Contracultura
Secaderos, comunismo ácido y cine del cuidado

La película Secaderos, de la directora granaína Rocío Mesa, también llegó en verano como una feria que viene a interrumpir, a rasgar las subjetividades y a seguir haciendo teoría en medio del realismo capitalista.
SECADEROS
Fotograma de la pelicula 'Secaderos'
30 jul 2023 06:22

Durante el verano, quienes vivimos en ciudades colonizadas por el turismo en los territorios del sur, no nos queda otra que buscarnos la vida (en todos los sentidos) en medio de lo que parece una realidad sin alternativa: el calor y los alquileres suben, la explotación hostelera también y las ruedas de los trolleys corren desde y hacia las viviendas extraídas por Airbnb con más fuerza que nunca en esta época del año, como el eco de una guerra sónica sutil pero persistente que continúa sin que lo advirtamos. Resistimos en un entorno que sentimos que ya no nos pertenece como territorio de enunciación colectiva, salvo en ciertos momentos de escape y fuga, también reapropiados por el capitalismo, como ejemplo, toda una serie de festivales que la mayoría de las habitantes del territorio no nos podemos pagar. 

Pero en medio de toda ruina siempre surgen brotes y flora salvaje: los encuentros, las fiestas improvisadas, determinados agenciamientos en el centro social o conversaciones que parecen no terminar nunca, son todavía algunos de los territorios de resistencia, como aquellos solares verdes en medio de nuestras ciudades, espacios aún vacíos que miramos con una especie de nostalgia anticipada: «¿cuánto durará?». 

La película Secaderos, de la directora granaína Rocío Mesa, también llegó en verano como una feria que viene a interrumpir, a rasgar las subjetividades y a seguir haciendo teoría en medio del realismo capitalista. Una película que no viene a representar, que no es simplemente reductible a una pieza de «fantasía», sino que invade y constituye por sí misma las realidades a modo de teoría-ficción, entrelazándose con nuestra forma de ver y pensar el mundo, y por tanto de actuar en él de forma situada. 

Esta película también contribuye —en paralelo a por suerte cada vez más numerosas producciones culturales desde nuestros territorios— a reparar y a sanar una herida, dado que las personas que habitamos los territorios andaluces hemos crecido asumiendo una identidad dañina producida desde la industria y la hegemonía cultural: los cuerpos siempre serviles, el acento siempre ignorante, los territorios siempre dispuestos a recibir y atender turistas, los ecosistemas cada vez más menguantes y al servicio de la especulación. Todo ello aderezado con el impacto creciente e individualizante del neoliberalismo en el que encontrar un trabajo que nos absorba la energía vital o formar una familia siguen siendo deseables o inevitables para much*s. 

Secaderos es capaz de poner todo ello patas arriba huyendo del mero contenido y del recurso fácil, a través del ensamblaje no inocente de historias, de elementos fantásticos que se funden con lo real a través del cuidado: la posibilidad un cine que no representa sino que piensa-con, que interlocuta, que hace memoria con los hilos del presente, que «toca» y conmueve tejiendo entre territorio, avance y desposesión capitalista, crisis de cuidados, subsistencia, ansias de expansión y exploración de otras vidas y mundos posibles desde la perspectiva de l*s niñ*s, adolescentes y ancian*s.

Brigitta Kuster, teórica de estudios culturales poscoloniales, llama «cine del cuidado» a ese cine que «comprende prácticas de solicitud y reparación en el sentido amplio de una crisis social y simbólica de re/producción entre humanos, pero también entre humanos y mundos extrahumanos o no humanos» en el que «las fabricaciones especulativas [...]  permanecen así en estrecho diálogo con la historia del repertorio de imágenes del cuidado: se centra desde una perspectiva histórica en las relaciones de las posiciones generizadas y racializadas del trabajo doméstico, el cuidado y la preocupación por los niños, los ancianos y los enfermos, para cuerpos y subjetividades no soberanas.» 

