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Censura
A propósito de Rocío: recuperar el minuto y medio
De Moraleja, Cáceres. Escritor y autor de Paisaje nacional (Alianza Editorial).
A propósito de Rocío (1980), documental escrito por Ana Vila y dirigido por Fernando Ruiz Vergara, diré que la justicia restaurativa es un compromiso para parte de esta generación.
La justicia restaurativa es un compromiso para parte de esta generaciónNo sabemos qué lugar habría ocupado esta película en la cultura española si no fuera la primera película censurada en democracia, que es la coletilla que sigue siempre al título. Una película inseparable del fallo del Tribunal Superior que prohibió «la distribución y proyección del reportaje Rocío en todo el territorio nacional, en tanto no se suprima en la banda sonora y luminosa, así como en todos sus negativos y copias las siguientes expresiones». Las «siguientes expresiones» ocupan en el filme original unos cien segundos. Es poco más de un minuto y medio lo que no se puede proyectar. Un minuto y medio donde se indica, con la agudeza que permite un minuto y medio, la represión franquista en Almonte. Es curioso, tiene mucho que ver con esta ausencia de relatos, no ya solo en las conversaciones públicas, sino dentro de las casas, dentro de las familias. Los años de la guerra son para la memoria familiar, en muchos casos, una incógnita. Incluso en aquellas bisabuelas —y bisabuelos— que volvieron vivas. Somos una gran cantidad de bisnietas que estamos restaurando un silencio no elegido. Restaurando el minuto y medio.
Somos una gran cantidad de bisnietas que estamos restaurando un silencio no elegido. Restaurando el minuto y medioEs una suerte que en YouTube se pueda ver la versión completa. Porque aunque sea en privado, a Rocío se puede llegar cuando quieras. Yo la primera vez que la vi fue en pantalla grande, en una versión posterior donde Ruiz Vergara rellenó el tiempo censurado con una cartela explicativa. La ausencia evidenciada. Es un recurso muy efectivo. El pasado 28 de febrero, con motivo del Día de Andalucía, la Peña Andaluza La Gata proyectó el documental dentro de la programación de la Cineteca de Matadero de Madrid. Desde el 28F que estoy atrapado por las fuerzas onubenses. Sigo ahí, en la madrugá del 78, con ese grupo de mariquitas bailando sevillanas, con los hombres lesionados por cargar la imagen, con las palabras de las camareras a su Señora, o con el llanto de los bebés arrastrados de mano en mano para ser bendecidos por la Madre de Dios. Es 1978, además, el año en que llegó la Constitución Española, escrita en piedra, arrastrada por las manos angelicales de siete querubines del Congreso de los Diputados.
Constitución
La gran mentira sobre la Constitución española
Un mantra se repite en todos los foros oficiales: “Todos los españoles votamos la Constitución de 1978”. Lo cierto es que los que hoy pueden decir que votaron a favor de la Carta Magna son muchos menos que aquellos que no han decidido sobre ella.
Para ese año en que se filmó ya estaba muerto, como Franco, José María Reales Carrasco, terrateniente y alcalde de Almonte a quien en la película un vecino señala como responsable de la matanza de cien personas —«noventainueve hombres y una mujer» se explicita—. Pero su hijo no —estos días pienso en una frase de Brigitte Vasallo en su Tríptico del silencio (La Oveja Roja, 2023): «¿tiene derecho el hijo a seguirse beneficiando del pecado del padre?»— y fue él quien interpuso una demanda al vecino, al cineasta y a la guionista. Le salió favorable, pues Ruiz Vergara pagó a los Reales una indemnización de 10 millones de pesetas y al Estado un ostracismo que a día de hoy se mantiene si no fuera por las catacumbas de YouTube y por el trabajo de recuperación de nuevas investigadoras. Aquí podríamos mencionar a Concha Barquero y Alejandro Alvarado —autoras del cortometraje Descartes (2021) a partir de Rocío—, pero también a Isabel Cadenas —que hizo un trabajo precioso en el podcast De eso no se habla—, a José Luis Tirado —que realizó El caso Rocío (2013) — o al historiador extremeño Francisco Espinosa —por recuperar esta historia en Callar al mensajero (Península, 2009) e investigar la guerra en Almonte con Contra la república (Aconcagua Libros, 2012).
Memoria histórica
Memoria La caída del 73 y la memoria histórica
Francisco Espinosa ha investigado además la guerra y represión en las zonas andaluzas y extremeñas. Ahí tenemos La columna de la muerte (Crítica, 2003) o La primavera del Frente Popular (Crítica, 2007). Este último es el mayor estudio en torno al 25 de marzo y los meses previos a la guerra en Extremadura. Leer a Espinosa es comprender que las zonas latifundistas tienen una historia complicada de explicar sin las desamortizaciones y sin la cuestión sangrante de la guerra. Después, el franquismo y las jerarquías familiares. Todas ellas son los condicionamientos materiales que acompañan nuestra mística. Negarnos a completar el minuto y medio es resignarnos a perder parte de la lectura que hacemos a nuestro presente. También de las posibilidades revolucionarias que puede tener el futuro.
Negarnos a no completar el minuto y medio es resignarnos a perder parte de la lectura que hacemos a nuestro presente. También de las posibilidades revolucionarias que puede tener el futuro
La nueva generación, como decía, la de las bisnietas, entendemos que en ese minuto y medio reside una justicia restaurativa a la que todavía llegamos a tiempo. Además de la recuperación de una generación prebélica politizada, con un entramado social y sindical relevante. Una generación de bisabuelas con las que seguir aprendiendo. Un minuto y medio que saldrá de YouTube.