15M 10 Aniversario - 13

La semana política
Lo que pasó, pasó

Hora de algunas despedidas. Ada Colau tiene difícil volver a ser alcaldesa de Barcelona y la izquierda tiene difícil volver a convocar el espíritu de una época en la que pudieron cambiar muchas cosas.
Pablo Elorduy
3 jun 2023 05:33

Ningún resultado electoral del pasado domingo ha dicho más de la época que el de la ciudad de Barcelona. Después de un recuento agónico, en el que el PSC mantuvo la segunda posición por poco más de 300 votos, la victoria de Junts y su candidato Xavier Trias es la noticia, y el anunciado apoyo de Esquerra Republicana de Catalunya, el broche a lo que ha pasado esta semana. Trias, representante de la burguesía catalana, regresa al lugar de los hechos nueve años después. Fue derrotado en 2015 por Colau, tercera tras las elecciones del domingo, y con ella llegaron ocho años de políticas innovadoras a Barcelona. 

Vuelve el orden –entendido como la victoria inevitable de los patricios sobre la plebe– y se agarra al último recuento el cambio, más ecléctico y difícil de definir puesto que, pese a los avances, no se trató de la victoria de la plebe sobre el patriciado, sino de una más modesta utopía de coexistencia pacífica adaptada a los nuevos tiempos. No hay, del otro lado, intención de coexistir. El objetivo de echar a Colau, como ha descrito Steven Forti, era una consigna de clase, un consenso en la zona alta de Barcelona, el “Upper Diagonal”.

No ha resuelto el problema de la vivienda y la ciudad siguió viviendo la problemática contradicción del turismo de masas, pero el equipo de Barcelona en Comú puso varias piedras en la consideración de la economía social como un elemento clave para la construcción de las ciudades post-cambio climático. Lo fundamental, no obstante, no fue solo lo que llevó a cabo la todavía alcaldesa de Barcelona sino las resistencias que ha encontrado. 

El llamado “lawfare”, cuya virulencia contra Podemos sí ha sido suficientemente documentado, se cebó con Colau y su equipo. Las querellas y denuncias de los fondos de inversión han torpedeado la actividad ordinaria, y decisiones como las del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya de anular un servicio pionero como el de salud dental para familias vulnerables, han mostrado los límites que impone la razón de Estado convertida en una razón del beneficio privado –lex mercatoria– que está por encima del bien común. Y, cuando no llegaban las brigadas de abogados corporativos, llamaron a los desokupas.

Si este es el final de una etapa no es por la posibilidad de que no haya “unidad” de cara a las elecciones de julio sino porque se ha terminado la inercia en la llegada de nuevos votantes

La “política del cambio” entendida desde su inicio como una apuesta por ensanchar los límites de lo posible y estrechar al mismo tiempo las desigualdades urbanas tuvo en Barcelona su campo de pruebas más acabado. Así lo han vivido los votantes de las zonas más ricas de la ciudad, que el domingo votaron masivamente por Trias y contra Colau. Así se lo ha tragado ERC, atorado por la dificultad para dar por cerrado el capítulo del procesismo, que ha optado, en clave nacional, por apoyar a Trias –y al “upper” Diagonal– para borrar a Colau (y a la utopía de una coexistencia en clave nacional) de los cuadros de mando de la novena ciudad europea por PIB.

El domingo venció la restauración, en el sentido clásico del término y en casi todo el territorio. Las excepciones las pusieron EH Bildu y el Bloque Nacionalista Galego y Más Madrid. Ninguno de los tres partidos son estrictamente partidos del cambio, los dos primeros –junto a Compromís o ERC, que el domingo tuvieron malos resultados– son clásicos a su manera y tienen largo recorrido en la disputa contra el orden tradicional en sus territorios. En el caso de Más Madrid, el partido es consecuencia del “cambio del cambio”, de una inteligente adaptación al medio tras constatar los límites encontrados en el primer periodo de llegada a los Ayuntamientos. Su referente ético, Manuela Carmena, tomó las decisiones oportunas en 2015 y 2019 para vencer, a su manera, la contradicción entre patricios y plebeyos en una ciudad y una comunidad dominada por los primeros. En ese trance, el proyecto perdió –o renunció– a algo que Colau sí ha sabido mantener: la cohesión del grupo inicial.

