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Memoria histórica
Nueva y variada información sobre Manuel Huet y la clandestinidad en Francia
Saludos cuadrilla, aquí estamos de nuevo. Si al despedir el año decía que me iba a meter a saco con la clandestinidad libertaria en Francia en los próximos artículos, pues ya he cambiado de opinión. Más que un cambio de opinión, es poner un poco de orden en mi caos personal. Una vez me he convencido a mi mismo de que no voy a ampliar El ángulo muerto en papel, voy a publicar en el blog las cosas que han ido apareciendo en los últimos meses. Pasado este artículo, volveremos a la clandestinidad libertaria en Francia, aunque hoy ya adelanto alguna perla.
Lo que son las cosas. Una vez finalizada la primera edición del libro, de hecho varios meses después de que ya estuviera en la calle, y tras la presentación de Madrid, de repente, ¡¡sorpresa!!Si durante toda la investigación no había sido capaz de encontrar ni de ponerme en contacto con nadie de la familia, un día de febrero de 2024, me llegó un correo de la editorial. Y si el que subscribe estas lineas no es capaz de llegar hasta la familia, tendrá que ser la familia la que llegue hasta el mangarrán que escribe. Dicho y hecho. Me llegó un correo de Adela, la hija de Paquita, y esta a su vez sobrina de Manolo Huet. Así que por fin, y con el libro ya correteando desde hacía tiempo, me llegó el contacto para poder quitarme unas cuantas dudas de encima, y como no, que aparecieran unas cuantas nuevas.
Tras los primeros encuentros con Paquita y Montse, las sobrinas de Huet, me entero de que María Piera (la madre) había muerto joven, y que probablemente esa fuera una de las causas de la marcha de la familia del pueblo.
Manuel Huet padre, ya afincado en Barcelona, conoció y desposó a Elvira Ares, con la que tuvo una hija llamada Irene, y son sus hijas las que ahora me informan. Irene Huet Ares nació en 1924. Una parte de la familia de la que yo ni siquiera tenía noticia.
Una vez conseguido mi ansiado contacto, y con el valioso comodín de poder preguntarles directamente, corrí raudo para saber si tenían alguna información al respecto de diversas cosas. De hecho, una vez tuve la oportunidad, empecé a preguntar por cosas que me interesaban, ¿era la familia Huet una familia con pasta, burguesa como decían ciertas páginas? Respuesta: que de familia burguesa nada, que eran pobres como las ratas. ¿Que sabían de la adquisición del taxi, y si no sabían nada, como así fue, que me contaran algo sobre la familia de Rosa. La respuesta fue que la familia Curt era tan pobre como la Huet. Así que sigo sin despejar dudas, pero ahora me decanto por pensar que el auto fue comprado con el dinero de alguna expropiación de cualquiera de los grupos con los que Manolo colaboraba, y quedarme así, con la que posiblemente sea la explicación más fácil y factible. ¿Tenían fotos?, tenían. ¿Qué cosas sabían? La familia me iba a contar su vida familiar y oficial, y yo les iba a contar su “otra” vida.
Una vez perdida la guerra toda la familia se dirige a Francia. Pero si Huet consiguió esquivar los campos, no así su gente. Su padre, Elvira, su hermano Pepe e Irene acabaron en las playas alambradas como tantos miles más. Poco después fueron separados. Los hombres a Canet Plage y las mujeres a los campos del norte. No volverían a reunirse hasta mucho tiempo después. Dos años después de haber llegado a Francia, Manolo padre, Elvira e Irene volvieron al estado. Primero pasaron por Galicia, para posteriormente volver a Barcelona. En la capital catalana se encontraron con la desagradable sorpresa de que su casa estaba vacía, se lo habían llevado todo. Para colmo de males, para poder recuperarla, el casero les hizo pagar por los dos años que habían estado fuera.
