Infancia
Sira Rego: “La palabra ‘mena’ deshumaniza al otro y nos negamos a deshumanizar a las infancias”

El Ministerio de Juventud e Infancia, creado en noviembre de 2023, tiene el reto de sacar adelante la propuesta para que se produzca la acogida de los 6.000 niños y niñas no acompañados que se encuentran en Canarias. Cambiar la narrativa que rodea a este asunto, abordar la violencia vicaria y ocuparse del castigo que sufren las madres protectoras son otros de los asuntos de la cartera que lidera Sira Rego.
Sira Rego entrevista El Salto - 4
Sira Rego es responsable del primer Ministerio de Juventud e Infancia, creado en noviembre de 2023. Álvaro Minguito

Prefiere que nos sentemos en la mesa de reuniones, redonda y con vistas a la calle, porque nunca  usa su escritorio: “Es de señor”. Detrás de ella hay un calendario del Aita Mari. En el despacho, varias banderas palestinas y también la del pueblo gitano, en un lugar privilegiado, junto a la de España y la de Europa.

Sira Rego (Valencia, 1973), es Ministra de Juventud e Infancia, un ministerio que tiene “cero años” según Wikipedia, porque se fundó el 20 de noviembre de 2023, Día Internacional de los Derechos de la Infancia y la Adolescencia y, por cierto, también cumpleaños de la ministra. Pese a ser uno de los ministerio considerados “blandos” y uno de los menores en términos de inversión, lidia con temas muy poco blandos: pobreza infantil o vulneración de derechos de las infancias migradas son algunos de ellos. Rego también ha puesto entre sus prioridades abordar la violencia vicaria de la mano de los colectivos de madres protectoras. Para todo ello, aboga por hacer de la violencia hacia la infancia un tema de Estado, como se hizo en su día con la violencia hacia las mujeres. 

Pero su reto más inmediato tiene fecha: el 23 de julio se debatirá en el Congreso la propuesta de este ministerio para que se produzca la acogida de los 6.000 niños y niñas no acompañados que se encuentran en Canarias, una acogida que debe hacerse de manera vinculante y equitativa entre las Comunidades Autónomas, mantiene Rego.

Este lunes registrasteis una proposición para modificar la Ley de Extranjería en su artículo 35 y para que se acoja a la infancia no acompañada entre las comunidades de manera vinculante. Necesitáis los votos del PP y Junts, pero no parece que contéis con ellos. ¿Qué pasará si no sale adelante?
Bueno, de momento estamos en el escenario de intentar sacar adelante la reforma, aquí es donde estamos poniendo toda nuestra dedicación y energía. Estamos hablando con todos los grupos parlamentarios y vamos a seguir hablando con todos hasta el mismo día 23 para buscar que, si no hay un apoyo explícito, al menos haya abstenciones que nos permitan comenzar con el trámite, que lo queremos hacer lo más rápido posible para que entre en vigor también lo más rápidamente posible. 

Planteamos que tiene que haber una reforma del 35 porque creemos que es el primer paso para trabajar de manera estructurada y planificada el fenómeno migratorio y no responder con criterios de emergencia o con criterios que no están dándonos un marco de previsión y de garantía de derechos, sobre todo en este caso. Estamos hablando de la infancia migrante no acompañada. 

Entonces, ¿el escenario de que no salga adelante no lo contempláis?
Estamos trabajando con el escenario presente, que es el de intentar que salga adelante. 

Es una frivolidad plantear el asunto del efecto llamada, hay que ser un poco más rigurosos cuando analizamos el fenómeno migratorio

Líderes del PP como Isabel Díaz Ayuso hablan de “efecto llamada”. ¿Qué opinas de esto?
Ese es el discurso de la extrema derecha y creo que una sociedad democrática no puede caer en el relato de la extrema derecha. Primero, porque son seres humanos que huyen de situaciones extremas y muchas veces plagadas de violencias, de conflictos, situaciones políticas complejas, situaciones económicas complejas, cambio climático… Hay que entender qué es lo que ocasiona el fenómeno migratorio. Y segundo, porque muchas de las personas que llegan a través de la ruta canaria son personas que se meten en una embarcación y saben que se están jugando la vida. Y yo creo que humanizar también es pensar qué situación tienen estas personas para jugarse la vida en el mar. Seguramente son situaciones en las que lo que dejan atrás es todavía más terrible que aquello a lo que se enfrentan, poniendo sus cuerpos y sus vidas en una embarcación que muchas veces termina naufragando en el mar. Por tanto, sinceramente es una frivolidad plantear el asunto del efecto llamada, hay que ser un poco más rigurosos cuando analizamos el fenómeno migratorio. Hay muchas historias de vida y de sufrimiento detrás de los grandes movimientos migratorios y hay que analizarlos con seriedad y con el alcance que merecen. Y poniendo rostro, historia y relato a las vidas de quienes llegan a Europa y España, concretamente en este caso, hablando de la ruta Canaria.

