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Turismo
Kellys de Benidorm: “Si el turismo genera tanta riqueza, ¿cómo es que no aguantamos ni dos meses si no trabajamos?”
Las camareras de piso se concentran en la puerta del Ayuntamiento de Benidorm con motivo del Día Mundial de Turismo. Piden soluciones a las dificultades económicas que atraviesan las trabajadoras de un modelo turístico que, subrayan, se ha demostrado insostenible.
La puerta del Ayuntamiento de Benidorm aparecía esta mañana llena de las ya conocidas camisetas y pancartas, y ahora también mascarillas, verdes. Cerca de un centenar de personas acudía a la llamada de las camareras de piso de Benidorm, un municipio costero donde los efectos de la pandemia llevan meses notándose por su evidenciada dependencia al sector turístico. Simultáneamente, los empresarios se movilizaban a escasos kilómetros señalando al gobierno de Pedro Sánchez.
La manifestación de las kellys y la de los hosteleros tenían algo en común: ambos grupos pedían la prórroga de los ERTE en el sector del turismo. Por lo demás, los discursos de las convocatorias cambiaban sustancialmente. Mientras ambas movilizaciones se producían, se ha sabido que la CEOE respaldaba 'in extremis' la prórroga de los ERTE. Yolanda Díaz, ministra de Trabajo, presentaba, tras el Consejo de Ministros, el acuerdo de esta prórroga.
Que los ERTE se alarguen y que no se recorten al 50%, como estaba planteando, supone un respiro para una parte de la población española, pero ni de lejos resuelve los problemas que enfrentan las kellys y otros trabajadores del sector turístico. Al inicio de la pandemia las camareras de piso de Benidorm ya avisaron de que muchas compañeras se estaban quedando fuera de las prestaciones del Gobierno al haber sido despedidas de los hoteles cuando estos empezaron a no alcanzar cifras de ocupación anteriores a la pandemia.
Coronavirus
La incertidumbre laboral por el coronavirus se ensaña con las kellys
La crisis del coronavirus está teniendo un efecto devastador en el sector de las camareras de piso: a las prácticas de algunas empresas, que evitan aplicar ERTEs a las empleadas más desprotegidas, se suma la incertidumbre sobre una ocupación hotelera de la que dependen miles de puestos de trabajo.
Yolanda García, portavoz de la asociación las kellys Benidorm-Marina Baixa, hace alusión al peso de la eventualidad en los contratos de estas profesionales. A finales de marzo, el colectivo ya advertía de que algunas empresas habían optado por los despidos improcedentes al inicio de la expansión del virus y que, una vez anunciados los ERTE, tanto las trabajadoras externalizadas —“las más desprotegidas”— como las eventuales —y en algunos casos las fijas discontinuas— se estaban quedando fuera de la medida, cuando realmente la mayoría de eventuales, recuerdan, cumplen funciones estructurales y trabajan bajo lo que las kellys denominan “falsa eventualidad”: prestación de servicios ocho de doce meses al año, encadenando contratos, a menudo con larga trayectoria en una misma empresa. Consiguieron que las fijas discontinuas debieran ser recogidas en los ERTE, pero más tarde denunciaron que no todos estaban siguiendo el decreto valenciano.
El abuso de la eventualidad se traduce, además de en un presente duro para muchas camareras de piso, en un futuro todavía muy incierto: “En Benidorm hay muchísimas compañeras eventuales que no saben si van a volver a trabajar”
Para García, mientras el sector turístico había conseguido sortear, en cierta forma, “el incendio de la anterior crisis”, las condiciones laborales empeoraron. Este abuso de la eventualidad se traduce, además de en un presente duro para muchas camareras de piso, en un futuro todavía muy incierto: cuando empiece la ocupación hotelera se llamará primero a las fijas y luego a las fijas discontinuas. “En Benidorm hay muchísimas compañeras eventuales que no saben si van a volver a trabajar”, resume la portavoz de las kellys.
A ello se suman las malas prácticas, por parte de algunas empresas, que han denunciado las camareras durante la concentración: aseguran que les constan cambios de contrato de fijas a fijas discontinuas y casos en los que algunos hoteles han sacado a las trabajadoras del ERTE del total de la jornada para pasarlas a un ERTE parcial, mientras les obligaban a hacer horas extra para que una parte del sueldo la asumiera el Estado. “Turismo sí, condiciones laborales justas también”, espetan las camareras en su concentración.
Las Kellys
Vuelta al turismo de los años 70 bajo la precariedad laboral del siglo XXI
Modelo insostenible y familias abandonadas
“Ciudades como Benidorm lo han apostado todo a un único sector, y ha llegado la hora de cuestionar si este modelo, que se supone que crea tanta riqueza, es el que queremos realmente, o si es necesario apostar por un turismo sostenible”, iniciaba García el acto de esta mañana en Benidorm. Mari Carmen, camarera de piso en la ciudad, apoyaba la afirmación con su testimonio: “Si Benidorm da tanto dinero del turismo, ¿cómo puede ser que nosotros como trabajadores no aguantemos ni dos meses en el paro? Necesitamos que se mire más allá, no somos números, somos personas, familias con hijos, hipotecas o alquileres detrás”.
“Necesitamos que los ERTE no bajen del 70%, pero también que no se abuse de contratos parciales, que no se exijan horas extra, que los hoteles que sí vayan a abrir este invierno no nos cargue con 25 habitaciones al día y que las personas que hayan agotado las ayudas básicas puedan optar a otras”
La denuncia de la precariedad en el sector ha estado presente durante todo el evento, de la misma forma que lo ha estado desde que las kellys empezaran a organizarse: “Vemos cómo la patronal se manifiesta en este momento en Benidorm, mientras el año pasado por estas fechas estaría celebrando sus ganancias, unos beneficios a costa de muchas trabajadoras en precario”, expone García. Otra de las camareras de piso hace referencia a la insuficiencia de las ayudas públicas: “Necesitamos que los ERTE no bajen del 70%, pero también que no se abuse de contratos parciales, que no se exijan horas extra, que los hoteles que sí vayan a abrir este invierno no nos cargue con 25 habitaciones al día y que las personas que hayan agotado las ayudas básicas puedan optar a otras”.
Esta realidad se reconoce en el hecho de que la asociación ya conoce muchos casos de camareras de piso que han acudido a los bancos a solicitar moratorias. “Lo siguiente será que nos echen de nuestra casa, porque no se puede asumir un alquiler con un ERTE o unas ayudas de 430 euros al mes, porque se piden citas a los servicios sociales y las conceden para dentro de dos meses, cuando estamos en una emergencia y el pueblo de Benidorm está pidiendo auxilio”, expone García. En este sentido, el abuso de la parcialidad ha sido detonante en el aumento de la pobreza de quienes antes de la llegada del covid-19 trabajaban en el sector.
En Benidorm hay unas 3.000 camareras de piso, pero una cifra nada desdeñable no ha trabajado este verano. Algunos hoteles han anunciado que, una vez acabe este mes, empezarán a abrir solo los fines de semana o algunos días sueltos. Muchas prestaciones por desempleo se agotaron o se agotarán pronto y los procesos burocráticos dificultan la supervivencia de miles de familias que dependían del sector hostelero. La manifestación convocada por los hoteleros había emplazado a los asistentes a acudir al parking de Aqualandia en su coche para desplazarse hasta Terra Mítica en caravana: “Hay muchas diferencias entre una concentración y otra”, concluye García. “Nosotras no tenemos un 'tren turístico' que nos dé la vuelta, pero tenemos la dignidad como trabajadoras”.