Cine
Pedro Costa: “Ruedo cosas pequeñas, de barrio, con poco equipo técnico, eso es en lo que creo”

Se estrena en cines Vitalina Varela, una nueva mirada del realizador Pedro Costa a los paisajes humanos y sociales de la descolonización portuguesa, construida desde una barriada lisboeta habitada por migrantes caboverdianos y protagonizada por una mujer de luto.
El Salto 43 Pedro Costa
El realizador portugués Pedro Costa. Rodrigo Jiménez / EFE
14 nov 2020 06:00

El realizador de En el cuarto de Vanda lleva 20 años convertido en uno de los referentes de ese cine de autor que tiene dificultades para devenir visible en los circuitos comerciales. Desde el rodaje de Juventud en marcha, presentada en el festival de Cannes de 2006, la mayoría de su producción capta los escenarios de vida de migrantes de la antigua colonia portuguesa de Cabo Verde en documentales de creación. Sin guiones preestablecidos ni corsés narrativos, este director usa lo real como punto de partida de su propuesta artística.

Este antiguo cinéfilo, formado también con las imágenes del Hollywood clásico, empezó su trayectoria con un pie en la narración convencional —véase la ya lejana Casa de lava, por ejemplo—. Posteriormente, ha pasado a ser una mezcla de documentalista y de creador que interviene en los paisajes que retrata. Sus proyectos se han convertido en “juegos teatrales cinematográficos”, en sus propias palabras, que idea en colaboración con sus no-actores durante larguísimos procesos de rodaje. En paralelo, ha ido desarrollando un envoltorio visual cada vez más característico.

Su última película, Vitalina Varela, es una solemne ceremonia de duelo: una mujer caboverdiana que llevaba 40 años esperando que su marido cumpliese la promesa de llevarla con él a Portugal, y que solo llega a Lisboa cuando él ya ha muerto. La historia real de Varela se reescenifica en un drama vertebrado por su presencia física y por sus monólogos, pero también recorrido por las ausencias. Los protagonistas son, de nuevo, personas excluidas y marginadas al servicio de empleos precarios y economías de subsistencia. El resultado es solemne y grave, extremadamente oscuro. El relato adquiere un cierto aspecto de fantasmagoría de los olvidados del capitalismo formal, rodeados de susurros e iluminados por focos de luz de procedencia incierta. El filósofo Jacques Rancière escribió que uno de los personas-actores habituales del realizador, Ventura, se convierte en la pantalla en una “suerte de sublime errante, de Edipo o de Rey Lear”. Los nadie devienen algo parecido a mitos a través de una mirada ritualística.

¿Cómo conociste a Vitalina Varela? 
Fue durante el rodaje de mi anterior película, Caballo dinero. Como siempre, fue un rodaje sin guión que tuvo lugar durante un periodo de tiempo muy prolongado. El proceso era muy abierto, así que estábamos buscando nuevos detalles, nuevos personajes… En un momento dado, intentamos encontrar un lugar donde rodar una escena musical, una casa que dispusiese de un salón, de un patio... Me señalaron una casa muy tradicional, cuyo dueño había muerto. Cuando la fuimos a ver, se abrió la puerta y Vitalina se asomó con miedo, pensando que podíamos ser policías o agentes de inmigración.

¿Y qué viste en ella?
Para mí fue una aparición, vestida completamente de negro, con una actitud muy recelosa. Cuando se abrió un poco más, me explicó su historia de abandono y la incorporamos a la película. Creo que salir de casa para rodar esa participación en Caballo dinero le ayudó con su sufrimiento. También creo que le gustó mucho el trabajo de ensayar y repetir, que era algo completamente nuevo para ella. Me pareció que el cine podía serle un poco terapéutico. Y presentí que estaba dotada de un talento para estos juegos teatrales cinematográficos que hacemos.

Creo que el cine de hoy tendría que mirar más a su alrededor, a la gente real, no necesariamente de la misma manera que hago yo

Confiaste en ella hasta tal punto que convertiste su experiencia real en el centro de tu última película. ¿Hasta qué punto la mujer que vemos en la pantalla es la persona o es un personaje?
En realidad, no participo de esta convención sobre la construcción de personajes. Sé que hay una disciplina sobre ello, que hay clases en las escuelas de cine donde tratan de inventar una serie de características psicológicas, sentimentales y sociales para crear un ser imaginario. Para mí es una práctica vacía. Y creo que el cine de hoy tendría que mirar más a su alrededor, a la gente real, no necesariamente de la misma manera que hago yo. Y después pasar a la fantasía, ¿por qué no?