Camino a la derecha

Las filas no están prietas y las tropas están exhaustas. La resaca del domingo 28 de mayo fue bruscamente interrumpida por el anuncio de Pedro Sánchez de que se disuelven las cortes y se produce la convocatoria de elecciones el 23 de julio. El PSOE tiene una estrategia definida: se reivindica como uno de los dos partidos del orden que hay en España. Por eso ha pactado un acuerdo con el PP para dejar a EH Bildu fuera de las instituciones vascas allí donde sean necesarios sus votos.

En el periodo de dos meses, los resultados electorales en Turquía, Grecia o Finlandia –sumados a los de Suecia e Italia de finales de 2022– han señalado que el camino a la derecha es ancho en todo el continente. Después de las elecciones del 28M, el sex appeal del Gobierno de coalición y sus medidas de contención en materia de derechos sociales quedó amortizado. En la campaña, Sánchez reivindicará la gestión económica más reciente pero más aún la experiencia del PSOE en la administración de la “única política posible”, aunque esta afloje la rienda en determinados momentos y la vaya a apretar –mediante las políticas de austeridad– en el futuro inmediato. Sánchez lo debe hacer así si quiere ganar y, más aún, si quiere conseguir el objetivo que no logró en 2019: gobernar en solitario. Lo hace así porque es como está programado el partido al que pertenece.

Las filas están exhaustas y las tropas no están prietas. La derrota de Podemos el 28M puso el colofón a su etapa. Lo hizo como ha sido todo en Podemos, de manera extrema, con estrépito y romanticismo: el cielo y la hostia padre estuvieron a dos décimas de distancia. Al final, el suelo. 

Lo que viene, Sumar, está hecho de otra madera y hace una lectura diferente del mapa de esta nueva etapa. Su virtud es que esa lectura está proyectada en el tiempo. Cuando Yolanda Díaz habla de un proyecto a diez años confirma, aunque sea de manera tácita, que actualmente hay un bloqueo para todo lo que conlleva tratar de democratizar el país. Su defecto, entonces, no parte de la lectura sobre el auge de las tendencias del orden que triunfan en todo el continente –nunca puede ser un defecto aplicar el principio de realidad– sino que hay demasiadas dudas sobre la intención de cohesionar al grupo e integrar a los derrotados de la etapa anterior. Hay algo de falta de realismo en la idea –con la que coquetean abiertamente sectores de ese espacio– de que Podemos y todo lo que significa se puede volatilizar, con o sin unidad. Hay falta de realismo, y mucho de revanchismo, en la narrativa según la cual Irene Montero “resta” en un proyecto político.

Si este es el final de una etapa no es por la posibilidad de que no haya “unidad” de cara a las elecciones de julio sino porque se ha terminado la inercia en la llegada de nuevos votantes a los espacios del cambio. Ilusionados o quemados, son los mismos. No hay desborde ni brecha sino un juego, en el mejor de los casos, de suma cero, en el que los rendimientos electorales del “espacio” de izquierdas a la izquierda del PSOE –y esa nomenclatura vaga es un síntoma del problema– van decreciendo. 

La nota optimista que ejemplifica el “caso Barcelona” es que, aunque no se haya percibido completamente en este tiempo, la victoria de 2015, y el momento que se abrió en esa fase de esplendor, fue objeto de una reacción violenta por parte de los poderes salvajes y patricios, del Estado y de las ciudades, lo que da muestra de que se estuvo a punto de subvertir las normas de la “única política posible”. Y si pasó puede volver a pasar.

Despedida y cierre
Esta ha sido la última entrega de 'La Semana Política' una sección que nació en El Salto en febrero de 2020 y cuyo autor ha sido Pablo Elorduy. Dicho autor amenaza con regresar en septiembre con otro formato periódico que no será éste.
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Solo para socias
Solo para socias Nueva carta mensual: “Redactor en crisis”, por Pablo Elorduy
Después de La Semana Política, el coordinador de Política de El Salto regresa a un formato periódico.
La semana política
La Semana Política La nave del misterio electoral
La compra de votos en Melilla y otros puntos del Estado agita la última semana de campaña y muestra el auge del conspiracionismo.
La semana política
La Semana Política La Transición no ha tenido lugar
El Partido Popular regresa en la campaña electoral al escenario de confrontación que pareció quedar superado a finales del siglo XX.
Agus
4/6/2023 7:37

Sigo perplejo ante la pérdida de Carmena frente a Almeida, que junto a Ayuso son los dos títeres de la política del esperpento nacional. Y ahí siguen.

