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Libertades
Kano: “Desde pequeño sabía que era un tío aunque no conocía la palabra transexual”
Tiene 17 años y desde los ocho se identifica como chico. Asegura que su salida del armario fue fácil y espera que hacerse visible contribuya a que otras personas conozcan y normalicen la diversidad sexual. “La gente necesita saber que existimos”, explica Kano.
Kano no sabe lo que es la Ley de Peligrosidad Social. Tiene esa suerte. Nacido en 2001, recuerda reconocerse como chico desde los ocho años, aunque su madre dice que fue incluso antes cuando él ya expresaba que su identidad no encajaba en las casillas de los formularios oficiales. En su segundo primero de la ESO (“repetí primero”, aclara) se cortó el pelo. Fue su presentación oficial como Kano, y quiere que su experiencia sirva de referencia a otros.
Tu madre es presidenta de la Asociación de Familias de Menores Trans Chrysallis en Castilla y León. ¿A los hijos de Chrysallis os gusta haceros visibles?
Sí. Depende de cada uno, porque hay personas tímidas y no se quieren hacer visibles pero hay mucha gente que sí quiere hacerse visibles.
¿Por qué es importante?
Porque hay gente que cuando no ve algo que existe no sabe que eso puede pasar. Por ejemplo, tengo amigos que hasta que no me vieron a mí no sabían que ellos también podían serlo. La gente necesita saber que existimos.
¿Sabes lo que es la Ley de Peligrosidad Social?
No tengo ni idea.
¿Ha sido difícil reconocer tu identidad sexual?
Para mí ha sido sencillo. No me importaba salir, no me daba miedo. No me he encontrado con muchas negativas. A veces la gente asume que soy una chica, y yo les digo: “Oye, soy un chico”. Y no lo toman mal, no me cuestionan mucho.
¿Desde cuándo dices que eres un chico?
Desde los ocho años lo iba diciendo por la calle, pero no se lo decía a mis padres ni a mis familiares.
¿Qué pasó cuando se lo dijiste a tus padres?
Al principio me decían que eso era imposible, que yo era una chica. Pero lo fueron aceptando, investigaron… Y aquí estoy.
¿Qué ocurrió en tu entorno?
Cuando se lo dije a mis amigos me enfadé muchísimo con ellos, porque insistían en que era una chica. Acabé gritándoles y me fui llorando a mi casa. Allí se lo dije a mi madre: “Soy un chico, soy un chico”.
¿Qué ha sido lo más difícil de explicar?
El hecho de decirles que soy un chico y que mi cuerpo no está equivocado. Soy un chico y mi cuerpo es mío, y es de chico. Los cuerpos no tienen género y eso no lo entiende la gente. Pero mis amigos y mis padres sí lo han entendido.
¿Qué has aprendido en este proceso?
He aprendido que hay un montón de formas de personas y que hay gente que no merece la pena tener en tu vida. Y que siempre hay que quererse como se es, aunque sea difícil.
¿Y qué han aprendido quienes te rodean?
Creo que mucho también.
¿Has tenido alguna referencia en este proceso?
No, no he tenido ninguna referencia como tal. Empecé a saber que había gente trans después de hacer el tránsito, entonces nadie ha sido mi referencia. Yo entonces no sabía que existía el término ‘transexual’, simplemente sabía que era un tío y no le ponía más problema.
La OMS sacó la transexualidad del capítulo de enfermedades en 2018. ¿En algún momento te han hecho sentir como un enfermo?
Realmente te hacen sentir enfermo desde el momento en el que te dicen que tienes que ir al psicólogo para que te reconozcan la disforia de género y poder ser como quieras ser, poder cambiar tu DNI y cosas así. Sí, te hacen sentir enfermo.
¿Has podido cambiar tu nombre en los documentos?
Tengo mi DNI cambiado, el carné de la biblioteca me lo cambiaron sin DNI.
¿Qué ha supuesto el apoyo de tus padres?
¿A qué te refieres?
Mmmm… ¿Conoces personas que no hayan tenido ese apoyo?
Sí.
Y en ese sentido, ¿crees que has tenido suerte? ¿Te ha evitado sufrimiento tener el apoyo de tus padres?
Mis padres han hecho mucho para ahorrarme malos ratos, siempre me han protegido, siempre se han puesto a la defensiva si alguien ha insistido en referirse a mí como chica, siempre le han dicho a sus amigos que soy un chico y que no es que tenga pluma. Es positivo tener unos padres que te apoyen.
¿Qué pasó cuando te cortaste el pelo y te presentaste oficialmente como Kano en el instituto?
Desde mi primer primero, porque repetí primero, iba diciendo que era un chico, aunque mis padres no lo aceptaran. Eso me llevaba a muchas peleas. En mi segundo primero, cuando me corté el pelo, algunos compañeros me decían que parecía una chica lesbiana y que nunca conseguiría ser un chico. Creo que solo me apoyó una persona. A los profesores les costó tratarme en masculino, y no conseguí que me llamaran por mi nombre hasta el año siguiente. También a veces me hacen burla por los pasillos…
¿Eso tiene consecuencias en el centro?
Se castiga, sí.
¿Cómo te imaginas tu vida de adulto?
Me gustan muchas cosas. Magisterio Infantil y Artes Escénicas. Me imagino estudiando algo de eso.
¿Qué lees, qué escuchas?
Escucho mucho tipo de música, tirando al pop alternativo, rap, música japonesa y koreana. Y veo anime y manga. Y libros de psicología.
¿Trap?
¡Trap depresivo! [Risas]
En tu madre tienes un ejemplo de militancia por los derechos de las personas trans. ¿Te ves recogiendo el relevo?
No creo que tengamos que recogerlo sino que ellos han hecho ya suficiente por trabajo y tenemos que seguirlo no como obligación sino por nosotros. Por ejemplo, yo hace poco estuve hablando con profesores y con el consejero [se refiere a una reunión que mantuvo con equipos directivos de centros de Castilla y León y con el consejero de Educación de la Junta] para ayudar a cambiar las cosas en los institutos… entonces sí, intento ayudar. Además hay una Asamblea Diversa en Burgos, y participo en ella. Organizamos actividades, orgullo LGTB, hacemos micros abiertos para contar vivencias. Y merchandising. [Risas]
¿Te gustaría dejar de dar explicaciones en algún momento, dejar de decir “soy un chico trans” y simplemente ser un chico?
Supongo que en un futuro no habrá que dar explicaciones porque la gente ya lo tendrá demasiado oído. Pero ese momento no ha llegado.
Cuando lees noticias sobre personas trans, ¿qué te molesta?
Lo de los cuerpos equivocados o referirse al nombre anterior de la persona. O por ejemplo cuando los medios decís “se siente”. No, no se siente: es.
¿Qué le dices a una persona que se acerca a ti y te cuenta que no encaja en la identidad sexual que le han vendido?
Que se expresen, que si se siente alcachofa que lo diga… Bueno, ¡eso no lo pongas! Que no se sientan retenides a decir lo que sientes. Que si están tristes porque les tratan en femenino que lo digan, que si les molesta algo, que lo digan y ya está. Y si se enfadan con ellos es porque esas personas no les merecen. Que intenten estar bien consigo mismes como sea.