Galicia
El Ministerio de Asuntos Exteriores desasiste a un marinero gallego retenido en Yemen

El sindicato CUT denuncia la situación de indefensión en la que se encuentra Pablo Costas. “Jamás nos habíamos encontrado con una actuación diplomática de tamaña ineptitud”, asegura el asesor sindical Manolo Camaño, experto en repatriaciones.
Concentracion Pablo Costas Yemen - 3
La hermana de Pablo Costas, en la concentración ante el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y de Cooperación. David F. Sabadell

Fuentes diplomáticas de España afirman a El Salto que el Ministerio de Asuntos Exteriores se está “coordinando entre las diferentes embajadas competentes, dada la situación en Yemen”, para gestionar el caso del capitán gallego de un buque pesquero retenido en este país en guerra. Las mismas fuentes aseguran también que “se mantiene una interlocución constante con las autoridades yemeníes para asegurar que el señor Costas reciba un trato adecuado”, en referencia a los víveres que dispone. El relato del capitán gallego del buque pesquero Cobija, Pablo Costas, de 56 años, difiere.

El agua para lavarse se les terminó el jueves. La comida se agotará en cuatro días. Y ya llevan tiempo sin agua potabilizada. La tripulación recoge agua de un abrevadero del puerto y la hierven varias veces antes de ingerirla. El capitán está acusado de pesca ilegal por Australia y lleva un año y nueves meses sin abandonar el barco, prisionero de un embrollo judicial y mercantil con múltiples países, una de los cuales es un país en guerra: Yemen. En el puerto yemení de Al Mukalla lleva retenido desde hace diez meses. Denuncia que el Ministerio de Asuntos Exteriores desasiste su caso. La diplomacia rusa necesitó 15 días para sacar a un tripulante compatriota. Costas solicitó a España su repatriación y la de toda la tripulación a finales de abril.

Desde 2015, España lleva 2.000 millones facturados en armas para la guerra de Yemen por parte de la coalición liderada por Arabia Saudí, informó recientemente el periodista Danilo Albín. En la monarquía absoluta de Arabia Saudí se encuentra exiliado el fiscal general de Yemen que ha apelado la puesta en libertad de Pablo Costas. En los colindantes Emiratos Árabes Unidos —monarquía federal sin democracia— se encuentra fugado el padre del rey de España, Juan Carlos I, acusado de corrupción por Suiza por su labores de comisionista en las obras del AVE a La Meca (Arabia Saudí). 

En los suburbios de la diplomacia, el 23 de julio España votó a favor de una enmienda valorada conjuntamente por los ministerios de Asuntos Exteriores y Cultura para no declarar en peligro la barrera de coral de Australia en la 44 sesión del Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco, informó Climática. Además de España, los países que apoyaron la enmienda negacionista del cambio climático de la ministra de Medio Ambiente de Australia, Sussan Ley, fueron Arabia Saudí, Omán —consulado también implicado en este caso—, Bosnia y Herzegovina, Etiopía, Hungría, Malí, Nigeria, San Cristóbal y Nieves, Uganda y Rusia.

“El Ministerio de Asuntos Exteriores tiene competencia pero no hacen los deberes. Y hay cosas más graves, como afirmar que están esperando la decisión de las autoridades judiciales de Yemen”, asegura Manolo Camaño, asesor sindical experto en repatriaciones

Rescate aéreo o marítimo

Salir del puerto Al Mukalla y cruzar a pie o en automóvil una frontera no es posible en Yemen. Abandonar el puerto y alcanzar un aeropuerto con vuelos a El Cairo tampoco es factible. El capitán y la tripulación necesitarían ser escoltados hasta el aeródromo. La extracción del marinero ruso se produjo vía marítima. 

En la única carta, fechada el 27 de julio, que el Ministerio de Asuntos Exteriores ha enviado a la esposa del marinero gallego aseguran que han solicitado al capitán de la fragata española Navarra “la realización de las gestiones oportunas” con el jefe de la Autoridad Portuaria del puerto de Mukallah, así como con el Centro de Guardacostas. Sin embargo, la fragata no se encontraba en aguas de Yemen. 

La Central Unitaria de Traballadoras de Galiza (el sindicato CUT) ha intentando mediar entre el capitán y el Ministerio de Asuntos Exteriores a través de Manolo Camaño, veterano asesor sindical que ha colaborado en la repatriación de “muchos compañeros” a lo largo de las tres últimas décadas, desde Islas Mauricio a Senegal, “y jamás nos habíamos encontrado con una actuación diplomática de tamaña ineptitud”. “Es algo que inquieta”, añade. “Tienen competencia pero no hacen los deberes. Y hay cosas más graves, como afirmar que están esperando la decisión de las autoridades judiciales de Yemen”, agrega. 

