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Infancia
Instrucciones para destruir el mundo
Quéjate de los impuestos delante de él, mándale a leer como si fuera un castigo, critica en su presencia al vecino y al migrante. Cumpla cada día con su compromiso de ejemplificar al Ser Rastrero para que, cuando usted pierda su puesto en hacer de este mundo un sitio infame, tenga asegurado su repuesto.
Si usted desea destruir el mundo, o al menos hacer la parte que le toca, y así poder decir un día: “Yo también tuve voz en esto”, no lo dude, el proceso es muy sencillo. Y todos queremos sentirnos importantes. Lo principal es que usted sea la persona responsable de la educación de un infante, como poco, y cumpla rigurosamente con los siguientes pasos:
Ahora que todo huele a tierra húmeda y a cuadernos nuevos, traslade a su idea infantil de ir al colegio toda la frustración acumulada de regresar al trabajo. Recuérdele el dinero que le cuesta. Quéjese cada vez que lo acompañe a comparar zapatos nuevos, a forrar los libros de texto. Recuérdele a esa criatura todo el derroche que supone su existencia, todas las molestias que genera, para que, así, él también sienta su angustia y la responsabilidad lo abrume hasta el paroxismo. Si por alguna razón el nene o la nena trata de esquivar ese momento de regresar a la escuela cuando llega, y llora, tiembla, finge enfermedades que obviamente no tiene, busca excusas… no pierda el tiempo en preguntarle qué siente, qué teme o necesita, que se vaya enterando desde pronto que los sentimientos no son relevantes para nadie.
Si su prole es en exceso generosa, y le regala su bocadillo a un compañero, o le deja sus juguetes a otra niña, recuérdele que lo suyo es suyo y, sobre todo, que lo paga usted
Si su prole es en exceso generosa, y le regala su bocadillo a un compañero, o le deja sus juguetes a otra niña, recuérdele que lo suyo es suyo y, sobre todo, que lo paga usted, no vaya a pensar, erróneamente, que compartir es una virtud del ciudadano socialmente integrado y responsable, y no un defecto del consumidor, del poseedor de la tierra, o de una moto.
En el momento en el que empiece con tareas, no le ayude en absoluto aunque lo vea paralizado por la frustración, o hágalas todas por él, rápidamente. Eluda ese termino medio aburridísimo de darle las herramientas necesarias para desarrollar el pensamiento crítico, adquirir conocimientos generales o alcanzar la lógica más básica, porque puede tomarle muchas horas. Y usted no tuvo hijos para eso.
No dude, además, siempre que pueda, en usar los libros como un castigo. Mándale a leer o a hacer tareas manteniendo un rictus de desdén. Si es demasiado bueno recordando, o llegando a algunas conclusiones, o si por casualidad un día osa corregirle con algo que ha estudiado o descubierto, no vacile en humillar su aprendizaje. No vaya a pasarse de soberbia. Sea usted el sol para su Ícaro.
Si acaso llegase a sus oídos que la criatura se metió en una pelea, no le pregunte detalles del suceso. Castíguele sin más, péguele un grito. Que aprenda que la violencia se responde siempre, indefectiblemente, con violencia. Y que la razón la tiene siempre el más fuerte, el más grande, el importante.
Si recibió demasiado el angelito y se siente usted, obviamente, algo humillado, dígale sin más que se defienda. Que los hijos de un lobo son lobeznos y los suyos no pueden ser unos blandengues. Así, además, le quedará bien claro que usted lo querrá solo si gana, y se cuidará muy mucho de que le salpique si el suceso se repite. Si empezó primero, dígale que no le dé disgustos, que usted no tiene tiempo de ir a la escuela a hablar con tutoras sensibleras, de lidiar con psicólogos escolares que preguntan sobre las intimidades de su casa, de explicarle a ninguna profesora que sus hijos son suyos y usted los educa como quiere.
No desprecie la oportunidad tampoco de criticar cualquier acción honesta, generosa o justa: hable de dinero cuando se hable de rescates marítimos o de propiedad privada cuando se hable de desahucios
En casa, recuérdele a menudo que las personas no somos iguales; que el respeto es una categoría que se tiene, no un derecho que se gana; que quien tiene, puede, y quien puede, ejerce; que es lícito reírse del más frágil. Para demostrarle esto, haga comentarios sobre gordas, negros, calvos o con gafas, maricas, feas, pobres y mendigos… de forma ostentosa, siempre que tenga ocasión, para que pueda oírle y aprender lo antes posible a marcar su territorio. No desprecie la oportunidad tampoco de criticar cualquier acción honesta, generosa o justa. Hable de dinero cuando se hable de rescates marítimos, o de propiedad privada cuando se hable de desahucios. Quéjese de los impuestos para excluir a personas de la sanidad pública y reduzca a gasto innecesario la defensa de las víctimas de maltrato. Culpe a las mujeres violadas de su suerte y no titubee en mostrar su recelo ante las demandas de justicia del más débil.
Cumpla rigurosamente cada día con su compromiso de ejemplificar al Ser Rastrero para que, así, cuando usted pierda su puesto en hacer de este mundo un sitio infame, con demasiada gente cobarde y egoísta, tenga asegurado su repuesto.
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O prelo
O prelo Unha fábula de luces incógnitas
Todo esto esta muy bien pero cuando mi hijo me pregunto porque si nunca ha hecho nada a ninguna compañera de clase y ellas no paran de decirles a los chicos que por ser hombres son malos, con el nuevo feminismo no se esta fomentando una educación de buenos contra malos? Vamos que se piensa que se soluciona un problema pero se crea otro
La típica frase fake, como la del milagroso cambio e voto tras haber visto la luz neoliberal.
El texto está escrito en clave irónica contra un estereotipo de paternidad miserable. El feminismo ni se menta (más allá de cuestiones básicas de no ser una rata en vida, que tampoco es que haya que ser militante para entender que está feo culpar a una víctima de violacion de sufrir un abuso) y sin embargo hay un señor que, no sabemos si es que no se ha leído el texto, o que se ha visto tremendamente reflejado, pero ha salido a hacer una defensa de un personaje ficticio que representa a un estereotipo de persona asquerosa... Y así nos luce el pelo.
También asegurarás tu reemplazo si “Hablas de feminismo, deformando y cuestionando su mensaje a tu voluntad, cuando una mujer cuestione tus actos.”
Vaya, he reconocido varias de las cosas que han hecho conmigo.
Sin hijos, ni contacto con niños me gustaría que volaran libre.
Por suerte, no siempre cala. Hay algunos niños que salen con la humanidad resistente y les sobrevive a pesar de algunos padres, de algunos profesoras y de algunas enseñanzas...