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Violencia machista
Chistes y alabanzas para el James Bond español: la reacción antifeminista al policía infiltrado
Daniel Hernández Pons. Este es el nombre falso con el que el policía nacional se infiltró en los movimientos sociales de Barcelona durante tres años. Una infiltración así, supuestamente, sólo está justificada judicialmente en supuestos de terrorismo, crimen organizado o tráfico de drogas. Que se haya realizado en un movimiento social comunitario, pacifista y anticapitalista resulta sumamente preocupante. Pero hoy no vengo a hablar de eso. Para profundizar en estos hechos, os invito el este programa del Twitch de El Salto en el que se abordó el tema en profundidad. Yo hoy quiero hablar de algo, creo. aún más truculento.
Hemos leído cómo cinco mujeres activistas han interpuesto una querella contra el agente infiltrado. Durante los años de infiltración, el agente mantuvo relaciones con al menos ocho mujeres de distintos proyectos con el fin de extraer información e integrarse en los movimientos. Cinco de ellas le acusan de abuso sexual, delito contra la integridad moral, revelación de secretos e impedimento del ejercicio de los derechos cívicos. El impacto emocional de descubrir que el pavo con el que te has liado ya varias veces lo hacía como estrategia de espionaje es muy fuerte, como lo narran las víctimas en este artículo de La Directa. Sin embargo, hay algo que pasó desapercibido: ¿cómo se han tomado las cosas cierta cultura masculina?
Espionaje
Un policía infiltrado durante tres años en movimientos sociales Cinco mujeres se querellan por abusos sexuales contra el policía infiltrado en los movimientos sociales
La ironía y la bilis antifeminista
Quienes me leéis sabéis ya que me gusta seguir muchas páginas antifeministas, neofascistas o de masculinidades mainstream para ir viendo qué se mueve por ahí. Con un colega nos pasamos muchas veces material de este tipo, y analizamos lo que vemos. Ayer me abrió conversación con unas capturas de pantalla con muchísimos comentarios y reacciones al tema del agente infiltrado y fue duro. Se pueden leer por varias cuentas de Twitter, páginas de Facebook o cuentas de Instagram (muchas ligadas a la Policía Nacional o a la cultura militar) cosas como estas:
“Yo creo que el único momento donde han tenido buena cara estas mujeres ha sido después del implicadísimo servicio de este gran agente. Héroe.”
“Hay servicios que no están ni pagados ni reconocidos… Este compi merece varias “rojas” por la ardua labor desempeñada…”
“Hay que tener estómago para acostarse con estos ogros separatistas. Merece un sueldo vitalicio”
Una ristra interminable de comentarios soeces, insultantes, profundamente misóginos y muy fachas. Muchísimos de estos comentarios, tuits y memes se construyen como un simple chiste insultante y faltón. Humor hiriente en un espacio seguro para hombres.
Cuando se le señala al machista, como siempre, sale la ironía como escudo. “Era una broma” es una herramienta perfecta para esconder la voluntariedad del daño
En muchos de los casos suele aparecer un comentario disonante, por ejemplo, “Me parece una vergüenza que os riais y digáis esas barbaridades” (os juro que no suelo ser yo el que los escribió). A esto siempre se responde lo mismo: “Una vergüenza es que no sepas entender lo que es un chiste”, “jajaja país de susceptibles. Ya no hay cabida para el humor, sea negro o ácido…” o “joder que piel más fina, el humor sólo para los que se limpian los mocos con la bandera o nos tachan de piolines”. Cuando se le señala al machista, como siempre, sale la ironía como escudo. “Era una broma” es una herramienta perfecta para esconder la voluntariedad del daño, para proteger la agresión en un barniz de broma y contratacar criticando al que se siente ofendido.
La ironía como arma es una clave básica para entender cómo se organiza el antifeminismo actualmente. Todos hablan en serio y comparten barbaridades, cada cual mayor (en una especie de dinámica de medirse las pollas donde la polla es el ingenio y la capacidad de caminar el borde del humor y el mal gusto), hasta que aparece una disonancia: ahí todo se convierte en ironía, un juego, toca levantar defensas, mostrar la inocencia y señalar al que se enfada como un desubicado. La ironía es una herramienta perfecta para decir lo que se quiera sin pagar nada a cambio.
Pero eso ya lo sabemos, la izquierda ha estado históricamente ligada a este pensamiento irónico desde siempre (pensad en un humor como el de “El Jueves”). Era lógico que la derecha entrase a jugar al mismo juego. La diferencia es que mientras la izquierda usaba la ironía y el humor ácido como forma de cuestionar a la autoridad, jugar al límite con las fuerzas represivas del Estado y con las figuras de poder; la derecha y el antifeminismo usan la ironía para machacar y reírse aún más de los débiles, de la desgracia del que ya es desgraciado, para remarcar y aumentar la distancia entre el de abajo y el de arriba. Esto es ya sabido.
Pero ¿de qué vale la realidad? Su fantasía basta para alimentar espacios de resentimiento y odio. La pregunta es, ¿cómo responderles?
