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La noche de Tijuana es una de las más frías de México, los migrantes que se acumulan frente al punto fronterizo de El Chaparral tiritan y se protegen con mantas y apenas capas de ropa suficientes. La mayoría son venezolanos. Han tenido que cruzar a pie durante varios meses por Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua y Guatemala. La peor parte de ese éxodo viene en la selva del Darién donde cuentan, estremecidos, que han visto cadáveres y restos humanos que han podido ser atacados por animales o que han podido morir en el intento de transitar un terreno complicado donde abundan los accidentes.
Son en torno a medio centenar. Hay muchos menores, entre ellos un bebé de solo cuarenta días. Su madre está desesperada. Llevaban meses visualizando su fecha de ingreso en los Estados Unidos. Ya tenían cita para la petición de asilo gracias a la plataforma CBP One, que Trump ha fulminado en sus primeras horas de mandato. Eso les ha dejado ahí, varados, a las puertas de un sueño que se desvanece.
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Gilberto llegó unos días antes del 22 enero. Tenía su cita para la tramitación a las 5h de la madrugada y lleva desde entonces frente a la aduana, en busca de una explicación. “El mismo día de la investidura de Trump, nos la cancelaron. Es un revuelto de emociones porque hemos vivido una situación tremenda. Hemos atravesado seis países, una selva… Ver tantas cosas y llegar acá, ya tan cerca, y no poder cruzar. Ya había un muro, ahora tenemos dos muros. Porque ya se nos hace un muro mental con que nos hayan cancelado la cita y no saber qué hacer”, relata con gesto desesperado.
“A nosotros nos robaron al cruzar Tapachula, nos quitaron todo. Y nos amenazaron con quitarnos el pasaporte. Sinceramente es duro, no sabes qué va a pasar ni el día de mañana. Aquí se te acerca la policía y ya desconfías. Yo no sé dónde voy a dormir hoy. No tengo ni ropa, vengo de Tapachula que era súper cálido y ahora estamos aquí helados, me estoy congelando”, afirma Gilberto tiritando y apenas tapado con una manta.
El sentimiento de desamparo cunde entre los grupos de migrantes que se acumulan esperando unas explicaciones que no llegan
En su grupo hay varios venezolanos que comparten la desazón y la incertidumbre. Entre ellos Manuel, que intenta explicarnos esa sensación de jarro de agua helada que han sentido al ver que pese a que han tramitado el asilo por los cauces legales, su cita ha sido cancelada. “Imagina la emoción cuando nos tocó, era el martes por la mañana, pero nos cerraron la puerta en las narices. Esperamos el medio legal para poder cruzar porque volver a Venezuela no es una opción”, cuenta emocionado. “Son cinco meses a pie arriesgando nuestra vida, es injusto que ahora nos hagan esto”.
Todos los grupos se agolpan a las puertas, cerradas a cal y canto para ellos, de la aduana de El Chaparral. Se respira incertidumbre y desesperación. Nadie les informa de qué va a pasar ahora. Muchos siguen con el móvil en la mano, actualizando la aplicación en busca de una reprogramación que no llega. Jesús se aferra a los rumores: “A las personas del 20 de enero parece ser que les habían reprogramado al 9 de febrero. Vinimos el lunes y los de las 5 de la mañana entraron, los demás no. El problema es que no hay información. Están hablando de un programa sobre esperar en México para que te aprueben el asilo. Estamos a la deriva, y regresar a Venezuela es impensable porque seríamos acusados de traición a la patria por haber migrado”, señala desesperanzado. “Esto afecta psicológicamente y moralmente. Como ves la gente está desolada. Y todos con la incertidumbre de qué va a pasar”.
