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Tribuna
No es suficiente (la CRUE ante el genocidio)
El estudiantado universitario de todos los rincones del globo sigue tomando sus campus para reclamar a las instituciones de educación superior que respondan a su responsabilidad académica como espacios dotados de privilegio epistémico. El conocimiento que sale de las universidades goza de una pátina de validación y reconocimiento social innegable. Lo mismo sucede con el silencio que lleva imperando en las aulas los últimos meses.
En los últimos siete meses, más de 100.000 personas palestinas, casi la mitad de ellas infancia, han sido asesinadas, heridas o continúan desaparecidas. El régimen sionista ha atacado indiscriminadamente hospitales, escuelas e infraestructuras básicas, y ha destruido todas las universidades palestinas en la Franja de Gaza. No quedan universidades en Gaza y va quedando menos y menos credibilidad académica en las instituciones que no se atreven a posicionarse más que emitiendo tibios comunicados llenos de ambivalencia y paternalismo, sin llamar a las cosas por su nombre: genocidio.
Genocidio
Lucha contra el genocidio Acampada en la Universidad Complutense: las esporas del 15M que han germinado por Palestina
Gaza es hoy un auténtico campo de exterminio a cielo abierto. Está claro que, como indica el informe Anatomía de un genocidio de Francesca Albanese, Relatora Especial de la ONU sobre la situación de los Derechos Humanos en Palestina, el genocidio en curso se inscribe en la fase más extrema de lo que numerosas organizaciones de DDHH denominan la “Nakba permanente”: un régimen colonial de asentamiento impuesto en Palestina por la entidad ocupante de Israel en un contexto de 76 años de dominación, negación sistemática de derechos fundamentales, limpieza étnica y segregación racista o apartheid.
En este contexto se produce la demanda sincronizada y conjunta de la Red Universitaria por Palestina, integrada por personal en más de cuarenta universidades del Estado español, a los Rectores y a la Conferencia de Rectores y Rectoras de las Universidades Españolas (CRUE), que se sintetiza en cinco puntos. Algunas de las integrantes de la red recibimos con júbilo la noticia de que la CRUE emitiría un comunicado en respuesta a nuestras demandas, pero pronto nos sentimos decepcionadas al leer la posición del principal órgano de representación de las autoridades académicas del Estado. En su escrito, la Junta Rectora de la CRUE, reunida el 9 de mayo de 2024, contesta lo siguiente: “Que las universidades españolas ya han expresado y reafirmado en varias ocasiones su permanente compromiso con la paz, la convivencia y la justicia y con la defensa del derecho internacional humanitario, lo cual no impide que vuelva a verse profundamente conmovida por el agravamiento del conflicto y las penosas consecuencias que está teniendo para la población palestina”.
Esta declaración nomina el genocidio como “el agravamiento del conflicto”, lo cual dista mucho de un análisis riguroso de la realidad. ¿Cómo es posible hablar de “conflicto” y edulcorar los actos que menciona la Convención de 1948 sobre genocidio (matanza, lesión grave a la integridad física o mental, sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que acarrean la destrucción física; medidas destinadas a impedir nacimientos) perpetrados por Israel con la intención de destruir, total o parcialmente, al pueblo de Palestina?
También exige:
1.- El cese inmediato y definitivo de las operaciones militares del ejército israelí, así como de cualquier acción de carácter terrorista, y la liberación de las personas secuestradas por Hamás.
Este reclamo mezcla las operaciones genocidas de la potencia ocupante, Israel, con las operaciones de la resistencia palestina. Ningún tratado internacional recoge un derecho a la ocupación. Sin embargo, tal como enuncia la Asamblea General de Naciones Unidas (R3070 de 1973, R45/130 de 1990) o el Protocolo Adicional I a los Convenios de Ginebra (1977), los Estados reconocen a los pueblos sometidos bajo dominación colonial o extranjera la legitimidad de oponer ‘resistencia’, incluida la lucha armada, a las medidas de fuerza que los priven de su derecho a la libre determinación1. La exigencia apoya la liberación de las “personas secuestradas por Hamás” e ignora a las más de 8.500 personas que han sido secuestradas por el estado de Israel, muchas de ellas niños y niñas, sometidas a las más crueles torturas y, en no pocos casos, ya muertas. Con estas declaraciones, la CRUE sigue mostrando una solidaridad selectiva y asimétrica al abordar el genocidio del pueblo palestino sin siquiera mencionar la causa del sufrimiento de Palestina: la colonización y ocupación israelíes y la violación del derecho de libre determinación del pueblo de Palestina.