Hay una entidad no humana principal que es transversal a todo el filme: un monstruo hecho de hojas de tabaco, el cual no sabemos si es producto de las fantasías o del ácido, recorre las historias con una presencia casi espectral, invitando a seguirle a no se sabe muy bien dónde, recordando a l*s espectador*s que otros mundos más allá del capitalismo son posibles en este mismo, que ya pueden estar sucediendo… 

En el texto Comunismo ácido. Introducción inconclusa, Mark Fisher explica como la implantación del realismo capitalista (la creencia acérrima de que no hay alternativa al capitalismo y sus formas de vida impuestas) fue fruto de un duro esfuerzo de represión y desmemoria de la imaginación y potencialidades surgidas en las décadas de 1960 y 1970, como si de un «exorcismo del espectro de un mundo que puede ser libre» se tratase. Nos habla de esa izquierda que no supo aliarse con los reclamos de la contracultura, finalmente absorbida y administrada  por los espacios del comercio capitalista, derivando en la sustitución de la construcción colectiva y emancipatoria de la libertad por una concepción neoliberal, es decir, no una libertad respecto del trabajo, sino a través del mismo. 

Tanto la defensa del territorio de subsistencia mediante la alianza entre un grupo de niñ*s y el monstruo, como la expansión de los imaginarios, no desligados del cuidado y los afectos mediante el viaje de LSD de una adolescente, nos recuerdan a las posibilidades abiertas del comunismo ácido (inconcluso o no) con el que Mark Fisher nos dejó: «Comunismo ácido es el nombre que le di a este espectro. El concepto de comunismo ácido es una provocación y una promesa.

Es también una broma, pero una broma con un propósito muy serio. señala algo que en un momento parecía inevitable, pero ahora aparece como imposible: la convergencia de la conciencia de clase con la autoconciencia feminista y la conciencia psicodélica, la fusión de nuevos movimientos sociales con un proyecto comunista, una estetización sin precedentes de la vida cotidiana. [...] Se puede detectar la estampa de un “mundo que puede ser libre” en las mismas estructuras de un mundo del realismo capitalista que hace que la libertad sea imposible». Una provocación que nos incita a reinventar el pasado, conjurar futuros en el presente, exorcizar el neoliberalismo de la contracultura e invocar la «revolución social y psíquica de una magnitud casi inconcebible» por venir.

La película Secaderos, de la directora granaína Rocío Mesa, también llegó en verano como una feria que viene a interrumpir, a rasgar las subjetividades y a seguir haciendo teoría en medio del realismo capitalista.