De nuevo gracias a las aportaciones familiares, tanto en información como en fotografías, aparece aquí un dato que nos permite especular. Paquita, la sobrina del “tío Manolo”, como lo denomina cariñosamente la familia, me obsequia con un lote de fotografías, y entre ellas, una de Pepe Huet, el hermano de Manuel. La toma en cuestión no tiene nada reseñable, es simplemente un primer plano. Lo interesante viene señalado al dorso de la misma. Y lo que pone es: Jose Huet. Fotografía realizada en Viena el 1 de septiembre de 1943. Justo durante el año que Manolo y Segunda pasaron en dicha ciudad trabajando como falsos ciudadanos franceses para esconderse de los nazis. Y como Adela, la hija de Paquita me señala, no estaban los tiempos para hacer turismo. Así que esto nos abre unas hipótesis bastante interesantes. Por un lado, la propia Paquita me informa de que personas de la Resistencia en Toulouse, querían incorporarlo a la misma dado su aspecto, pelo rubio, piel bastante pálida, pues no levantaría sospechas al parecer alemán. Recordemos también aquí, que quien había mandado a Manolo y Segunda a Viena era Picard, importante miembro de la Resistencia y también, según comenta Dani Capmany en su libro Quemar a Troncoso: “Da la sensación de que el llamado Picard, ocupa un alto cargo en el 2º Bureau francés” (los servicios secretos franceses).
Por lo tanto, no sería de extrañar que Picard quisiera aprovechar la colaboración de ambos para informar al servicio secreto francés, ya fuera de la situación de fábricas de guerra, como de cualquier otra información valiosa para los aliados, a la vez que mantenerse al tanto de los grupos de sabotaje etc. Si como sabemos, habían llegado a Viena en Junio, no habían pasado ni tres meses y ya estaban recibiendo instrucciones, además de abrir una más que lógica vía de contacto.
Otro de mis debes es siempre el tema de género. Así que la “sencilla” cosa de poder poner cara a Rosita, me da una satisfacción interior difícil de explicar. Rosa Curt i Carrio nació en Barcelona un 21 de abril de 1911, era cuatro años más joven que Huet. Desconozco por completo cuando se conocieron Manolo y Rosa, lo que sí sabemos es que contrajeron matrimonio el 4 de abril de 1932 en la parroquia de Santa María del Poble Nou, barrio en el que residían. Por otro lado, su única hija, María, que para descontento de Manolo, que habría querido un niño, había nacido un 9 de enero de 1933. Gracias a la familia de Huet, tengo dos fotografías de 1948, en Toulouse, donde aparece Rosa. En una de ellas acompañando al propio Manolo, y en la otra, en compañía de su hija María, ya felizmente recuperada. Viva la paciencia y la perseverancia.
Otra de las cosas que me intrigaba y de la que no rascaba bola era la referente a la tienda de alfombras. La familia no sabía mucho, pero por supuesto, sabían más que yo. Me contaron que “ el tío Manolo” abrió entonces una tienda en Andorra, junto a la calle principal, cerca de la antigua plaza de toros, especializada en tejidos y alfombras persas, a la que llamaron Reflect de París (Reflejos de París). Aún no he conseguido foto ni lugar exacto, pero visto lo visto, si persevero, seguro que aparecerán.
Hasta aquí las referencias sobre todo a cosas familiares, y ahora, volvemos a las clandestinidades, a las que Huet era tan aficionado.
Por si fuera poco, ahora dispongo del enlace a Gallica, hemeroteca digital francesa, y como no, van apareciendo cosas, muchas cosas. Por lo tanto, y no podía ser de otra manera, también “el tío Manolo” empieza a aparecer en diversas ocasiones. A veces con su nombre, y otras, por referencias. La primera referencia que encontré, fue gracias a la recién descubierta Elvira Ares, preguntando por la parte masculina de la familia, tras la separación por géneros en los campos, tras el angustioso paso a tierras francesas. Pedía información y contacto tanto con Manuel Huet padre, como con ambos hijos, Manolo y Pepe. Esta búsqueda aparece en varios periódicos franceses a finales de febrero de 1939.
Saltamos hasta febrero de 1946. Si buscamos en El ángulo muerto que es lo que pasaba durante aquel mes, pronto descubrimos a Cerrada y a Huet preparando un atraco. Así que me metí en Gallica, marqué “Credit Lyonaiss”, que fue la entidad atracada, y miré los resultados a lo largo del invierno de 1946 que tenían que ver con furgones postales atracados en París. Y tras un buen rato, allí estaba. Rebusco los detalles explicados por Pons Prades, y todo encaja a la perfección. El número de integrantes, los coches usados, las formas... lo único que al parecer infló el historiador libertario fue el botín. O quizás fue el banco el que minimizó perdidas, tanto da.
