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Turquía
Ayse Berktay: "Erdogan tiene más poder, pero no es más poderoso"
Hablamos con Ayse Berktay, una de las representantes internacionales en el Partido Democrático de los Pueblos turco.
Coordinador de la sección de economía
La escritora Ayse Berktay es actualmente una de las representantes internacionales en el Partido Democrático de los Pueblos turco (HDP). Esta firme defensora de la democracia y de los derechos de las mujeres sabe lo que es la represión de Erdogan. Pasó dos años en la cárcel, entre 2011 y 2013, por defender los derechos de la población kurda.
Nos recibe 48 horas después de que pierda por un ajustado margen la campaña del hayir (‘no’) en el referéndum que, finalmente, le concedió a Erdogan un mayor poder mediante la modificación de la Constitución. Lo que para cualquiera puede ser una amarga derrota, para Berktay significa “un nuevo comienzo para nosotros y el principio del fin de Erdogan”.
¿Qué va a cambiar en Turquía tras este referéndum?
Nosotros pensamos que en realidad el ‘no’ ha ganado. En esta lucha política contra Erdogan, su partido y sus seguidores, que apoyan la centralización del poder y la dictadura, hemos aunado muchas fuerzas bajo la campaña del ‘no’ y queremos aprovechar para canalizar toda esta energía y formar una fuerza democrática que pueda seguir luchando. Ahora mismo hay mucha gente protestando en las calles, se ha creado una dinamización social que anda por sí sola. Nuestra labor ahora es hacer que esa protesta continúe, ya que el espectro de personas que ha participado en la campaña del ‘no’ es muy amplio.
¿La campaña del ‘no’ seguirá funcionando como una plataforma?
La campaña del ‘no’ no es una simple plataforma o paraguas, ya que la han impulsado partidos y organizaciones de todo tipo, desde partidos de ultraderecha a los más democráticos. Pero queremos consolidarla para que pueda unir a un ancho espectro de actores que han participado en ella, ya que tenemos muchos temas importantes entre manos, como las huelgas de hambre de nuestros compañeros en las cárceles. Además, necesitamos levantarnos contra los cambios constitucionales que se realizarán tras el referéndum y pensar juntos cómo debemos actuar ahora.
¿Cómo ha ido la campaña?
Empezamos pensando en hacer un frente común por el ‘no’, pero enseguida vimos que era imposible. Decidimos que cada partido u organización dijera ‘no’ a su modo y por sus motivos, convirtiendo así la campaña en un abanico multicolor de campañas y mensajes que han conseguido romper con el miedo y la represión militar que hemos sufrido por todo el país y, sobre todo, en Kurdistán. Esta campaña nos ha servido para organizar y dinamizar las fuerzas que estamos contra el Gobierno. Nos ha ayudado a unirnos y a superar este estado de drama y miedo.
En cuando al HDP, nos ha servido para fortalecernos a pesar de los duros ataques que hemos recibido. Nuestros líderes están en la cárcel ahora mismo, 13 diputados han sido arrestados, entre 7.000 y 8.000 militantes de nuestro partido han sido encarcelados en la campaña y aun así creemos que hemos salido reforzados.
La represión al pueblo kurdo durante la campaña ha sido brutal y aun así han dicho ‘no’ en el referéndum¿Cuál es la situación en el Kurdistán ahora mismo y qué puede cambiar tras el referéndum?
El Kurdistán ha dado un paso valiente con su voto, teniendo en cuenta la situación. Durante años la represión contra el Kurdistán ha sido constante, pero desde el golpe de Estado fallido y la declaración del estado de emergencia, está tomado por el Ejército y la Policía. La represión al pueblo kurdo durante la campaña ha sido brutal y aun así han dicho ‘no’ en el referéndum. Para nosotros es un éxito.
El estado de emergencia ha sido prolongado otros tres meses, por lo que el Gobierno va a ver cómo la oposición a este Estado militarizado se va a incrementar, y además será una oposición cada vez más organizada que podrá aumentar la presión sobre el Gobierno.
Pero Erdogan tiene ahora mucho más poder…
Tiene más poder pero no es más poderoso. El resultado ha sido muy ajustado y ahora tratan de legitimarse a sí mismos porque no se sienten confiados y lo van a tener difícil. Este es un nuevo principio para nosotros, con el frente amplio que hemos creado con la campaña del ‘no’, pero es el principio de su final. Han perdido en Estambul y tiene a la mitad del país diciendo ‘no’. Tienen muy difícil gobernar el país. Los partidarios del ‘no’ tenemos una posición fuerte y convencida, no pasa lo mismo entre los que apoyan a Erdogan.
Erdogan ataca a las mujeres porque sabe que podemos cambiar la sociedad¿Cual ha sido el papel de las mujeres?