El tema es que, para ellos, el poder y la autoridad la tienen el feminismo, las mujeres y “la dictadura de lo políticamente correcto”. Su humor es una forma de atentar contra lo que creen que es una hegemonía injusta. La realidad ya la sabemos: ni el feminismo es tan hegemónico como creen (ojalá), ni ellos están tan oprimidos. Pero ¿de qué vale la realidad? Su fantasía basta para alimentar espacios de resentimiento y odio. La pregunta es, ¿cómo responderles?
La Gloria del James Bond
Además de los comentarios insultantes, hay otro tipo de discurso que es sumamente interesante. Se trata de los comentarios que, en vez de reírse de las mujeres, alaban la labor del agente por haber conseguido una gesta tan grande.
“Muchos hombres deconstruidos y mucha masculinidad tóxica y luego os aparece un gigachad infiltrado de la policía y se os zumba a toda la comuna, jajajajaja. Mágico”
“Se infiltra, seduce a tías, hace un servicio a la patria. ¿James Bond, eres tú?”
“Es el único que no ha utilizado el uniforme, ni Tinder, ni su cargo para ligar”
“Jordi el niño CNP”
“He aquí el rostro del héroe. En sus venas, puro metal de fundición grecorromana, corre la sangre de Heracles, Jasón y Perseo. Daniel morirá sin un Homero que cante la Odiaea de su gesta troyana de bombearse a los callos de la CUP por su patria. Nunca te olvidaremos”
Estos comentarios tienen como base el éxito sexual como criterio de maestría masculina. El agente es un campeón, un giga Chad (Chad es el concepto de herencia Incel que se refiere al tío exitoso y atractivo). Si nos olvidamos un segundo de lo horrible del caso, el infiltrarse, conseguir engañar durante tres años a todo su entorno, tener éxito sexual y ligar con un montón de mujeres puede ser perfectamente el guion de una película hollywoodense. El policía infiltrado resulta un ejemplo de éxito seductor: a través de su argucia completa una misión imposible y, además, consigue acostarse con varias mujeres. Todo esto denota habilidad e inteligencia en la cultura masculina más hegemónica.
Esto no debería sorprendernos en una cultura masculina donde el “No” de la mujer es una prueba, un obstáculo a superar a partir de ejercicios de retórica, de mejora del atractivo y de comportamientos estratégicos
Esto no debería sorprendernos en una cultura masculina donde el “No” de la mujer es una prueba, un obstáculo a superar a partir de ejercicios de retórica, de mejora del atractivo y de comportamientos estratégicos. La moral del espía que se infiltra, consigue acceder en la base enemiga, toma lo que quiere (sexo) y se pira es básicamente la forma en la que se plantea el discurso de los coachs de la seducción, lo que refleja un trabajo importantísimo pendiente en lo que a redefinir la cultura de la seducción y el ligoteo se refiere.
He querido enseñar cómo ha sido recibida la noticia del agente infiltrado en una cultura digital antifeminista. Entre el humor ácido contra las víctimas y las alabanzas al policía, hemos podido crear una imagen rápida de lo que podría ser uno de los pilares más difíciles de contrarrestar de la oleada conservadora que nos viene: una marea de hombres irónicos que se ríen de todo y que celebran cualquier golpe que recibe el feminismo y la izquierda en general.
Es muy difícil de contrarrestar este tipo de comunicación. Pero ¿no debería sernos fácil desmontar algo que hemos conocido tan bien? Ya sabemos lo que son los chistes contra el Rey, contra Rajoy, contra la Iglesia, los fachas católicos, la solemnidad conservadora… La pregunta es: ¿Saber esto nos puede ayudar a contrarrestarlo? ¿Cómo se lucha con el humor ácido y contra la ironía? Dejo la pregunta abierta, podéis mandarme respuestas, necesitamos pensar mucho sobre esto. Urgentemente.
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Me too Kina, yo sí te creo
Habría que distinguir ironía de humillación, mofa o regodeo con intención vejatoria. Desde los espacios críticos se ha utilizado la ironía para poner en evidencia los absurdos totalitarios y opresivos de políticas y pensamientos reaccionarixs. Lo que buscan esas retorcidas burlas de pensamientos conservadores, forma parte de una estrategia de continua desprecio y degradación, eso no es humor sino arma política de chantaje social y rechazo. Los chismes machistas sólo consiguen que se rían quienes se identifican con el machismo, por activa o pasiva.
Lo de las alabanzas al "desuniformado" y su ascenso a los altares de los héroes más zafios, en muchos casos es por el estúpido "sacrificio heroico y patrio" de haber mantenido relaciones sexuales "con callos de la CUP". Ninguno de esos comentaristas tendrían la básica capacidad de reflexión para recordar la guerra de segregación ocurrida en la antigua Yugoeslavia, en la que los serbios violaban a las mujeres bosnias como cruel tortura y vejación, siendo ellas dolorosamente conscientes que en su vientre germinaba la semilla de una criatura, que le recordaría durante toda la vida ese momento de horror del criminal instante, y viéndose en la tesitura de no poder decidir ni sobre su cuerpo, ni sobre la evolución del embarazo que anida en su interior.
