Política
Isabel Díaz Ayuso: el elefante en la habitación del Partido Popular

Tras la investidura fallida de Feijóo y, ante la inevitabilidad de un Gobierno de Sánchez que ya ha terminado de arrancar, ha vuelto la decepción y, con ello, crece la figura de Ayuso.
Politólogo. Miembro de Ideas en Guerra.

5 ene 2024 04:12

En 2023, la situación política en España ha cambiado por completo, dando un giro de 180º que notaremos durante los próximos años. Algo lógico, teniendo en cuenta que se ha cerrado un ciclo político que se abrió hace una década, aunque aún no sabemos si ha empezado otro, o en qué punto nos encontramos.

En primavera, las elecciones del 28M supusieron una auténtica sorpresa, llevándose el bloque de la derecha, con el PP de Feijóo a la cabeza, la mayoría de las comunidades autónomas de nuestro país. Algunas de ellas, aunque esta era una posibilidad que sí llegaron a contemplar las encuestas, cambiaron de manos con una facilidad abrumadora, como ocurrió en el caso de la Comunidad Valenciana.

Esta sorpresa pudo notarse, incluso, en la Moncloa, donde, al día siguiente, Pedro Sánchez convocó una rueda de prensa en la que anunció la disolución de las Cortes Generales y, por lo tanto, la convocatoria de elecciones anticipadas. Unos comicios que, en principio, estaban previstos para el final del año, pero con los que el líder del PSOE pretendía dar un golpe de efecto con el que tener una mínima posibilidad de revalidar el Gobierno.

Unos meses más tarde, está claro que Sánchez supo ver una oportunidad que no muchas más personas vieron. Hace unas pocas semanas, el Congreso de los Diputados otorgó su confianza a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno con 179 votos a favor —PSOE, Sumar, ERC, Junts, EH Bildu, PNV, BNG y CC—, algo que, si no era imposible, la noche del 23J parecía, al menos, muy difícil de lograr.

Sin embargo, si las elecciones del 23J dejaron una cuestión sin resolver, esta fue, sin duda, la del liderazgo en el Partido Popular. Un problema que ya llevan arrastrando los populares desde hace varios años, pero que, a pesar de lo que pueda llegar a desear Alberto Núñez Feijóo, aún está lejos de solucionarse. Este problema tiene un nombre; uno que no muchos dentro del núcleo duro de Feijóo parecen estar dispuestos a decir en alto. Un elefante en la habitación que, desde hace algo más de dos años, es cada vez más evidente y, por si fuera poco, uno al que la ‘victoria pírrica’ del PP el 23J no ha hecho más que darle alas.

Este elefante en la habitación del Partido Popular es, cómo no, Isabel Díaz Ayuso. La líder del PP de la Comunidad de Madrid que ya plantó cara a Pablo Casado, llevándoselo por delante, y de la que —aunque aún no se ha enfrentado directamente con Feijóo, más allá de algún desplante— su sola presencia supone una profunda fisura en el frágil liderazgo de un líder al que le ha ocurrido una de las peores cosas que le podrían haber ocurrido: quedarse a las puertas del Gobierno de España habiendo ganado las elecciones del 23J. Una herida que fue muy evidente en la propia noche electoral, cuando, en el balcón de Génova, el propio Feijóo fue interrumpido durante su discurso por unos cuantos militantes del Partido Popular que, al hacer referencia a la crisis que sufrió su partido durante los primeros meses del 2022, comenzaron a gritar: «¡Ayuso, Ayuso!».

Esta cuestión, que no es más que un signo de algo de mayor profundidad, puso de manifiesto una sensación, un pensamiento que pudieron llegar a tener una amplia mayoría de votantes del Partido Popular la noche del 23J al conocer cuál sería el resultado electoral: «Para este viaje no hacían falta alforjas». Un refrán que ejemplifica muy bien la situación de los populares aquella noche.

