Verónica Forqué
Verónica Forqué durante un acto en la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas en 2014, dentro del el ciclo "Mujeres que no lloran (o casi)". No CC. Álvaro Minguito

La semana política
La vida alegre

Sobre el cambio de época cultural tras la muerte de Verónica Forqué, un icono del cine emergente de los años 80.
Pablo Elorduy
18 dic 2021 05:09

Es un mundo que hoy cuesta reconocer. En el centro de ese pequeño mundo, el Teatro Español, en la Plaza de Santa Ana de Madrid. En primer plano, el homenaje a la cómica Verónica Forqué, fallecida esta semana. Su capilla ardiente se instala en el Español. Al fondo de la memoria, lo que era la plaza hace treinta años. Un recuerdo completamente borrado. Para situarse, sirve un vídeo raro de una visita de David Bowie y Peter Frampton haciendo el ganso por el centro de la ciudad, buscando una taberna carismática. Cambian los coches, la ropa, el diseño de los columpios. Cuesta imaginar que las vecinas de entonces sigan de alguna forma en la plaza de hoy, en la que abundan los apartahoteles, los pisos turísticos, lo itinerante. La plaza no es tan distinta de lo que es hoy, pero pertenece a un mundo que ya no es el mismo.

Quedan las películas, unas cuantas protagonizadas por Forqué. Sé infiel y no mires con quién (Trueba, 1985), La vida alegre (Colomo, 1987), ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (Almodóvar, 1984), Bajarse al moro (Colomo, 1989) son los títulos pero también son frases que definen una época, una serie de costumbres. En el centro, decíamos, la Plaza de Santa Ana, que durante ocho años vio crecer un mercadillo de artesanos y una leyenda asociada a la bohemia y al peligro quinqui. Los tirones de bolso y la creatividad se sucedían en un continuo. Quizá no fuera tan peligrosa, ni tan creativa, pero hoy el mito es que lo fue. Hay una jeringuilla en el lavabo, carricoches de miga de pan en el puesto del rastro y un cheque con firmante socialista cada vez que se oye la palabra cultura.

Un año antes de la limpieza de Santa Ana, ordenada por el Partido Popular del concejal Ángel Matanzo —un hombre de otro tiempo— había muerto asesinado José Luis Fernández Eguia, ‘El Pirri’, de 23 años, compañero de Verónica Forqué en algunas de aquellas películas. En la belle époque podía suceder que un camello matase a aquel chico que salía en la tele. Noticias de sobredosis. Tirso de Molina, la plaza del 2 de mayo, Benavente. Plazas de esa ciudad de provincias insertada en la corte llamada Madrid.

Lo pintoresco, las partes más auténticas de esa cultura de los 80 han quedado aplanadas por el rodillo de la Cultura de la Transición, pero también por la negación de esa cultura de Estado

Los 90 verían la primera remodelación de la plaza. Fue diseñada por Esperanza Aguirre, entonces concejal de Medio Ambiente de la capital. Salieron antes los bohemios que los coches. Pronto se olvidó el compromiso de que la expulsión de los artesanos no iba a ser en beneficio de las terrazas de los hosteleros. Fueron desfilando vecinos y vecinas con rentas y ropas antiguas. Hoy Santa Ana es uno de los más insignes “no lugares” de la capital. Una plaza dura y con el discreto encanto de ser parada del tipo café a 4,5 para el turismo, cerrada por el Teatro Español, sin rastro —porque ya no sucede— de esa mezcla extraña entre lo yonqui, lo cool, lo arrastrado y lo floreciente que pudo tener lugar en España antes del triunfo de un modelo cultural específico. Y de su total desmoronamiento.

El declinar de lo progre

Si la creación de una nueva cultura es siempre errática y contradictoria, su éxito final se plasma en que aporta cohesión a la sociedad sobre la que opera, incorpora nuevas formas de pensar, que se hacen carne gracias a la entrada de nuevos roles en el imaginario y, de esta forma, en la vida corriente. El principal aporte de Forqué a la cultura de su tiempo fue seguramente favorecer que se extendieran esas otras formas de ser mujer, desvinculadas del mandato que era habitual hasta entonces.

Pero esto no es un obituario. Este texto trata de barruntar qué nexos quedan entre esa cultura de los 80 y lo que hoy ocupa o deja vacante ese espacio. El aterrizaje patoso en la modernidad del que se burlaba taimadamente Bowie en ese vídeo concluyó con una versión menos plural de lo que aquel tiempo prometía. Esa Cultura de la Transición se fue formando en los 80 y llegó a su gran momento en los 90, cuando se desplegó la industria publicitaria, el marketing y lo que hoy llamamos la marca personal.

El rotundo triunfo de esa cultura no permite ver matices como la explosión y expulsión de lo quinqui y, a menudo, se convierte en un ejercicio de resentimiento hacia los exponentes o representantes de ese tiempo marcado por la cultura de progre. Lo pintoresco, las partes más auténticas de esa cultura de los 80 han quedado aplanadas por el rodillo de la Cultura de la Transición, pero también por la negación de esa cultura de Estado.

El asunto principal hoy es, no obstante, que esa cultura no ha sido sustituida por otra —más bien, “lo facha” ha entrado como la némesis de “lo progre”— sino que se han terminado las maneras unívocas de percibir y programar la cultura. Ese pequeño mundo de las películas de los 80, la moda juvenil y la resistencia de los artesanos se ha roto otra vez esta semana.

