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Fiscalidad
¿Hacia una fiscalidad mundial globalizada?
Economistas sin Fronteras y Plataforma por la Justicia Fiscal (Euskadi)
Asistimos atónitos al incesante flujo de noticias sobre el crecimiento de la desigualdad en el mundo y la imparable concentración de la riqueza en una minúscula parte de la población y nos preguntamos, ¿hasta donde va a llegar esto?
Numerosos informes recientemente publicados nos alertan de las tendencias que se están produciendo y analizan las causas que las provocan. . Mencionemos cuatro de ellos: el Global Wealth Report 2023 (Credit Suisse), el Global Tax Evasión Report 2024 (EuTax Observatory), Desigualdad S.A. (Oxfam 2024) y el monumental libro El Capital en el Siglo XXI (Thomas Piketty).
Efectivamente, los hechos son que la riqueza en el mundo esta en expansión: en cuatro años (2019-2023) la riqueza global en el mundo ha crecido un 26% mientras que la población adulta lo ha hecho en mucha menor medida, un 5,4%. En 2023 el 13,1% mas rico posee el 85% de la riqueza mundial, y el el 1,1% mas rico posee el 45,8% (60 millones de millonarios poseen el 46% de la riqueza, cuando hace cuatro años eran 47 millones de millonarios y poseían el 44% de la riqueza en el mundo).
Es verdad que ha crecido también la “clase media”, patrimonios entre 10.000 y 100.000 dolares, en 200 millones de personas, principalmente impulsada por la evolución de las economías asiaticas, pero su peso en la riqueza global ha bajado dos puntos. Y si ampliamos más aun el foco y nos centramos en los “milmillonarios”, observamos que sus patrimonios crecen aun mucho mas rápido: desde 2020 la riqueza de las cinco personas mas ricas del mundo se ha duplicado con creces (405.000 millones de dólares en 2020 se han convertido en 869.000 millones de dólares en 2023, según Oxfam).
¿De donde viene toda esta riqueza? ¿Y por qué crece tan rápido? A pesar de lo que dice el “sueño americano”, trabajando no se hace uno millonario, de hecho, si se tiene suerte en la vida, se puede adquirir un pequeño patrimonio, una casa donde vivir y unos pequeños ahorros para la vejez. Los grandes patrimonios proceden o bien de las herencias recibidas (caso mayoritario en Europa) o bien de la especulación financiera (activos financieros en la economía globalizada).
Es un hecho bien conocido que el flujo de dinero electrónico ocupa un 95% de la economía global y que este dinero se crea “de la nada” cada vez que una institución financiera concede un préstamo y se reserva un “coeficiente de caja” (tasa de reserva legal impuesta por las autoridades monetarias), de esta manera 100€ pueden convertirse en 900€ con un coeficiente de caja del 10% o en 9.900€ con un coeficiente de caja del 1%. El dinero se multiplica y las instituciones financieras están en continua efervescencia creando productos de inversión, que se comercializan en un mercado global, en algunos casos con muy poca fiabilidad, como fue el caso de las hipotecas subprime que desencadenó la crisis financiera de 2008. Productos de inversión que en muchos casos están especulando con bienes de primera necesidad como los alimentos, la vivienda o la salud, aprovechando una legislación internacional muy relajada.
La ultima tendencia es la supuesta creación de una macro “Bolsa Mundial de Valores”, altamente especulativa y de muy difícil regulación, aprovechando la tecnología Blockchain, que permite el “intercambio de valor en Internet” mediante la denominada “tokenizacion de activos”. De este modo, se adquieren “tokens” que representan una unidad de valor de un activo comercializado, el cual puede consistir bien en “activos tangibles” como materias primas, coleccionables o inmuebles, o bien en “activos más intangibles” como los instrumentos financieros (acciones, bonos, créditos de carbono, etc.), patentes, reputación o derechos de voto. De la misma manera que se comercia con las criptomonedas.
La globalización económica nos ha mostrado en los últimos años cómo las empresas se han ido concentrando mediante absorciones, hasta adquirir en muchos casos dimensión de monopolios con un gran poder económico. Oxfam ofrece algunos datos (Desigualdad S.A.):
- Diez gigantes mundiales de la industria farmacéutica son resultado de la fusión durante dos décadas de 60 empresas farmacéuticas
- Dos multinacionales controlan más del 40 % del mercado mundial de semillas (frente a las 10 empresas que controlaban el 40 % del mercado mundial de semillas hace 25 años)
- Cuatro empresas controlan el 62 % del mercado mundial de pesticidas
- Tres cuartas partes del gasto mundial en publicidad online se destinan a Meta, Alphabet y Amazon
- Más del 90 % de las búsquedas en Internet se realizan a través de Google
- Las “Cuatro grandes” (“Big Four”) dominan el mercado mundial de la contabilidad, con una cuota de mercado del 74 %
- El sector agrario ha experimentado una “concentración creciente de la producción y el comercio de productos agrícolas y alimentarios. Tras esta estrategia de concentracion se esconde un enorme poder monopolistico con libertad para manipular los precios y para influir en la legislacion y las politicas de los estados.
