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Uruguay
“¿Dónde están?” Uruguay marcha en silencio por sus desaparecidos
El 20 de mayo de 1996 fue la primera convocatoria pública de madres y familiares de personas uruguayas detenidas y desaparecidas. Desde entonces se ha impulsado ininterrumpidamente cada año en el mismo día. El 27 de junio de 1973 tiene lugar el golpe de Estado en Uruguay que dio paso a 12 años de dictadura cívico militar impulsado por Bordaberry. Con 192 desaparecidos oficialmente confirmados, el movimiento de memoria histórica del país tiene una gran presencia en las expresiones sociales y culturales.
Y es que mayo es el mes de la memoria, donde todo el territorio se moviliza. Distintas formas de recordar, porque no hay una sola manera de hacer memoria. Encuentros, charlas y entrevistas con ex presos y presas políticas; pintadas de murales; conmemoraciones; manifestaciones artísticas; amaneceres colectivos; éstas son sólo algunas de las formas en las que se hace memoria.
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El lema de este año, “¿Dónde están? Nunca más Terrorismo de Estado”, señala las responsabilidades, en la línea de los lemas de los dos últimos años —“¿Dónde están? La verdad sigue secuestrada, es responsabilidad del estado”, en 2022 y “¿Dónde están? No al silencio ni a la impunidad. Memoria, Verdad y Justicia”, en 2021—. La impunidad, traer al presente la memoria, la justicia, la verdad y el silencio son las palabras que año tras año se repiten, la consigna es la misma casi 30 años después.
“Por verdad, memoria y nunca más marchamos en silencio el día 20 de mayo en homenaje a las víctimas de la dictadura militar y en repudio a las violaciones de los derechos humanos.” Así se convocaba la primera marcha del silencio, defendiendo que “El homenaje a las víctimas no puede ser otro que el reconocimiento a través de la verdad de los hechos, la recuperación de la memoria y la exigencia de que en Uruguay nunca más exista la tortura, las ejecuciones y la desaparición forzada de personas…”
Se marcha en silencio para generar presión social, para que se esclarezcan las desapariciones y asesinatos impunes durante la última dictadura cívico-militar en Uruguay en el marco del Plan Cóndor
El movimiento de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos, que convoca cada año esta marcha, es un grupo de personas que se organizaron para encontrar a sus familiares y amistades desaparecidas durante la dictadura o el exilio. El grupo se consolida a principios de los ochenta, con la dictadura terminando, gracias a la unión de la Asociación de Familiares Uruguayos Desaparecidos en Europa, en Argentina y en Uruguay. Desde la apertura democrática tienen sus objetivos claros: verdad, justicia, memoria y nunca más. A esta agrupación se le suman nuevas organizaciones como Jóvenes por la memoria, grupos políticos que ahora forman parte del Frente Amplio y Crysol, la asociación de personas ex presas políticas y militantes más históricos en la lucha. La manifestación se da en distintos territorios del país y converge y se coordina con diversas luchas.
Se marcha en silencio para generar presión social, para que se esclarezcan las desapariciones y asesinatos impunes durante la última dictadura cívico-militar en Uruguay en el marco del Plan Cóndor. Se marcha en silencio para llegar a la verdad oculta del paradero de sus familiares. Se marcha para denunciar nacional e internacionalmente. Como dice Valeria García, militante de la FEUU “un silencio cuasi fúnebre desde el respeto que quedó como insignia desde las primeras marchas”.
Y es que con la llegada de la democracia no se investigaron las violaciones a los derechos humanos, reconociendo amnistías mediante mecanismos como la Ley de Caducidad del Ejercicio de la Pretensión Punitiva del Estado de 1988, donde el Estado uruguayo renunció al juicio penal a los responsables. Estos obstáculos no han parado la búsqueda de verdad, justicia y memoria. Se intentó poner un plebiscito, derogar esta ley, pero no se consigue. La autoorganización de la población ha generado un espacio de asesoramiento y apoyo, ante la ausencia de mecanismos institucionales. Algunas personas que fueron parte del organismo represor de la dictadura viven, por eso se les apela directa y simbólicamente con la pregunta ¿Dónde están?