Marcela también es venezolana. Tiene 57 años e intenta explicar el dolor que ha sentido al ver la frontera cerrada apelando a los cinco meses de travesía en los que ha resultado gravemente herida. “Yo soy diabética e hipertensa y pensé que no lo lograba. Me caí 16 veces se me incrustó un palo y se me hizo un hematoma. Tuve que ser atendida de urgencia. Mi hijo me daba fuerzas: ‘vamos mamá, que tú puedes’, pero fue muy duro”, relata entre lágrimas. “Cuando pienso en todo lo que hemos pasado en el Darién, especialmente en la montaña de La Llorona, es muy peligrosa, alta y empinada. Vimos cadáveres al atravesarla. Si eso lo pasé yo tengo que mantener la fe de que aquí también voy a pasar”, cuenta tristemente afectada. “Le pedí a Dios y le pido que nos haga seguir”.
Con el horizonte de San Diego enfrente, y sin poder poner un pie al otro lado de esa frontera le lanza un mensaje a Donald Trump. “Es inaceptable que nos considere criminales, con todo lo que hemos pasado. Venimos a trabajar, ¿cómo vamos a vivir en Venezuela con solo tres dólares al mes? Me gustaría hasta mostrarle las fotos para que vea cómo hemos estado cuatro meses a la intemperie, hasta durmiendo en el suelo”, relata emocionada. Y cuenta, además, que en su grupo muchos borraron las fotos que tomaron en el camino porque tenían miedo.
Entre las personas migrantes que se han quedado tiradas hay una mujer mexicana. Se llama Rosaura y su camino fue más corto (porque consistió en atravesar México) pero no menos peligroso. “Estoy muy triste, no hay palabras ni para explicarlo. Esperamos la cita durante 11 meses. Nosotros huimos de la violencia, tuvimos un intento de asesinato”, cuenta entre lágrimas. “Nos tuvimos que endeudar para llegar hasta Tijuana y aún seguimos pagando intereses. No tengo dinero y tengo a mi cargo tres hijos menores, uno de ellos con discapacidad. Y el camino no fue ni mucho menos fácil, nos intentaron extorsionar. Es intolerable que el crimen organizado vaya a por el migrante, somos personas en una extrema situación de necesidad”, denuncia Rosaura. “Hay personas que traen coches con logos y no te puedes fiar de nadie, a una amiga la secuestraron hace meses en una furgoneta con el mismo logo del Instituto Nacional de Migración como las que se ven aquí”.
Cuenta que en el albergue donde se alojan cundió el pánico cuando seguían la ceremonia de investidura de Trump y algunas personas confirmaban que la aplicación de petición de asilo quedó desactivada, y sus citas y su futuro paralizado. “A Trump le diría que piense en su madre, ella luchó por su futuro de él, por llegar a otro país. Es lo mismo que yo como madre quiero llevar a mis hijos a un lugar seguro. Y no todos somos delincuentes, solo le pedimos una oportunidad”, implora entre sollozos. “Él va a tener que ocupar a trabajadores, por ejemplo, para los incendios en California. Y ¿quién lo va a hacer? Nosotros los hispanos. Somos trabajadores y ayudamos a levantar el país”, exclama Rosaura. “Ahora solo nos queda que, por favor, nos reprogramen la cita. Que alguien salga y de la cara, que nos den una explicación”.
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Primeras deportaciones de la era Trump
El sentimiento de desamparo cunde entre los grupos de migrantes que se acumulan esperando unas explicaciones que no llegan. Y las personas migrantes se estremecen al ver lo que está por llegar. A lo lejos, en la pasarela del cruce, se avista un nutrido grupo de personas que son rápidamente enfocadas por numerosos medios. Son los (mal)llamados primeros deportados por Trump. Hay mucha expectación tras su promesa de expulsar del país a miles o incluso millones de personas. Los periodistas gritan: ‘¿cuándo os detuvieron?’, y a lo lejos se les oye responder que llevaban un mes retenidos. También en ese diálogo a gritos puntualizan que fueron detenidos en Denver, Colorado y Nevada.
