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Unión Europea
Los países del Grupo de Visegrado vetan las exportaciones agrícolas de Ucrania
Eslovaquia, Hungría y Polonia, tres de los cuatro países que junto con República Checa conforman el Grupo de Visegrado, han anunciado en las últimas horas que suspenden las importaciones agrícolas desde Ucrania. El problema se extiende también a Bulgaria o Rumanía, cuyos gobiernos ven cómo crece la presión para evitar que el cereal ucraniano afecte a su sector primario.
La decisión, medida en clave electoralista en tres países en los que el voto del medio rural es clave para el futuro inmediato, ha soliviantado a la Comisión Europea y al Gobierno de Volodimir Zelensky, que cuenta con sus exportaciones para mantener una economía de guerra cada vez más precaria. Los últimos informes hablan de una caída del 29% del conjunto de la economía ucraniana. Según datos del Gobierno de Kiev, cada mes pasan por la frontera polaca más de medio millón de toneladas de productos agrícolas, trigo, maíz, semillas de girasol y colza, entre otros.
Polonia, país fundamental en la relación entre la UE y Ucrania –además de primer aliado de EE UU en la Europa post-soviética– rompió el hielo el pasado sábado, después de que el viernes se cancelara una reunión ministerial con representantes ucranianos para abordar el tema del cereal. La diferencia de precios entre el cereal polaco y el ucraniano, significativamente más caro, preocupa al Gobierno de Mateusz Morawiecki, que afronta elecciones a las dos cámaras, el Sejm y el Senado, en otoño de 2023. La polémica ya se ha cobrado el puesto del titular de Agricultura, Henryk Kowalczyk, que dimitió el 6 de abril.
El sábado, Varsovia anunció su cierre de fronteras a los productos ucranianos –hasta al menos julio de este año– y unas horas después lo hizo Hungría. En la mañana del 17 de abril ha sido el Gobierno eslovaco el que se ha sumado a este veto. El motivo aducido son los controles sanitarios, que el grano ucraniano no habría pasado por la presencia de un pesticida peligroso.
La Comisión Europea, que no había reaccionado ante las protestas de sus socios del este, se encuentra ahora en un brete. Los parques dispuestos el mes pasado –un paquete de ayudas de 30 millones de euros– han sido insuficientes para tranquilizar a los representantes de Polonia y Hungría, que ven cómo parte de su electorado tradicional acusa de corrupción a los políticos en la compra de grano ucraniano para su redistribución en el mercado interno.
La decisión está totalmente relacionada con la guerra, dado que estos tres países comparten frontera con Ucrania y han sido utilizados para el traslado de trigo –principal producto agrícola exportado– como consecuencia de la situación en el Mar Negro. Una vez que estos productos pisaron suelo de la UE, el precio del grano ha caído ostensiblemente, lo que ha perjudicado a los productores de los países de Visegrado, al menos a entender de sus Gobiernos.
“Es que es el agricultor ucraniano el que se encuentra en la situación más difícil”, ha declarado el ministro de Agricultura de Ucrania Mykola Solskyi.