“Estoy habituado a estas cosas: malentendidos, amenazas, corrupciones, chantajes, pero esto es completamente diferente”, afirma el marinero Pablo Costas
Tripulacion del Cobija en Yemen
La tripulación del pesquero, Cobija, retenida desde hace 10 meses junto al gallego Pablo Costas en Al Mukalla (Yemen) Foto: Tripulación Cobija

En julio de 2020, tras faenar desde diciembre de 2019 en el Índico Sur, una patrulla de guardacostas de Australia abordó al pesquero Cobija a 500 millas de la costa australiana. Armados, los agentes de aduanas entraron en el buque, solicitaron la documentación y registraron la embarcación. “Pidieron disculpas al marchar”, asegura Costas. “Fue un abordaje ilegal y arbitrario”, apunta Camaño. Tras la incursión, el barco navegó rumbo norte-noroeste y, como les ocurrió a otras embarcaciones durante los primeros meses de pandemia, no pudieron atracar por no tener permiso sanitario. Posteriormente, la empresa pañamena propietaria del buque comunicó al capitán la venta del barco a una empresa somalí, aguas donde pescaron durante tres semanas. El nuevo armador les ordenó descargar en Yemen, donde atracaron el 27 de septiembre de 2020. Desde entonces permanecen allí, donde recaló la supuesta denuncia por pesca ilegal de Australia, “algo chocante, porque las autoridades australianas en julio no encontraron nada”, añade Camaño. Se celebró un juicio —en Yemen— con sentencia de arresto de tres meses, que ya ha cumplido el capitán del barco. Le acompañan 32 tripulantes, que no han sido denunciados. Costas niega el delito que le imputan y confiaba —ya no confía— en que “el tiempo iba a arreglar las cosas”.

“Estoy habituado a estas cosas”, afirma con su experiencia de 35 años navegando, “malentendidos, amenazas, corrupciones, chantajes, el mundo es así, ya lo sabemos, pero esto es completamente diferente. Aguanté todo lo que puede, pero esto pinta muy mal y ni siquiera guardan las apariencias”, asegura en conversación mantenida con El Salto vía audios de Whatsapp. 

Pablo Costas solicita que la asistencia consular les saquen a un sitio seguro donde puedan “comer, beber y dormir”. De no ser así, “que nos maten ya, esto es un salvajismo consentido por España”. 

Costas asegura que no recibe notificaciones en papel, solo comentarios verbales. Desde el puerto le han indicado que no tienen problemas con que se marche, pero le alertan de que el fiscal general exiliado en Arabia Saudí ha apelado la sentencia. Yemen ha dejado de aportar comida, que antes les entregaban en “cuentagotas”. 

Ratas y cucarachas

Califica las condiciones del barco como “insalubres”. Está infestado de ratas y cucarachas y la temperatura no baja de los 30º, que se incrementa notablemente al ser una cubierta de hierro, donde duermen a las noches. Ya no poseen sistema de refrigeración y el barco se ha ido destartalado rápidamente estos diez meses varado a puerto. El percance más importante lo tuvieron cuando se rompió el ancla, quedaron a la deriva y el agua les empujó hacia las rocas. “Las olas no son muy grandes, pero hay viento y con un accidente así, es fácil que alguien no lo cuente”, explica. Les socorrieron marineros de la zona. Hace semanas que renunciaron a sus puestos, y ya hace tiempo que nadie les paga. “El somalí es insolvente y querrán que alguien pague los platos rotos, pero aquí no hay responsables, los propietarios han abandonado el barco y nosotros no tenemos nada”, añade.

Su hermana, Isabel Costas, llora al otro lado del teléfono. “Es una situación desesperante. Nos encontramos atados, esperando que llegue alguna respuesta. El Ministerio no se ha puesto en contacto conmigo. Esto es una película de terror”. El sindicato CUT agrega que Asuntos Exteriores tampoco se ha puesto en contacto con ellos, a pesar de tener autorización de Costas para interceder en su nombre.

Esta semana, miembros del sindicato CUT y la hermana del marinero se desplazaron hasta Madrid para concentrarse frente al Ministerio de Asuntos Exteriores. “Estamos desesperados”, concluye Isabel Costas.

Archivado en: Pesca Yemen Galicia
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