El cuerpo de la mujer, de nuevo, constituido como campo de batalla, aunque lejos del contexto de la contienda bélica, lo que lo vuelve más invisible todavía bajo la falsa forma del "libre consentimiento entre personas adultas".
Supongo, sin intentar afirmarlo rotundamente, que no deberíamos centrarnos en cómo contrarrestar ese tipo de comentarios humillantes que les hacen tanta "gracia". Cuando un hombre, con un perfil "mainstreen" de seductor, joven, que cumple los requisitos de lo socialmente atractivo, utiliza el engaño para seducir y estafar económicamente a mujeres a través del engaño afectivo o sexo-afectivo, una parte de esa multitud que aplaude a rabiar con las orejas al policía infiltrado, apelaría a la ley para que condenaran al "amoroso" timador, no fuese que alguna de sus hijas cayera en las redes de su engaño.
El capitalismo nos muestra día a día su nulo interés por cualquier forma de vida que no pertenezca a su clase social hegemónica y lo peor es que tienen un enorme rebaño de clacas mercenarias. Protegen los infames "secretos de Estado" y todo aquello que tenga que ver con lo que entienden como "la seguridad del país" y sus instituciones, que no es más que su propia seguridad, mientras que monitorizan constante y continuamente nuestros actos y allanan hasta lo más íntimo de nuestras vidas y cuerpos, con total premeditación y sin el menor escrúpulo. Eso lo podemos constatar en los beneficios indecentes de las grandes empresas, fondos financieros y multinacionales, mientras que a nosotrxs intentan hundirnos en la más profunda de las miserias.
El Estado utiliza a sus funcionarixs, financiadxs con el dinero de lxs contribuyentxs, no solo para violentar a mujeres que son parte de la lucha de los movimientos sociales, sino principalmente para crear un entorno de desconfianza en esos espacios y movimientos sobre los que el Estado no tiene un control directo, ni puede imponer sus directrices y agendas.
En el programa del Twitch, algunas de las mujeres que intervienen, plantean unos argumentos que, en mi opinión, son acertados y van a la raíz de este conflicto que es la guerra social, y en el que las mujeres, son instrumentalizadas con unos objetivos totalmente perversos y encubiertos de golpear a los colectivos en os que participan. Es muy probable que haya quienes no reconociendo la sutil influencia de los mecanismos patriarcales del machismo, señalen a las mujeres como responsables, pero no podemos dejarnos embaucar por todos esos falaces argumentos que pretenden ahondar en la herida abierta. Las mujeres que luchan por la igualdad social, son sistemáticamente cuestionadas y señaladas como responsables de cualquier circunstancia que se produzca. Lo que debemos de poner en el centro de nuestras miradas, desde una reflexión autocrítica, es cómo el sistema puede adentrarse en los espacios que construimos en libertad y ajenos a toda autoridad y cómo desde el poder, una vez más, infiltra parte de su estructura opresiva para seguir manteniendo su total dominación. En ocasiones recortando la asistencia sanitaria pública hasta límites insospechados, inflando caprichosamente el coste de los alimentos y necesidades básicas, utilizando tecnologías o peones mercenarios para violar nuestras intimidades o precarizando nuestra existencia, fomentando miserables guerras, explotando hasta el agotamiento recursos naturales que nos pertenecen a todxs, devastando la naturaleza y toda forma de vida que habita en ella, desplazando a multitud de poblaciones hacia lugares inhóspitos, etc...
La injusticia en cualquier parte, es una injusticia en cualquier lugar, por más que los poderes intenten encubrirla para aumentar sus beneficios o nos hagan creer que ellos son los que se preocupan por nuestro bienestar y que son quienes crean los puestos de trabajo, sin reconocer que principalmente son quienes los destruyen.
Con sus exactas mismas armas, las que nosotros "la izquierda" nunca hemos utilizado por nosequé prurito de 'ser mejores que ellos'. "Ojalá estuviera en una cuneta", "la única vez que tocó a mujeres sin pagar fue cuando esas heroínas le hicieron el favor de su vida", "pena de ETS lapa", etc. Sin cortarse y sin amilanarse porque ya es muy tarde para andarse con tonterías.
Para dilucidar la cuestión, también sería pertinente comenzar por la propia Brigada de Información de la Policía. El informe que justifica las infiltraciones tiene de todo y los comentarios en la Cadena Ser de esta noticia son igual de repugnantes que los mencionados en el artículo: https://cadenaser.com/nacional/2023/02/02/interior-justifica-la-infiltracion-de-agentes-en-cataluna-la-multimilitancia-de-los-secesionistas-radicales-complica-su-vigilancia-mediante-otros-medios-cadena-ser/
Hay libros fundamentales: "La propaganda de ultraderecha y como tratar con ella" de Enrique del Teso. Ed. Trea. También "Extrema derecha 2.0: qué es y cómo combatirla. Ed. Siglo XXI. Y "Patriotas indignados. Sobre la nueva ultraderecha en la posguerra fría". Varios autores. Ed. Alianza.
Menos libros y más candela. Que los libros están bien, pero no son manuales contra nada. Acción decidida y rapidita, que los tenemos en los colegios e IES y en todas las capas de la sociedad.