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Desapariciones forzadas
Un bosque que siembra la esperanza en México por las personas desaparecidas
El estado de “desaparición” genera en sí desasosiego. La persona desaparecida entra en otra dimensión: desconocida, intangible, dolorosa. Esa persona ya no está donde vivía, donde habitaba, donde le conocían; cuando se aplica el adjetivo “forzosa” entendemos que le desaparecieron y muchas más sensaciones negativas se agolpan en el pecho. La ausencia de información sobre el destino de un ser conocido o querido puede suponer la peor de las torturas y así es como viven miles de personas en México, en búsqueda de sus seres queridos.
La necesidad de atesorar esos seres humanos de los que no se conoce su destino, su paradero, es universal. El cariño y amor por ellos es un aliciente común que mueve a los que quedaron a generar herramientas con las que lograr que no se pierda su esencia, que es su memoria: sus gestos, gustos, nombre, aficiones. En España, además de muchas expresiones populares de homenaje, Todos los nombres registra una base de datos con la información disponible de los desaparecidos, fusilados, exiliados, presos en cárceles o campos de concentración españoles, franceses, alemanes, argelinos, austriacos, etc durante la Guerra Civil y la posguerra española.
En América Latina hay una tradición que vincula el árbol con la memoria. En Argentina, Chile, Colombia, los árboles han sido hogar y raíz para la pérdida de muchas personas. En México también y en estos momentos hay un proyecto en marcha, El Bosque de la Esperanza, “un espacio de la memoria, virtual y físico, para conmemorar a las personas afectadas por la desaparición en México” que ha dado un paso más en consolidar estas iniciativas populares. Una respuesta sencilla y valiente ante la enorme crisis forense que atraviesa México que suma más de 100.010 personas desaparecidas hasta el momento en el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) del Gobierno de México, aunque las organizaciones no gubernamentales especializadas en el tema estiman casi medio millón, una cifra de la vergüenza que no hace más que aumentar.
“El Gobierno mexicano suma más de 100.010 personas desaparecidas en su registro oficial, una cifra que organizaciones especializadas en el tema estiman en casi medio millón”.
A dónde van los desaparecidos es un proyecto de un grupo de periodistas de distintas regiones de México que cubren con perspectiva de memoria y derechos humanos las lógicas de desaparición de personas en su país y las luchas emprendidas por familiares en búsqueda de sus ausentes. Proporcionan un mapa donde dan cuenta de la “barbarie” en forma de fosas diseminadas por todo el país, con cifras de cada estado mexicano desde 2006 al 2016.
Por otro lado pero en el mismo campo, Crisis Group es una organización independiente que “trabaja para prevenir guerras y elaborar políticas que construyan un mundo más pacífico”; lo hacen en todo el mundo, también en México, donde apuntan al crimen y la “guerra contra el narcotráfico” como factor desestabilizador del país que ha alimentado la violencia. Mientras que el país se ha convertido en un pasaje de huida para miles de refugiados y migrantes, su objetivo es “ayudar a resolver los problemas de seguridad que plantean las redes delictivas internacionales, los grupos armados locales y la elusividad del Estado”.
El bosque de la esperanza: Memoria y amor contra el estigma
Un pequeño equipo de tres personas es el que está dinamizando y gestionando este inmenso trabajo del Bosque de la Esperanza en México: Sergio Beltrán, que ha trabajado en Forensic Architecture, grupo que utiliza técnicas y tecnologías arquitectónicas para investigar casos de violencia estatal y violaciones de derechos humanos en todo el mundo; Aline Wani, investigadora especializada en métodos transdisciplinares para la memorialización y prevención de la violencia; y Maevia Griffiths, doctora en Ciencias Políticas que aborda audiovisualmente las (in)visibilidades sociales, la violencia, memoria y los derechos humanos.
No están solos, el proyecto ha sido ideado y caminado junto a los grupos colectivos de búsqueda de personas desaparecidas en México y trabajan también con DataCivica, una ONG especializada en el uso de datos y software en contextos de violaciones de derechos humanos en México y Elementa, una organización que fomenta el uso creativo del Derecho como instrumento de cambio social que actúa en Colombia y México.
El equipo de Sergio, Aline y Maevia trabaja de forma participativa elaborando junto a las familias de las personas desaparecidas estos espacios de memoria y resistencia conocidos como El Bosque de la Esperanza. Hay una parte física del proyecto con listones reflectantes que imitan a los originales de los primeros árboles de la memoria en el país que surgieron de forma espontánea y popular cuando los familiares colgaban de las ramas las fotos de sus seres queridos desaparecidos. En estos listones actuales, además de la fotografía y el nombre hay un código QR que dirige a la plataforma virtual co-creada directamente por los colectivos de búsqueda y familias.
“El proyecto pretende proteger y fortalecer estos espacios de memoria, luto y resistencia construidos por las víctimas, sus acompañantes y comunidades solidarias”, Aline Wani, coordinadora de El bosque de la esperanza.
