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Marchas de la Dignidad
Desde Asturies hasta Extremadura, todas a Madrid
Las Marchas de la Dignidad y la Marcha Básica se reanudan con el objetivo de llegar a Madrid el 24 de marzo. Entre las reivindicaciones destacan la Renta Básica Universal y el cumplimiento de la Carta Social Europea.
Productor e investigador agroecológico.
Escribimos estas líneas de forma conjunta Raquel, estudiante asturiana, activista de las Marchas de la Dignidad, y Yuyi, militante de los Campamentos Dignidad de Extremadura, después de coincidir el pasado fin de semana en la Marcha Básica que partió desde León camino de Madrid.
Una procede de tierra minera. Tierra en su día símbolo de lucha y rebeldía. La minería es la primera imagen que viene a la cabeza al hablar de Asturies ya sea por sus fuertes movilizaciones (ejemplo de lucha por la justicia social y la conciencia de clase) o por las buenas prejubilaciones que tienen ahora algunos mineros. Pero para quienes somos de tierra minera hay dos cosas básicas y silenciadas tanto por desconocimiento como porque hay una parte de la historia que no quieren que se conozca. Por una parte las mujeres del carbón, compañeras en cada lucha de los mineros.
Administradoras del hogar, organizadoras de cajas de resistencia, huelguistas siempre que hizo falta. Sin ellas no se hubieran producido las grandes movilizaciones que hoy conocemos. En la otra parte las subcontratas de Hunosa, inmigrantes muchos de ellos, la cara precaria y escondida de la minería pública con jornadas laborales mucho más largas que los que pertenecían a la plantilla y con cotizaciones muy inferiores, peores relevos… Crecer en la cuenca hace que muchos y muchas jóvenes y no tan jóvenes entendamos la importancia de alcanzar una sociedad feminista y de acabar con la precariedad laboral.
El otro procede de la rica tierra que describieron Buñuel y Delibes, la que desentrañaron Dulce Chacón y Víctor Chamorro. “Tierra sin tierra, estrecha para el jornalero y ancha para los animales de vista baja; gueto para tantas generaciones sin voz que nacieron como aperos de labranza inservibles por falta de surcos”. Una tierra que exporta una ingente cantidad de alimentos y energía mientras miles de extremeños y extremeñas sufren pobreza energética y no pueden completar tres comidas al día. Carne de paro y emigración con infraestructuras ferroviarias del siglo XIX por las que se fuga mano de obra barata y cualificada para otras latitudes. Una tierra que clama futuro y soberanía para poder vivir en el lugar que les vio nacer.
Pero más allá de Asturies y Extremadura en la Marcha Básica confluyen otros territorios como Galicia, Castilla y León, Castilla La Mancha, Cataluña, Andalucía, Comunidad de Madrid, Región de Murcia, Aragón, País Vasco o Comunidad Valenciana. “Con la RAI que me pagaron el martes nos hemos podido venir aquí”, afirmaba una compañera valenciana durante la novena etapa. “A ver si me conceden la Renta Básica y así puedo ayudar a mi hija a presentarse a las oposiciones”, confesaba otra compañera extremeña. “A veces dicen que actuamos como si no tuviéramos dignidad, casi mendigando. Yo digo que para poder tener dignidad tiene que haber comida en tu plato, por eso lucho por la Renta Básica”, señalaba un compañero catalán.
Esas son las realidades que confluyen en esta Marcha Básica. La cotidianidad del paro, el día a día de la precariedad a la que nos resistimos con uñas y dientes. Abuelas que sacaron adelante familias enteras, que cuidaron de sus padres y ahora cuidan a sus nietos/as.
Grandes sectores de la población a la intemperie de los servicios sociales, al raso de las promesas electorales. Amplios sectores de la sociedad que se están movilizando por sus derechos, aunados en los cinco puntos que defiende la Marcha Básica con el feminismo y la represión como ejes transversales:
— El derecho constitucional a una vivienda digna. Un Estado no puede autodenominarse del “Bienestar” cuando consiente que tantas y tantas personas no tengan hogar.
— Empleo digno y derogación de las últimas reformas laborales para evitar la precarización laboral y para acabar con la “flexibilización”, el abaratamiento de los despidos y las cláusulas explotadoras de los contratos.
— Pensiones dignas para impedir que los y las abuelas tras toda una vida de trabajo a sus espaldas (ya sea cotizado o no) malvivan en sus últimos años. No podemos olvidar que muchas familias (sobre)viven gracias a los y las pensionistas.
— Educación y sanidad públicas y de calidad. La educación es un elemento clave de la transformación social por lo que debería ser inclusiva y solidaria, alejada de la competitividad y exenta de prejuicios en los contenidos, dando más peso a las mujeres y a comunidades marginadas como el pueblo gitano y colectivos migrantes. La sanidad, igual que la educación, debe estar garantizada para todas las personas independientemente de tu apellido, tu territorio o los recursos socioeconómicos que poseas.
— Renta Básica Universal y cumplimiento de la Carta Social Europea que fija la cuantía de las ayudas en 674€ y que es la mejor herramienta evitar trabajos precarios o no tener que emigrar buscando un sueldo decente, poder estudiar, etc. Conseguiríamos una sociedad más equitativa y digna.
Estos cinco puntos están hilvanados por la lucha contra la represión y las leyes mordaza que sufren nuestros jóvenes que paran desahucios o nuestros mayores que exigen pensiones dignas. Así mismo, el feminismo atraviesa todas estas reivindicaciones ya que son las jubiladas las que tienen, de media, una pensión muy inferior a los hombres, son madres solteras muchas de las víctimas de desahucios. Porque lo que llaman trabajo “por amor” es trabajo múltiple no remunerado. Porque tenemos que luchar para que las mujeres aparezcan en los libros y desfeminizar muchas profesiones...
Porque eso es la Marcha Básica, un abrazo entre colectivos precarizados, un abrazo entre territorios, un abrazo entre generaciones, un abrazo entre la rebeldía y la dignidad.
Por eso os esperamos el 24 de marzo en Madrid para abrazarnos y decir alto y claro que estamos aquí para quedarnos. Que o nos echan una mano o les echamos de las instituciones.
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