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Galicia
¿Quién es quién en Greenalia? La empresa que quiere otra celulosa en Galicia y arrasa olivares en Andalucía
La familia Greenalia representa como pocas empresas el poder en las sombra de la oligarquía gallega. Cuentan con lazos de poder en lo más alto de la esfera política y empresarial, exuberantes patrimonios y, en la medida de lo posible, luchan por estar fuera del foco de los medios de comunicación. La estrategia no es descabellada, esta multinacional cuenta con una alta oposición social en la tierra donde tiene su sede. Son parte necesaria de la proyección de la celulosa que junto con Altri quieren instalar en el centro geográfico de Galicia y por supuesto también en la expansión eólica sin consenso vecinal que se ha llevado en la práctica totalidad del territorio. En las últimas semanas, también salía a la luz que la compañía verde —así se autodenominan— pretende arrasar varias hectáreas de olivares en Jaén, con sus expropiaciones forzosas incluidas, para sustituirlos por una granja de placas solares.
En su consejo de administración se sientan dos exconselleiros de la Xunta del Partido Popular, pero no solo ellos. También altos cargos que han pasado por el gigante Inditex o por Nova Galicia Banco, el banco resultante de la fusión estrella de las cajas de ahorro gallegas, apadrinada por Alberto Núñez Feijóo, que se tragó 8.000 millones de dinero público y acabó con sus directivos en la cárcel. Sus tentáculos también tocan a buena parte de las Big Four —las grandes multinacionales de la auditoría—, en algunas de las grandes multinacionales de la abogacía como Baker & McKenzie y también en las universidades públicas gallegas. Del mismo modo, han ocupado cargos como la presidencia de Deportivo de A Coruña, en la peor etapa de su historia, cierto, pero con el beneplácito del banco, en última instancia de capital venezolano, Abanca. Todo ello, con una buena fama en la prensa, ya que también ocuparon cargos como el de la vicepresidencia de La Voz de Galicia y otros puestos en el Instituo Sondaxe, la principal empresa demoscópica de Galicia.
Galicia
Galicia ¿Quién es quién en el proyecto de la celulosa de Altri en Galicia?
Antes de entrar en los nombres de las personas que deciden el rumbo de Greenalia, conviene aclarar a quién pertenece, aunque su columna vertebral es pequeña. Desde una OPA de exclusión que le realizaron a su tercer accionista en 2022, los propietarios de Greenalia son, fundamentalmente, Manuel García Pardo en un 94% a través de su sociedad patrimonial Smarttia y José María Castellano Ríos con un 6% a través de su sociedad Alazady.
José María Castellano Ríos el director que domina la élite gallega
Puede que José María Castellano no sea el hombre con más dinero en Greenalia, su jefe, Manuel García Pardo, es más que probable que amase más capital. Sin embargo, Castellano tiene un capital, podríamos llamar social, difícil de alcanzar. En Greenalia nadie como él conoce los entresijos de la oligarquía gallega y su capitalismo más feroz. El contacto adecuado, la complicidad necesaria. Si Greenalia fuera un Estado, él sería su ministro de Exteriores. No es una exageración. Aunque su biografía en la juventud requiere de una búsqueda más amplia, el punto de inflexión en su vida y en su cuenta bancaria llegó en su paso por Inditex, que se ubica desde mediados de los ochenta hasta 2005, cuando dimitió habiendo sido vicepresidente y consejero delegado. Por supuesto, allí vivió la salida a bolsa del imperio Ortega y se convirtió en multimillonario.
Desde allá arriba, todo se volvió más fácil. El entramado de empresas de comunicación alrededor de La Voz de Galicia lo recibió con las puertas abiertas y lo hizo vicepresidente de la empresa que edita el periódico más leído de Galicia. También le otorgaron cargos en el resto de sociedades, donde es interesante resaltar el del Instituto Sondaxe, la gran empresa demoscópica gallega. Pero esa aventura en la prensa de derechas duró poco. Un recién estrenado Feijóo presidente le encargó la tarea de dirigir NCG Banco, la entidad resultante de la fusión estrella de las cajas de ahorro gallegas, que engulló 8.000 millones de dinero público y acabó con sus directivos en la cárcel. En todo ese periplo, Castellano también tuvo tiempo para dirigir durante seis años la compañía de telecomunicaciones ONO. También cuenta con su peso en la promoción inmobiliaria, en la compañía Natur House o en la SOCIMI de hoteles de lujo Millenium Hospitality Real Estate.
