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Laboral
Organizando el sindicalismo en El Corte Inglés: “Nos dicen que hablemos en la calle por miedo”
Este 7 de enero, el personal de seguridad de El Corte Inglés de Goya (Madrid) debió quedar atónito. Frente a las puertas del centro comercial se veía una estampa que no ha ocurrido nunca en más de 80 años de historia del gigante de la distribución: un grupo de personas trabajadoras de la empresa protestaban el día de inicio de rebajas por las “condiciones abusivas” que sufren, entre ellas jornadas laborales muy extensas, pocos descansos y la ausencia de complementos salariales por trabajar domingos o festivos.
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Explotación laboral Yo, teleoperadora de Financiera El Corte Inglés, voy a la huelga
“Nos manifestamos por todos nuestros compañeros de El Corte Inglés, que es conocido por plantear una política del miedo y por sus represalias contra los trabajadores que protestan”, declaraba a El Salto Melissa Caycho, secretaria de la sección sindical estatal de CGT en El Corte Inglés, el pasado 7 de enero. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, citó la información de este medio sobre la protesta y anunció una visita de la Inspección de Trabajo.
Quiero mandar mi apoyo a las protestas de las trabajadoras y trabajadores del Corte Inglés. La inspección revisará las jornadas realizadas por las trabajadoras y trabajadores. Ningún periodo de Navidad justifica un recorte en derechos laborales. www.elsaltodiario.com/corte-ingles...
— Yolanda Díaz (@yolandadiaz.bsky.social) 9 de enero de 2025, 13:56
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“La protesta [de inicio de rebajas] ha tenido mucha repercusión. Ahora estamos en un periodo de reflexión para ver cuál es la manera de reivindicar y dar a conocer a la sociedad cómo las condiciones laborales de El Corte Inglés no son lo que la gente se piensa”, valora Nelson González, secretario de Organización de la misma sección de la central anarcosindicalista.
“La mayoría de la gente nos llama por teléfono, no habla con nosotros cara a cara. Tienen miedo a que se les vea con nuestros representantes”
Estas condiciones las resume Maricarmen Paul, del sindicato LAB, en mucha precariedad, horarios malos y salario insuficiente. Todo esto en un clima de “miedo”: “La mayoría de la gente nos llama por teléfono, no habla con nosotros cara a cara. Tienen miedo a que se les vea con nuestros representantes”, aclara Paul, que es delegada de LAB en El Corte Inglés de Bilbao.
Puertas afuera, el imperio del triángulo verde se ha afanado en darse a conocer por sus rebajas y por anunciar la primavera a mediados de invierno. Dentro de sus muros, la situación no es tan risueña: la empresa nacida en Madrid es conocida por sus malas condiciones laborales, sus prácticas antisindicales y por comprar la opinión pública a golpe de contratos de publicidad con medios de comunicación, que deben pensárselo dos veces antes de publicar una información que perjudique a la “gran familia” de El Corte Inglés.
Malas condiciones laborales en una “gran familia”
El Corte Inglés es una empresa familiar y se ha jactado de ser eso mismo para su plantilla. “Como una gran familia”, describió la compañía su segundo presidente, Ramón Areces, en 1981. González, el sindicalista de CGT, opina que, si El Corte Inglés fuera una familia, “sería una familia de Sicilia de principios del siglo XIX” en referencia a la mafia, por la costumbre de “algunos jefes de departamento” a funcionar sin sobresaltos y, sobre todo, sin supervisión del organismo encargado de velar por los derechos laborales: “Se piensan que somos terroristas por invitar a la Inspección de Trabajo”.
CGT denuncia subidas salariales que no siguen el ritmo al encarecimiento del coste de vida y sobrecarga de horas. “Es inasumible. Los trabajadores pueden tener jornadas ampliadas de 10 horas [contando la hora libre para comer] durante cuatro días, un día normal y otros cuatro de jornada ampliada. Son prácticas dentro de la legalidad, pero muy lesivas. Hay parte de la plantilla que tiene 50 o 60 años y, cuando estas personas tienen que trabajar tantas horas seguidas, hay muchas lesiones”, explica González.