2.- Que el Estado de Israel respete el derecho internacional y permita la entrada en Gaza de toda la ayuda humanitaria que pueda proveerse para cubrir la emergencia de su población civil y que se articulen las medidas que correspondan por parte de las instancias internacionales para acometer lo antes posible la reconstrucción y recuperación del territorio palestino.
Su segundo punto comienza exigiendo el respeto al Derecho Internacional y reclama que sean las instancias internacionales las que reconstruyan la inmensa destrucción de todas las infraestructuras civiles realizada por Israel. Este punto podría ser interpretado positivamente, pero la CRUE no tiene en cuenta que es la potencia ocupante la responsable de la protección de los civiles en los territorios ocupados, de cuidar todo su inmobiliario, infraestructuras, etc. Siendo pues Israel quien incumple los artículos de la IV convención de Ginebra, y por tanto es su responsabilidad el reparar todo el daño causado (IV Convenciones de Ginebra, Sección III - Territorios Ocupados, art. 47 a. art. 57).
La CRUE debe ser coherente, sumarse a la petición de Sudáfrica en la Corte Penal Internacional y exigir que Israel y su socio Estados Unidos reconstruyan íntegramente la Franja de Gaza
En este sentido, teniendo en cuenta la manifestación por la defensa del Derecho Internacional Humanitario de nuestras universidades, la CRUE debe ser coherente, sumarse a la petición de Sudáfrica en la Corte Penal Internacional y exigir que Israel y su socio Estados Unidos reconstruyan íntegramente la Franja de Gaza. Más aún, la CRUE ignora también que hará falta hasta ochenta años para reconstruirla y que durante ese tiempo las personas de Gaza deberían ejercer su derecho al retorno pudiendo desplazarse a sus pueblos originales en cumplimiento del Derecho Internacional.
La CRUE informa asimismo que se compromete a revisar y, en su caso, suspender los acuerdos de colaboración con universidades y centros de investigación israelíes que no hayan expresado un firme compromiso con la paz y el cumplimiento del derecho internacional humanitario.
Con esta declaración, la CRUE ignora que Israel siempre dice tener un compromiso con la paz y cumplir con el Derecho Internacional Humanitario, por mucho que nunca haya existido coherencia alguna entre las acciones de Israel y sus propias palabras. El compromiso exigido es notoriamente incompleto e insuficiente y debería ser más amplio, a fin de incluir un compromiso de respeto de todo el Derecho Internacional, incluido el derecho del pueblo palestino a su libre determinación, el derecho de Palestina a existir y una condena explícita del genocidio y del régimen de apartheid. El Estado de Israel no contempla al pueblo palestino como “humano”, luego no le compete ningún derecho internacional. Es decir, que las universidades israelíes ya han comunicado su compromiso por la paz y por el derecho humanitario. Ese no es el problema, el problema es que sus acciones son las contrarias. De hecho, con fecha de 21 de mayo, la asociación de rectores de las universidades israelíes acaba de publicar un comunicado declarando su dedicación a “mejorar las vidas de los palestinos y promover la paz”, declaración a la que solo se puede responder de una forma: los análisis citados a continuación en este mismo artículo señalan la abrumadora complicidad y colaboración de todas las universidades israelíes con su ejército y con la empresa colonial que su estado conduce. Por lo tanto, esa declaración actúa como carta legitimadora de su participación en la acción colonial criminal perpetrada por el estado genocida de Israel. Atendiendo a los hechos, ninguna de esas universidades demuestra ese “firme compromiso con la paz y el cumplimiento del DIH” que exige el suave comunicado de la CRUE. Precisamente ahora, después de siete meses de masacres retransmitidas y celebradas en directo por los propios genocidas, esta declaración gratuita en pro de una genérica promoción por la paz no es sólo incoherente e hipócrita: debe ser legalmente intolerable, tanto como lo es el colonialismo, como la ocupación, como el robo de tierra, como la expulsión, como el profundo supremacismo racista que justifica todas esas prácticas y como el repugnante apoyo occidental del que continúan disfrutando.
