We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Madrid
Las inundaciones del eterno retorno en Barrio Aeropuerto
Coches flotando, una vecina saliendo a nado de su casa entre aguas fecales agarrada a un corcho de obra como si aquello fuese el Titanic y daños materiales medidos en varios miles de euros. Son escenas y datos que los actuales vaivenes atmosféricos están volviendo más habituales en el Mediterráneo, pero que en Barrio Aeropuerto, en el distrito de Barajas de Madrid capital, ven como cíclicas. Sufrieron grandes inundaciones en 2017 y 2019 y se volvieron a repetir el pasado 29 de mayo, con la tormenta que azotó la capital. A los miembros salientes de la Junta de Distrito de Barajas una asociación de vecinos les recordaba ese mismo día de resaca electoral que “vinieron con una inundación y se van con otra”.
Estos episodios se vienen repitiendo desde finales de los 90 y cuentan con un informe del Canal de Isabel II de 2012 que certifica que el problema es la falta de capacidad del colector de Rejas para asumir caudales de agua como los de las tormentas de finales del mes pasado. La solución, en realidad, es compartida por todos desde hace al menos ocho años: una obra que implicaría la construcción de un nuevo colector por la Avenida Sur del Aeropuerto de Barajas, la llamada Vía Colectora A-2, que es propiedad de la Demarcación de Carreteras del Estado. Sin embargo, la responsabilidad de la obra es del Ayuntamiento, y aparentemente ambas administraciones se pasan la pelota.
Parte del problema es que las viviendas del barrio, están construidas apenas unos metros sobre el Arroyo de Rejas
José Luis Cañabate, presidente de la Asociación de Vecinos Barrio Aeropuerto explica a El Salto que “ahora, como siempre, estamos con las reparaciones de lo ocurrido, esto empieza a ser un lugar de gran trasiego para las compañías de seguros. El problema es que en las peores inundaciones, las de 2017 y 2019, se reparaban con unos miles de euros en daños a terceros. Ahora no sé si estamos hablando de varios cientos de miles de euros, porque hemos tenido dos metros y medio de agua en el punto más alto, que sería en la calle de Garganchón 313. Tenemos ascensores estropeados, pisos inundados, más de once coches inservibles…”.
En las inundaciones de agosto de 2019 se registraron 31,9 litros por metro cuadrado, el pasado 29 de mayo “solo” 11 (aunque en apenas dos horas frente a las cinco que duró la otra tormenta). Parte del problema es que las viviendas del barrio, están construidas apenas unos metros sobre el Arroyo de Rejas y han necesitado grandes obras de rehabilitación. El barrio surgió como una promoción privada de viviendas de protección oficial al amparo del crecimiento de la capital en los 50, algunas calles no estuvieron pavimentadas hasta los 70 u 80 e incluso tardaron en llegar la luz eléctrica o el agua corriente. Actualmente es un barrio aislado del resto del casco urbano, para el que los vecinos reclaman mejoras de la conexión peatonal y equipamientos: no tienen centros educativos, ni de salud, ni otros servicios básicos. Las inundaciones de este mayo han afectado, además, a las obras de rehabilitación energética de varios edificios.
El Canal de Isabel II, consciente del problema, ante los avisos de fuertes lluvias suele desplegar dispositivos de limpia de los imbornales y alcantarillado, se han llegado a colocar válvulas antirretorno, pero con escaso éxito. Jesús González, de la asociación Aeropuerto Participa, añade que “da igual lo que se limpien las alcantarillas, si llueve mucho brota agua por ellas porque el problema es el colector que se desborda. Mientras no se haga esa obra, cuando llueva como estas semanas, que con la crisis climática cada vez va a ser más común, los saneamientos se seguirán desbordando. Nosotros nos comemos lo peor, pero afecta a toda la ciudad”. Hace justo un año, en junio de 2022, las asociaciones del barrio, junto con otras de Alameda de Osuna, donde se han registrado inundaciones en sótanos y garajes, se reunieron con las administraciones competentes –Ayuntamiento, Canal de Isabel II, Ministerio de Fomento y AENA– pero “se pasaban la pelota unas a otras, y aquí seguimos”.
“Al final aumenta la sensación de vulnerabilidad y abandono. Estamos mal conectados, es un barrio aislado sin servicios y apenas comercio, y cuando pasa una y otra vez esto, te das cuenta de que los recursos de las asociaciones son limitados”, explica González. “Hemos valorado recurrir al Defensor del Pueblo, ahora estamos pendiente de que se constituya la nueva corporación, pero tenemos pocas esperanzas”.
Lo cierto es que el Ayuntamiento de Madrid coincide en la solución, aunque no en la responsabilidad de la misma o su facilidad de aprobación. Consultado por El Salto, el Área de Medio Ambiente y Movilidad explica: “La solución definitiva al problema de las inundaciones consiste en la instalación de un nuevo colector que ha de transcurrir por terrenos de la A-2, propiedad del Ministerio de Transportes y de AENA. Para poder llevar a cabo este proyecto, que ya está redactado y tiene un coste de 90 millones de euros, es necesaria la autorización de la Demarcación de Carreteras y de AENA. Hasta el momento, el principal escollo se ha encontrado con la Demarcación: se ha solicitado la autorización, pero ha sido informada desfavorablemente”.
“Madrid tiene demasiadas zonas pavimentadas y no existe tampoco una red de alcantarillado que separe las aguas pluviales de las aguas residuales”, dice Jesús González, de la asociación Aeropuerto Participa
González, de Aeropuerto Participa, cree que es “hacer como que no saben". Las asociaciones de vecinos opinan que la obra es más sencilla y que “AENA no debería tener nada que ver en este asunto, están confundiendo dos obras diferentes o haciendo como que las confunden, solo se tienen que poner de acuerdo con Demarcación de Carreteras”. Sí lamentan los retrasos en la toma de decisiones, ya que hace ocho años, cuando se habló por primera vez de la obra, se presupuestó en alrededor de 40 millones de euros y ahora se sitúa en más del doble. “Pero nos da igual, sigue siendo algo necesario no solo para nosotros, sino para toda la ciudad”.
Cañabate, de la Asociación de Vecinos, comenta que se propuso hacer un pozo de tormentas “una manera de poder retrasar la obra principal pero impediría algunas inundaciones tan salvajes, entendemos”, pero está paralizado por desacuerdos con la empresa dueña de los terrenos donde se propuso. “Siempre la culpa es de Fomento, no, de la Comunidad, no, del Ayuntamiento. Nadie es responsable, o les da igual, solo dicen que les preocupa si hay elecciones”.
González, de Aeropuerto Participa, deja una reflexión: “en el fondo es un problema de modelo de ciudad, y es que en Madrid tiene demasiadas zonas pavimentadas y no existe tampoco una red de alcantarillado separativa, es decir, que separe las aguas pluviales de las aguas residuales. Va todo al mismo sitio y no hay zonas donde drene, así que al final la red de saneamiento colapsa. Por eso no solamente es esta zona la que tiene problemas. El otro día también en el norte. Madrid no se ha diseñado pensando en la hidrología, sino en la hidráulica y la hidráulica, en un escenario en el que cada vez habrá episodios de lluvias más intensas por el cambio climático, pues al final falla”.