Después de una extenuante campaña electoral, así como de una ‘precampaña’ que, para algunos, se había prolongado desde hace muchos meses, y que había contado con un poder mediático que repitió hasta la saciedad la victoria inminente del PP contra el ‘sanchismo’, incluso con la complicidad de algunos referentes demoscópicos —entre ellos, GAD3 y Michavila, quienes más habían profetizado sobre la inevitabilidad de lo que sucedería el 23J—, lo que sucedió fue, sin duda alguna, una auténtica decepción.

Hubo quienes situaban al PP en los 150 o 155 escaños, aunque luego sólo se llevaron 137 escaños. Esto hubiera dado igual si el bloque de la derecha hubiera quedado en el entorno de los 180 escaños, como se pronosticaba, pero es que sólo lograron 171 escaños —si añadimos a UPN a la ecuación—, por lo que, aunque lograron la ‘victoria’, esta fue, sin duda alguna, decepcionante.

Desde entonces, el liderazgo de Feijóo está empezando a resquebrajarse, según muestran los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Entre los votantes del PP, durante todo el año hubo una cierta estabilidad en cuanto a la preferencia para ser presidente/a del Gobierno. Una amplia mayoría, en torno al 55-60% de sus votantes, preferían a Feijóo, seguidos de un notable 20% que, ante la pregunta, respondían «Ninguno/a de ellos/as».

Esta desafección política, que disminuyó notablemente ante la activación electoral con motivo del 28M y, posteriormente, del 23J, está siendo sustituida por un aumento de la preferencia por Isabel Díaz Ayuso. La ‘baronesa’ del PP, que antes del período electoral nunca había sido la preferido para más de un 10% de los votantes del PP, ya logró superar esta barrera en el barómetro posterior al 28M con un 10,4% y, justo después del 23J, con un 13,8%.

No obstante, en los meses posteriores su figura volvió a caer, probablemente por el foco mediático que logró Feijóo con su sesión de investidura, así como por el debate en torno a la Ley de Amnistía, en el que el líder del PP logró situarse como el principal azote del Gobierno, y, más aún, por la incertidumbre generada por la posible repetición electoral, en la que Feijóo, probablemente, volvería a ser el candidato.

Ahora bien, esta caída de Ayuso sólo ha servido para que su figura pueda recuperarse, pero en una curva con forma de ‘U’, logrando un mayor impulso. De hecho, en este último barómetro, su figura ha logrado su valor más alto de todo el año con un 14% del electorado de los populares que la prefiere a ella al frente de la Presidencia del Gobierno antes que a Feijóo. Algo que podría parecer insignificante, pero que no le ocurre a otros ‘barones’ del PP, ni a Moreno Bonilla, ni a Mazón, y, más aún, que tampoco le ocurre a ningún otro partido político. Tanto en el PSOE, como en Sumar y en Vox, las figuras que rivalizan con el liderazgo de sus principales líderes políticos —Sánchez, Díaz y Abascal—, se encuentran fuera, no dentro de su propio partido.

En este sentido, tras la investidura fallida de Feijóo y, ante la inevitabilidad de un Gobierno de Sánchez, que ya ha terminado de arrancar, ha vuelto la decepción y, con ello, crece la figura de Ayuso y, sobre todo, cae la de Feijóo. Además, la figura de Santiago Abascal ya está más que amortizada entre los votantes del PP, pues no hay ni un 5% de ellos que le prefiera a él antes que a Feijóo o Ayuso, lo que es también una muestra de la crisis en la que está inmersa la formación de ultraderecha.

Ahora bien, ¿ha ocurrido lo mismo entre los votantes de Vox? En este caso, Abascal ya venía sufriendo un cierto desgaste desde comienzos del año, situándose en más de una ocasión con unos niveles de preferencia por debajo del 50%. A su vez, Feijóo y, en menor medida, Ayuso ya tenían un cierto espacio entre su electorado, al igual que la desafección política del «Ninguno/a de ellos/as», muy presente en algunos momentos.