Todo discurrió cerca de las 11 de la mañana del 8 de febrero de 1946, en las proximidades de Fauburg du Temple. En tres minutos intensos, dos coche robados con anterioridad, bloquearon el furgón del dinero. Aparecieron cinco atracadores armados con metralletas, que amenazaron, cogieron lo que querían y se marcharon. Se llevaron un botín que en los siguientes días contabilizaron en 3 millones de francos. Pocos días después se repitió en París el patrón casi punto por punto y se llevaron otros 8 millones de otro furgón, pero sobre este segundo golpe todo es especulación, así que simplemente lo mento, pues no tengo información ninguna sobre quienes pudieron ser los autores.
Si seguimos de manera cronológica, lo siguiente interesante que nos encontramos, es la constitución de una empresa de sandalias en octubre de 1946 en París, y posteriormente el traspaso nominal de la misma en enero de 1947. ¿Que de qué estamos hablando? Pues que me metí en faena con el tema económico de la clandestinidad libertaria en Francia, y he ido encontrándome algunas cosas relacionadas con el entramado empresarial de Cerrada. Y, de repente me aparece la creación y posterior traspaso de una empresa de calzado en París, a nombre de Aline Semel. Hasta aquí nada raro. Lo curioso, es que, una de las personas que la crea y posteriormente la traspasa, no es otro que un tal Manuel Huet, que, como sabemos, en 1946, había estado bastante activo en París. Por si me quedaba alguna duda de si podía ser otro Manuel Huet, acabo de descubrir que la dirección donde se hospedaba, no era otra que la sede del comité de la federación local de la CNT en París.
Para ir terminando con esta segunda ampliación de las cosas que se cuentan en el libro, el 31 de agosto de 1949, también en París, hubo un intento de atraco a un taxista en la rue de Crimée que acabó mal. Acabó mal sobre todo para la policía, pues murió uno de sus agentes y otro acabó herido grave. La fuerzas represivas no descubrieron nada durante unos meses, pero al final, apresaron a un ladrón de coches italiano. En su poder, la pistola que había matado al agente Albert Neufcort el pasado agosto. Y fueron tirando del hilo y aporreando donde duele, hasta que empezaron a salir cosas y nombres. Entre las cosas, descubrieron que a veces trabajaba para la FAI y entre los nombres, pues algunos nos van a sonar. Por un lado apareció el de Wences (Wenceslao Giménez Orive), del grupo Los maños, recientemente asesinado en Barcelona por la BPS, y por otro apareció el de Manuel Soto Suárez, y el de Ángel Soto Ortiz. Ángel era uno de los integrantes del grupo de afinidad de Manuel Huet, ya había actuado con él en Barcelona en los años 30 y posteriormente en la red Pat o´Leary. El otro afectado y acusado principal, no era otro que su sobrino, Manuel Soto, hijo del gran amigo de Huet y también componente de su grupo de afinidad Manuel Soto Ortiz. Juzgados en 1953, Manuel fue condenado a 10 años de trabajos forzados y Ángel a 5. ¿Cuanto sabía Manolo de esto? Se admiten apuestas.
Por último, me contó Paquita un par de cosas. La primera, referente a la salud del “tío Manolo”. Me comentó que había contraído una especie de silicosis debido a la aspiración de microfibras provenientes de los paños y telas con las que trabajaba. Y segunda, que el motivo del viaje de la familia Huet de 1983, cuando sufrieron el mortal accidente, posiblemente debido a los fortísimos accesos de tos que sufría Huet, era el de ir a visitar a la hermana de Rosa.
Pues hasta aquí la segunda ampliación de lo ya expuesto en El ángulo muerto. Mi agradecimiento eterno a la familia del “tío Manolo”, por su colaboración y por el buen trato recibido por su parte, a Dani por pasarme ese enlace francés que va a acabar con mi vista, a toda la gente que me ayuda y colabora de una manera u otra, y a todo el mundo que decide gastar una parte de su tiempo en leer estas cosas que pasaron en el milenio anterior.
Salud y memoria.
Fuentes: Quemar a Troncoso (Dani Capmany), entrevistas con la familia Espelta Huet, y https://gallica.bnf.fr/services/engine/search/advancedSearch/