Bajo el mantra de que “la Misión de la Empresa es la de Maximizar el Beneficio para el Accionista”, hemos asistido impotentes a la transformación de la estructura empresarial en una maquina de obtener beneficios. Fruto de esta estrategia, hemos oído noticias recientemente de cómo empresas emblemáticas están teniendo problemas de competitividad (Cisco, Boeing) debido a que han descuidado sus inversiones en investigación o en control de calidad priorizando la rentabilidad de sus acciones.
Pero no perdamos de vista que los accionistas de las empresas globalizadas no son siempre individuos que amen la empresa o su producto o su know-how, sino mas bien inversores que buscan obtener la máxima rentabilidad de su inversión: “Las tres grandes gestoras de fondos indexados (BlackRock, State Street y Vanguard) gestionan en total unos 20 billones de dólares estadounidenses en activos (“en un futuro próximo, alrededor de 12 personas controlarán la mayoría de las empresas públicas de Estados Unidos”) (fuente: Desigualdad S.A.- Oxfam 2024).
Si indagamos en el accionariado de las empresas de nuestro entorno, en el sector industrial (incluso pymes), en el sector agrícola o en el sector servicios (hosteleria, hoteles y apartamentos turísticos, gestión inmobiliaria, grandes superficies, etc.), nos encontraremos por todas partes con capital procedente de fondos de inversión y con inversores internacionales, lo que sugiere que la propiedad de nuestros activos esta cada vez más en manos de la economía global. Junto con ello, podemos deducir que parte de las decisiones estratégicas proceden de las prioridades de dichos inversores, sin menospreciar la cantidad de beneficios que salen directamente de nuestro entorno y, por supuesto, el daño que todo ello hace a los negocios tradicionales que pierden competitividad.
Todo lo que estamos comentando nos lleva a concluir que la transformación digital y tecnológica de la economía (robotización, marketing digital basado en bigdata, inteligencia artificial, automatización), que es muy intensiva en capital, va a desplazar al factor trabajo hasta el punto de que “las personas ya no seremos tan necesarias” para la economía y, menos aun, en una economía con un bajo nivel de crecimiento como el que se espera durante todo el siglo XXI.
Debido a diferentes factores (límites del planeta, reducción de la tasa de crecimiento demográfico, teoría del decrecimiento, espectaculares mejoras de productividad, etc) la tasa de crecimiento de la producción mundial, que ha ido en aumento constante desde el principio de la historia, ha empezado a declinar a partir de la mitad del siglo pasado y continuará bajando desde el valor actual próximo al 3% hasta un valor del 1,5% previsto a finales de siglo.
En cambio el capital mantiene y seguirá manteniendo su tasa de rentabilidad superior a la del crecimiento de la producción, por lo que crecerá mas rápido que el PIB mundial y seguirá expandiéndose todo a lo largo del siglo en curso hasta alcanzar una situación en que el total de la riqueza mundial supere en 6,5 veces el PIB mundial (análisis Thomas Piketty).
Según el análisis de Thomas Piketty, durante el Siglo XXI el crecimiento del Capital con una rentabilidad media histórica del 4-5% (6-9% para los milmillonarios) hace que, en unas condiciones de bajo crecimiento estimadas en 1,5% (combinación de crecimiento productivo y demográfico), pueda elevarse explosivamente la relación capital/ingreso mundial hasta cotas insostenibles (el equivalente al monopolio mundial de la riqueza en manos del 0,1% de la población), con el riesgo social y político que ello conllevaría al exacerbarse las desigualdades. Lo que nos lleva a la conclusión repetida hasta la saciedad de que es necesario una redistribución equitativa de la riqueza mundial (entre individuos y entre países). ¡Y para eso está la fiscalidad!
Frente a una economía financiera globalizada hay que anteponer una Fiscalidad Digital Globalizada.
No parece obvio que ese “reparto del pastel de la riqueza mundial” vaya a ser voluntario ni espontáneo, aunque cada vez se están levantando mas voces que abogan por ello, por ejemplo el movimiento Taxmenow, encabezado por Marlene Engelhorn, o la carta Proud to pay more firmada por 250 millonarios en Davos 2024.