En el filme también aparece Ventura, otra persona nacida en Cabo Verde, que es habitual de tu cine desde Juventud en marcha. ¿Cómo definirías tu relación con estas personas-actores?
En los rodajes, parto siempre de las personas. Me lo dan casi todo: la psicología, los diálogos, las emociones… Y trabajo con esta comunidad que tiene sus características concretas. Diría que son personas más acostumbradas a la ausencia que a la plenitud. Están habituadas a perder. Y suelen ser muy introvertidas. Eso implica que no toda su historia pueda estar en las películas que hago con ellos. Hay cosas que aparecen muy subliminalmente, que son apenas visibles. El último filme es tan íntimo que está en la frontera de lo secreto.

El cine puede ser un compañero, un camarada, cuando se emprenden caminos difíciles

¿Y es Vitalina Varela una película sobre el duelo? Domina el gesto grave, la inmovilidad que proyecta abatimiento, pero a la vez nos presenta un duelo que resulta inusual porque es más resentido que lacrimógeno.
Durante el rodaje de la película, me pareció que todo aquello era un aprendizaje sobre cómo decir adiós, que es algo que puede resultar muy complicado. Y creo que este proceso tiene mucho que ver con el cine. Creo que los personajes de todas las grandes películas del pasado dicen adiós a algo. Las personas se sabían despedir en esas películas. Ahora, en la realidad, es algo que se suele hacer de manera más informal, más descuidada… Mi película trata de cómo Vitalina aprende día a día, noche a noche, a decir adiós a muchas cosas. Ese camino culmina con una salida al aire, al exterior, a la luz, quizá al pasado, quizá a la infancia...

Después de un viaje tan oscuro, optas por un final que supone un cierto cambio.
Porque salir a la luz quizá sí que es posible. Y yo sentí que era posible precisamente porque el proceso de filmar estaba ayudando a Vitalina a vivir, a emprender ese camino. El cine puede ser un compañero, un camarada, cuando se emprenden caminos difíciles.

El Salto 43 Pedro Costa 2
Vitalina Varela, la mujer caboverdiana que protagoniza la película de Pedro Costa.

Las experiencias de la protagonista nos pueden remitir a historias casi atávicas de división sexual de los roles y las experiencias. La mujer que ama, el hombre que se marcha a trabajar al extranjero y se desentiende, la mujer que sigue esperando… Más allá del caso particular, ¿veías un trasfondo social, estructural, en esa situación?
Soy consciente de que filmo una realidad muy concreta. Una realidad de migrantes, muy pobre, muy masacrada, muy castigada, muy explotada. No es algo específico de Portugal, también lo podemos encontrar en España, en Francia... En este estrato social, todo es más problemático. La gente tiene que sobrevivir, primero, y después resolver mil problemas. No es fácil. Cualquier sentimiento, cualquier emoción, cualquier sufrimiento de Vitalina está ligado a la muerte de un marido que la abandonó, pero también tiene un sustrato social detrás. No estamos tristes solo porque estamos tristes, sino porque vivimos inmersos en una serie de condiciones. No es posible abstraerse: todo lo que es sentimental y emocional también es social y político. Y económico, claro.

A mí me gustaría que sobreviviese la idea de que el cine es un ritual necesario, tan importante como cualquier otra manifestación de nuestra cultura y nuestras vidas

Varios personajes explicitan verbalmente su frustración (“aquí no somos nadie”, dice uno de ellos), pero las imágenes de la barriada y sus construcciones informales nos transmiten sin palabras una realidad de exclusión social y de ausencia de futuro. ¿Querías potenciar visualmente ese aspecto o las arquitecturas hablaban por sí mismas?
El cine suele amplificar, aumentar, engrandecer las cosas. Y esto tiene que ver con las lentes, las alturas de cámara, los filtros, con todo un proceso de representación. Nosotros partimos de lo que vivimos a lo largo de los dos años de rodaje. Y construimos alrededor de ello, claro, una construcción artificial de imágenes y sonidos. Pero lo que intento sobre todo es vivir ahí y conocer bien a las personas… y también era una parte de ello atender a la arquitectura que les rodea, las casas que habitan o que no habitan. Porque muchas veces se genera una atmósfera de no-habitar, de no-vivir. A veces, las personas con quienes ruedo sienten que solo pasan por delante de un decorado. Sienten un desencuentro con la ciudad en general, que les parece inhabitable, con las mismas casas, que no les sirven para nada.

