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Pueblo kurdo
Abdullah Öcalan: cómo se construyó el líder del movimiento kurdo
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El 27 de febrero Abdullah Öcalan, líder histórico del movimiento kurdo, emitió un comunicado en el que proclamaba el inicio del nuevo proceso de paz con Turquía. Después de recibir la visita de parlamentarios del Partido Popular por la Igualdad y la Democracia (DEM) en la prisión de Imrali, donde está encarcelado desde 1999, se emitió por las televisiones turcas la lectura del comunicado desde un hotel de Estambul: “Todos los grupos deben deponer las armas y el PKK debe disolverse”. En los días siguientes, el Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK) también publicó un comunicado anunciando un alto el fuego.
Abdullah Öcalan nació a finales de los años 40 en el sureste de Turquía, en la región de Sanliurfa, en la frontera turcosiriana. Se crió en un contexto de pobreza y para describir su infancia utilizaba las palabras “infelicidad abrumadora”. En ese momento, la economía era puramente de subsistencia y agraria, con la presencia de terratenientes como administradores de las tierras donde vivían. En los años 60 intentó entrar en la escuela militar, pero suspendió los exámenes. No tuvo conciencia política y de clase hasta que ingresó en la Universidad de Ankara para estudiar Ciencias Políticas, a inicios de los años 70.
“Entonces el líder volvió a hablar, comentando los temas de la mesa de forma tranquila, constructiva e impresionante. Todos le escuchaban con atención. La reunión duró hasta altas horas de la noche y terminó con una evaluación exhaustiva. El líder también desarrolló críticas contra la negación de la cuestión kurda, análisis erróneos sobre su enfoque acerca del Kurdistán, el régimen y el sistema en Turquía, el Estado en general y el enfoque hacia el socialismo”, describía la militante kurda y cofundadora del PKK Sakine Cansiz —conocida como Sara, asesinada el 9 de enero de 2013 en París—, refiriéndose al líder. “Escuchábamos atentamente cada palabra que salía de su boca”, añadía. Las declaraciones de Cansiz son uno de los pocos testimonios sobre Öcalan que se conservan escritos por una mujer cercana a su círculo. Ellos dos se conocieron en la Universidad de Ankara, cuando estudiaban Ciencias Políticas.
Heredero de las ideas de Mahir Çayan —líder marxista-leninista y fundador del Partido Frente Popular de Liberación de Turquía—, Öcalan forma parte de la tercera oleada de la izquierda turca. No obstante, su organización política empezó en la cárcel de Mamak, en Ankara, donde estuvo detenido por unas protestas estudiantiles: “Para mí, la cárcel fue una escuela para avanzar en la lucha política”, diría después.
Global
El pensamiento de Öcalan: un ensayo de David Graeber (Parte I)
El PKK se creó en la universidad —el espacio donde por naturaleza han nacido la mayoría los movimientos en Turquía que han hecho tambalear el Estado— en forma de grupo de debate entre distintos alumnos. En 1977, con dos compañeros más, Öcalan escribió el manifiesto El camino nacional hacia la revolución kurda, un precedente de las bases del PKK. Un año más tarde, en 1978, un grupo se reunió en un pueblo del sureste de Turquía y anunció la creación del partido.
El objetivo de Öcalan era romper con el sistema de las estructuras agrarias de la Turquía más rural y recoger el testimonio de la experiencia de la izquierda turca, pero con la finalidad de crear una nueva organización que desafiase al Estado turco. De este modo, pasó de ser un militante a ser el fundador de su propio movimiento con eslóganes como “Un Kurdistán libre” y “Un líder para sus amigos”. Aunque desde entonces ha mantenido el liderazgo en la organización, con el tiempo ha recibido críticas por parte de otros sectores del activismo kurdo y la izquierda turca por su autoritarismo y por la imposición del culto al líder. “Apo”, que en kurdo significa tío, es como se lo conoce en el movimiento, también extendido internacionalmente.
El único líder que hubiera podido hacerle sombra es su hermano. Entrenado en la Libia de Gadafi, Osman Öcalan dejó el movimiento por el enlace matrimonial con una de las militantes (prohibido en el PKK) y fundó su propio partido en el norte de Irak, el Partido Patriótico Democrático (PWD), que tuvo un recorrido muy corto. También el propio Abdullah Öcalan contravino las reglas que prohiben tener relaciones sentimentales con otros miembros de la formación cuando se casó con la militante Kesire Yildirim. El matrimonio duró hasta 1987.
Los inicios de lucha armada kurda
Cuando se creó el PKK, la voluntad era la de luchar por los derechos culturales y políticos de los catorce millones de kurdos que había en Turquía, y la de crear un Estado kurdo independiente. Durante los años 70 y 80 hubo un escenario de violencia entre el Estado turco apoyado por los Lobos Grises —grupos paramilitares ultranacionalistas turcos— y grupos de izquierdas, que culminó con el golpe de Estado de 1980. En ese momento, la dictadura militar encarceló a medio millón de militantes políticos, entre los cuales había muchos miembros del PKK.
