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Son tiempos de escasa reivindicación por los derechos laborales en toda Europa. En Berlín el 1 de mayo es una festividad muy orientada a la movilización sindical y anticapitalista desde hace décadas en el barrio de Kreuzberg, tanto es así que en 1987 la policía tuvo que retirarse del área de la sala SO36, histórico club musical de los años 70 donde quemaron parte de su juventud estrellas musicales como Iggy Pop o David Bowie. El SO36, que aún pervive, era el foco del movimiento punk y squatter del Berlín de los años previos a la caída del muro.
Erich Dunkel vive desde hace 36 años en Kreuzberg y cuenta que lo que antes era un barrio desfavorecido, ahora es una de las zonas más amenazadas de la ciudad por la especulación inmobiliaria. “La calle Reichenberger era una de las más pobres de la ciudad y ahora echan cada semana a la gente de sus casas por la subida de los precios del alquiler. Esta zona está ahora rodeada de verde, pero los que plantaron y cuidaron esos jardines van teniendo que marcharse por esta especulación”.
En la actualidad, Berlín recoge firmas para un referéndum que quiere expropiar viviendas a grandes tenedores como Deutsche Wohnen. “Fue el gobierno de los socialistas con la antigua izquierda —el PDS, partido anterior a la actual Die Linke— quienes vendieron miles de pisos de propiedad comunal que se ofertaban a precios asequibles a los grandes especuladores inmobiliarios, como Deutsche Wohnen. Se ha sustituido a los Gastarbeiter —trabajadores procedentes en su mayoría de Turquía— por trabajadores de la tecnología, pero mientras las empresas que antiguamente contrataban a trabajadores manuales tenían que construirles vivienda, a los empresarios de los trabajos digitales les importa un pimiento”.
Hace poco más de un año el movimiento vecinal consiguió que no se instalase en el barrio un campus de Google, lo que hubiese encarecido aún más el precio de la vivienda. Pero la fiesta del 1 de mayo ha sido canalizada hacia el MaiFest, un gran festival callejero, donde en decenas de escenarios hay conciertos gratis rodeados de puestos de bebida y comida. Hasta el año pasado la manifestación anticapitalista cruzaba por este festival, pero este año se traslada al distrito de Friedrichshain, donde aún resisten casas antes ocupadas y ahora legalizadas, en las que se siguen llevando a cabo proyectos sociales y políticos.
Gentrificación
Los berlineses se enfrentan al desembarco de Google
Los vecinos del barrio de Kreuzberg, en Berlín, muy afectado por la gentrificación, empiezan a organizarse para que Google no establezca allí su 'Google Campus'.
“El MaiFest ha sido una manera de convertir una fiesta colectiva y autoorganizada en un gran negocio. Antes había asociaciones que conseguían dinero el 1 de mayo para alquilar su ateneo o reparar cosas colectivas y se hacía la manifestación para reclamar derechos, que llegó a tener más participantes que la manifestación oficial de los sindicatos. Pero la gente se cansó de gritar tras los megáfonos y aceptaron peores condiciones laborales para mantener un statu quo”, cuenta Dunkel.
Juan Francisco Donoso lleva unos cinco años en Berlín y procede de Chile. Vive en el vecindario que hace frontera con Kreuzberg, el famoso Neukölln. En tan poco tiempo ha podido ver cómo se degradaba el barrio. “Se están construyendo muchos hoteles y abren nuevos negocios orientados solo al turismo. Yo este año iré a un picnic anticolonial en el parque Hasenheide que organizan diversos colectivos de migrantes, como el Bloque latino, ya que muchos no pueden ir a la manifestación anticapitalista porque todavía no tienen su permiso de residencia en regla”, señala.
Sobre si el MaiFest es una forma de eliminar la reivindicación el 1 de mayo, Donoso cuenta que “el techno realmente no creo que sea el problema, sino más bien el alcohol. Crear ese festival ha sido una gran estrategia política para despolitizar a la gente. Hay una zona en la que sobreviven los puestos políticos, en la plaza de Mariannen. Dan allí algún discurso, pero nadie les toma en cuenta. Espero que la manifestación anticapitalista este año convoque a muchas personas, aunque lo veo difícil, es más atractivo para mucha gente quedarse escuchando el techno y los conciertos mientras bebe alcohol que pensar en la reivindicación social. Por eso la manifestación se ha ido del barrio”.
