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Opinión
¿Qué representa el 2% del PIB en gasto militar?
Aprovechando la clausura de la cumbre de la OTAN en Madrid, el presidente Sánchez se ha comprometido a aumentar, de hoy a 2029, el gasto español en defensa hasta el 2% del PIB. Considero que este incremento del gasto militar no es un asunto menor pues, además de marcar claramente una política militarista, tiene consecuencias en aspectos sociales y económicos. En este artículo quisiera dar algunos datos que ayuden a hacernos cargo de la situación. En un reciente documento de la OTAN se informa que el gasto militar de la Alianza en 2021 fue de 1.175.332 millones de dólares. Con un aumento del 1,8% respecto al año anterior. Esta cifra representa el 56% del gasto militar mundial en 2021 según los datos del Sipri, mientras que corresponde únicamente al 12% de la población mundial. Lo que nos indica la enormidad del gasto militar de la OTAN y el grado de militarización de sus estados miembros. Gasto muy superior a los estados señalados como una amenaza, Rusia (65.908 millones de dólares), y una preocupación, China (293.352 M$), en el reciente Concepto Estratégico de la OTAN. Es decir, el gasto militar de la OTAN en 2021 fue 17,5 veces superior al de Rusia, que, en el nuevo concepto estratégico de la OTAN, es calificada como “la amenaza más significativa y directa” para la seguridad de la Alianza atlántica. Y cuatro veces superior al de China, que según la OTAN, representa serios desafíos.
En ese mismo documento de la OTAN, se informa que el gasto militar del Estado español en 2021 fue de 12.208 millones de euros, lo que representa el 1,03% del PIB español. Cabe destacar que la OTAN no realiza una evaluación exhaustiva del gasto militar, simplemente recoge la información suministrada por cada estado miembro. Por tanto, debemos deducir que esos 12.208 M€ representan el gasto militar desde el punto de vista del Gobierno español.
En 2021, el gasto militar real fue de 21.623 M€, que representa el 1,8% del PIB español de aquel año. Muy cerca ya del 2% del PIB
Esta cifra es similar a la que se deduce de la liquidación del Presupuesto General del Estado para ese año 2021. Los pagos del Ministerio de Defensa alcanzaron, después de los habituales incrementos del presupuesto inicial, los 10.303 M€. Los pagos realizados por diversos organismos militares que tienen un presupuesto diferenciado del Ministerio de Defensa, alcanzaron la cifra de 1.052 M€. Así, el gasto asociado al Ministerio de Defensa y sus organismos alcanzó, en 2021, los 11.356 M€. Si a esta cantidad les sumamos los 676 M€ presupuestados como créditos a la industria militar, consignados como partida económica del Ministerio de Industria, obtenemos 12.032 M€, cantidad muy parecida al gasto que consta en el documento de la OTAN.
El 2% del PIB español en 2021 se acercaba a los 24.000 M€. Por tanto, si el Gobierno español quiere que el gasto militar alcance el 2% del PIB, deberá prácticamente doblar su gasto militar actual.
Ahora bien, el gasto militar real, si lo consideramos como el coste de mantenimiento de personal, equipos e instalaciones militares, no se reduce únicamente al gasto del Ministerio de Defensa. En el Centre Delàs, desde hace muchos años, analizamos los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para determinar el presupuesto militar real. En este cálculo, añadimos a la partidas presupuestarias asociadas al Ministerio de Defensa, todas aquellas partidas presupuestarias que tienen una finalidad militar, como los créditos del Ministerio de Industria destinados a la I+D de la industria armamentista, las pensiones y mutualidades militares, etc. De esta forma estimamos, que en 2021, el gasto militar real fue de 21.623 M€, que representa el 1,8% del PIB español de aquel año. Muy cerca ya del 2% del PIB.
Así pues, si partimos de los datos facilitados por la OTAN, el hecho de destinar el 2% del PIB al gasto militar, representaría aumentar en unos 12.000 millones de euros el gasto militar. Esto nos llevaría a un gasto militar real, según el criterio del Centre Delàs, que superaría los 30.000 M€ y se acercaría al 3% del PIB, lo que situaría al Estado español entre los campeones de gasto militar de la OTAN, sólo por detrás de Estados Unidos y Grecia (los dos destinan un 3,6% de su PIB al gasto militar) y superando a Reino Unido (2,2%) y Francia (1,9%), ambos estados poseedores de armas nucleares.
El importante incremento del gasto militar para alcanzar el 2% del PIB nos plantea dos preguntas.
