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Minería
Los tropiezos de Extremadura New Energies
Ingeniero de Montes. Experto en conservación fluvial y restauración de espacios degradados por la actividad minera. Colaborador de la Plataforma Salvemos La Montaña de Cáceres.
La historia del proyecto de la mina en Valdeflores está plagada de tropiezos que deberían ser muy tenidos en cuenta por las Administraciones públicas que están tramitándolo en esta fase final. A continuación, un detalle de las más relevantes.
Australianos sin papeles.
Decidió la promotora australiana empezar sus movimientos en Cáceres haciendo prospecciones mineras, allá por 2017, sin contar con los permisos necesarios, causando destrozos en Valdeflores e incluso invadiendo propiedades privadas. Las Administraciones Públicas, regional y local, se dieron cuenta del gol que les habían metido por su falta de celo y tuvieron que multarles. Esa fue su carta de presentación ante la ciudad y ante Extremadura.
De donde no hay (posibilidad)... no se puede sacar.
Vamos con el segundo tropiezo, fundamental: el Plan General Municipal (PGM) no permite la actividad extractiva en la zona donde quieren hacer la mina, según refrendan varias sentencias judiciales. Nuestras normas urbanísticas son claras. O lo han sido hasta que alguien de libre designación -política- en el Ayuntamiento, la pasada legislatura, calificó su aplicación como subjetiva, las reinterpretó a la carta (de la empresa) y pasó el mochuelo a la Junta, que tan negligente está mostrándose en la protección de la ciudad de Cáceres y en las tramitaciones mineras.
Minería
No a la mina en Cáceres Manifestación histórica contra la mina de Valdeflores
Camuflando su falta de solvencia técnica.
Por otra parte, los retrasos continuos en los plazos de presentación de documentos por parte de la empresa muestran también su propia incapacidad. Documentos en gran parte velados y en los que falsean sistemáticamente parte de la información y datos porque, si fueran realmente transparentes y actuaran con honestidad, saben que el rechazo social, técnico y político sería unánime.
Falsas promesas económicas.
Hechas por una empresa que ya tuvo que cambiar de nombre tras generar gran conflictividad social y quebrar en Reino Unido y que, tras salir a marchas forzadas de una mina de potasa en Gabón (África), no tiene una sola mina en explotación en todo el mundo desde hace años. Y mientras, los precios del litio son la cuarta parte de lo que eran en octubre de 2022, referencia a la que se agarran para ilusionar sobre el futuro económico de su proyecto. La realidad es que el colapso actual del mercado del litio ha obligado a la empresa australiana a hacer una profunda reestructuración, quedarse solo con este proyecto y recortar drásticamente su staff directivo y sus salarios.
La debilidad del proyecto es palpable, aunque la Junta de Extremadura lo haya clasificado como PREMIA sin rigor alguno y olvidándose también de que la actividad industrial tampoco es posible en la zona
La debilidad del proyecto es palpable, aunque la Junta de Extremadura lo haya clasificado como PREMIA sin rigor alguno y olvidándose también de que la actividad industrial tampoco es posible en la zona donde quieren construir la planta hidroquímica. La propia empresa reconoce actualmente en Australia que su proyecto es inviable con la situación actual del mercado del litio.
Comprando “estudios” no universitarios.
La presentación del documento, elaborado, previo pago, por personal de la Universidad de Extremadura al margen de esta, a pocos días de la manifestación del 10N contra la mina, muestra la desesperación de la promotora minera por contener lo imparable. Un documento que, según publicaron también miembros de la UEX, presentaba errores e importantes carencias en el análisis del contexto económico y social; el ambiental, ni mirarlo. Proponía el estudio, además, la aplicación en Cáceres de obsoletas recetas que han demostrado su fragilidad a medio y largo plazo, con impactos negativos en varios ámbitos (economía, ambiental, salud) en los territorios donde se han aplicado.
La negativa de la Confederación Hidrográfica del Tajo a conceder los 1,1 millones de m3/año solicitados por la empresa, en una petición llena de contradicciones y falsedades, ha sido otro tropiezo más que sonado
Pidiendo el agua que no iban a necesitar.
La negativa de la Confederación Hidrográfica del Tajo a conceder los 1,1 millones de m3/año solicitados por la empresa, en una petición llena de contradicciones y falsedades, ha sido otro tropiezo más que sonado. ¡Y eso que decían que solo usarían aguas residuales! Aquí, de momento, nadie ha dicho que quienes han firmado los informes técnicos denegatorios se han extralimitado o pasado de subjetividad.
El caso LA SAL.
También en estos días se abre un juicio oral contra, entre otros imputados, Ramón Jiménez, CEO de Extremadura New Energies. Algunos delitos de la causa son: fraude, falsedad en documentos públicos y oficiales, cohecho, captaciones de agua ilegales, ocultación de datos y falsedades documentales continuadas, precisamente, relativas a las mediciones de arsénico en la desaladora de Escombreras (Murcia). Arsénico: uno de los grandes protagonistas, altamente cancerígeno, del vertedero del que disfrutaremos por tierra, agua y aire si la mina se pusiera en marcha, según los propios documentos de la empresa. ¡Y a solo 600 metros del núcleo urbano de la ciudad!
Y una manifestación histórica.
Tras el paso de mina a cielo abierto a subterránea, y tras los patrocinios deportivos, culturales o campañas en los medios de comunicación (pagadas en parte con migajas del dinero público que han recibido y que, de nuevo, no iban a necesitar), una ciudad bien informada a pesar de los impedimentos ha salido a la calle. 7.000 gargantas han gritado de forma contundente “No a la Mina”, redoblando la oposición al proyecto.
La ciudadanía lo ha entendido. ¿Lo entenderán sus representantes institucionales o seguirán impasibles hasta que un tropiezo definitivo no lleve al abismo? No parece. Sigamos defendiendo Cáceres.