Elena Montoya llegó a Berlín poco después de la caída del muro. “Mi primer 1 de mayo fue en el 95. Entonces Berlín era una ciudad muy politizada, había muchos movimientos sociales con políticas comunales o anarquistas que estaban por todas partes. En esa época a mi me preguntaban por el franquismo y no sabía qué responder, ahí es donde me di cuenta de lo pobre de nuestra memoria histórica en comparación con Alemania”. Era la época en la que Alemania mandaba a policías de todo el país para reprimir las protestas de los movimientos de extrema izquierda. Aún hoy Kreuzberg amanece cada 1 de mayo cercado de policías, incluso francotiradores que vigilan desde las azoteas y otras fuerzas de seguridad que graban en vídeo a los manifestantes o parten la manifestación en dos para empezar a detener a personas cuidadosamente seleccionadas, como ocurrió el año pasado. “El primer año que fui pasé miedo, pero el segundo mi perspectiva política cambió. Aterricé en una escena de feministas autónomas de izquierda que me enseñaron muchas cosas. Aquel feminismo rojo berlinés me dejó mucha impronta. Participaba en el bloque de las mujeres en la manifestación. Unas eran del Este y otras del Oeste, todas caminando juntas”, relata Montoya recordando un Berlín que ahora se torna casi idílico.
Fue en Hamburgo y en Berlín donde nació el llamado “black block” o bloque negro, táctica en la que un nutrido grupo de gente, ataviada con ropa negra, forma un bloque de resistencia frente a la autoridad. “Entonces el black block no era vandalismo porque sí, sino que eran acciones expresamente dirigidas a los causantes de las diversas explotaciones y a sus símbolos. El black block es necesario, está ahí para recordarnos la rabia e impotencia que genera la destrucción de nuestros derechos”, dice Elena.
En los años 70 Alemania hizo un llamamiento en Turquía porque necesitaba trabajadores para sus fábricas, los Gastarbeiter. Günter Wallraff se hizo pasar por uno de ellos y escribió el libro Cabeza de turco, donde relata lo mal que se les trataba y que incluso no les permitían la entrada a los bares o no les servían. “El libro de Wallraff es bastante pobre, los presenta como víctimas, pero no cuenta en las diferentes luchas en las que participaron. Sobre todo, las mujeres en el sector electrónico de empresas como Siemens, AEG o Pierburg”, recuerda Dunkel sobre sus vecinos. Hay un eslogan muy conocido en la ciudad que dice: “Alemania fue a Turquía a buscar trabajadores, pero llegaron personas”.
La noche previa al 1 de mayo se celebra Walpurgisnacht, o la noche de las brujas, en el barrio norteño de Wedding, justo al otro lado de la ciudad. Desde hace unos años la manifestación está también dirigida contra la especulación inmobiliaria y recorre las calles del barrio, tradicionalmente obrero pero donde los alquileres ya se tornan inasumibles. El colectivo Saca Tus Manos de Wedding pide que la ciudad no se oriente a que solo puedan habitarla los más pudientes.
Además de esto, en Grünewald, uno de los barrios más acomodados de Berlín, se organiza el festival anticapitalista My Gruni, que rodea el barrio en una caravana de techno, gritos de consignas y lectura de manifiestos. Es justo lo contrario a lo que sucedió en Kreuzberg, un barrio pobre en el que se empezó a capitalizar la reivindicación social. Grunewald, un barrio rico al que los pobres llevan ahora su reivindicación también.
Amanece otro 1 de mayo en Kreuzberg con los cajeros de los bancos forrados de chapa para evitar ataques y también con la incertidumbre de si se podrá poner freno a la especulación inmobiliaria que ha cambiado totalmente el sentido del barrio.
Derecho a la vivienda
Berlín quiere expropiar pisos a las inmobiliarias
De aprobarse, el Ayuntamiento de Berlín podría llegar a expropiar hasta 200.000 viviendas.
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Vale, a ver: Es Reichenberger, no "Reigenberger" y Hasenheide, no "Hesenheide"...Y GRUNEWALD, no "Grünewald", por favor...
se llama dia del trabajo y no del trabajador ...o d sus drchos,
vale que haya servicios minimos de transporte por urgencias
pero qe haya barrenderos o futerias abiertas es exagerado
Para ello hace falta empòbrecer a la ciudadania y qe aceote trabajar asi
Aquí, en Catalunya tenemos "huelgas de pais" o cierre patronal como la del 3 de octubre, nacionalsindicatos como la Intersindical que han barrido en las últimas elecciones dentro de las instituciones de autogobierno (enseñanza, bomberos, agentes rurales..) y que convocan huelgas en defensa de la patronal sentada en el banquillo. Aquí, no en Berlín, y no veo ni un sólo artículo al respecto.
¿Será porque en Berlín no tenéis colaboradores de La Directa?
El primero de mayo en Berlín se ha convertido en una fiesta popular para que la clase obrera no reivinque sus derechos. Está hecho hecho a propósito para que la gente no se manifieste.