Ocupación israelí
Genocidio en Gaza Israel desobedece a la CIJ y provoca una nueva masacre en un campo de refugiados de Gaza
La citada deshumanización del pueblo palestino permite a las universidades israelís mostrar ese supuesto compromiso por la paz y el derecho internacional a la vez que, como bien explica la antropóloga Maya Wind en su libro Torres de marfil y metal. Cómo las universidades israelíes deniegan la libertad a los palestinos, el sistema universitario israelí colabora firmemente en la destrucción del sistema universitario en Palestina y contra los derechos de los estudiantes palestinos que acuden a universidades israelíes. Después de más de 75 años de apartheid no es este el momento para exigir su apoyo a la paz, sino el momento de romper todas las relaciones institucionales y comerciales hasta que cambien su comportamiento, es decir, hasta que la ocupación termine y la legalidad internacional sea enteramente respetada.
Intensificar la cooperación con el sistema científico y de educación superior palestino y ampliar nuestros programas de cooperación, voluntariado y atención a la población refugiada.
Así como Israel participa de manera normalizada en muchos de los proyectos Horizon Europe, pocas (o ninguna) universidades palestinas pueden participar de dicha financiación
Reconocemos el interés de este punto, pero omite una cuestión fundamental: así como Israel participa de manera normalizada en muchos de los proyectos Horizon Europe, pocas (o ninguna) universidades palestinas pueden participar de dicha financiación. De hecho, Israel es el país ajeno a la UE que más ayudas recibe para investigar: desde 2007, trece instituciones han recibido más de 1.450 millones de euros. La propuesta de la CRUE debería, además, incluir la petición de un fondo estatal y europeo que pueda dar respuesta a la dramática situación de la academia en Palestina en general y en Gaza en particular.
Con este análisis del comunicado de la CRUE, las abajo firmantes señalamos que las acciones de respuesta al genocidio en curso han de concretarse y ampliarse. El pasado 29 de abril enviamos por carta a la CRUE los cinco puntos de mínimos consensuados por la Red Universitaria por Palestina. Las académicas que formamos la RUxP dedicamos nuestro trabajo a investigar sobre, por y para Palestina, agrupando a personal de más de cuarenta universidades del Estado español. Insistimos a la CRUE en que nos convoque para debatir, proponer y en su caso aprobar esas cinco demandas:
1. Una condena clara y explícita de la CRUE contra la destrucción deliberada de las universidades palestinas en la franja de Gaza y los ataques a profesorado, estudiantes y personal universitario llevados a cabo por Israel.
2. Una exigencia de alto el fuego inmediato y permanente que permita todas lasintervenciones humanitarias necesarias en la franja de Gaza.
3. La dotación de recursos económicos para la recepción y protección de estudiantes y personal académico en Palestina, actualmente en situación de riesgo, y para laparticipación en la reconstrucción de las universidades de Gaza, así como la adopción demedidas por parte de las universidades españolas para contribuir a la recuperación desus centros y programas de enseñanza.
4. Evitar cualquier fórmula de colaboración con las universidades israelíes que se relacionen con el genocidio en Palestina, practiquen el apartheid con las/os estudiantes palestinas/os, sean conniventes con el genocidio o contribuyan a las estrategias de expansión, colonización, anexión, expolio de recursos y modificación de la composición demográfica del territorio palestino ocupado, pues son contrarias al Derecho Internacional. Todo ello exige la suspensión, con efecto inmediato, de la cooperación con instituciones académicas israelíes, empresas y centros asociados públicos o privados mientras Israel continúe ejecutando sus ataques a la población palestina, tanto en Gaza como en Cisjordania, incumpliendo sus obligaciones como fuerza ocupante.
5. La ruptura de relaciones diplomáticas con Israel por parte del Gobierno de España, así como la solicitud de suspensión del Acuerdo de Asociación UE-Israel por incumplimiento de las cláusulas de dicho acuerdo en materia de respeto a los Derechos Humanos, la detención y el bloqueo inmediato por el Gobierno de España de todo suministro de armas a Israel y la rescisión de todas sus relaciones comerciales.
1 La resistencia armada ante la entidad ocupante, si bien no incluye toda forma de violencia, está amparada en la resolución A/RES/37/43 de NNUU.