La película es muy oscura, hasta el punto que podría entenderse como una proyección visual del desespero de su personaje principal, pero has comentado que esa estética casi expresionista vino muy marcada por las condiciones de filmación.
Sí, tuvo que ver más con los dictados de la realidad que con mis intenciones. Rodamos mucho por la noche sobre todo por una cuestión de sonido: necesitábamos que los monólogos se oyesen bien y eso era complicado durante el día, porque el barrio es muy sonoro, muy vivo. La arquitectura del lugar es muy laberíntica, muy orientada a lo secreto, donde la luz es cortada, es indirecta. La arquitectura nos condicionaba.

El Salto 43 Pedro Costa 3
Fotograma de 'Vitalina Varela'.

A lo largo del filme hay muchos momentos de gran quietud, como cuando unas mujeres reciben a Vitalina y después se quedan paradas cuando ella se marcha. Tú sostienes el plano, el momento de inmovilidad se alarga y se convierte en algo hiperestilizado. ¿Cómo decides la duración de la secuencia? Por momentos como este, la película adquieren un aspecto de ceremonia fílmica, de liturgia…
Me gusta mucho que me digas eso, porque siempre me ha interesado el lado ceremonial del cine. Hacer una película es una ceremonia. Una ofrenda. A mí me gustaría que sobreviviese la idea de que el cine es un ritual necesario, tan importante como cualquier otra manifestación de nuestra cultura y nuestras vidas. No querría que fuese algo sagrado, pero sí relevante. Creo que todo el filme, y no solo esa escena en concreto, desprende esa idea de ritual, de ceremonia.

Es una ceremonia grave, solemne…
Sí, y perversa. Todos son desplazados, todos son explotados.

Supongo que eres consciente que esta lentitud ceremoniosa choca a muchos espectadores. No sé si te preocupa eso o asumes que tu visión del cine y la de una parte del público esté separada por algo tan importante como la concepción del tiempo fílmico.
No me preocupa. No hago películas para todos, es tan brutal como eso. Tal vez estén destinadas solo a unas pocas personas que estén muy interesadas en esta ceremonia que también es de lucha. Es una lucha por la supervivencia de las personas y de los estratos sociales a los que filmo, y una lucha por la supervivencia de un cine. Creo que las películas deben ser hechas con una cierta decencia en cuanto a los medios y el presupuesto empleados, que deben adecuarse a como vivimos el día a día y como nos relacionamos entre las personas. Ruedo cosas pequeñas, de barrio, con poco equipo técnico. Eso es en lo que creo. No creo en cosas globales.

En una entrevista para Clarín dijiste que, cuanto más singular es el sufrimiento de un personaje, más político es el filme…
Claro. Lo más íntimo es lo más político.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Entrevista La Poderío
La Poderío Celia de Molina: “Todo lo que se considera universal no tiene nada que ver con nosotras”
Celia de Molina, nacida en Linares y con el corazón en Málaga, es guionista y directora con mucho poderío. Su cine busca transformar el mundo, como demuestra su corto 'Cuarentena', nominado a los Goya. En su último proyecto, 'No soy universal', desafía el concepto de “universal” desde una visión feminista y personal.
Cine
Cine Del taxi en Cádiz, a la alfombra roja en EEUU: la vida de película de Antonio González Guerrero
El gaditano es el único actor español del elenco de ‘Mobland’, serie de Paramount Plus que se acaba de estrenar en Reino Unido, EEUU y Canadá, y que estará disponible en España a partir del 9 de junio.
Cine
Cine Los cantos de Cecilia Barriga, apuntes de una filmografía disidente
La filmografía de Cecilia Barriga atesora un material fundamental para el conocimiento de algunos de los momentos políticos más relevantes en los movimientos de izquierdas de las últimas décadas.
#74602
17/11/2020 19:59

Mestre!

0
0
#74303
14/11/2020 8:53

Las pelis de Costa son un coñazo. Lentas, no aportan nada ni al arte ni al entretenimiento. No se merece este artículo. No por ser de izquierdas debe tener barra libre.

0
11
#74951
23/11/2020 17:05

Deje vd. que cada uno se exprese como quiera. Con imágenes o de palabra. Si quiere, no vaya a verlo. Pero no censure.

