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Minería
Protestas contra la extracción de litio: desde Cáceres al resto de Europa
El pasado domingo tuvo lugar una multitudinaria manifestación en Cáceres en contra de la mina de litio que la empresa australiana Infinity Lithium quiere construir en la Sierra de Valdeflores, enclave situado al lado de la ciudad. Las estimaciones oscilaron entre 6.000 manifestantes, según la Policia Nacional y los organizadores, y 4.000 de acuerdo a la policía local. La protesta, convocada por la Plataforma Salvemos la Montaña de Cáceres, pone en valor la lucha contra el proyecto que se inició en 2017 impartiendo información, organizando caminatas para conocer el paraje de gran valor paisajístico y natural que sería afectado y convocando protestas como ésta. La plataforma ha denunciado por la vía legal que la mina incumple el Plan General Municipal (PGM), al estar localizada a menos de 2 kilómetros del casco antiguo. En 2022, la empresa propuso hacer el proyecto subterráneo, alegando que las galerías no incumplen el PGM, estrategia que no ha convencido a la Plataforma ya que la mina continuaría generando escombros y residuos derivados del procesamiento del litio, afectando al acuífero de El Calerizo, del que recientemente la empresa ha solicitado extraer 1.100.000 de agua anuales. Hace menos de un mes, la Confederación Hidrográfica del Tajo ha rechazado dicha concesión argumentando que la empresa no cumplía los requisitos establecidos. La última vez que los cacereños volvieron a las calles fue en junio de este año para protestar por la declaración de la mina como Proyecto Empresarial de Interés Autonómico (Premia) por la Junta de Extremadura aumentando así las subvenciones económicas al proyecto.
Minería
No a la mina en Cáceres Manifestación histórica contra la mina de Valdeflores
Pero las protestas no se limitan a Cáceres; el interés por la extracción de litio se está extendiendo a lo largo de una falla que abarca desde Extremadura al noreste de Portugal. Vecinos de Sierra de Gata descubrieron el 4 de marzo que dos proyectos de litio (y un tercero en camino) pretendían abrir cerca de sus tierras y pueblos. Imitando a Cáceres, algunos ciudadanos se unieron en la Plataforma Sierra de Gata Viva para presentar alegaciones contra el proyecto. Esta plataforma está intentando unir a diversas luchas en Extremadura como la protesta contra la mina de Cañaveral, la de Villasrubias en la vecina Salamanca o la de Barrosso, en Portugal.
El pequeño pueblo rural de Covas do Barroso se ha convertido en la punta de lanza de esta lucha en el país luso. El proyecto para explotar la mayor mina de litio en Europa se reinició en 2016 contando con la aprobación de la Dirección General de Energía y Geología. La mina, que contaría con cuatro minas a cielo abierto, varias escombreras y relaves mineros, afectaría una zona de agricultura y ganadería tradicional que ha sido declarada “Patrimonio Agrícola Mundial”. Aunque la Agencia Portuguesa de Medio Ambiente emitió una opinión desfavorable en junio 2022 debido a los impactos negativos irreversibles, en mayo de 2023 aceptó el Estudio de Impacto Ambiental “con condiciones”. Desde entonces, la compañía ha avanzado en el territorio con más seguridad privada y hostigamiento de la población que está en contra. Éstos se han coordinado durante los últimos meses para denegar el acceso al ejido comunitario “Comunidade dos Baldios”. Desde Portugal, queriendo unir diferentes luchas en Europa y America Latina, se ha impulsado la Red Global Anti-extractivista que denuncia los impactos generados por la transición energética a lo largo de toda su cadena, desde la minería, hasta la instalación de infraestructuras energéticas o la fabricación de coches eléctricos.
En este sentido, activistas climáticos y residentes de Grünheide, cerca de Berlín, organizaron en mayo cinco días de protestas cerca de la fábrica de Tesla, que culminaron con el intento de entrar en la fábrica. En febrero, el 60% de los residentes participaron en un referéndum no vinculante votando en contra de la expansión de la fábrica a un bosque cercano. Desde entonces un grupo está acampado cerca de la fábrica para denunciar la destrucción ambiental de sus actividades y la producción de litio en países como Argentina o Chile.