Los trabajadores pueden tener jornadas ampliadas de 10 horas durante cuatro días, un día normal y otros cuatro de jornada ampliada. Hay parte de la plantilla que tiene 50 o 60 años y hay muchas lesiones
En Bilbao, donde trabaja Paul, la delegada sindical de LAB, hay muchos contratos con “horario partido de facto” porque la empresa obliga a cogerse 165 minutos para la comida. “Vives para El Corte Inglés”, resume Paul la situación de estas personas. En lo salarial, la sindicalista denuncia que cobran el sueldo que estipula el convenio sectorial estatal cuando Bizkaia tiene un coste de vida más alto que la media.
“Siempre hemos querido que el convenio se firme en el País Vasco [porque la mayor lucha sindical en Euskadi se suele traducir en mejores condiciones], pero no les interesa”, opina Paul. Esa mayor conflictividad laboral en la comunidad autónoma vasca se traduce, por ejemplo, en que El Corte Inglés de Bilbao no levante la persiana los domingos, a diferencia del resto del Estado. “Tienes que trabajar 20 domingos y festivos al año y con horario ampliado”, cuenta González, que considera “muy lesivo” para la conciliación este hecho.
Sindicatos de clase organizan a la plantilla en un clima de “miedo”
El Corte Inglés ha adquirido fama por tomar represalias contra las personas trabajadoras que protestan y por llevar a cabo prácticas antisindicales focalizadas en, sobre todo, las centrales que no sean las oficialistas Valorian (antes FASGA) y FETICO. “Queríamos presentar una lista de CGT en las elecciones sindicales de 2022 en un centro en el que no teníamos representación. Esto se filtró y el jefe de personal mandó subir a la compañera [que iría en la lista electoral] y le dijo que no lo hiciera, que a la empresa no le gustaba ese sindicato y que ella verá lo que hace”, relata González.
Las presiones veladas o directas contra la organización sindical, según el integrante de la sección sindical de CGT, son “el pan nuestro de cada día”. La mayoría son más sutiles: “Muchos jefes te van a indicar que, para que estén contentos, lo que tienes que hacer es afiliarte a Valorian o FETICO”, explica González. El primero de los sindicatos mencionados es el creado por la propia empresa y, el segundo, una central acusada de “sindicato de la patronal” que ha sido favorecida por El Corte Inglés, según certifican varias sentencias.
“Se filtró que estábamos preparando una candidatura y el jefe de personal llamó a una compañera que estaba en la lista para decirle que no se presentara, que a la empresa no le gustaba ese sindicato y que ella verá lo que hace”
Entre las presiones sutiles y “las amenazas directas”, González cuenta que se crea un clima de “miedo” en el que es complicado que la CGT crezca en afiliación. En Bilbao han tenido una experiencia parecida, pero a la inversa. LAB era el sindicato mayoritario hasta hace poco: perdió la mayoría absoluta en el comité de empresa en las penúltimas elecciones, y en las más recientes dejó de ser el más votado. Paul achaca el decrecimiento de su representación a que “antes se luchaba muchísimo más por todo, ahora la gente tiene miedo a que les echen” u otras represalias.
Para organizar a la plantilla, lo esencial es “hablar con la gente”, cuenta Paul. Sin embargo, no siempre pueden hablar cara a cara por el miedo de las personas trabajadoras a las represalias por parte de sus jefes. González cuenta que en los centros donde la CGT está presente pueden charlar “con normalidad”, pero en otros establecimientos “hay gente que nos va a contar cosas y gente que va a huir” dependiendo “de si está cerca o no el jefe de departamento, si nos puede ver” o si el superior “es una persona normal” o alguien que “amenace”. “Muchas veces no quieren hablar del tema o te dicen ‘hablamos en la calle’”, añade González. “Hay que tener mucha paciencia y resiliencia para ir organizando a la plantilla” porque, a diferencia de otros sindicatos, les faltan manos y dinero, cuenta el sindicalista.
El 77% de delegados son de sindicatos amarillos
Las últimas elecciones sindicales en El Corte Inglés, celebradas en noviembre de 2022, dieron como ganador a Valorian, el sindicato de empresa, con 665 personas delegadas sindicales, casi un 43% del total, por todo el territorio estatal. FETICO, la segunda central más votada, se llevó un 34% de los puestos de representación de las personas trabajadoras.