Todavía se están llevando adelante los juicios a los militares. Ana Clara Madeiro, militante en el movimiento de Maldonado, comentaba: “tras cincuenta años mucha de esta gente sigue viva, y va a dejar de estarlo pronto, y no han dicho ni van a decir nada. Y los procesos legales son muy lentos, también”. Valeria habla de cómo “además de verdad, memoria y justicia se reclama al Estado saber por los desaparecidos y que tome responsabilidad por los años de dictadura”.
Cada año, la marcha la encabezan los y las familiares de los desaparecidos levantando sus fotos, teniéndolos presentes física y simbólicamente
El Instituto Nacional de Derechos Humanos busca archivos que permitan la reconstrucción histórica a través de los centros de tortura y restricción. Hay un proyecto colectivo, Sitios de Memoria Uruguay, que se propone como una herramienta de acción política para el presente para “identificar, visibilizar, conectar y disponibilizar la información sobre los lugares desde donde se organizaron y cometieron delitos de lesa humanidad durante el accionar ilegítimo del Estado (1968 - 1973) y la dictadura cívico-militar en Uruguay (1973-1985)”. Poco a poco, se han articulado herramientas, como la “Comisión para la Paz”, con el objetivo de la búsqueda de información para aclarar la situación de los detenidos desaparecidos. Se encontraron cuerpos en predios militares, se evidenciaron traslados de presos a Argentina. Aprovechando el espacio que se generó, el Poder Ejecutivo pudo iniciar procesos judiciales contra ex represores.
La fecha elegida conmemora los asesinatos de Zelmar Michelini, senador del Frente Amplio, Héctor Gutiérrez Ruiz, diputado del Partido Nacional, Rosario Barredo y William Whitelaw. Cada año, la marcha la encabezan los y las familiares de los desaparecidos levantando sus fotos, teniéndolos presentes física y simbólicamente. Las familias están protegidas por un cordón organizado y representado por el movimiento estudiantil y sindical. A un lado el movimiento sindical, bajo el paraguas del PIT-CNT y, al otro lado, el movimiento estudiantil universitario bajo la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU). De esta forma se ejemplifica el relevo de la lucha, el acompañamiento y el sostén para seguir levantando la bandera de la memoria. Y es que desde la FEUU defienden que “la historia nos ha demostrado que la unidad y la organización son fundamentales para enfrentar los desafíos, especialmente en un contexto en el que existen retrocesos en materia de derechos”.
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“Año a año se viene convocando a cada vez más gente y son diversas las organizaciones que cultivan la memoria. Por eso es un ejercicio colectivo y constante de ir pasando de generación a generación e ir diversificando las áreas. Antes eran solamente los familiares de los desaparecidos, ahora con el ‘todos somos familiares’ se amplía y se asume como responsabilidad colectiva el mantener viva la memoria”, explica Ana Clara. Por eso, implícitamente se asume la presencia de los desaparecidos en otras movilizaciones, se buscan y se encuentran los puntos en común. Valeria, en la reivindicación de la importancia de que no vuelva a articularse un plan regional que permita estas acciones y en la búsqueda de transformación social, afirma que “esta marcha es una defensa muy profunda de los derechos humanos, una reivindicación histórica que levanta y defiende el valor de vida. Verdad para saber dónde están los desaparecidos, memoria para no olvidarlos y justicia para que no vuelva a pasar mediante un reconocimiento, esclarecimiento y condena por parte del Estado”.
Este movimiento se representa bajo la flor de la margarita, “la historia de una flor que floreció en miles”, “una flor incompleta”. Cada 20 de mayo se plantan margaritas junto a las caras y los nombres de las personas desparecidas aunque durante todo el año de las ventanas cuelgan balconeras, banderas con una margarita a la que le falta un pétalo, junto a la pregunta “¿Dónde están?”. Ana Clara habla del simbolismo de “ir desojando, de llegar a algo, de la reivindicación constante de revalorizar la vida, de echar raíces para crecer, la margarita como brote que representa que no pudieron con todo”.