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Opinión
Madrid, punto sucio y los contratos de limpieza 'basura'
¿Qué tienen en común Nápoles, Sicilia o Calabria con la ciudad de Madrid? La respuesta sorprenderá a más de uno y una: los contratos de limpieza. Y es que, al igual que en el sur de Italia, en la villa del oso y el madroño la basura es la reina de la calle, el servicio es deplorable y los contratos de limpieza se los reparten entre unas pocas familias —también conocidas aquí como constructoras—.
En noviembre del año pasado, el Ayuntamiento de Madrid adjudicó los contratos de limpieza de la ciudad a cinco concesionarias por un valor total de 1.636 millones de euros para los próximos seis años. En concreto el saneamiento del Distrito Centro costará al consistorio la friolera de 116 euros por persona y año, esto es un más que suculento pastel de 306 millones de euros que se llevará CESPA –—a empresa ganadora del lote de Centro—. El incremento total del coste respecto a los contratos blindados de 2013 firmados por la Administración de Ana Botella es de un 45% del precio de licitación.
El saneamiento de Madrid es ante todo desigual, habiendo barrios que se barren y baldean cinco veces a la semana y otras zonas que solo una
Y ahora deberíamos preguntarnos: ¿consideramos que vivimos en una ciudad limpia? Madrid arrastra el sambenito de sucia desde que tengo uso de razón y el conjunto de las calles de la ciudad tiene una pátina de mugre que va más allá de los deshechos sin recoger que se acumulan en algunas vías. Y subrayo algunas, porque el saneamiento de Madrid es ante todo desigual, habiendo barrios que se barren y baldean cinco veces a la semana y otras zonas que solo una.
El distrito donde queda más patente esta desigualdad es el de Salamanca, donde hay mucha diferencia entre el Barrio de Salamanca y el de Guindalera, pero es que en el mismo Centro existe una tremenda diferencia a la hora de limpiar las calles. En su conjunto, la mayoría de las vías principales de Embajadores-Lavapiés tienen un nivel dos de limpieza de los cuatro de prioridad que existen, sin embargo, es atravesar la calle de Toledo y observamos como Calatrava, Morería o Lucientes tienen un nivel tres y adolecen de una limpieza más que necesaria.
Las quejas sobre la limpieza de Madrid se acumulan y están en boca de viandantes, vecinas y vecinos que conviven con la basura y la suciedad, en parte porque las propias empresas concesionarias incumplen los contratos
Las quejas sobre la limpieza de Madrid se acumulan y están en boca de viandantes, vecinas y vecinos que conviven con la basura y la suciedad, en parte porque las propias empresas concesionarias incumplen los contratos. Las razones son claras: primero, el Ayuntamiento de Madrid no tiene un cuerpo de inspectores; y, segundo, son las propias empresas concesionarias las encargadas de valorar el nivel de limpieza. Falta una rendición de cuentas de FCC, Ferrovial, OHL o Urbaser por nombrar otras de las ganadoras de este concurso público.
Al servicio de limpieza viaria se suma un sistema deficiente de recogida de basuras en el Distrito Centro: un cubo por portal y contenedores que entorpecen el paso, haciendo que la recogida de basuras sea ineficiente y ruidosa. Además, esto impide la correcta separación de residuos, los viandantes los perciben como papeleras urbanas y la gente del barrio ya no puede distinguir entre el contenido de un cubo naranja y uno marrón.
El Ayuntamiento de Madrid no tiene un cuerpo de inspectores y son las propias empresas concesionarias las encargadas de valorar el nivel de limpieza —FCC, Ferrovial, OHL o Urbaser—
La solución a esta montaña de mierda pasa por la remunicipalización de los servicios. Una empresa pública municipal que se haga cargo de la limpieza de la ciudad, y que lo haga desde la igualdad entre barrios para evitar aumentar brechas de desigualdad existentes y patentes. Una empresa que tenga su propio cuerpo de inspectores y que permita actuar en tiempo real.
Como ejemplo de servicio eficiente no hay que irse muy lejos, a apenas 12 kilómetros de Madrid la ciudad de Alcorcón apostó por la racionalización en su gestión de basuras y limpieza a través de la empresa municipal ESMASA. La empresa, que en los dos últimos años ha acometido un plan de modernización y transformación, ha sido galardonada con el premio internacional ‘Escoba de Plata 2020-2021’ por la mejora en el servicio de limpieza viaria y de recogida de residuos urbanos.
Un nuevo ejemplo de que lo público funciona mejor. Los madrileños y madrileñas ya sabemos que la gestión pública y transparente de nuestros recursos es más eficiente y mejor que la privada. Muestra de ello es BiciMad, que tras ser rescatada por el anterior equipo de Gobierno ha vuelto a caer en la ruina tras ser despojada de recursos de forma premeditada por el Ayuntamiento, a la vez que autoriza la entrada de actores privados de bicicletas y patinetes que infestan las calles de Madrid con la premisa de que funcionan mejor que lo público.
La solución a esta montaña de mierda pasa por la remunicipalización de los servicios. Una empresa pública municipal que se haga cargo de la limpieza de la ciudad, y que lo haga desde la igualdad entre barrios para evitar aumentar brechas de desigualdad existentes y patentes
Puede que al señor alcalde, al conjunto del Partido Popular y a Ciudadanos —que sostiene este consistorio zombie—, aquello de utilizar los recursos públicos por y para los madrileños y madrileñas, y no por y para el beneficio de familiares y amigos, esto les suene a cuento chino. Ante todo queremos que la ciudad sea vista como un sitio donde vivir y no como la gallina de los huevos de oro. Gallina que esperemos cambie de alcaldía antes de que se quede sin huevos tras tanta ‘omertá’.