En esta plataforma, y a través de herramientas digitales sencillas como Whatsapp, han podido compartir sus memorias en diversos formatos: fotos, vÍdeos y sonido, como una playlist de Spotify con sus voces, las canciones que les gustaban, las recetas favoritas de las personas, cumpliendo con uno de los objetivos centrales del memorial “el de proteger y fortalecer estos espacios de memoria, luto y resistencia construidos por las víctimas, sus acompañantes y comunidades solidarias” nos comenta Aline Wani. Ya que algunos árboles fueron vandalizados previamente, “queremos crear algo sostenible en el tiempo, crear algo a largo plazo para las familias”.
Por otro lado, sigue Aline, el proyecto pretende implicar al resto de la sociedad mexicana que no se siente afectada por este problema para que sostengan y se solidaricen con esta lucha, “sería muy interesante que una persona pueda visitar un árbol y saber algo de alguien que está ahí presente y poder intervenir y decir, pues yo a esta persona la vi o sé de ella; serviría como archivo y también permite a colectivos buscar en otros sitios. Es un patrón muy común en México que si, por ejemplo, están desapareciendo a alguien en Tamaulipas, que después lo encuentren en Veracruz”.
La tercera “pata” del proyecto es la de rehumanizar a las personas desaparecidas, “queremos crear más empatía para ellas en la sociedad, tenemos un problema muy grave con el estigma de desaparecidos en México. Mucha gente cree que había una razón porque desaparecieron, desde el Gobierno mexicano se ha creado esta narrativa para divulgar que eran parte del crimen organizado o adictos o cosas así”, lamenta Aline, que nos explica que “las desapariciones en México son un problema de clase y rural muy grande. Hay muchas más personas en contextos rurales y de clase baja que están desapareciendo y otra parte de la sociedad que todavía no es consciente de la gravedad del asunto”.
Audio de Aline Wani.
El proyecto se ha implantado de forma piloto en tres estados mexicanos: Veracruz, Guanajuato y Baja California, “trabajando con varias familias y colectivos en una fase de investigación principal para lograr un prototipo final que poder trasladar a otros estados” apunta la investigadora. El bosque de la esperanza señala alto y claro que el problema de las desapariciones en México es responsabilidad del Estado desde su inoperancia en el contexto de la memoria “donde nunca ha contado con la sociedad civil y las víctimas”, como en la impunidad a la que mantiene a quienes perpetran las desapariciones, en un momento en el que el país está viviendo, según Aline, “la militarización más alta en toda la historia de México”, donde se ofrece el relato de que los números de homicidios están bajando, “pero sin embargo, el número de desaparecidos aumenta vertiginosamente mientras el Estado mantiene una completa impunidad”.
Música
Música Corridos y violencia, cantar para narrar las heridas de México
Las organizaciones no gubernamentales que trabajan por los derechos humanos en México apuntan a una presión por parte de EE UU para “rebajar” las cifras de violencia en el país entre otras razones para incentivar la movilidad de empresas estadounidenses hacia el país vecino. "Hay mucha presión gubernamental para rebajar las cifras, pero la crisis forense del país está creciendo mucho: desapariciones forzadas por tráfico sexual, tráfico de personas, por reclutamiento y actividades relacionadas con el crimen organizado y por el propio aparato estatal”.
Aline también nos comenta que se localiza a algunas personas pero en la mayoría de los casos no, “muchas personas son encontradas muertas por los familiares en fosas comunes, en fosas grandes. Por ejemplo, en Veracruz encontraron una fosa con 300 cuerpos. Utilizan maneras cada vez más horribles para desaparecer a la gente y es cada vez más horrible encontrarlas en fosas comunes. También hay muchos migrantes que mueren en su camino y nadie les reclama”.
‘Hasta encontrarte’
“Soy Bibiana Mendoza y el 8 de enero del 2018 desaparecieron a mi hermano Manuel. Él tenía la edad de 32 años en el momento en que lo desaparecieron y desde ahí empecé una búsqueda individual porque en Guanajuato, donde vivo, no había colectivos de búsqueda, a diferencia de otras partes del país. Iba a diario a la Fiscalía de Guanajuato a preguntar si tenían razones de mi hermano y pues nunca tenían razones, solo mensajes agresivos de que ya no lo buscara y de que mi hermano merecía haber sido desaparecido porque ellos suponían que todos los desaparecidos se lo merecían o que andaban metidos en cosas malas, suponiendo ellos que hay algo en este mundo que amerite ser desaparecido”. Esta es una de las historias que, comadreando con otras experiencias similares, acuerparon el colectivo ‘Hasta Encontrarte’ en Guanajuato, que cuenta ya con 88 mujeres que actúan juntas “en búsqueda de nuestros hijos, hijas, papás, hermanos, tíos, abuelos”.
“Decidimos poner lo que llamamos un árbol de la esperanza, siempre con la convicción de que para poder tener esperanza pues hay que tener memoria”, Bibiana Mendoza de ‘Hasta Encontrarte’.