Las mujeres hemos estado muy organizadas durante esta campaña. Desde hace años, y sobre todo desde el golpe de estado fallido, las manifestaciones estaban prohibidas o no se hacían porque había una atmósfera de miedo y represión. Pero esto se rompió con la marcha de las mujeres del 8 de marzo. Las mujeres hemos tomado el liderazgo de las protestas y de la campaña del ‘no’. Hay muchas organizaciones y plataformas de mujeres y somos las que hemos dicho que debemos continuar diciendo ‘no’ y no abandonar las calles. Porque como mujeres no decimos ‘no’ solo a este referéndum, decimos ‘no’ a esta sociedad y a cómo el patriarcado marca su funcionamiento. Las mujeres vamos a seguir saliendo a las calles para decir ‘no’ a esta dictadura.
Hay algo en común en la tendencia del ascenso de la extrema derecha en varios países. Trump en Estados Unidos, Erdogan en Turquía, Putin en Rusia, ISIS en Oriente Medio, todas esas tendencias basan su crecimiento atacando a las mujeres. El modo en que intentan controlar a la población y lo que cree y piensa la sociedad es mediante el ataque a las mujeres. Porque nosotras somos la mayor fuerza del mundo. Cuando la política o la sociedad están lideradas por mujeres las cosas se hacen de una manera diferente, más social. Las mujeres tienen mayor capacidad para movilizar a la gente y por eso somos el principal objetivo de la derecha, para cancelar esta fuerza que representamos. Por ello es necesario crear alianzas internacionales entre plataformas de mujeres que muestren su fuerza, tal y como hicimos en la última marcha del 8 de marzo en la que participamos masivamente en Turquía.
Aquí, por ejemplo, Erdogan ha atacado a nuestras coalcaldesas y correpresentantes mujeres. En el HDP todos los puestos de mando son compartidos entre una mujer y un hombre. Las mujeres han sido atacadas y encarceladas por la policía turca. Erdogan nos ataca porque sabe que podemos cambiar la sociedad.
Nosotros no pedimos a la gente que no se radicalice, pero queremos que sea una radicalización y una resistencia democráticas que lleven al Gobierno a ceder ante la ciudadanía
Parece que la población turca está muy polarizada.
Sí. Han dividido la población en dos y usan esa polarización de muchas maneras. Aprovechan la criminalización del pueblo kurdo y las acusaciones a la oposición para dividir y poner a la mitad de la población en contra nuestra. Lo que estamos intentando nosotros es canalizar esta polarización para convertirla en una fuerza democrática que pueda luchar para conseguir una Turquía más libre para todos.
Pero con un Gobierno que usa la fuerza para que esos movimientos y grupos democráticos no avancen, ¿no temes que esto acabe en una guerra civil?
Por su puesto que existe ese riesgo. Si la represión sigue creciendo puede que parte de la población, sobre todo entre los kurdos, lo dé todo por perdido y se radicalice. Nosotros no pedimos a la gente que no se radicalice, pero queremos que sea una radicalización y resistencia democráticas que lleven al Gobierno a ceder ante la ciudadanía sin que tengamos que llegar al momento en que las condiciones nos empujen a una guerra civil.
¿Cómo se organiza esa resistencia democrática bajo un Estado policial?
Como lo hemos hecho hasta ahora (ríe). Es difícil, muchas personas han sido detenidas, salen y entran en la cárcel, otras llevan mucho tiempo dentro. Nos vemos obligados a poner nuevas personas en los puestos visibles y de dirección porque son arrestadas. Pero hay muchos temas en la sociedad turca con los que la población no está conforme. Problemas en el campo laboral, de los derechos de las mujeres, derechos infantiles o temas ecológicos. Lo que tenemos que intentar es que esa gente que no está conforme promueva esa disconformidad con sus propias palabras hasta que el Gobierno no pueda pararlo. Ellos pueden cerrar un partido como el HDP, pero no pueden cambiar la manera de vivir y de organizarse de las personas.
¿Qué opinas de la implicación de los países europeos en esta campaña y en el proceso de acumulación de poder de Erdogan?
La Unión Europea y sus partidos políticos han reaccionado muy tarde sobre lo que estaba ocurriendo en Turquía. La negociación entre Europa y Turquía sobre los refugiados ha fortalecido la posición de Erdogan. Por ejemplo, cuando Angela Merkel visitó a Erdogan justo antes de las elecciones y firmó el acuerdo con Europa sirve de argumento perfecto para chantajear a Europa por un lado, y para poder mostrar a la población turca su poder al tener a todos estos líderes europeos alabando su labor.
En el proceso de este referéndum parece ser que por fin Europa se ha dado cuenta de las verdaderas intenciones y su plan para acaparar el poder y se han empezado a posicionar. Erdogan está perdiendo prestigio, en el país y en el mundo. Sus crímenes están viendo la luz y cuando pierda su poder se tendrá que sentar ante el Tribunal de La Haya. Pero Europa llega tarde y lenta, porque para ellos esto no es un tema de democracia o derechos humanos, es una lucha de poderes e intereses.
