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Crisis económica
El alto riesgo de pagar el alquiler con la tarjeta de crédito
Inquilinos de Washington D.C. y de todo el país están teniendo problemas para abrirse camino en una ciudad que ha sido arrasada por el doble puñetazo de una pandemia y de la recesión.
Junto a la gran arteria de tráfico de la 16th Street NW en el barrio de Columbia Heights de Washington, D.C., donde la gentrificación ha expulsado a generaciones de inquilinos latinos y negros, un edificio de apartamentos de ocho pisos está cubierto de pintadas a mano: “Comida, no alquiler”, se lee en las letras negras y rojas. “Cancelar el alquiler”.
Julissa Pineda, de 22 años, ha vivido en el edificio Richman Towers con su madre y dos hermanos durante tres años. En marzo, poco después de que la alcaldesa de D.C. declarara un estado de emergencia en la ciudad, Pineda fue despedida de su trabajo como camarera de restaurante. Casi inmediatamente, Pineda, quien es quien más dinero lleva a su familia, supo que no podría permitirse su alquiler sin pedir préstamos importantes: la familia paga 1.950 dólares [1.655 euros] al mes por su apartamento de dos dormitorios. “A veces tenemos que comprar un par de cosas”, dice. “Es necesario tener dinero”.
Tras cinco meses en una pandemia que ha matado a más de 550 personas en D.C., ni su presión pública ni privada han tenido éxitos
Otras familias, algunas de las cuales han llamado hogar al edificio durante casi 30 años, estaban en situaciones parecidas, dice Pineda. Muchos vivían al día en la industria de servicios y, después de que perdieran sus empleos, no tenían ni idea de cómo podrían seguir pagando el alquiler. Junto a otras familias en su edificio, Pineda empezó a organizar a los vecinos para presionar a su casero para que perdonara el alquiler. Pero tras cinco meses en una pandemia que ha matado a más de 550 personas en D.C., ni su presión pública ni privada han tenido éxitos.
Pineda dice que algunas de esas familias ─incluida la suya─ han recurrido a formas cada vez más precarias para pagar el alquiler, incluyendo pedir prestado dinero a amigos y a prestamistas con alto interés o, en el caso de otros vecinos de Richman Towers, acabando con el saldo de una tarjeta de crédito.
Inquilinos de D.C. y de todo el país están teniendo problemas para abrirse camino en una ciudad que ha sido arrasada por el doble puñetazo de una pandemia y de la recesión. Incluso en momentos de relativa prosperidad regional, D.C. es una ciudad difícil para vivir: figura de forma constante como uno de los mercados de alquiler más caros del país, así como una de las tasas de desigualdad de ingresos más altas de la nación, con la quinta parte más rica ganando 29 veces más que la quinta parte más pobre.
Así que no es ninguna sorpresa que los inquilinos estén en problemas. A mediados de junio, más de 116.000 personas -una cifra que asciende a casi una de seis personas que viven en la ciudad- se habían apuntado al desempleo en D.C. A finales de la primera semana de junio, el porcentaje de gente en D.C. que podía pagar todo parte de su alquiler cayó tres puntos desde el mismo período del año pasado, según datos recogidos por la empresa de software de gestión de propiedades RealPage, por debajo del 83%, una de las mayores caídas en el país.
A medida que los efectos de los históricos despidos masivos empiezan a ahogar la economía ─y las carteras de los inquilinos─, los datos de alquileres indican que más gente que nunca está dependiendo de sus tarjetas de crédito para pagar el alquiler. Aquellos que pueden, de todas formas: el 8% de las personas en D.C. no tienen cuenta bancaria, y el 27% no tiene acceso a una línea de crédito.
Otros estudios iniciales indican que hasta el 18% de las familias que utilizan sus tarjetas de crédito para pagar el alquiler lo han hecho dos meses seguidos
“La preocupación que tenemos es que estos efectos se multipliquen. Que [los inquilinos] utilicen estos métodos alternativos para pagar el alquiler, y después ese alto interés se convierta en un vehículo para contraer más deuda”, testificó Cashauna Hill, directora ejecutiva del Centro de Acción por la Vivienda Digna de Louisiana, durante una audiencia el 10 de junio ante el Subcomité de la Cámara de Representantes sobre Vivienda, Desarrollo Comunitario y Seguros. “Hay un riesgo muy real de gente que se quede sin hogar porque se les está obligando a encontrar métodos alternativos para cubrir sus costes de alquiler”.
Dos empresas de software de gestión de alquiler muy utilizadas, Entrata y MRI, utilizaron datos de todo el país para informar de repuntes en pagos de alquiler con tarjeta de crédito de hasta el 7% en comparación con la primavera del año pasado. Otros estudios iniciales indican que hasta el 18% de las familias que utilizan sus tarjetas de crédito para pagar el alquiler lo han hecho dos meses seguidos. Mientras tanto, expertos en política de vivienda están empezando a advertir a los legisladores sobre las implicaciones a largo plazo de esta práctica. “Por supuesto entonces llega la pregunta, más adelante ¿cómo pagarán sus tarjetas de crédito?”, dice Andrew Aurand, vicepresidente de investigación en la Coalición Nacional de Vivienda de Bajos Ingresos, sobre los inquilinos de menores ingresos. “Es alarmante. Es preocupante”.
Sin embargo, en D.C., algunos responsables locales están de hecho animando a los inquilinos a asumir esta deuda. El 8 de junio, el tribunal local creó un sistema de pago online que sugiere que las personas que pasen por procedimientos de desahucio paguen el alquiler que deben con cheques electrónicos y tarjetas de crédito o débito, con gastos de tramitación que cuestan hasta el 2,5% de la transacción total. En una declaración enviada por correo electrónico a TalkPoverty, un portavoz del Tribunal Superior de D.C. dice: “No se requiere que se paguen los fondos online. Como indica el aviso de junio [del tribunal], los arrendatarios pueden seguir pagando a su casero”. Pero aunque pagar el alquiler con tarjeta no es obligatorio, la simple disponibilidad de la oferta pone presión sobre los vecinos ya abrumados por costes.
“Hay costes transaccionales asociados con todas estas cosas diferentes, pero tener un coste transaccional del 2,5% para pagar el alquiler es muy alto”, dice Harrison. “Y es algo que, si no tienes muchos ingresos, no puedes costearte”. No es raro que los caseros intenten desahuciar arrendatarios por recibos impagados tan pequeños como 25 o 50 dólares, o por una cantidad como los gastos de tramitación extra de las tarjetas de crédito cuyo pago tienen que afrontar pagar ahora.
Visa, mientras tanto, informó de un aumento del 7% en sus ingresos trimestrales ─más de 400 millones de dólares─ desde hace un año.