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País Vasco
La izquierda de Durango precisa seguir en el Ayuntamiento para contrarrestar los 40 años anteriores
Pasó en Balmaseda y en Galdakao, pero también en Durango: desde 1979 gobernaba el PNV y en 2019, cuatro décadas después, el PNV fue destronado. Durango busca alargar la derrota del Partido Nacionalista Vasco con una fuerte oposición, un gobierno entre diferentes partidos de izquierdas y una fuerte vindicación de la legislatura.
El teniente de alcalde, Julián Ríos, cuenta esto mismo desde la posición de Herriaren Eskubidea (HE) un grupo político que, desde la proximidad, se considera libre de imposiciones “ya sea de Bilbao o Madrid”: “Veníamos de 40 años de gobiernos del PNV, lo que supone tener que dar un cambio de 180 grados en muchas de las líneas políticas que desde Herriaren Eskubidea (HE) queríamos trabajar en nuestro pueblo”. La candidatura de corte municipalista se presenta con Jorge Varela como candidato.
Pasó en Balmaseda y en Galdakao, pero también en Durango: desde 1979 gobernaba el PNV y en 2019, cuatro décadas después, el PNV fue destronado.
La alcaldesa de Durango, hasta ahora, Ima Garrastatxu (EH Bildu), pone en valor que con su llegada al Consistorio de la mano de Herriaren Eskubidea, salieron adelante los primeros presupuestos participativos. “Aunque parezca algo fácil y nada innovador, la ciudadanía puede proponer y votar qué proyectos quiere desarrollar en sus barrios”, enuncia Garrastatxu. “Sé que no es la revolución, pero es una muestra de lo alejados que estaban los anteriores equipos de gobierno de la ciudadanía, que en un pueblo como Durango nunca habían sido capaces o, mejor dicho, nunca habían querido, desarrollar un proyecto participativo de estas medidas”, argumenta.
Por su parte, el teniente de alcalde exhorta que “no ha sido fácil” porque ha habido que cambiar “unas maneras de trabajar que estaban muy enraizadas tanto en el propio Ayuntamiento como con los diferentes agentes que trabajan en Durango”. Julián Ríos se refiere a las prácticas alejadas de la gente que llevaba a cabo el PNV. “Después de prácticamente cuatro años creo que hemos dado pasos muy importantes y que creo que en muchos sentidos no habrá vuelta atrás”, concluye.
Un referéndum para la historia
Un 30 % de las y los vecinos con derecho a voto participaron en el primer referéndum de la historia de Durango. Se votaba para determinar qué ocurriría con el proyecto urbanístico en los terrenos liberados por el soterramiento del tren, donde se edificarían cinco torres. Casi un 95 % –algo más de 7.000 personas– se decantó por la paralización del plan. La consulta no era vinculante, pero el equipo de gobierno de Durango asumió el mandato. La decisión, para los vecinos.
Un 30 % de las y los vecinos con derecho a voto participaron en el primer referéndum de la historia de Durango. Se votaba para determinar qué ocurriría con el proyecto urbanístico en los terrenos liberados por el soterramiento del tren
La participación contó con un factor esperado: el Partido Nacionalista Vasco puso su empeño para que no saliera adelante la consulta. Así lo cuenta Ima Garrastatxu: “El principal partido de la oposición trato de boicotear la consulta pidiendo públicamente a la ciudadanía que no acudiera a votar o tratando de meter miedo a falta de tres días para la consulta con afirmaciones falsas como que tendríamos que pagar 264 millones por dejar atrás aquel megaproyecto que nosotras rechazábamos”. El Gobierno Vasco tuvo que sentarse a negociar con el Ayuntamiento que lidera Garrastatxu (que contaba con 7.000 votantes que rechazaban el proyecto a sus espaldas): “Yo creo que sin esa demostración de fuerza que nos dio la ciudadanía, el Gobierno Vasco no hubiera dado el paso de negociar de esa manera”.
El giro tras las negociaciones es total: ni torres de 18 pisos ni posibilidad para un macroproyecto urbanístico. A cambio, recuperación de dos edificios históricos para usos social y el desarrollo de un plan de 240 VPO en régimen de alquiler. También la recuperación del antiguo trazado del tren para convertirlo en vía verde. Ya tienen el permiso, para ese último plan, de Eusko Trenbide Sarea.
Operaciones urbanísticas
Vivienda Más ladrillo en Euskal Herria
Es una forma de hacer diferente a lo que propuso, durante cuatro décadas, el PNV: consultar a la ciudadanía. Es de lo que se enorgullecen en el Ayuntamiento. El Gobierno de Durango también puso 800.000 a disposición de los proyectos más votados, estos fueron la creación de parques infantiles y la recuperación del antiguo trazado del tren, que había sido abandonado durante los últimos 10 años de gestión jeltzale. Todo ello es, en opinión de la alcaldesa y su teniente de alcalde, lo que ayudó a destronar al PNV: la gente quiere ser escuchada.
EH Bildu consiguió en 2019 el 32,30 % de los votos (y 7 concejales); HE, por su parte, el 16,35 % (4 concejales). Lo suficiente para sumar más representantes (11) que los que obtuvo el PNV (8, con el 35,27 % de los votos). El PSE-EE obtuvo 2 concejales. Esos mismos consiguió en 2015, los justos para que el Partido Nacionalista Vasco siguiese en la alcaldía. Parece que este 28M la balanza la volverán a decantar HE o PSE-EE, aunque también es posible que la subida de EH Bildu pueda mantener la mayoría. Asimismo, cabe la posibilidad de que EH Bildu sea la primera fuerza municipal por lo que tendría a su favor que la lista más votada no necesite la mayoría absoluta para liderar, a diferencia de los últimos comicios.
Gobernar entre diferentes
En Durango, la unión de fuerzas de las izquierdas, dice la alcaldesa, está bien valorada por las y los vecinos: “Creo que la cooperación ha sido muy positiva, y que la gente así lo percibe. Aun siendo dos grupos políticos de diferentes sensibilidades, tenemos más cosas que nos unen que las que nos separan, y hemos tratado de trabajar esos puntos en común y trasladarlos a la sociedad duranguesa”. Opina Garrastatxu que lo que la ciudadanía quiere es que se solucionen problemas del día a día, pero no de cualquier manera, sino “de una manera cercana, escuchando y teniendo en cuenta sus opiniones”.
Opina Garrastatxu, alcaldesa de Durango, que lo que la ciudadanía quiere es que se solucionen problemas del día a día, pero no de cualquier manera sino “de una manera cercana, escuchando y teniendo en cuenta sus opiniones”.
Sociológicamente, reconoce Ríos, Durango no es un pueblo tradicionalmente de izquierdas, y los cambios iniciales fueron, quizá, algo traumáticos porque tenían frente a ellos a un “animal herido” que llevaba 40 años “haciendo y deshaciendo a su antojo”: “Todos los pasos que hemos dado los hemos intentado dar desde el consenso, pero con los principios claros”, explica el teniente de alcalde. Pero perciben que el cambio funciona.