltiples proyectos han hecho que la Biblioteca de Villanúa reciba el honorable Premio María Moliner en repetidas ocasiones.
En Lorca (Murcia) lo tenían claro: si hay personas que no saben leer, tienen problemas de movilidad, de visión, están hospitalizadas... y, por tanto, no pueden acceder a la lectura, el deber de la Biblioteca es poner soluciones a los problemas. ¿Qué hicieron? Crear un banco de relatos sonoros para facilitar el acceso a la lectura a todas aquellas personas que por cualquier razón no puedan hacer uso de los recursos de las bibliotecas y, por supuesto, para todo aquel que los quiera escuchar. Grabaron lecturas de obras literarias breves con voluntarios/as que generosamente colaboraron poniendo su voz y voilà, acceso equitativo educación inclusiva conseguida. Ah, y Premio ”Biblioteca pública y compromiso social“, de la Fundación Biblioteca Social, debajo del brazo.
¿Y en Igualada (Barcelona), qué idearon? Algo muy sencillo. Ante el patrimonio histórico y cultural que se encuentra en las experiencias vividas y en los recuerdos de las personas mayores, desde la Biblioteca pusieron en marcha una iniciativa para recoger y conservar este incalculable patrimonio en la Biblioteca Central de Igualada.
Los documentos que forman parte de este fondo pueden llegar en soporte de papel, ya que algunas expresiones de las vivencias de la gente están recogidas en dietarios, memorias, cartas… A menudo sólo se encuentran en la memoria y en las experiencias personales, sin ningún documento que las apoye. La Biblioteca de la Memoria pretende conseguir estos recuerdos, a través de fuentes escritas y fuentes orales (grabaciones), y conservarlos. Los libros que leían, los remedios caseros que utilizaban, el teatro que hacían pese a la dictadura franquista... todo queda inventariado en una base de datos. Memoria, historia, patrimonio, comunidad.
A cincuenta kilómetros, en Collserola, existe una biblioteca especializada en la naturaleza que ha sido reconocida internacionalmente como una de las mejores en materia medioambiental. ¿Por qué? Porque la Biblioteca cuenta con numerosas actividades educativas como “Biblionatura” y “Bibliosemillas”, o clubes de lectura sobre literatura de naturaleza.
La actividad más llamativa es el préstamo de semillas. “Su función principal es la de distribuir especies autóctonas y logran que se expandan para contribuir a su conservación. Así, sumado a la literatura disponible sobre el cultivo, la biblioteca se convierte en un lugar de referencia para el cuidado de las semillas en la ciudad”.
Iniciativas extremeñas: Pescueza, Casillas de Coria, Tejeda de Tiétar...
Como explica Julio Alonso Arévalo en Universo Abierto, “la Biblioteca Humana está diseñada para construir un marco positivo de conversaciones que puedan desafiar estereotipos y prejuicios a través del diálogo. La biblioteca humana es un lugar donde la gente real está en préstamo a los lectores. Un lugar donde las preguntas más difíciles son esperadas, apreciadas y contestadas”.
Con la intención de leer a personas, en Pescueza (Cáceres), dentro del proyecto Bibliotecas Sostenibles de la Fundación MUSOL, la inmigrante Marcela Holovici contaba a las mayores del pueblo sus experiencias de vida, el periplo de la migración, y también curiosidades y costumbres culturales sobre su país, Rumanía. Marcela hablaba de su éxodo desde Rumanía hasta España, y las mayores del pueblo le contaban cómo muchas de ellas también tuvieron que coger la maleta para encontrar una mejor vida. En eso consiste la Biblioteca Humana: leerse, leernos.
Mismas dinámicas tuvieron lugar en Casillas de Coria, Coria y otras muchas localidades dentro del proyecto de sensibilización de MUSOL. En algunas, como Casillas de Coria, Marcela estaba acompañada por otros inmigrantes procedentes de Senegal. En otras, Marcela era quien escuchaba. Porque, sea como fuere, leer personas es empatizar, liberarse de prejuicios y entender. Es tolerancia, diálogo y trabajar una máxima muy lectora: no juzgar al libro por su cubierta.
Son numerosas las bibliotecas extremeñas que contribuyen a la transformación del mundo. Como recogían en un reciente reportaje de RTVE (“Bibliotecas vivas de Extremadura”), hay proyectos alucinantes y bibliotecarias ejemplares. “Una de las más audaces es María Eladia Garzón, de la biblioteca de Tejeda de Tiétar, un pequeño pueblo de La Vera de 600 habitantes. Fomenta la lectura en familia con lo que llama ‘la maleta viajera’. Además, para las personas mayores se ha inventado el proyecto biblioteca viaja hasta tu casa”. En Arroyo de La Luz, por ejemplo, tienen “Biblio-viajando hacia los ODS”, donde trabajan iniciativas sostenibles como darles una segunda vida a los libros obsoletos. Esta Biblioteca ha anunciado hace unos días en sus redes sociales nuevos espacios veraniegos como la “Biblioplaya”, a través de los cuales los lectores y las lectoras podrán disfrutar de diferentes historias de verano a través de las últimas novedades del mercado literario. En Fuente del Maestre “animan a los vecinos a que se acerquen a la biblioteca con el gancho de una exposición de fotos antigua de vecinos del pueblo”. Y en Montijo “tienen un club de lectura fácil para inmigrantes“.
La labor de las Bibliotecas públicas extremeñas es sobresaliente. La Biblioteca de Valdelacalzada ha recibido este año uno de los premios María Moliner con el proyecto “Biblioteca Sostenible”. Hace unos días, conocíamos que La Biblioteca Municipal de Arroyo de la Luz había sido premiada en el Concurso de Proyectos de Animación a la Lectura “María Moliner 2022”. Hace un año, el proyecto “Viajamos en libro”, puesto en marcha por la Biblioteca Pública Municipal María Ignacia Castela Mogollón “Nacha”, de Malpartida de Cáceres, resultó galardonado con el Premio Fomento de la lectura en Extremadura. “A ras de cielu”, proyecto de animación y fomento a la lectura de la Biblioteca Pública Rafael Alberti, de Piornal, fue reconocido por el Ministerio de Cultura y Deporte como uno de los diez mejores proyectos del país.
También los colectivos culturales, como la Asociación de Gestores y Gestoras Culturales de Extremadura (AGCEX), ofrecen distintas campañas de Fomento de la Lectura como Caminos de Tinta y Papel o Tesoros de Papel, que llegan a decenas y decenas de localidades extremeñas. De hecho, Tesoros de Papel ha llegado a más de 180 localidades de la provincia de Cáceres, y Caminos de Tinta y Papel a más de 300 localidades en la provincia de Badajoz.
Ante los retos actuales y de futuro, las bibliotecas, como dicen en MUSOL, “tienen el deber y compromiso de seguir siendo útiles, necesarias e imprescindibles para las personas”. La Ley 2/2022, de 1 de abril, de bibliotecas de Extremadura, contempla en sus principios y valores la igualdad, la pluralidad o la gratuidad de los servicios, y tiene por objeto “garantizar el derecho de acceso a la cultura y al conocimiento de todas las personas en condiciones de igualdad”. A nivel mundial, 320.000 bibliotecas públicas y más de un millón de bibliotecas municipales, nacionales, universitarias, escolares… trabajan desde hace décadas por la transformación del mundo.