Un espectro recorre la devastación provocada por la mercantilización de las subsistencias y los ecosistemas humanos y más que humanos, las vidas encapsuladas por el individualismo, la familia y el hogar nuclear serializado. Ese espectro, comunismo ácido o monstruo de hojas de tabaco, es un estado aliado y alterado de la conciencia que se asienta en la convicción de que esos otros mundos son posibles aquí y ahora, y no en un más allá siempre futuro, donde (re)articular el presente y reapropiárnoslo en una nueva atmósfera subsistencial.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Cine
El Salto recomienda Diez películas y series en Filmin para acercarse a la diversidad de Andalucía
Una selección realizada por la periodista de El Salto Aurora Báez Boza sobre las mejores películas y series para descubrir las diversidades que habitan dentro de Andalucía
Cine
Cine ‘La ciudad es nuestra’, la película sobre las primeras asociaciones vecinales de Madrid, cumple medio siglo
‘La ciudad es nuestra’, de Tino Calabuig y Miguel Ángel Cóndor, continúa igual de vigente que cuando se filmó, convirtiéndose en una película de imprescindible visionado, tanto por su valor documental histórico como por el ejemplo que presenta.
Cine
Cine Lo de Lynch
David Lynch deja tras de sí un cine insólito, pero, sobre todo, una forma de pensar el cambio, lo raro y lo posible.
Turismo
Turismo Free tours: la atracción turística de la precariedad
La popularidad del 'free tour' para visitar las ciudades ha aumentado de manera vertiginosa, especialmente con la proliferación de plataformas intermediarias que se encargan de su comercialización.
Alemania
Alemania La Izquierda alemana, esperanza al borde del precipicio
Die Linke deberá conseguir que quienes lideran su candidatura sean un poco menos desconocidos para el gran público cuando llegue el día de las elecciones. Las encuestas no le acercan al 5%, pero la formación sigue confiando en ganar tres distritos.
Desahucios
Escudo social Sanitarios y sanitarias de atención primaria se unen contra los desahucios, “un problema de salud pública”
Depresión, ansiedad, empeoramiento de enfermedades crónicas o surgimiento de nuevas afecciones acompañan a los problemas habitacionales. Lo denuncian médicos de Vallecas (Madrid) y lo refrendan los estudios.
Sareb
Madrid Una rentista planea desahuciar a una pareja con tres niños en Tetuán
Su vivienda pertenecía al parque de pisos de la Sareb, que puso a subasta pública en 2023. Hoy, la nueva propietaria pretende echar a la calle a Alam y a su mujer “para arrendar la casa a un precio mucho más alto”
Argentina
Argentina “Existen solo dos géneros: fascistas y antifascistas”: las luchas LGTBIQ+ aglutinan el rechazo a Milei
Una gran movilización recorrerá centenares de localidades en Argentina y en grandes ciudades del mundo este 1 de febrero en respuesta al discurso de odio del líder ultra.
Periodismo
Premio libertad de expresión Las periodistas de El Salto Aurora Báez y Susana Sarrión, premiadas por su trabajo sobre violencia sexual
La investigación que recoge la denuncia de nueve alumnas contra el director de una escuela de teatro por violencia sexual ha merecido el reconocimiento en los Premios de Periodismo de la Asociación de Periodistas de Granada.
Palencia
Agresión El Sindicato de Estudiantes denuncia una agresión fascista en Palencia: “Rojo de mierda”
Los hechos ocurrieron delante del profesor del aula, que no actuó para evitarlos. El estudiante ya ha denunciado lo sucedido ante la Policía y exige la expulsión inmediata de los agresores y una investigación a la directora del centro y al docente.

Últimas

Más noticias
Extrema derecha
Extrema derecha La distorsión esperpéntica del discurso de Milei
La distorsión de estos tiempos, en los que la alienación pasa por la concentración de la propiedad internauta y la dictadura del algoritmo, se abre a las estrategias reaccionarias de ‘la neolengua’ y el vaciamiento de significados.
Educación
Educación La escucha activa en la propaganda de Educación del Gobierno Vasco
El Departamento, que nunca se pone en contacto con el profesorado, nos escribió una carta tratándonos como “compañeras y compañeros” a raíz de la convocatoria de huelga
Hidrógeno
Descarbonización Los planes de expansión del hidrógeno en Europa chocan con la falta de energía verde para producirlo
La escasez de hidrógeno producido con renovables y el exiguo desarrollo del aluvión de proyectos anunciados ponen en entredicho la estrategia de descarbonización en Europa, según un informe de Global Energy Monitor.

Recomendadas

Galicia
Galicia ¿Quién es quién en Greenalia? La empresa que quiere otra celulosa en Galicia y arrasa olivares en Andalucía
Los tentáculos del entramado empresarial tras esta corporación tocan a gran parte de la oligarquía gallega. Desde medios de comunicación como 'La Voz de Galicia' hasta equipos de fútbol como el Deportivo o entidades financieras como Abanca.
Siria
Kurdistán Entre las bombas turcas y las negociaciones con el Gobierno: Rojava ante la construcción de la nueva Siria
La Administración Autónoma del Norte y Este de Siria presiona al nuevo Gobierno para crear un Estado que respete los derechos de las mujeres, descentralizado, tolerante y multiétnico.
Dana
Tres meses de la dana “Aquí no llovió casi nada”
VV.AA.
Un vecino de Benetússer explica cómo la riada arrasó y cambió para siempre las vidas de miles de personas.
Crímenes del franquismo
Isabel Alonso Dávila “El franquismo fue una máquina de fabricar miedo y dolor hasta el final”
Detenida en Granada en 1974 y 1975 por su vinculación con el movimiento estudiantil antifascista de la época ha presentado la primera querella en Andalucía por Crímenes contra la Humanidad en la dictadura franquista