We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Patrimonio cultural
Un Premio Nacional de Arquitectura para embellecer un pelotazo urbanístico con patrimonio industrial protegido
Las fábricas de gas fueron instalaciones extremadamente comunes en el mundo de la revolución industrial. A partir de la combustión de carbón se generaba gas para el alumbrado público, y más tarde electricidad para las ciudades. La revolución urbana que fue pareja a la revolución industrial no puede entenderse sin la expansión de estas factorías que aportaron al paisaje urbano elementos muy reconocibles: chimeneas y gasómetros.
Entre la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX casi todas las ciudades tuvieron una fábrica de gas, pero con los cambios tecnológicos estas instalaciones fueron entrando en decadencia. Progresivamente obsoletas, tras los años 50 y 60 las fábricas de gas fueron paulatinamente cerradas, y en la mayoría de los casos demolidas. En algunos casos desapareciendo por completo, dejando apenas una chimenea de recuerdo, como en el caso de la madrileña; en otros legaron algunos restos más, como en Barcelona o Viena. Entre las excepciones está la fábrica de gas de Atenas, conservada íntegramente y reconvertida hoy en un espacio cultural multiusos.
La Fábrica de Gas de Oviedo: una de las últimas en pie en Europa
Activa hasta 1985, la Fábrica de Gas de Oviedo conserva la particularidad de ser una de las pocas que se conservan en Europa de manera íntegra. Fundada en 1857, experimentó a lo largo de sus 130 años de historia sucesivas reformas, participando en su construcción algunos de los arquitectos asturianos más importantes del siglo XX como Ildefonso Sánchez del Río y Joaquín Vaquero Palacios.
Especular con la Fábrica de Gas de Oviedo siempre ha sido el sueño de sus sucesivos propietarios, antes Hidroeléctrica del Cantábrico, después Eléctrica de Portugal, hoy el fondo suizo Ginkgo
Ubicada en pleno caso histórico de la capital asturiana, junto a la antigua muralla medieval de la ciudad, recuperarla para usos públicos es una vieja reivindicación de sus movimientos ciudadanos, al tiempo que especular con ella siempre ha sido el sueño de sus sucesivos propietarios, antes Hidroeléctrica del Cantábrico, después Eléctrica de Portugal, hoy el fondo suizo Ginkgo.
El movimiento ciudadano logró evitar a principios del siglo XXI su completa demolición, y consiguió que algunos elementos fueran declarados protegidos. Más tarde, el gobierno local de izquierdas (2015-2019) inició una negociación para su compra y recuperación. Sin embargo, la victoria de la coalición PP-Cs frenó los planes. EDP vendió la fábrica a un fondo de inversión y con él llegó el arquitecto Patxi Mangado.
Demolition MANgado
Rebajar la protección vigente al conjunto industrial, cuyo futuro lleva en el aire desde hace casi 40 años, es el objetivo del fondo suizo Ginkgo, nuevo dueño de la Fábrica, y que espera construir 158 viviendas a costa de derribar elementos hoy catalogados por la Consejería de Cultura del Principado dse Asturias.
Más allá de una cierta retórica sobre “proyectos con impactos sociales y ambientales positivos”, no parece que Ginkgo se diferencie mucho de cualquier otro fondo dedicado al negocio inmobiliario, exceptuando su especialidad en antiguos suelos industriales y contaminados. La operación que ahora tiene entre manos en la capital asturiana, y que cuenta con el apoyo explícito, público y entusiasta del gobierno local, del PP, pero necesita también el visto bueno del Principado de Asturias, gobernado por PSOE e IU. Ahí Patxi Mangado juega un papel clave aportando su prestigio y legitimidad ante la opinión pública de cara a una operación inmobiliaria de fuerte carácter especulativo.
León de Oro de la Bienal de Venecia, Premio Nacional de Arquitectura y Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, el arquitecto navarro es uno de los profesionales más reconocidos de su generación. Desde su aterrizaje en Oviedo para trabajar en el encargo de Ginkgo de un nuevo plan para la Fábrica de Gas, las declaraciones a los medios de Mangado han ido siempre en la dirección de considerar excesiva la protección patrimonial de la fábrica y justificar así el paso de una edificabilidad de 95 pisos en el anterior plan, obra del arquitecto gallego César Portela, a otra de 158 viviendas.
La parte más polémica del nuevo proyecto de Mangado es la construcción de viviendas dentro del gasómetro, uno de los elementos más reconocibles del paisaje urbano ovetense
En pleno boom turístico, y con las comunicaciones en AVE recién estrenadas, la construcción de vivienda en pleno casco histórico puede ser interesante desde el punto de vista económico en una ciudad que cada año recibe más visitantes. O no. El fondo parece trabajar en todo caso con esa hipótesis. La parte más polémica del nuevo proyecto de Mangado es la construcción de viviendas dentro del gasómetro, uno de los elementos más reconocibles del paisaje urbano ovetense, así como el derribo de varios edificios hasta ahora protegidos. El nuevo plan, critican desde la plataforma Fábrica de Gas e Ideas, que agrupa a vecinos y expertos en patrimonio, supondría “pasar de un conjunto industrial a un conjunto residencial con algunos elementos industriales aislados”.
“Se deja un resto kitsch para revalorizar la vivienda, que es lo que de verdad importa”, ha señalado Gaspar Llamazares, portavoz de IU-Convocatoria por Oviedo/Uviéu, que, al igual que el PSOE ovetense, se opone al proyecto y defiende menos edificabilidad y mayores usos públicos. En el grupo socialista, su edil Juan Álvarez ha criticado que “se aumenta la edificabilidad un 78%, mientras se reducen los equipamientos públicos un 82%”.
Mangado defiende la validez de su plan, resta importancia a la Fábrica de Gas, e incluso duda de que sea viable económicamente por el alto coste de la descontaminación que va a asumir Ginkgo. “Comprendo el amor a Oviedo, pero no es verdad. En España hay conjuntos industriales igual o más importantes”, ha respondido en medios el arquitecto navarro a las críticas a su proyecto, y a quienes sostienen que su firma de prestigio trata de edulcorar un pelotazo urbanístico: “No es que en la Fábrica de Gas haya especulación, es que hasta dudo de que a Ginkgo le compense hacerlo".