El gobierno mexicano prepara desde el martes una carpa que albergará un centro provisional de acogida
Minutos más tarde salen en una furgoneta del Instituto Nacional de Migración pero uno de los migrantes queda en libertad y sale por el acceso peatonal. Se llama Abraham Carmona y tiene 19 años. Las autoridades le dejan salir a pie porque ha rechazado ser regresado en autobús a su ciudad, en Jalisco. Un familiar viene a buscarle. Abraham confirma que fue detenido hace 50 días cuando intentó acceder a EE UU. “Crucé andando por el cerro en Tecate. Después me subí a un coche y ahí fue donde vinieron a por mí. No fue una detención violenta, simplemente nos trasladaron al centro y después al (centro penitenciario) MCC de San Diego”, relata. En su caso le trasladaron a esta institución porque tenía antecedentes, ya había intentado cruzar con anterioridad.
“No descarto que un futuro lo vuelva a intentar. Mi familia está en San Diego y yo quiero trabajar”, cuenta. Preguntado por si ha notado xenofobia hacia los migrantes por el discurso de odio de Trump asiente: “en el centro de detención nos trataban bien en general, pero sí había xenofobia y algunas personas se dirigían a nosotros con odio. Tampoco entiendo por qué nos trasladan esposados de pies y manos, te hacen sentir como un criminal. Yo solo quiero trabajar”, relata haciendo alusión al periodo que estuvo retenido.
Especifica que su detención se produjo el pasado 3 de diciembre, y coincide con los testimonios de las otras personas deportadas que gritaron que llevaban más de un mes detenidas. Es la prueba de que fueron expedientes y detenciones iniciadas en el anterior mandato de Biden, aunque son devueltos en plena expectación por la amenaza de deportaciones masivas de Trump.
En total, en las primeras horas del martes salieron 80 personas deportadas, cifra que entra en la media de lo que se registra a diario en ese centro aduanero. Habían llegado dos días antes al centro del Instituto Nacional de Migración que se encuentra dentro de El Chaparral. Una de las personas deportadas es un hombre diabético que fue visto por la mañana junto con las autoridades. Tuvieron que salir a comprarle insulina. La expectación en torno a esos grupos de deportados es máxima, y los migrantes que allí se han quedado a las puertas lo viven con mucha desazón. Sienten que las temidas amenazas de Donald Trump son ya una realidad.
Incertidumbre y falta de recursos
La situación que se vive en la frontera tensiona aún más el saturado estado de las redes de atención humanitaria de la ciudad. Las personas migrantes se van acumulando y ya no hay sitio en la mayoría de los albergues. El gobierno mexicano prepara desde el martes una carpa que albergará un centro provisional de acogida. Por el momento, solo tienen un albergue público y esa infraestructura por abrir. Porque la docena de albergues que da cobertura y asistencia (médica, psicológica y alojamiento y comida) son iniciativas de la sociedad civil. Es una de las críticas más recurrentes de esas organizaciones.
El camión de ‘Tijuana sin hambre’, una ONG que se coordina para llevarles hasta allí, sirve, al menos, dos comidas al día
Susan forma parte de la Alianza Global por la salud de las y los migrantes. En las últimas semanas han redoblado los esfuerzos, hacen brigadas en los albergues y ahora también van a las puertas de la frontera por si los migrantes que se agolpan ahí necesitan ayuda médica. “No damos abasto y no solo no tenemos ninguna ayuda gubernamental, sino que tenemos incertidumbre. En esta situación de persecución al migrante, con políticas disuasorias y mensajes del gobierno que apelan a que no se pueden quedar en México, ONG como la nuestras podrían ser represaliadas por ayudarles”, critica la doctora. “Es el mundo al revés”.
Otra seña de la solidaridad ciudadana en la frontera llega a media mañana y las personas migrantes comienzan a moverse para hacer cola. Es el camión de ‘Tijuana sin hambre’, una ONG que se coordina para llevarles hasta allí, al menos, dos comidas al día. Verónica es su cocinera: “Venimos con te, leche, fruta, zumos y bollería para todos: los que están deportados y los que se quedaron tirados. Especialmente quienes no han podido cruzar, toda esta gente que se está acumulando aquí vienen nos abrazan y nos agradecen”, relata emocionada. “Imagina que no han comido, no traen dinero y duermen aquí a la intemperie sin alimentos ni mantas. No les podemos ayudar con el visado pero que al menos podamos ayudarles a llenar la pancita y el corazón”.