¿Crees que las prohibiciones de los mítines del AKP en suelo alemán y holandés ayudaron a que Erdogan se hiciera la víctima de una “Europa islamófoba”?
Claro que sí. Erdogan lo sabía. Sabía que le iban a prohibir hacer esos mítines, por lo que solo tuvo que magnificar la respuesta y convertirlo en una perfecta propaganda nacionalista. Lo usó de una manera retórica. Pero creo que no cambió mucho en cuanto al voto. Puede que sí cambiara el ambiente a la hora de hacer la campaña o algo del voto por correo de los turcos que se encuentran fuera del país.
Está claro que hay un gran peligro porque existe la islamofobia en esos países. Hay gente en Europa que odia a los trabajadores turcos o paquistaníes que están en sus países. Son condiciones perfectas para los partidos racistas que están creciendo en Europa. Pero debemos demostrar que esas acciones no son contra los turcos, sino contra las políticas totalitarias de Erdogan y una muestra de que está perdiendo su popularidad.
Muchos de tus compañeros de partido están en la cárcel por la represión del Gobierno, pero no es la primera vez que ocurre. Tú estuviste también en la cárcel. ¿En qué situación están dentro de la cárcel?
Sí, hay en torno a 200 personas en huelga de hambre ahora mismo en las cárceles por más de 60 días, y el número de personas sigue creciendo. Sus condiciones no son buenas, no se les trata como a otros reclusos. Están incomunicados y el Gobierno no está dispuesto a escuchar sus peticiones.
Queremos revocar estos cambios constitucionales y empujar a todos los sectores de la sociedad a que pidan una nueva Constitución más democrática¿Cuáles son?
La primera es sobre la situación del líder Abdullah Öcalan, incomunicado desde 2011 en la isla İmralı. Sus abogados no han podido verlo desde hace seis años. A nuestros diputados también se les ha prohibido visitarlo desde hace dos años, que hicimos una huelga de hambre para conseguirlo. Y solo su hermano lo pudo visitar una vez en noviembre del año pasado. Desde entonces, hace seis meses, no sabemos ni si quiera si está vivo.
Este tipo de régimen carcelario, que hemos llamado régimen İmralı, es el que se está aplicando al resto de presos políticos por todo el país. Y eso enlaza con las otras peticiones de los compañeros en huelga de hambre. El fin de este tipo de tratamiento. Les han rebajado el número de visitas permitidas y de llamadas de teléfono. Les prohíben leer periódicos. Son golpeados y torturados constantemente. Les obligan a llevar un régimen militar, deben cuadrarse cuando entran los guardias de la cárcel y son golpeados si se niegan a hacerlo.
La tercera de las demandas es que paren de inmediato los ataques a las aldeas kurdas. Muchas zonas del Kurdistán están siendo atacadas y están forzando a la población a desplazarse y dejar sus casas atrás.
¿Cuales son las principales metas o líneas estratégicas del HDP?
Lo primero es establecer una nación democrática. Un lugar donde las diferentes etnias, religiones o posiciones políticas puedan vivir juntas en una nación democrática e igualitaria. Donde la gente pueda decidir el futuro por sí misma. Un país que sea para todos.
Queremos la descentralización del poder. Gobiernos municipales con más poder que puedan tener una soberanía, aunque mejor organizada y coordinada. Y, por supuesto, la libertad para la mujer y la igualdad de género son la base de nuestra política. Porque creemos que en un país donde la mujer no puede ser libre es imposible que la sociedad sea libre.
¿Y los próximos pasos?
El Gobierno está intentando marginar nuestra organización. Somos su objetivo. Por lo que tendremos que usar el Parlamento, que es una de las áreas de lucha. Nos han votado seis millones de personas y seguiremos luchando por ellas. No se lo vamos a poner fácil. Queremos revocar estos cambios constitucionales y empujar a todos los sectores de la sociedad a que pidan una nueva Constitución más democrática.
Seguiremos luchando ante este sistema de “poder en un solo hombre” dictatorial que representa Erdogan. Seguiremos movilizándonos, saliendo a las calles. Seguiremos impulsando y ayudando a fortalecerse a las organizaciones democráticas frente a los ataques que esperamos que vamos a recibir.
¿Cómo ves Turquía en cuatro años?
No creo que todo se haya solucionado en solo cuatro años, pero estoy segura de que habremos avanzado mucho. Hay una guerra en Medio Oriente, muy cerca de nosotros, y en cuatro años se tiene que haber resuelto. Creo que entonces veremos más claro quién es quién y podremos resolver mejor la situación que nos rodea.