Según el Observatorio Fiscal de la UE (Global Tax Evasión Report 2024), los milmillonarios globales se benefician de tasas impositivas poco efectivas (0% and 0,5% de su riqueza), y ello es debido no solo al favorable tratamiento fiscal en sus países de origen sino, sobre todo, a su capacidad para recurrir a mecanismos de fraude fiscal (evasión, elusión, mecenazgo, fundaciones, sociedades patrimoniales interpuestas…). Y lo mismo puede decirse de las grandes corporaciones globales.
Es cierto que el Sistema Automático de Información Bancaria ha supuesto un hito (adiós al secreto bancario), con la reducción en 10 años de la evasión no declarada por un factor de tres. Aun así, el 25% de la riqueza en Refugios Fiscales, 12 T$, sigue sin pagar impuestos. También es cierto que los avances en tributación internacional para evitar la erosión de la base imponible y desvíos de beneficios de las grandes corporaciones, como el acuerdo BEPS de la OCDE, buscan limitar el fraude y repartir la imposición entre los países donde operan dichas empresas (aunque no tengan presencia física). Sin embargo, sus resultados han sido poco satisfactorios hasta la fecha, ya que no se ha conseguido el objetivo de conseguir una tasa mínima del 15% a nivel mundial (en 2023 esta tasa efectiva media no ha superado el 5%). Y estamos hablando solo de repartir el 25% de las ganancias de empresas que facturan 20.000 millones de dólares con un 10% de beneficio entre los países en los que facturen más de 750 Millones de dólares, lo que afecta a unos cientos de empresas.
Es un avance importante sobre todo porque plantea un cambio de paradigma. No obstante, hay muchas piedras en el camino porque los afectados disponen de muchos mecanismos para defenderse y aminorar los efectos (ingeniería fiscal, lobbies, departamentos jurídicos, potencia financiera) y con ello van por delante de las leyes internacionales. Por ello, es necesario que se siga avanzando en fiscalidad internacional. El Observatorio Fiscal de la UE propone seis medidas:
Propuesta 1) Reformar el acuerdo internacional sobre tasa impositiva mínima a las corporaciones globales, elevando la tasa al 25%, y eliminar los resquicios que están permitiendo esquivarla (empresas interpuestas, etc).
Propuesta 2) Establecer un impuesto global del 2% anual a la riqueza de los Milmillonarios mundiales. Mientras la riqueza mundial creció al 3% desde 1995, la riqueza de los más ricos creció del 6% al 9% anual, de modo que su participación en la riqueza mundial se multiplicó por tres en los últimos 25 años.
Propuesta 3) Instituir mecanismos anti-fugas para hacer pagar impuestos a los ricos que, tras haber residido largo tiempo en un país, decidan mudarse a otro con bajas tasas impositivas (p.ej mantener los impuestos en el país de origen por varios años tras la partida)
Propuesta 4) En caso de que fallen los acuerdos globales, implementar medidas unilaterales para recaudar déficits impositivos a corporaciones y billonarios.
Propuesta 5) Avanzar en la creación de un Registro Global de Activos para reducir la evasión fiscal.
Propuesta 6) Reforzar proactívamente la aplicación de sustancia económica y reglas anti-abuso.
Aun así, aunque el Marco Inclusivo BEPS fue firmado por 140 paises en 2021, hay muchas voces en el mundo que están reclamando que la legislación y control de los acuerdos sobre fiscalidad internacional no sea controlado por clubs de países como la OCDE: en noviembre de 2023, la mayoría de los Estados miembros de las Naciones Unidas (125 países) votaron a favor de avanzar en las negociaciones para alcanzar una convención-marco de las Naciones Unidas sobre fiscalidad internacional, si bien varios países ricos del Norte global (entre ellos España) votaron en contra de la medida.
Como conclusión, debemos huir del argumento de que somos un “país pequeño de clase media y pymes”, y que los temas de la riqueza global y la dinámica de las corporaciones globales no está en nuestro “ámbito de control”. Lo mejor que podemos hacer es apoyar los avances sobre fiscalidad internacional en el marco más amplio posible, desarrollar una infraestructura fiscal digital que permita operar eficientemente en los movimientos de capital internacionales y, en la medida en que nuestra soberanía legislativa y normativa nos lo permita, promover reformas fiscales distributivas que hagan énfasis en gravar los patrimonios, las herencias, las rentas de capital y los beneficios corporativos con una presión fiscal equivalente a las de las rentas del trabajo. Solo a través de una Justicia Fiscal se podrá alcanzar la Justicia Social.
Economistas sin Fronteras no se identifica necesariamente con la opinión del la autor y ésta no compromete a ninguna de las organizaciones con las que colabora.