Después del golpe de Estado, el movimiento se externalizó al Kurdistán sirio, iraquí e iraní, donde se refugiaron militantes desde Turquía. Fue en ese momento, en los años 80, cuando la base de las guerrillas se estableció en Siria y Líbano. En 1984 el PKK declaró la guerra al Estado turco, con un atentado en Hakkari, en la frontera con Iraq. La lucha se internacionalizó con ataques en Francia o Bélgica contra intereses turcos, y tanto Europa como Estados Unidos declararon el partido como organización terrorista.
Tras ocultarse en Siria de 1980 a 1984, Öcalan volvió a Turquía en 1984 para destruir los vínculos entre el Estado y las provincias del sureste, y para deshacer las relaciones entre terratenientes y campesinos en la sociedad feudal dominante en su tierra de origen. De vuelta, Öcalan organizó a militantes y los formó para convertirse en guerrilleros preparados. De esta forma, estableció un trabajo más horizontal y una economía paralela a la estatal. La respuesta del Estado turco fue la implementación de un Estado de emergencia y excepcionalidad en las provincias del sureste; y que ha durado prácticamente hasta la actualidad. El Estado turco también deforestó miles de hectáreas para acabar con las bases logísticas de la formación y destruyó más de tres mil aldeas turcas por posible colaboracionismo con el PKK.
Después de la ofensiva contra Turquía a mediados de los años 80, Öcalan se volvió a exiliar en Damasco hasta 1998. Con el ascenso de Bachar al Asad, Ankara forzó a Damasco a acelerar su expulsión del país a través del Protocolo de Adana. Öcalan empezó entonces un periplo por países como Rusia o Italia, hasta que fue capturado en Kenia por los servicios de inteligencia de Turquía, con la colaboración del Mosad y la CIA. La detención del líder en 1999 supuso un golpe a la lucha armada. En un primer momento, Öcalan fue sentenciado a pena de muerte y, cuando se abolió, a cadena perpetua. Lo acusaron de terrorismo y separatismo armado y lo encarcelaron en la isla-prisión de Imrali, donde hasta 2009 fue el único prisionero.
El proceso de paz actual
A principios de 2000, el PKK empieza a explorar la idea de autonomía, y cuestiona la independencia como objetivo final. Con las conversaciones de Oslo en 2008 se produce un acercamiento entre el Estado turco y el PKK, que resultaron en el proceso de paz de Dolmabahçe. Durante el Newroz —año nuevo kurdo— de 2013 Öcalan emitió un comunicado en el que anunciaba que “el período de lucha armada está terminando y se está abriendo la puerta a la política democrática”.
Es en esa época cuando Turquía reconoce al PKK como interlocutor legítimo del pueblo kurdo. El proceso de paz que empezó en ese momento terminó en 2015, después de los atentados de Ceylanpinar, una ciudad de la frontera turcosiriana. “La gestión del acercamiento actual sigue desde el proceso de paz de Dolmabahçe” explicaba hace unas semanas el diputado del DEM y antiguo abogado de Öcalan, Cengiz Çiçek.
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Oriente próximo Abdullah Öcalan llama a deponer las armas para lograr la plena democracia para el pueblo kurdo
La llamada a un nuevo proceso de paz por parte de Öcalan, emitida a finales del mes pasado, da respuesta a un nuevo equilibrio regional, marcado por la ofensiva israelí en Gaza, la caída del régimen de Bachar al Asad y el nuevo mandato de Trump. Añade Cengiz Cicek: “Este nuevo equilibrio es el factor principal que provoca este acercamiento. Hay necesidad de unificación política. Turquía tiene que abandonar el enfoque tradicional de la cuestión kurda, que ahora se ha convertido en una cuestión global”. El pueblo kurdo forma parte de distintos estados que actúan como actores tanto regionales como globales.
Después de la publicación del comunicado, el PKK aceptó el alto el fuego, pero a cambio pidió la libertad de Öcalan. Devlet Bahceli, el líder del Partido del Movimiento Nacionalista de Turquía (MHP), que fue quien lideró el acercamiento con el movimiento kurdo a través del DEM, propuso también una revisión de la condena de Öcalan y la aplicación de beneficios penitenciarios.
Expertos como Meghan Bodette, directora de Investigación del Instituto Kurdo por la Paz o Sypros A.Sofos, profesor adjunto de la Universidad Simon Fraser, en Canadá, apuntan también un interés político de Erdoğan, quien busca alianzas para tener apoyo para la nueva Constitución que se está preparando en Turquía. Sin reformas constitucionales, el actual presidente no podría optar a otro mandato en las siguientes elecciones generales, previstas para 2028. Además, después del buen resultado que obtuvo el Partido Republicano del Pueblo (CHP) en las elecciones municipales del 2024, Erdoğan necesita buscar formas para desestabilizar la oposición.
Después del comunicado de Öcalan y del alto el fuego del PKK, la pelota está en el tejado del Gobierno turco: debe marcar qué pasará con los presos acusados de terrorismo en las distintas cárceles del país, como Selahttin Demirtaş, antiguo líder del HPD, exculpado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos; la posible vuelta de los militantes que se desplazaron a las montañas de Kandil; y el proceso de reparación de las familias de las personas afectadas, como las que pertenecen a Cumartesi Anneleri, una organización de madres de hijos e hijas desaparecidos que se reúne cada sábado en Estambul.