Bibiana nos explica que las mujeres que integran ‘Hasta encontrarte’ coincidieron en señalar a “la memoria como su herramienta más poderosa”, ante la que no importaba contra qué monstruo se enfrentaran pues, “si la dejas de construir, de alimentar todos los días, se va desvaneciendo; lo hemos visto a lo largo de la historia de nuestro país, de sucesos que marcaron graves violaciones de derechos humanos y ahí fue que dijimos que tenemos que crear una memoria que permanezca y todas decidimos crear este bosque que estuviera en cada municipio de la República Mexicana con las fotos de nuestros familiares”. También destaca la información personal en la plataforma digital de cada persona desaparecida, “para que vean que son personas como cualquier otra y que no se lo merecían y es indispensable que sean buscadas. Tratamos de llevar este mensaje de que los desaparecidos nos faltan a todos y que nos deben de doler como seres humanos, es una realidad que nos debería doler a todos”.
La “buscadora” reconoce que México es un país al que no le interesa contar a sus desaparecidas ni desaparecidos, “que no le interesa asumir la violencia que estamos sufriendo las mujeres, en Guanajuato van más de seis buscadoras asesinadas y en otras partes del país también están siendo levantadas por buscar a sus familiares desaparecidos”. Para ella, hablar del contexto de desaparición es “hablar de un México que prefiere normalizar la violencia que levantar la voz y decir no, no lo merecemos y las cosas pueden cambiar porque sí se puede”. Apunta que lo que mantiene a las buscadoras con vida es pensar que un día la sociedad mexicana va a despertar, como en otros momentos históricos, se va a tomar la injusticia como algo personal y “va a andar a nuestro lado levantando la voz”.
Respecto al problema estructural de la violencia en México, Bibiana reflexiona sobre la militarización “que tiene que ver con las desapariciones”, en un contexto en el que “el Estado ha creado una falsa percepción de seguridad al ver militares en las escuelas, en los centros de salud, en las calles, en las carreteras, militares armados hasta los dientes”. Según Bibiana, hay mucha gente que se siente segura, pero, “la realidad es que todos los días nos están matando, desapareciendo, que hay una crisis de trata de mujeres con fines de explotación sexual en todo el país, en el norte, y ahora también en Guanajuato, en el sur, mujeres de nuestro país, pero también de otras partes de América Latina; que el ejército está siendo utilizado para desaparecer a periodistas, a defensores de territorio, del agua”.
El colectivo ‘Hasta encontrarte’ comenzó con el proyecto memorialista hace cuatro años, y mantienen cuatro árboles en diferentes ciudades del estado de Guanajuato: en Silao, Irapuato, Pénjamo y Celaya que guardan la memoria de alrededor de 100 personas por árbol, aunque sólo en el estado de Guanajuato haya 3.500 personas desaparecidas según cifras oficiales. Bibiana nos explica que estos árboles también sirven para decirles a aquellas personas que no han denunciado alguna desaparición que no están solas “no queremos que se sientan culpables, queremos decirles que las entendemos perfectamente, cada persona vive su proceso y a veces el contexto de violencia te impide levantar la voz porque aún te quedan otros hijos, otras hermanas, el resto de tu familia; sabemos que por la realidad que estamos viviendo también nos los pueden desaparecer”.
Audio de Bibiana.
El árbol, prosigue, es un mensaje para sus familiares, cada listón con foto tiene un cascabel, “para nosotros el sonido del cascabel simboliza un te amo para nuestra familia, algo que simbólicamente ellos puedan oír para poder regresar a casa”; y como tercer objetivo, quieren lograr que esos árboles perduren, “y pase lo que pase, si un día regresan nuestros familiares, que tengan la convicción clara de que nadie les olvidó, de que nunca se les dejó de buscar, porque el dolor más grande que sentimos es el miedo de pensar que ellos sienten que nadie los está buscando; queremos que, cuando regresen, vean todas las herramientas que utilizamos, que no son sólo palas y picos, que no sólo son marchas y manifestaciones, sino que también son actos puros de amor dedicados a ellos”.
“Nosotras estamos sembrando un ramito de esperanza que se va a respirar en el aire para volver a encontrar a nuestros familiares, pero también para volvernos a encontrar como seres humanos”, Bibiana del colectivo 'Hasta encontrarte' de Guanajuato.
Esperan que este Bosque de la Esperanza les ayude no solo a regresar a sus familiares, “sino más bien que nos ayude a regresar la humanidad a aquellas personas a las que no les han desaparecido nadie”. Creen y tienen fe en que “el Bosque de la Esperanza va a traer humanidad a estos tiempos tan violentos, donde perdura el olvido, y que nosotras estamos sembrando en cada cascabel, en cada foto, en cada árbol, un ramito de esperanza que se va a respirar en el aire para volver a encontrar a nuestros familiares, pero también para volvernos a encontrar como seres humanos”, concluye esperanzada esta buscadora.