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Policía
Se reabre la causa por las amenazas realizadas por el policía infiltrado Juancar
La causa por las amenazas vertidas por el agente de policía Carlos P.M. (más conocido como Juancar, la identidad falsa que utilizó para infiltrarse en movimientos sociales de Madrid) ha dado un vuelco. Tras el archivo y sobreseimiento en primera instancia el pasado mes de junio por el Juzgado de Instrucción 27 de la capital, la Audiencia Provincial ha estimado el recurso presentado contra esta decisión y ha ordenado la revocación del sobreseimiento.
Cabe recordar que el origen de esta causa son unas amenazas del citado agente policial hacia una de las personas del colectivo en el que más tiempo pasó infiltrado, Distrito 14. La intimidación se produjo tras destaparse en este medio su verdadera identidad. En su momento, la persona denunciante en esta causa recibió en una conversación privada de la red social Instagram mensajes como “si me cruzo un día contigo me voy a emparanoiar(sic), más como vaya con la navaja de mi abuelo”.
La víctima de estas amenazas no oculta su sorpresa por la reapertura de la causa y recuerda que “es un policía con acceso a armas, con conocimientos de artes marciales, con ‘autoridad/impunidad’ y que sabe dónde vivimos”
El auto del pasado junio, en el que se ordenaba el archivo de la causa, reconocía que las amenazas podrían incurrir en el supuesto de un delito leve. Pero se decantó por el sobreseimiento porque, según argumentaba el texto jurídico, no quedaba justificada su perpetración. Algo que, según explicó en ese momento el abogado de la víctima, Daniel Amelang, “se suele argumentar para archivar una investigación cuando el autor del delito es desconocido o cuando no existen indicios contra la persona denunciada. En este caso, el denunciante identificó al denunciado, aportó capturas de pantalla de los mensajes y asegura que los ha escrito el denunciado”. Ahora, la Audiencia Provincial le ha dado la razón y ha argumentado que, existiendo estos indicios de delito, procede que se celebre el juicio por delito leve para depurar responsabilidades.
La víctima de estas amenazas no oculta su sorpresa por la reapertura de la causa. “Nos ha sorprendido bastante, tras el archivo inicial de la denuncia, que además se produjo muy rápido (en menos de dos semanas), pusimos el recurso pero con ningún tipo de confianza en que fuese a prosperar”, relata. “Es un policía con acceso a armas, con conocimientos de artes marciales, con ‘autoridad/impunidad’ y que sabe dónde vivimos”, recuerda.
Si la declaración fuese presencial, explica la víctima, “el poder verle y tener una foto o vídeo suyo en el juzgado ayudaría a la parte de reparación y señalamiento que estamos haciendo”
El abogado de la víctima cree que lo más probable es que el juicio se celebre a principios de 2025. “Al ser un delito leve, el policía acusado no tiene la obligación de acudir (renunciando así a defenderse). Y si vive fuera de Madrid, tiene la opción de declarar por escrito sin necesidad de acudir presencialmente al juzgado”, expone.
El denunciante explica que ahora se abren varios escenarios: “Uno puede ser que no acuda al juicio, renuncie a defenderse y sea condenado por un delito de amenazas, contradiciendo así el mensaje del Secretario de Estado de Interior que dijo que los infiltrados están para ‘prevenir delitos y delincuencia’. Otro puede ser que declare en el juicio, bien sea presencialmente o por escrito”.
Si la declaración fuese presencial, explica la víctima, “el poder verle y tener una foto o vídeo suyo en el juzgado ayudaría a la parte de reparación y señalamiento que estamos haciendo con ellos. Porque nos estamos dejando la piel en que se les descubra, se les señale y no puedan tener una ‘posinfiltración’ tranquila y anónima como soñaban cuando empezaron con esto”.
Policía
Espionaje político Juancar, otro policía infiltrado en los movimientos sociales de Madrid
Sobre la valoración política de esta reapertura, argumenta que “el hecho de que se tenga que enfrentar a un juicio no es porque el sistema funcione, sino porque hay un trabajo militante detrás que va sumando pequeñas victorias, que por sí solas son insignificantes pero que en conjunto van arrojando algo de luz a un asunto tan oscuro y complejo como son las infiltraciones policiales”.
La víctima cree que puede servir para exponer su papel como agente empotrado en los movimientos sociales: “Lo lógico es pensar que su defensa se basará en decir que todas esas amenazas formaban parte de su papel como policía infiltrado. Si eso ocurriese, sería la primera vez que se reconoce que uno de los infiltrados destapados efectivamente lo es y que no actúa por su cuenta”.
Un supuesto que podría ser importante, ya que “uno de los argumentos que utilizó el juez que rechazó la querella de las compañeras de Barcelona es que no podían demostrar que esa persona fuese policía y que, aunque lo fuese, estaba actuando en esos momentos como tal y no era una iniciativa personal”.