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Residencias de mayores
¿Hoy tampoco hay médico? No importa... te ibas a morir igual
La noche del martes un grupo de ciudadanos y ciudadanas realizaron una acción reivindicativa en varios centros de salud y dispositivos de urgencias extrahospitalarias (nos comentan que al menos 20 de ellos). El motivo fue reclamar la presencia de personal médico, mediante carteles en los que figuraba la leyenda:
“¿Hoy tampoco hay médico? No importa... te ibas a morir igual”
Los carteles tienen la cara en blanco y negro de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Doña Isabel Diaz Ayuso en clara alusión a su frase de respuesta, ante las preguntas de los partidos de la oposición en el parlamento de la Asamblea de Madrid. Preguntas éstas relacionadas con las denuncias de los familiares de los 7.291 ancianos fallecidos en las residencias durante la pandemia. Ancianos muertos en condiciones deplorables de soledad y sin asistencia médica, por la aplicación de los vergonzosos protocolos de la Comunidad de Madrid, que prohibían la derivación de los ancianos sin seguro privado, a los hospitales de la sanidad pública durante la peor etapa de la pandemia, con la excusa de la saturación.
Residencias de mayores
Protocolos de la vergüenza Ayuso, el archivo de querellas por lo ocurrido en las residencias y la falta de investigación en los juzgados
Esta acción ciudadana es una más de las valientes acciones que se siguen realizando, además de las denuncias de sus familiares, que siguen aún su curso en los tribunales, a pesar de las trabas continuas de la Comunidad de Madrid y los jueces, para conseguir concienciar a la ciudadanía y que no se olvide lo que sucedió, ni queden sin investigar las circunstancias de cada caso concreto.
No, señora Ayuso, no es verdad que los 7.291 ancianos se hubiesen muerto sin remedio, muchos ancianos fueron salvados en los hospitales gracias a la atención de los profesionales. Pero lo que esta claro es que su muerte, en el caso de haberse producido, no hubiese sido igual en ninguna circunstancia.
No, no es lo mismo morir acompañado, sedado para la asfixia, con calmantes para los terribles dolores que padecieron, que morir solos, ahogándose, con un dolor inmenso
Aceptar eso sería negar la utilidad y la existencia misma de las Unidades de Cuidados Paliativos, que tanta ayuda prestan a los pacientes en fase terminal, y tanto orgullo nos deberían hacer sentir a todos. No, no es lo mismo morir acompañado, sedado para la asfixia, con calmantes para los terribles dolores que padecieron, que morir solos, ahogándose, con un dolor inmenso, y sin el mínimo consuelo que hoy día nuestra sociedad, y sobre todo nuestra sanidad, pueden proporcionarnos para darnos una muerte digna, esa que nuestro país trata de garantizar con la aprobación reciente de la ley de eutanasia.
Por eso, no, no es lo mismo pedir una muerte digna en plenitud de facultades psíquicas, que verte obligado a morir de forma indigna, cuando se te niega el acceso a los medios que el sistema sanitario público de tu país, pagado con tus impuestos, puede y debe proporcionarte.
Hágaselo mirar señora Ayuso.