En este sentido, la principal conclusión es que la figura de Santiago Abascal ya no entusiasma ni al conjunto de su electorado, ni antes ni después del 23J. Además, al igual que ocurre entre el electorado de los populares, cuando el PP decepciona, crece Ayuso y cae Feijóo. Es decir, es Ayuso quien canaliza ese malestar; es la ‘alternativa’. Esto se puede apreciar en los barómetros posteriores al 28M, con un 15,6% para la líder del PP de la Comunidad de Madrid y un 20,8% para Feijóo, y al 23J, con un 15,4% y un 19,9%, respectivamente.

Ahora bien, en este último barómetro, la decepción de una parte del electorado del bloque de la derecha ante la continuación del Gobierno de Sánchez se ha materializado con un crecimiento de la figura de Ayuso, que ha pasado del 8,6% al 14,6% y una caída de Feijóo, que pasa del 22,2% al 14,1%, lo que ha llevado a que, por primera vez, Ayuso se sitúe por delante de Feijóo entre el electorado de Vox.

No obstante, aunque la preferencia para ser presidente/a del Gobierno es un buen indicador del estado de los principales liderazgos políticos en España, no es infalible, pues, al fin y al cabo, acaba primando la realidad, que beneficia a los candidatos de cada uno de los partidos: Sánchez, Feijóo, Díaz o Abascal.

Por esta razón, en uno de sus últimos barómetros, 40dB incluyó una pregunta que abordaba esta misma cuestión. En ella, se puede apreciar cómo al no hacer referencia a la Presidencia del Gobierno, sino al liderazgo del Partido Popular, la distancia entre Ayuso y Feijóo se estrecha. De hecho, entre el electorado de los populares, Moreno Bonilla cosecha un escaso apoyo del 10,9%, mientras que Feijóo y Ayuso se encuentran en una situación de empate técnico, con un apoyo en torno al 45% para cada uno de ellos, aunque con ligera ventaja del primero. Ahora bien, la fortaleza de Ayuso se encuentra, al igual que veíamos en los datos del CIS, en el electorado de Vox, donde ella es preferida por un más que amplio margen.

Alberto Núñez Feijóo llegó, tras la caída de Casado, para que el Partido Popular pudiera, de una vez, tener un líder capaz de hacer frente al ‘sanchismo’. Esa era la misión, y aunque no ha fracasado por completo, puesto que ha situado al partido en una posición de fortaleza mucho mayor a la obtenida con Casado, es evidente que no ha estado a la altura de las expectativas, que deseaban un blitzkrieg que, en cuestión de unos meses, lograse su llevar a los populares a la Moncloa, haciendo caer a Sánchez.

En este sentido, va ser fundamental de aquí en adelante la cuestión de la relación del PP y Vox con el sistema electoral. La fuerza de Vox, que se encuentra en horas bajas, es la que determinará su capacidad de convertir sus votos en escaños ante un sistema electoral especialmente severo con las fuerzas en descomposición —que se lo pregunten a Ciudadanos, que, tras caer por debajo del 10% de los votos, quedó reducido a un puñado de escaños—, por lo que esta puede ser la principal baza de Ayuso ante sus propios votantes.

Una líder que en la Comunidad de Madrid redujo a Vox a la mínima expresión, aumentando esta ventaja aún más hace unos pocos meses, y que parece ser la que más podría atraer a los votantes que quedan en Vox. No se trata de que esto sea verdad, o de que este sea el método para que el PP pueda volver al Gobierno, sino de que así lo crean sus votantes y, más aún, sus militantes.

Mientras esta sea la realidad —y, según parece, así lo certifican los datos—, la posibilidad de una legislatura de duración incierta podría ser fatal para las expectativas de Feijóo, a quien trajeron de Galicia para una victoria certera y, sobre todo, rápida contra el ‘sanchismo’. Algo que no ha conseguido. En estos momentos, Sánchez sigue vivo y en el Gobierno, siendo su principal amenaza Junts, no el PP. Por ello, lo que ocurra en las próximas citas electorales de aquí en adelante será fundamental para el futuro de Feijóo, donde un sólo error podría llegar a ser fatal para él.

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