El lunes 13 de diciembre corre por los grupos de Whatsapp la noticia. Leo un mensaje que pretende explicar algo pero solo genera más preguntas: “Se habrá cansado. 66 años”. En la vida del presente, la trágica muerte de una cómica se transforma después en clics, en impresiones, en sentidos homenajes, bienintencionados e innecesarios panegíricos, en un montón de ruido y en aceleradas respuestas y explicaciones. Y el sábado la noticia ya está amortizada. Dicen que la sobredosis de ansiedad generada por una nueva fase de exposición pública pudo influir en la decisión de Forqué de quitarse la vida. Como siempre que se habla de un suicido, las respuestas son menos importantes que el silencio que se abre después.

Salud mental
La noticia no es el suicidio
La muerte de la actriz Verónica Forqué ha sobrepasado barreras en cuanto a cómo se debe informar cuando alguien se quita la vida.


Este artículo solo añade un poco más de ruido pero no es un obituario, pretende ser un recuerdo de aquel mundo que hoy ya no se encuentra. Todo estaba a medio construir —la plaza de Santa Ana estaba a medio destruir—. Existía la comedia y la violencia, como en nuestro mundo. Pero el código era más fácil de descifrar, o eso nos parece hoy. La muerte trágica de una cómica puede servir, eso sí, para recordar cómo era aquella vida alegre, para celebrar que existió. Para quedarnos con lo más luminoso y lo más afilado de aquel tiempo.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Solo para socias
Solo para socias Nueva carta mensual: “Redactor en crisis”, por Pablo Elorduy
Después de La Semana Política, el coordinador de Política de El Salto regresa a un formato periódico.
La semana política
La semana política Lo que pasó, pasó
Hora de algunas despedidas. Ada Colau tiene difícil volver a ser alcaldesa de Barcelona y la izquierda tiene difícil volver a convocar el espíritu de una época en la que pudieron cambiar muchas cosas.
La semana política
La Semana Política La nave del misterio electoral
La compra de votos en Melilla y otros puntos del Estado agita la última semana de campaña y muestra el auge del conspiracionismo.
abril
21/12/2021 13:44

Qué buen artículo, Pablo.

0
0
#93933
18/12/2021 8:29

Gracias por la crónica
y por las referencias.
Personalmente es un ritual tocar el bronce de la estatua de Federico cuando atravieso la plaza.

0
0
Madrid
La burbuja del alquiler Sumar, Podemos y sindicatos de inquilinos presionan para convertir en indefinidos los contratos de alquiler
Sumar lanza una propuesta legislativa para transformar en indefinidos los contratos de alquiler, una de las principales demandas de la manifestación por la vivienda del 5 de abril. Una moción de Podemos, rechazada en el Congreso, pedía lo mismo.
Líbano
Ocupación israelí Israel incumple el acuerdo de paz y mantiene tropas en el sur de Líbano para “vigilar” a Hezbollah
El Ejército sostiene la ocupación de cinco colinas a lo largo de la frontera tras evacuar sus soldados de decenas de municipios. Miles de civiles regresan a sus casas para descubrir que lo han perdido todo.
Galicia
Galicia La Xunta de Feijóo, condenada por negar visitas a una mujer que murió de cáncer por tener covid-19
La jueza dice que la situación exigía “flexibilizar” las medidas de prevención. Falleció a inicios de 2022 en el Hospital Álvaro Cunqueiro durante los últimos meses de la administración del jefe del PP con Julio García Comesaña de conselleiro.
Egipto
Egipto Ashraf Omar continúa en prisión provisional por dibujar
Ashraf Omar, caricaturista político del medio digital AlManassa, sigue en prisión preventiva indefinida tras ser arrestado violentamente en su domicilio el 22 de julio de 2024.

Últimas

El Salto Radio
El Salto Radio Humedales necesarios
Damos un paseo radiofónico por algunos de los humedales de Andalucía, espacios fronterizos entre el mar y la tierra, tan necesarios para nuestra supervivencia. Lo hacemos con Juan Martín Bermúdez, de SALARTE y algunos oyentes.
Más noticias
Fascismo
Memoria antifascista Allí donde hay humo, hay fuego
A unos días de las elecciones alemanas, donde la ultraderecha acude fortalecida, un repaso sobre el proceso de desnazificación posterior a la Segunda Guerra Mundial y sus medias verdades.

Recomendadas

Feminismos
Ana Bueriberi “El activismo tiene que ser colectivo: para contribuir al cambio es imprescindible despersonalizar la causa”
La periodista madrileña Ana Bueriberi reconoce que no sintió la discriminación hasta que llegó a la Universidad. Hoy, desde el proyecto Afrocolectiva reivindica una comunicación antirracista, afrofeminista y panafricanista.
Inteligencia artificial
Militarismo La máquina de los asesinatos en masa: Silicon Valley abraza la guerra
Las fantasías distópicas sobre los futuros usos de las máquinas en la guerra están más extendidas que el relato de lo que ya está pasando en los campos de batalla.
América Latina
Extrema derecha Los soldados de Donald Trump en América Latina
Mientras algunos presidentes latinoamericanos, con mayor o menor ímpetu, intentan ponerle freno, otros tantos se arrodillan y le rinden pleitesía sin recibir nada a cambio. ¿Quiénes son los súbditos latinoamericanos de Trump?