Con estas cifras, tres de cada cuatro personas delegadas en El Corte Inglés representan a dos sindicatos calificados históricamente de “amarillos”. No son elucubraciones ni opiniones: El Corte Inglés solía requerir la afiliación a Valorian para firmar un contrato indefinido, y el fundador de FETICO ha admitido que creó “el tipo de sindicato que interesa a las empresas”, según recoge una investigación de Enrique Martín Criado y Pilar Carvajal.
El gigante del retail ha sido condenado en dos ocasiones —por el Constitucional en 1998 y por un juzgado de Sevilla en 2005— por “trato de favor salarial y profesional” a representantes de Valorian y FETICO frente a delegados de UGT o CC OO. Además, se han dado casos de puertas giratorias desde los sindicatos oficialistas a cargos directivos. Por ejemplo, el actual director de Relaciones Laborales de la empresa fue antes secretario jurídico de Valorian.
El Corte Inglés ha sido condenado por favorecer a representantes de Valorian y FETICO. González asegura que en Comisiones Obreras tenían “órdenes de arriba” de no llamar a la Inspección de Trabajo
En CGT ponen a UGT y Comisiones Obreras al mismo nivel que Valorian y FETICO. “El perfil de delegado es diferente, pero a la hora de la verdad son lo mismo. A sus delegados les puedes pedir cosas sencillas, como los días que te tocan su tu padre está enfermo, pero ahí acaban su trabajo”, cuenta González. Este sindicalista militó en Comisiones Obreras y llegó a estar en la sección sindical estatal de CC OO en 2020 y 2021, y cuenta que en ese momento tenían órdenes “de arriba” de no llamar a la Inspección de Trabajo. “La empresa nos regalaba horas para que fuéramos a un centro a reclutar personas para la afiliación y para que nos preparásemos las elecciones”, añade González.
Además de facilitar el trabajo sindical de algunas centrales, El Corte Inglés ha obstaculizado la entrada de algunos sindicatos que puedan ser más combativos. En 2018, Sindicalistas de Base denunció que se les había excluido de las elecciones sindicales del centro de Goya para “evitar una alternativa sindical consecuente que pueda hacer frente a los abusos de la empresa”.
Todo por la imagen
El siglo pasado, el periodista Javier Cuartas escribió Biografía de El Corte Inglés (Editorial Dictext) sobre la historia de la empresa y su opacidad. Se tiraron 20.000 ejemplares, pero el libro nunca llegó a librerías en su primera edición por razones no aclaradas. El autor denunció en su momento “advertencias al estilo de Chicago de los años 20 que eran susceptibles de interpretarse como [amenazas de muerte] o como meras balandronadas”.
Aunque el libro finalmente salió a la luz, el gigante de la distribución ha seguido en la misma línea de tratar de controlar su imagen pública cueste lo que cueste. En 2024, El Corte Inglés invirtió 49 millones de euros en publicidad (el 1,2% del gasto total en publicidad en España). Por referencia, el mayor inversor publicitario del año pasado fue L’Oreal, que llegó al 1,7% del gasto en anuncios. Aunque la partida presupuestaria no está desglosada y no se puede saber qué cantidad exacta destinó El Corte Inglés a medios de comunicación, los números globales dicen que el 46% del gasto en anuncios en España fue a parar a cabeceras de prensa, radios y televisiones.
De esta forma, la gran empresa ha tratado de conseguir coberturas amables y evitar la mala publicidad que traían despidos masivos como el ERE que en 2021 se llevó por delante a 3.292 personas empleadas. Eso sin contar otras situaciones de “ERE encubierto”, como el que denunció en 2013 Comisiones Obreras por la firma de un convenio que eliminaba la libertad de horario, obligaba a trabajar en domingo sin cobrar más y penalizaba las bajas por enfermedad.
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Las condiciones laborales de las/os trabajadoras/es del Corte Inglés son un reflejo de las condiciones laborales generales de este país. Las causas son múltiples, facilidad para el despido, sindicatos institucionalizados y una Inspección de Trabajo laxa con las empresas. Estas son solo tres causas, pero hay bastantes más. No hay que olvidar que vivimos en una sociedad capitalista.