El lugar en Europa que más protestas está viviendo es Serbia donde la población se ha volcado en contra del proyecto que Rio Tinto (segunda mayor minera mundial) está intentando abrir en el valle del rio Jadar que da nombre al proyecto
Pero el lugar en Europa que más protestas está viviendo es Serbia donde la población se ha volcado en contra del proyecto que Rio Tinto (segunda mayor minera mundial) está intentando abrir en el valle del rio Jadar que da nombre al proyecto. Bloqueos de carreteras se extendieron por todo el país en el 2022 logrando en vísperas de elecciones que el gobierno detuviera el proyecto. Su presidente, Aleksandar Vučić, fue reelegido y siguió mostrando interés por el proyecto dando lugar a que, en julio de este año, el alto tribunal de Serbia levantara la prohibición. Sellando su apoyo, la UE firmó casi al mismo tiempo un acuerdo comercial con Serbia para el suministro de materias primas críticas. Este avance ha desatado nuevamente protestas masivas culminando el día 10 de agosto con unas 40.000 personas. El gobierno de Vučić ha sido criticado por su deriva autoritaria y nacionalista con gran control de la prensa. El presidente, por su parte, acusa a los protestantes de querer derrocar al gobierno a través de un complot occidental, justificando así una creciente represión estatal con denuncias mediáticas, amenazas de muerte y numerosas detenciones de activistas ambientales.
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La promoción de la minería
El litio, junto con otros minerales como el cobalto, grafito, cobre o níquel son claves para el desarrollo de baterías en vehículos eléctricos e almacenaje de energía. El objetivo de alcanzar 30 millones de vehículos eléctricos en Europa hacia 2030 viene truncado por la total dependencia de otros países, mayormente Chile (78%) y, en menor medida, EE.UU., Rusia, Argentina y China. Intentando romper esta dependencia, la UE aspira a producir el 89% de las baterías hacia 2030 con una estrategia que ha culminado en la “Ley Europea de las Materias Primas Fundamentales”. Esta norma busca promover la minería a través de la selección de “proyectos estratégicos” que, una vez concedidos, supondría la aceleración de permisos y facilitación de acceso a financiación. Las empresas de los proyectos en Valdeflores y Covas do Barrosso ya se han solicitado esta ayuda para sus proyectos. Para promover la obtención de materias primas fuera de Europa, la nueva ley también ha promovido la firma de “acuerdos de entendimiento” con países productores de litio como Argentina y Chile (en 2023) con el objetivo de asegurar el acceso a minerales estratégicos a cambio de infraestructuras y financiación de proyectos a través de la Iniciativa Global Gateway.
Los gobiernos regionales, europeos y las empresas defienden la importancia de estos proyectos esgrimiendo principalmente tres argumentos: aportarán desarrollo y empleo; se empleará una minería ‘sostenible y verde’ con bajo consumo de agua y regeneración de zonas afectadas; y cubren la necesidad de extraer estos minerales críticos para la transición energética verde.
Las poblaciones locales no se lo creen
Pero las comunidades locales no se creen estos argumentos. Años de impactos y conflictos mineros con empresas como Rio Tinto han generado gran desconfianza hacia las empresas mineras. Las poblaciones han visto como la minería ha devastado los bosques y campos donde se localiza, contaminando el agua de cabeceras de cuenca y ríos, y generando impactos sociales como el aumento de precios, pérdida de modos de vida locales y cambios en el tejido social con una masculinización de sus poblaciones.
El discurso es similar en Cáceres, Portugal o Serbia, a miles de kilómetros de distancia, con lenguas y culturas diferentes pero el mismo arraigo a la tierra. Denuncian una transición energética donde se sigue aumentando el consumo de combustibles fósiles a la vez que se destruye la naturaleza
Argentina, Chile y Bolivia, donde se encuentran las mayores reservas mundiales de litio, conocen bien estos impactos tras décadas de conflictos por éste y otros minerales. A la red global se ha sumado la alianza de 38 comunidades del “Salar de Salinas Grandes y la laguna de Guayatayoc” en Argentina, que existe desde hace 14 años. Su gran preocupación es la cantidad de agua que requiere la extracción de litio en un ecosistema frágil como es la puna y los salares: ya vieron como en 1997 la mina Livent secó en Catamarca la vega de un río. Estas comunidades viven en equilibrio con la naturaleza, extrayendo solo lo que necesitan con cultivos, crianza de llamas y venta de sal a pequeña escala. El presidente de la comunidad indígena el Angosto, Clemente Flores argumenta: “Nosotros no queremos ser el conejillo de indias de la transición energética, si nos quitan el agua, se termina nuestra forma de vida y con ello nuestra cultura”.
Curiosamente, el discurso es similar en Cáceres, Portugal o Serbia, a miles de kilómetros de distancia, con lenguas y culturas diferentes pero el mismo arraigo a la tierra. Denuncian una transición energética donde se sigue aumentando el consumo de combustibles fósiles a la vez que se destruye la naturaleza para salvarla con más proyectos extractivos. Abogan por “un futuro donde el agua limpia y abundante, los alimentos saludables y el tiempo para vivir nos ayuden a redefinir qué es la riqueza”.