Manuel García Pardo, el millonario de las “energías verdes”
En los papeles, Manuel García Pardo es quien manda en Greenalia: es el CEO y el máximo accionista. Sin embargo, en El Salto ya se le ha hecho en varias ocasiones la escasa biografía que el registro mercantil y hemerográfico permiten. En esencia, García Pardo es el símbolo utilizado en muchas ocasiones desde el empresariado gallego para referirse a la fábula del hombre hecho a sí mismo. Fundó una empresa con 18 años “con su dinero” y, poco a poco, se volvió uno de los empresarios que más copa el negocio de las energías renovables, aunque a renovable también se le llame a cambiar hectáreas de cultivos agrícolas por placas solares o a la instalación de una fábrica de celulosa del tamaño de 500 campos de fútbol para —dicen ellos mismos— abastecer al mercado de la moda tan boyante en Galicia como iremos viendo en las cartillas de los consejeros de Greenalia.
Antonio Couceiro y Beatriz Mato, los exconselleiros del PP que hicieron girar la puerta
Otra de las aristas que hacen de Greenalia una apuesta segura para los negocios es su brazo político. En los despachos del consejo de administración se sientan dos de las personas que han pasado por la gran puerta giratoria del Partido Popular en la Xunta de Galicia. La primera de ellas es Antonio Couceiro, aunque, a decir verdad, en los noventa todavía no estaba popularizado ese término y pasó por otros puestos de dirección antes de entrar en Greenalia.
Couceiro estuvo apadrinado por Manuel Fraga para ser conselleiro de Industria y posteriormente ocupar nada menos que el cargo de José Manuel Romay Beccaría —el mentor de Feijóo— como presidente del PP en A Coruña cuando este dimitió. Su último puesto político a dedo acabaría siendo el de presidente de la Autoridad Portuaria de A Coruña. Pero su historia no acaba ahí.
Tras el periplo de partido, Couceiro ya había hecho los contactos necesarios. Desde allí se catapultó a la dirección general de Bebidas Gaseosas del Noroeste, una de las grandes embotelladoras de CocaCola en el Estado español y que acabaría siendo absorbida por la multinacional. También hizo amistad con Manuel Jove, uno de los grandes multimillonarios gallegos, promotor de muchas de las grandes obras del norte de Galicia y fue incluido en el consejo de administración de empresas del grupo Inveravante. Aunque, a decir verdad, uno de los grandes recuerdos a nivel popular de Couceiro es haber sido el presidente del Deportivo de A Coruña en la peor racha futbolística de su historia en la Segunda División B por mandato de Abanca, el banco al que pertenece el club.
Por su lado, Beatriz Mato, quien estuvo al frente de las políticas medioambientales de la Xunta entre 2015 y 2018, pasó a ocupar un puesto en la alta dirección de Greenalia, una empresa que ella misma promovió durante su etapa en la administración pública. Mato tuvo una trayectoria destacada en los gobiernos de Feijóo, donde también fue responsable de Traballo entre 2009 y 2015. No está de más recordar que antes de su transición al ámbito privado, desde su despacho en la Xunta se elaboró la primera estrategia de sostenibilidad ambiental de Galicia.
Antes de su incursión en la política, Mato ya había trabajado en el sector privado, respaldada por su formación en Ingeniería Industrial. Durante los últimos años de la década de los 80, empresas como IBM y Rank Xerox contaron con sus servicios. Sin embargo, su paso por estas compañías no se extendió más allá de unos pocos años. En 1994, inició su trayectoria en la administración pública en el Instituto Galego para a Promoción Económica (IGAPE) y, en el año 2000, asumió la dirección de la delegación de esta entidad en A Coruña. En aquel entonces, Manuel Fraga ocupaba la presidencia de la Xunta.
Antonio Fernández-Montells, el joven padawan de Greenalia criado al calor de las big four
El más joven en esta fotografía es Antonio Fernández-Montells, una de las manos derechas del jefe Manuel García Pardo. Cuenta con una experiencia como consultor en dos de las cuatro grandes consultorías y auditorías del mundo: KPMG y PwC. Ahora, además de ser apoderado en la sociedad patrimonial de García Pardo, Smarttia, es el director financiero (CFO) de Greenalia.
Pablo Castellano, el 'sastre' que hilvana celulosa con fast fashion
Pablo Castellano es hijo de José María Castellano Ríos, quien está desde hace años trasladándole poco a poco todo su peso en los negocios. Desde 2015 es el presidente del grupo Nakadama, la family office de su padre y también consejero de la socimi antes mencionada Millenium. Anteriormente, ostentó los cargos de presidente de Suburban Desing y de director de Niki Bosch, también como consejero de Riopele, empresas todas ellas del sector textil, uno de los grandes argumentos sostenidos por Greenfiber —la sociedad instrumental conformada por Greenalia y Altri para llevar a cabo la planta de celulosa— para instalarse en Galicia.