1. ¿A qué se destinará este aumento del gasto? Aproximadamente, la mitad del gasto asociado a Defensa (ministerio y organismos) va destinado al capítulo de personal y un tercio a inversiones reales. Por tanto parece razonable que serán estos dos capítulos los que saldrían favorecidos de un hipotético aumento del gasto militar. El aumento del gasto en personal implicaría o bien un aumento del número de las fuerzas armadas, cosa poco probable (los efectivos del ejército español eran de 118.681 personas a finales de 2021), o bien un aumento de las retribuciones, también poco probable, pues en caso de realizarse representaría un agravio con los otros empleados públicos que no verían incrementadas sus retribuciones.
Muy probablemente, una parte destacable del aumento del gasto militar vaya destinado a la compra de armamento, que se sumaría al vigente multimillonario plan de compras de armamento
Así, pues, probablemente, el aumento del gasto militar representaría un incremento, y muy sustancial, de las inversiones. La liquidación del presupuesto de 2021 indica que las inversiones reales del Estado (capítulo 6 de los PGE) fueron de 8.851.286 M€, de los cuales 3.788.153 M€ se destinaron a Defensa, lo que representa un 42% del total de los pagos realizados por el Estado destinados a inversiones previstas en los PGE. Con este aumento del gasto en defensa, fácilmente las inversiones militares superarían al resto de las inversiones reales del Estado. Lo que muchas personas considerarán un sinsentido. No hemos de confundir estos pagos con la inversión pública por parte de comunidades autónomas, diputaciones, ayuntamientos y otras instituciones públicas. Si bien en estos últimos también hay partidas destinadas a Defensa, como por ejemplo 28 millones de euros que el Ayuntamiento de Córdoba destinará a la Base Logística del Ejército de Tierra. Una parte importante (algo más de la mitad) de las inversiones del gobierno estatal en Defensa se destina a la compra de armamento y otra parte se destina a infraestructuras, como por ejemplo la construcción de un nuevo dique para submarinos, previstas en los PGE de 2022. Así pues, muy probablemente, una parte destacable del aumento del gasto militar vaya destinado a la compra de armamento, que se sumaría al vigente multimillonario plan de compras de armamento (Programas Especiales de Armamentos).
2. ¿De dónde saldrán los recursos necesarios? Hay dos posibilidades. La primera seria que proviniesen de un aumento de la recaudación. Esta podría incrementarse gracias al aumento de los precios, lo que representa una mayor recaudación del IVA. Pero, seguramente, sería insuficiente para cubrir el aumento previsto del gasto militar, ya que una subida generalizada de precios (y en particular de la energía) también aumenta el coste en la adquisición de bienes y servicios del Estado. Por tanto, conseguir una mayor recaudación representaría un aumento de los impuestos, medida a la que, probablemente, el Gobierno no recurrirá. Y la segunda posibilidad es que haya una redistribución de los recursos presupuestarios. Esto quiere decir que, si el presupuesto (y el gasto) de Defensa aumenta, deberá disminuir el presupuesto (y el gasto) de otros capítulos. La historia reciente de las políticas de gasto público (“los recortes”) nos dan la pista que, posiblemente, se producirá una reducción del gasto social (vivienda, sanidad, educación, pensiones, etc.) para satisfacer el aumento del gasto militar.
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El aumento del gasto militar hasta el 2% del PIB señala una forma de plantear la política internacional basada en la militarización y, por tanto, en detrimento de las relaciones diplomáticas. Lo que no contribuirá a establecer relaciones amistosas con otros países, sino que generará desconfianza y la idea que el Estado español basa la resolución de conflictos en la opción militar, armada. Además representará un aumento muy significativo del gasto en armas (¿realmente necesarias?) y, como consecuencia, es de esperar que se reduzcan las inversiones en cobertura social.
Se argumenta que un aumento del gasto en Defensa (entiéndase militar), repercute en un aumento en la seguridad de la población. Hay que ponerlo en duda. Si aumenta el gasto militar la población no estará, ni se sentirá, más segura, pues la seguridad de las personas consiste en tener un empleo digno, saber que se le atenderá si enferma, que dispone de una vivienda, que sus derechos le serán respetados, que tendrá una educación de calidad, que dispondrá de un sistema judicial imparcial, etc. Más armas no contribuyen a tener un mejor estado social sino a tener un estado más militarizado. ¿Esto es lo que queremos? No es una buena opción si queremos garantizar y mejorar el bienestar y la seguridad de las personas.