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Ocupación israelí
Gaza y las instrucciones para seguir siendo humanos de Vittorio Arrigoni
El 15 de abril de 2011, el cadáver de un italiano de 36 años fue hallado en una casa abandonada de Gaza con señales de tortura. Había sido secuestrado unos días antes y ahorcado por sus captores antes de cumplir el plazo que ellos mismos habían dado. Era Vittorio Arrigoni, activista del Movimiento de Solidaridad Internacional (ISM), uno de los brigadistas que había conseguido burlar el bloqueo israelí de Gaza en 2008 a bordo de dos barcos con ayuda humanitaria, y también uno de los principales cronistas de la masacre cometida por el ejército israelí en la operación Plomo Fundido (2008-2009).
Era un viejo conocido del ejército israelí, su blog Guerrilla Radio fue el más leído en Italia durante las tres semanas de bombardeos sobre Gaza y la extrema derecha sionista lo tenía entre sus objetivos. Al Mossad no le faltaban motivos, ni medios. Pero Vittorio también era crítico con Hamás, a quien acusaba de fundamentalista y autoritario, y con Al Fatah, a quien tachaba de colaboracionista. Según la historia oficial, su asesinato fue obra de una facción “incontrolada” de un minúsculo grupo salafista. No ha faltado quien argumente que detrás había una operación encubierta de los servicios secretos israelíes deseosos de debilitar un creciente y desafiante movimiento internacionalista de apoyo a Palestina. Buenos argumentos no faltan, pero no hay pruebas de ello.
Era un viejo conocido del ejército israelí, su blog Guerrilla Radio fue el más leído en Italia durante las tres semanas de bombardeos sobre Gaza y la extrema derecha sionista lo tenía entre sus objetivos
Su muerte es un misterio, pero su vida sigue siendo una fuente de inspiración para miles de personas que siguen creyendo en la solidaridad internacional. Desde 2002, cuando viajó a Jerusalén por primera vez y visitó el campo de refugiados de Balata, en Nablus, su vínculo con la lucha del pueblo palestino fue creciendo. Hasta el día de su muerte.
Supo que estaba en la lista negra israelí en marzo de 2005, cuando intentó cruzar la frontera por Jordania. Fue detenido, golpeado y deportado por soldados israelíes. Lo mismo ocurrió cuando volvió a intentarlo en diciembre de ese mismo año por el aeropuerto de Tel Aviv: fue detenido junto con otros activistas y, después de siete días de prisión, fue deportado una vez más. Parecía claro que no le iban a dejar entrar ni por tierra ni por aire. Así que lo hizo por mar.
El 23 de agosto de 2008, junto con 44 activistas de 17 países diferentes, consiguió romper por primera vez el bloqueo naval israelí, impuesto un año antes, a bordo de dos pequeños barcos de madera: el Free Gaza y el Liberty. Después de 30 horas de mareos y vómitos, con los sistemas de navegación bloqueados e interferidos y acechados por buques de guerra israelíes, Arrigoni y el resto de la tripulación pudieron ver el skyline de Gaza. En la playa de la ciudad, hoy en escombros, miles de personas agolpadas les daban la bienvenida.
El 23 de agosto de 2008, junto con 44 activistas de 17 países diferentes, consiguió romper por primera vez el bloqueo naval israelí, impuesto un año antes, a bordo de dos pequeños barcos de madera
Vittorio se convirtió en uno más. El 29 de noviembre de 2008 acompañaba a 15 pescadores que desafiaban el bloqueo israelí que les prohibía faenar en sus propias aguas. Las tres pequeñas barcas fueron interceptadas por ocho barcos de guerra israelíes. En el abordaje, Vittorio se resistió. Los soldados le dispararon con un Taser en la espalda, pero consiguió levantarse. Se tiró al agua e intentó llegar nadando hasta la costa, pero casi al borde de la muerte, los soldados lo ‘pescaron’ y lo deportaron, eso sí, después de pasar seis días en las cárceles israelíes. “Pero soy de Gaza”, contaba en un artículo, “después de todo, estaba acostumbrado a estar encarcelado”.
Una nueva deportación no iba a aplacar a Vittorio. Unos días después, volvió a Gaza en otro barco del movimiento Free Gaza, el Dignity. Era el 21 de diciembre, faltaba una semana para que comenzara la Operación Plomo Fundido, en la que fueron masacrados 1.400 civiles gazatíes, un tercio de ellos niños.
“Restiamo umani” (sigamos siendo humanos) era lo que siempre decía Vittorio Arrigoni y la frase con la que terminaba las crónicas diarias de los bombardeos de Israel sobre Gaza que publicaba en Il Manifesto. También es el nombre del libro en el que reunió su experiencia como uno de los pocos cronistas europeos que contaron al mundo lo que estaba pasando en la Franja y el título del documental póstumo —Stay Human— sobre su legado.
“Restiamo umani” (sigamos siendo humanos) era lo que siempre decía Vittorio Arrigoni y la frase con la que terminaba las crónicas diarias de los bombardeos de Israel sobre Gaza de la operación Plomo Fundido que publicaba en Il Manifesto
Alberto Arce también formaba parte del ISM. Conoció a Vittorio Arrigoni en Malta la noche antes de embarcar rumbo a Gaza. Se emborracharon con una de las botellas de whisky que iban a llevar a la Franja y hablaron sobre los brigadistas internacionales y los partisanos italianos que lucharon contra Mussolini, como los abuelos de Vittorio.
La primera vez que Arce escuchó “Restiamo umani” estaban en el Hospital Al Shifa de Gaza. “Aquello olía a sangre, había gente en los pasillos gritando, con vísceras fuera y había sangre, charcos de sangre en el suelo. Había gente muerta alrededor. Y ahí estábamos él y yo apoyados contra la pared y Vittorio comenzó a repetir como un mantra “restiamo umani”, “restiamo umani”, “restiamo umani”. Y lo repetía cada vez que se sentían “paralizados”, cuenta.
Antes y ahora, la televisión, los periódicos hablan de masacres todos los días. Lo que Vittorio quería decir con ese mantra, explica Arce, es que “nos hemos vuelto inhumanos frente al dolor ajeno, que nos hemos inmunizado” ante los bombardeos y el recuento diario de muertes civiles. “Lo que Vittorio quería transmitirnos es que todo dolor ajeno es propio y tenemos que sentirlo como propio y nos tiene que obligar a actuar, porque es la única manera de seguir siendo humanos”, cuenta Arce en Stay Human.
“Lo que Vittorio quería transmitirnos es que todo dolor ajeno es propio y tenemos que sentirlo como propio y nos tiene que obligar a actuar, porque es la única manera de seguir siendo humanos”
En el segundo día de la operación Plomo Fundido, liderada por Yoav Galant, actual ministro de Defensa, Arrigoni llamaba a la responsabilidad de los pueblos del mundo para detener la masacre: “Quedarse quietos en silencio significa apoyar el genocidio en curso. Gritad vuestra indignación, en cada capital del mundo ‘civilizado’, en cada ciudad, en cada plaza, ahogando nuestros gritos de dolor y terror”.
Y advertía de lo peligroso que puede resultar la lectura del libro en el que recoge sus vivencias en esas tres semana de masacre: “Poned este libro a buen recaudo, cerca del alcance de los niños, de modo que puedan saber cuanto antes de un mundo, algo lejano para ellos, donde la indiferencia y el racismo despedazan a sus compañeros como si fueran muñecos de trapo. De manera que puedan vacunarse, en edad temprana, contra esta epidemia de violencia hacia los diferentes y de indolencia ante la injusticia. Para mañana poder seguir siendo humanos”.
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