Medio ambiente
Quen é quen en Greenalia? A empresa que quere outra celulosa en Galiza e arrasa oliveirais en Andalucía
A familia Greenalia representa como poucas empresas o poder na sombra da oligarquía galega. Contan con lazos de poder no máis alto da esfera política e empresarial, exuberantes patrimonios e, na medida do posible, loitan por estar fóra do foco dos medios de comunicación. A estratexia non é desatinada, esta multinacional conta cunha alta oposición social na terra onde ten a súa sede.
Son parte necesaria da proxección da celulosa que xunto con Altri queren instalar no centro xeográfico de Galiza e por suposto tamén na expansión eólica sen consenso veciñal que se levou na práctica totalidade do territorio. Nas últimas semanas, tamén saía á luz que a compañía verde —así é como se autodenominan— pretende arrasar varias hectáreas de oliveirais en Xaén, coas súas expropiacións forzosas incluídas, para substituílos por unha granxa de placas solares.
Medio ambiente
Medio ambiente A conselleira de Medio Ambiente suxire que opoñerse a Altri vai contra a lei
No seu consello de administración sentan dous exconselleiros da Xunta do Partido Popular, pero non só eles. Tamén altos cargos que pasaron polo xigante Inditex ou por Nova Galicia Banco, o banco resultante da fusión estrela das caixas de aforro galegas, apadriñada por Alberto Núñez Feijóo, que se tragou 8.000 millóns de diñeiro público e acabou cos seus directivos no cárcere. Os seus tentáculos tamén tocan a boa parte das Big Four —as grandes multinacionais da auditoría—, nalgunhas das grandes multinacionais da avogacía como Baker & McKenzie e tamén nas universidades públicas galegas.
Do mesmo xeito, ocuparon cargos como a presidencia de Deportivo da Coruña, na peor etapa da súa historia, certo, pero co beneplácito do banco, en última instancia de capital venezolano, Abanca. Todo iso, cunha boa fama na prensa, xa que tamén ocuparon cargos como o da vicepresidencia de La Voz de Galicia e outros postos no Instituto Sondaxe, a principal empresa demoscópica de Galiza.
Antes de entrar nos nomes das persoas que deciden o rumbo de Greenalia, cómpre aclarar a quen pertence, aínda que a súa columna vertebral é pequena. Desde unha OPA de exclusión que lle realizaron ao seu terceiro accionista en 2022, os propietarios de Greenalia son, fundamentalmente, Manuel García Pardo nun 94% a través da súa sociedade patrimonial Smarttia e José María Castellano Ríos cun 6% a través da súa sociedade Alazady.
José María Castellano Ríos o director que domina a elite galega
Pode que José María Castellano non sexa o home con máis diñeiro en Greenalia, o seu xefe, Manuel García Pardo, é máis que probable que amase moito máis capital. Con todo, Castelán ten un capital, poderiamos chamar social, difícil de alcanzar. En Greenalia ninguén como el coñece as reviravoltas da oligarquía galega e o seu capitalismo máis feroz. O contacto adecuado, a complicidade necesaria. Se Greenalia fose un Estado, el sería o seu ministro de Exteriores. Non é unha esaxeración. Aínda que a súa biografía na mocidade require dunha procura máis ampla, o punto de inflexión na súa vida e na súa conta bancaria chegou co seu paso por Inditex, que se sitúa desde mediados do oitenta até 2005, cando dimitiu sendo vicepresidente e conselleiro delegado. Por suposto, alí viviu a saída a bolsa do imperio Ortega e converteuse en multimillonario.
Desde alá arriba, volveuse todo máis fácil. O armazón de empresas de comunicación arredor de La Voz de Galicia recibiuno coas portas abertas e fíxoo vicepresidente da empresa que edita o xornal máis lido de Galiza. Tamén lle outorgaron cargos no resto de sociedades, onde é interesante resaltar o do Instituto Sondaxe, a gran empresa demoscópica galega. Pero esa aventura na prensa de dereitas durou pouco. Un recentemente estreado Feijóo presidente encargoulle a tarefa de dirixir NCG Banco, a entidade resultante da fusión estrela das caixas de aforro galegas, que comeu 8.000 millóns de diñeiro público e acabou cos seus directivos no cárcere. En todo ese periplo, Castelán tamén tivo tempo para dirixir durante seis anos a compañía de telecomunicacións ONO. Tamén conta co seu peso na promoción inmobiliaria, na compañía Natur House ou na SOCIMI de hoteis de luxo Millenium Hospitality Real Estate.