La situación de desinformación que viven es tal que muchos migrantes preguntan a la prensa. Nadie sabe nada. Ni siquiera los expertos en frontera. Rafael Alonso lleva una década investigando en el Colef (el Colegio de la Frontera Norte) y refiere una situación de limbo total con mensajes a un lado y otro de la frontera que sumen a los migrantes en la desesperanza. Trump cerrando la frontera y amenazando con deportarles y Sheinbaum asumiendo que México sí dará atención humanitaria pero que los migrantes tendrán que ser devueltos a sus países de origen.
“Uno de los vacíos urgentes que observamos es que tendría que existir ya un plan integral, claro y concreto para que las personas migrantes pudieran acceder al sistema de asilo mexicano. Ahora la situación es de incertidumbre total porque hay un bloqueo por parte de EE UU y solo buenas intenciones del lado mexicano. Dan alguna pincelada en los discursos, pero la presidenta no concreta acciones claras y contundentes para dar respuesta desde ahora a la totalidad de personas que se han quedado aquí”, critica Alonso.
Está por ver si Claudia Sheinbaum termina implementando el llamado ‘Quédate en México’ tal y como le exige Donald Trump
Está por ver si Claudia Sheinbaum termina implementando el llamado ‘Quédate en México’ tal y como le exige Donald Trump. Un programa que ya forzó a instaurar en su anterior mandato y por el que López Obrador ofreció a los migrantes la posibilidad de quedarse con un permiso de trabajo. Muchos de ellos se convirtieron en mano de obra para macro obras como el proyecto del Tren Maya.
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Hasta el momento, el ejecutivo mexicano solo ha presentado el plan ‘México te abraza’, destinado a recibir a los mexicanos y mexicanas que puedan ser repatriados del país vecino. Del resto de nacionalidades nada se sabe. Siguen acumulándose frente a una frontera hoy más infranqueable que nunca, cuyo cerrojazo por parte de Trump les deja instalados en la desesperanza de un limbo legal y en tierra de nadie.
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En el programa "La Base" se daban las cifras de emigrantes repatriados en la era Obama y en la era Clinton, ambos demócratas.( 5 y 7 millones) El diario El Pais también da cifras sobre esto, aunque "cree" que hay diferencia de matices que demuestra la falta de humanidad de Trump. Yo creo que EEUU tiene una agenda política bien marcada y que no importa si la cabeza visible es republicana o demócrata. En cuanto a los demás asuntos, este Trump demonizado por el aparato de propaganda y cultural del occidente colectivo que maneja el partido demócrata a la perfección, nos quieren hacer ver que la contradicción en el mundo es o republicano o demócrata: amantes del fascismo o amantes de la libertad. Ja Ja. Hay un documental en Filmin, de John Pilger extrordinario, se llama "La nueva guerra en China". Un chino actual dice una gran verdad :" En EEUU se puede cambiar de partido pero no de política; en mi país no se puede cambiar de partido pero sí de política". Aunque la película se refiere a la agenda de guerra contra China que EEUU prepara desde hace décadas en donde ambos partidos están implicados (Obama fue el que más aportó a esta agenda de guerra nuclear) todo lo que sucede en EEUU, a pesar de la propaganda, obedece a los mismo fines y tiene su hoja de ruta. Si se comprendiera que el enemigo del mundo es EEUU, gobierne quien gobierne, nos ahorraríamos tantos disgustos improvisados sobre el malote de Trump. Y claro que él y Musk son fascistas, como todos sus antecesores; EEUU ha construido un imperio fascista desde la segunda guerra mundial y toda su élite empresarial y todos sus presidentes son así, pero nos la quieren dar con queso.