0
0
Antonino
3/6/2023 16:25

Eso sí, toda esa gente que se autodenomina antiespecista, anticapitalista, antifascista, feminista antiterf, etc, etc, que no vota porque le da calambre, henchida de sí misma en sus arcadias felices...
Cuando vaya Desokupa a sacarla de su paraíso se caerá del guindo.

0
0
Sererchio
3/6/2023 13:02

Cuanto se puede aprender de la historia de Roma, y que poco han cambiado las cosas, los patricios han derrotado una vez más a la plebe.

2
0
Barcelona
Derecho a la vivienda El hartazgo por la vivienda impagable se da cita este 23 de noviembre en Barcelona
El amplio movimiento por la vivienda catalán, sindicatos y organizaciones vecinales, sociales y soberanistas demandan soluciones urgentes ante una crisis de vivienda sin solución a la vista
Tribuna
Tribuna Vivienda: es hora de organizarnos
La situación de crisis inmobiliaria nos exige leer el momento para acertar en las batallas que debemos dar ahora, reflexionar sobre los modos de acción colectiva y lograr articular una respuesta política amplia.
Turismo
Opinión Abolir el turismo
VV.AA.
Lleguemos a donde lleguemos, no puede ser que sea más fácil imaginar el fin del capitalismo que el fin del turismo.
Racismo
Racismo institucional Diallo Sissoko, una víctima más del sistema de acogida a migrantes
La muerte de este ciudadano maliense durante su encierro en el Centro de Acogida, Emergencia y Derivación (CAED) de Alcalá de Henares ha puesto de manifiesto algunas de las deficiencias del sistema de acogida a migrantes en el estado español.
Unión Europea
Unión Europea La ultraderecha europea, ante la victoria de Trump
El triunfo de Donald Trump da alas a todas las formaciones ultraderechistas de Europa y del resto del mundo, que han visto cómo el millonario republicano ha conseguido volver a ganar las elecciones sin moderar un ápice su discurso.
Uruguay
Uruguay La izquierda parte como favorita en la segunda vuelta de las elecciones en Uruguay
El candidato del Frente Amplio, Yamandú Orsi, parte con ventaja en las encuestas. El alto número de indecisos, y la ausencia de mayorías en parlamento y senado, marcan estos comicios.
Comunidad de Madrid
Paro del profesorado Nueva jornada de huelga en la educación pública madrileña
Este jueves 21 de noviembre el profesorado se vuelve a levantar contra las políticas del gobierno de Díaz Ayuso, que mantiene paralizadas las negociaciones para mejorar sus condiciones laborales.

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
València
dana A las 20:11, era tarde
Todavía conservamos el horror de cientos de coches amontonados y arrastrados por la riada. Es por esos millones de turismos y sus emisiones ─aunque no solo─ que vivimos en un planeta que se está calentando demasiado rápido.
Dana
Encuesta Tres de cada cuatro personas en España ligan la virulencia de la dana con el cambio climático
Una encuesta realizada por More in Common señala que una amplia mayoría de la población considera que el país está mal preparado para adaptarse a los fenómenos extremos que trae la crisis climática y debe hacer más esfuerzos al respecto.
Opinión
Opinión La eclosión del autoritarismo reaccionario y otras nueve tesis sobre la victoria de Trump
La victoria del candidato republicano nos ha demostrado que estamos en una nueva era: la del neoliberalismo autoritario, en donde el camino del mal menor propuesto por los Demócratas ha sido la fórmula más rápida para llegar al mal mayor.
Más noticias
Memoria histórica
Memoria histórica Museo del franquismo, ¿eso dónde está?
España sigue ajena a la proliferación mundial de espacios museísticos dedicados a dictaduras y resistencias democráticas.

Recomendadas

València
Dana y vivienda “La crisis de vivienda multiplicada por mil”: la dana evidencia el fracaso de las políticas del PP en València
La dana ha dejado a miles de familias sin hogar. Ante la inacción de las instituciones, han sido las redes familiares las que han asumido el peso de la ayuda. La Generalitat, tras décadas de mala gestión, solo ha podido ofrecer 314 pisos públicos.
Redes sociales
Redes sociales Bluesky, la red social donde se libra la batalla por el futuro de internet
Ni es descentralizada ni está fuera de la influencia de los ‘criptobros’ que han aupado a Trump a la Casa Blanca, pero ofrece funcionalidades útiles para recuperar el interés por participar en redes sociales.