Manuel García Pardo, o millonario das “enerxías verdes”
Nos papeis, Manuel García Pardo é quen manda en Greenalia: é o CEO e o máximo accionista. Con todo, en O Salto xa se lle fixo en varias ocasións a escasa biografía que o rexistro mercantil e hemerográfico permiten. En esencia, García Pardo é o símbolo utilizado en moitas ocasións desde o empresariado galego para referirse á fábula do home feito a si mesmo. Fundou unha empresa con 18 anos “co seu diñeiro” e, aos poucos, volveuse un dos empresarios que máis copa o negocio das enerxías renovables, aínda que renovable tamén se lle chame a cambiar hectáreas de cultivos agrícolas por placas solares ou á instalación dunha fábrica de celulosa do tamaño de 500 campos de fútbol para —din eles mesmos— abastecer ao mercado da moda tan boiante en Galiza como iremos vendo nas cartillas dos conselleiros de Greenalia.
Antonio Couceiro e Beatriz Mato, os exconselleiros do PP que fixeron virar a porta
Outra das arestas que fan de Greenalia unha aposta segura para os negocios é o seu brazo político. Nos despachos do consello de administración sentan dúas das persoas que pasaron pola gran porta xiratoria do Partido Popular na Xunta de Galiza. A primeira delas é Antonio Couceiro, aínda que, en realidade, nos noventa aínda non estaba popularizado ese termo e pasou por outros postos de dirección antes de entrar en Greenalia.
Couceiro estivo apadriñado por Manuel Fraga para ser conselleiro de Industria e posteriormente ocupar nada menos que o cargo de José Manuel Romay Beccaría —o mentor de Feijóo— como presidente do PP na Coruña cando este dimitiu. O seu último posto político a dedo acabaría sendo o de presidente da Autoridade Portuaria da Coruña. Pero a súa historia non acaba aí.
Tras o periplo de partido, Couceiro xa fixera os contactos necesarios. Desde alí chimpou á dirección xeral de Bebidas Gaseosas del Noroeste, unha das grandes embotelladoras de Coca-Cola no Estado español e que acabaría sendo absorbida pola multinacional. Tamén fixo amizade con Manuel Jove, un dos grandes multimillonarios galegos, promotor de moitas das grandes obras do norte de Galiza e foi incluído no consello de administración de empresas do grupo Inveravante. Aínda que, en verdade, un dos grandes recordos a nivel popular de Couceiro é ser o presidente do Deportivo da Coruña na peor serie futbolística da súa historia na Segunda División B por mandato de Abanca, o banco ao que pertence o club.
Polo seu lado, Beatriz Mato, quen estivo á fronte das políticas ambientais da Xunta entre 2015 e 2018, pasou a ocupar un posto na alta dirección de Greenalia, unha empresa que ela mesma promoveu durante a súa etapa na administración pública. Mato tivo unha traxectoria destacada nos gobernos de Feijóo, onde tamén foi responsable de Traballo entre 2009 e 2015. Non está de máis lembrar que antes da súa transición ao ámbito privado, desde o seu despacho na Xunta elaborouse a primeira estratexia de sustentabilidade ambiental de Galiza.
Antes da súa incursión na política, Mato xa traballara no sector privado, apoiada pola súa formación en Enxeñaría Industrial. Durante os últimos anos da década dos 80, empresas como IBM e Rank Xerox contaron cos seus servizos. Con todo, o seu paso por estas compañías non se estendeu máis aló duns poucos anos. En 1994, iniciou a súa traxectoria na administración pública no Instituto Galego para a Promoción Económica (IGAPE) e, no ano 2000, asumiu a dirección da delegación desta entidade na Coruña. Naquel entón, Manuel Fraga ocupaba a presidencia da Xunta.
Antonio Fernández-Montells, o mozo padawan de Greenalia criado á calor das big four
O máis novo nesta fotografía é Antonio Fernández-Montells, unha das mans dereitas do xefe Manuel García Pardo. Conta cunha experiencia como consultor en dúas das catro grandes consultorías e auditorías do mundo: KPMG e PwC. Agora, ademais de ser apoderado na sociedade patrimonial de García Pardo, Smarttia, é o director financeiro (CFO) de Greenalia.
Pablo Castellano, o 'xastre' que fía celulosa con fast fashion
Pablo Castellano é fillo de José María Catellano Ríos, quen está desde hai anos trasladándolle aos poucos todo o seu peso nos negocios. Desde 2015 é o presidente do grupo Nakadama, a family office do seu pai e tamén conselleiro da socimi antes mencionada Millenium. Anteriormente, ostentou os cargos de presidente de Suburban Desing e de director de Niki Bosch, tamén como conselleiro de Riopele, empresas todas elas do sector téxtil, un dos grandes argumentos sostidos por Greenfiber —a sociedade instrumental conformada por Greenalia e Altri para levar a cabo a planta de celulosa— para instalarse en Galiza.