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Opinión
Tenía derecho a vivir, pero a Mahmoud Bakhum le negaron la vida.
Había nacido en Senegal hacía 43 años, tenía derecho a vivir, pero la negativa a la vida le venía de lejos. En su país trabajaba, queriendo construirse un presente y un futuro. Circunstancias impuestas se lo denegaron. Un neocolonialismo obligado desde otras latitudes, contrariando a su derecho a no emigrar, forzó su migración como medio que posibilitara su derecho a vivir. Situación idéntica a la de innumerables personas, senegalesas, africanas, españolas, andaluzas que han sido víctimas del mismo sistema económico-social.
Resulta curioso, mejor sería decir cínico, que en un sistema que fuerza la migración, no se prevea la acogida para salvar el derecho a emigrar reconocido por la Declaración Universal de Derechos Humanos. Por razones contrarias a todo derecho humano, las naciones, deshumanizadas por el sistema económico neoliberal, levantan sus fronteras y rechazan hasta la muerte a quienes intentan llegar desde la otra orilla. Asomándonos desde el balcón de España al Mediterráneo o al Atlántico, no podemos dejar de contemplar oleadas diarias de dolor y muerte. Los políticos en el poder cuentan como triunfo la violación del derecho a emigrar sin preocuparles que estén obligando a las víctimas a elegir rutas migratorias con alto riesgo de perder la vida. Nunca se plantean por qué vienen, ni su grado de responsabilidad en esta migración forzada. Vuelcan su responsabilidad en las llamadas mafias cuando estas no existirían si se facilitara a los migrantes documentación y vías seguras para su tránsito. Nunca se plantean que el fenómeno de la migración hay que afrontarlo desde razones de justicia y que toda justicia entraña compensación y reparación.
Sevilla
Racismo Instiucional Sevilla se manifiesta contra la muerte del mantero Mahmoud Bakhum
Mahmoud Bakhum pudo vencer el rechazo de la política migratoria española y, desde el año 2018, se hizo un hueco en Sevilla. En su lucha por vivir, actualmente estaba sacando adelante su vida en Sevilla y la de su familia en Senegal. ¿Facilidades? Ninguna. Pudo conseguir los derechos de residencia y trabajo en España, pero estaba condenado a realizar los trabajos rechazados por los españoles y en unas condiciones calificables muchas veces como vejatorias. Su mundo de trabajo estaba en las campañas de recolección de fruta. Recogiendo frutos rojos, aceitunas o naranjas contribuía teóricamente a enriquecer a Andalucía. Cuando el trabajo no le era posible se veía obligado a realizar actividades que, sin perjudicar a nadie, eran bien vistas por la gente, aunque no se ajustaran a lo administrativamente permitido. Su alojamiento, cuando no tenía que realizar su trabajo fuera de Sevilla, estaba en el barrio de Los Pájaros, uno de los más pobre de Andalucía y de España.
En Mahmoud Bakhum podríamos reconocer como modelo prototípico del migrante para casi todo el arco parlamentario, perfectamente encajable en su visión utilitarista y desprovisto de derechos. Sin connotaciones de dignidad como persona, pero sí algo de usar y tirar. Útil cuando es algo claramente rentable, desechable cuando ese algo no produce riqueza.
Sin embargo, Mahmoud no se ajustaba del todo al modelo de traje impuesto por el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz. Mahmoud cuando no tenía trabajo en la agricultura no tenía más remedio que trabajar como mantero para salvar su subsistencia y la de su familia. Ser mantero venía a romper las costuras impuestas desde la Alcaldía. Desde el inicio de su mandato, el Alcalde se propuso acabar con los manteros sin importarle que Sevilla cuente con 5 de los 15 barrios más pobres de España.
Sevilla
Derechos Humanos Mahmoud Bakhum, un mantero en Sevilla muere al tirarse al río mientras la policía le perseguía por trabajar
En esta política municipal parece explicarse lo ocurrido a Mahmoud en la tarde el domingo 29 de diciembre de 2024. Están por investigar y deben investigarse los detalles que concurrieron en su fallecimiento, pero sí es cierto que la policía municipal solía perseguir a los manteros, sí es cierto que Mahmoud salió huyendo de la policía con su manta de camisetas de fútbol desde la Avda. de la Constitución y que al poco tiempo fue rescatado sin vida del Guadalquivir a la distancia de un kilómetro.
Mahmoud Bakhum luchó por sobrevivir desde que en Senegal le hicieron la vida imposible. Tenía derecho a vivir. Pudo llegar a Andalucía. Quiso trabajar para Andalucía e integrarse como un ciudadano más. Pero Mahmoud fue explotado y excluido. Fue excluido al modo en que lo hace la política migratoria, selectiva e inhumana, empleada en Huelva en la recolección de frutos rojos. Política presentada por muchos como modelo a implantar en España. En Mahmoud tenemos aplicado un modelo de explotación inhumana donde el supuesto brillo del turismo ofusca la visión real de una amplia Sevilla empobrecida.
Mahmoud Bakhum tenía derecho a vivir y sobrevivió hasta que, en Sevilla, su vida se disolvió en las aguas del Guadalquivir. Hay responsables.