0
0
Crisis climática
Balance climático El Mediterráneo se consolida como zona especialmente vulnerable al cambio climático
Las víctimas de la dana suponen dos tercios de las muertes por fenómenos extremos en Europa en 2024, según un informe conjunto de Copernicus y la Organización Meteorológica Mundial que hace un balance climático del continente el pasado año.
República del Sudán
Sudán Cara a. Un Sudán en guerra
Se cumplen dos años de una guerra que ya deja más de 13 millones de personas desplazadas y más de ocho millones de sudaneses al borde de la inanición.
Poesía
Culturas Joan Brossa, el mago que jugó con la poesía para reinventar el poder de la palabra
Casi inabarcable, la producción creativa de Joan Brossa se expandió a lo largo —durante medio siglo XX— y a lo ancho —de sonetos a piezas teatrales, pasando por carteles o poemas objeto— para tender puentes entre el arte, la política y el humor.
València
València La Generalitat supo del primer desaparecido el día de la dana ocho horas antes de enviar los SMS
La delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, testifica delante de la jueza que avisó a la consellera Salomé Pradas de una primera desaparición en torno a las 12.30h de esa mañana.

Últimas

Eventos
Taller de podcast El Salto invita a estudiantes a explorar las posibilidades del formato audiovisual
Proponemos un taller de guion y producción de programas para estudiantes de comunicación y periodismo los días 24 de abril y 8 de mayo.
Palestina
Palestina La UE apoya a Palestina con 1.600 millones de euros más pero sin entrar en la situación de Gaza
Los ministros de Exteriores europeos, que se han reunido en la mañana del 14 de abril con la Autoridad Nacional Palestina en Luxemburgo, no aumentan las sanciones contra Israel.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Más de 760.000 personas no tienen médico de familia o pediatra en la Comunidad de Madrid
En los 267 centros de salud existentes en la región faltan 3.812 médicos y médicas y 983 pediatras. Hay 43 centros de salud caídos, esto es, con menos del 20% de la plantilla, mientras que el año pasado había 21 centros en esta situación.
El Salto n.78
El Salto 78 Nueva revista, viejas injusticias: hablemos de Violencia Institucional
En el último número de la revista de El Salto dedicamos la portada y nuestro “Panorama” a una de las violencias que sufren las mujeres solo por el hecho de serlo, la que aún a día de hoy emana de un sistema irracional y patriarcal.
Censura
Extremadura El Partido Popular censura “flores republicanas” en el cementerio de Santa Marta de los Barros (Badajoz)
Izquierda Unida denuncia que la alcaldesa popular ha ordenado que “durante su mandato únicamente se colocarán flores de color blanco”. Han convocado a la ciudadanía a una nueva entrega floral este lunes 14 de abril a las 17 horas.
Fronteras
Fronteras El Gobierno de Mauritania alerta de que ya son más de cien cadáveres hallados en sus costas en 2025
Desde 2023 Mauritania es el principal punto de salida de embarcaciones hacia las Islas Canarias. El Gobierno reconoce el hallazgo de cuerpos. Mali reclama un trato humanitario a las personas que permanecen varadas en el país vecino.
Cómic
Cómic Viajando por ‘Bone’, de Jeff Smith, la fantasía de aventuras definitiva
En 1991 Jeff Smith dio comienzo a ‘Bone’, un hito del cómic de aventuras, muchas veces recordado por ser una alternativa de alma ‘cartoon’ a ‘El señor de los anillos’.

Recomendadas

Galicia
Galicia La TVG se gasta 839.772 euros en un programa de Miguel Lago y lo saca de parrilla tras hundirse en audiencia
El programa ‘O novo rei da comedia’ apenas llegó a los 36.000 espectadores de media en su estreno y cayó en picado en su hasta ahora última emisión al 3,4% de cuota de pantalla en una cadena que tuvo de cuota media en marzo un 8,1%.
Globalización
Crisis del multilateralismo El terremoto Trump sacude las instituciones del orden mundial y la “globalización feliz”
Muchas de las instituciones que marcaron la vida internacional desde la caída del Muro han entrado en crisis. ¿Todas? No, especialmente aquellas que intentan regular los derechos humanos, de los pueblos y de la naturaleza.
Salud mental
Cambio de paradigma De la deprescripción de psicofármacos al refuerzo de plantillas: claves del Plan Nacional de Salud Mental
El Ministerio de Sanidad ha logrado un consenso para aprobar una nueva estrategia en salud mental, poniendo de acuerdo de un lado a todas las comunidades autónomas y del otro a todas las asociaciones.
Lobo
Especies protegidas Organizaciones tratan de evitar la caza del lobo: “Volver a la receta de la gestión letal no funciona”
El lobo está desprotegido desde la entrada en vigor de la ley de desperdicio alimentario el pasado 2 de abril. Organizaciones ecologistas y Podemos están llevando a cabo denuncias, recursos y otras acciones para revertir la desprotección del cánido.