También en este contexto, ¿cómo planteáis hacer este reparto? ¿Vais a respetar las preferencias de los niños y niñas y su posible arraigo en el lugar?
La cuestión del arraigo siempre se tiene en cuenta, porque no hay que olvidarse de que una parte de los niños y niñas que llegan en este caso a Canarias, según la información que nos han facilitado agencias como ACNUR, la agencia de la ONU para los Refugiados, serían solicitantes de asilo. Por supuesto, en ese caso tienen una protección especial. Ahí opera también la cuestión del arraigo familiar y entramos en la cuestión de reubicación y acogida en otros países de la Unión Europea atendiendo a este arraigo. Esto es importante. Por tanto todas estas cuestiones se tienen en cuenta. 

El mecanismo de acogida atiende por supuesto al perfil de los niños que llegan, la edad que tienen, el tiempo que están en las islas. Se articula en torno a los derechos de los niños y de las niñas, se ponen en el centro y a partir de ahí se establece un sistema. Lo que planteamos, además, es que el mecanismo de acogida cuente también con la realidad de los servicios públicos y de los sistemas de acogida de las distintas comunidades autónomas para garantizar un equilibrio y una sostenibilidad de los servicios públicos de cada comunidad.

Se pudo acoger a varios millones de personas refugiadas que venían de la guerra de Ucrania en poco tiempo y este ejemplo puede extrapolarse a otro tipo de situaciones 

Desde que comenzó la guerra de Ucrania, hace dos años, España ha acogido a más de 62.000 niños y niñas procedentes de este país. Hoy hay algunos partidos que se tiran los trastos a la cabeza por acoger a 400 menores no acompañados procedentes de África. ¿Qué nombre le ponemos a esto?
El problema es que la extrema derecha está poniendo en marcha relatos que son xenófobos y es lo que hay cuando se está planteando hacer una distinción entre sistemas de acogida en función del color de piel de los niños y niñas. Nosotros lo que planteamos es que se ha demostrado en Europa, activando la Directiva de Protección Temporal para situaciones concretas como fue la guerra en Ucrania, que se ha podido poner en marcha un mecanismo, basado en cuestiones básicas migratorias que estamos reclamando desde la izquierda históricamente, como son las vías legales y seguras, el reparto, la acogida vinculante y solidaria por los Estados miembros y la disposición de recursos para hacer políticas de acogida activas y basada en derechos humanos. Se ha demostrado que se pudo, en un momento puntual, en un tiempo muy corto, en apenas dos meses, acoger a varios millones de personas refugiadas que venían de la guerra de Ucrania. Creemos que esto es un muy buen ejemplo que pone en el centro la cuestión de los derechos humanos y que este gran ejemplo puede extrapolar a otro tipo de situaciones aplicadas al fenómeno migratorio en otras fronteras de la Unión Europea, también en la frontera sur y también, por ejemplo, con lo que está pasando con los niños que llegan no acompañados. Volviendo a nuestro país y a la cuestión de la infancia migrante no acompañada, creemos que al menos uno de ellos, que es el mecanismo de acogida vinculante y solidaria, debe operar porque es un buen mecanismo para garantizar los derechos de la infancia y hacerlo de una manera equilibrada en términos de garantía de servicios públicos y de sistemas de acogida. Cuando la derecha y la extrema derecha caen en esta asimetría para unos casos y para otros, lo que creemos es que nítidamente no se están protegiendo los derechos de la infancia.

Entonces, ¿estáis estudiando cómo establecer este tipo de acogidas que se establecieron para las personas ucranianas, para otras nacionalidades?
Nosotros no estamos haciendo distinción. De hecho, la parte positiva que tiene nuestro país es que el sistema de protección para niños y niñas en situación de desamparo es el mismo, independientemente del origen y del nacimiento. Es decir, los niños y las niñas que han nacido en otros lugares que están en nuestro país, una vez ingresan en el sistema de protección tienen exactamente el mismo sistema, es un sistema único. No hay un sistema diferenciado por países de origen. Los recursos que se invierten son exactamente los mismos para todos los niños por igual. Y esto es una cuestión importante y lo que creemos es que tenemos que garantizar que cualquier niño o niña en situación de desamparo tiene garantizado un sistema y tiene unos recursos públicos y tiene un Estado, unas comunidades autónomas y unos gobiernos que les van a proteger.

Sira Rego entrevista El Salto - 2
Sira Rego, ministra de Juventud e Infancia, retratada en el Paseo Del Prado, junto a la actual sede del ministerio. Álvaro Minguito

Bueno, más allá de esta situación en la que nos encontramos ahora, lo cierto es que la infancia no acompañada ve vulnerados sus derechos de manera recurrente. Las entidades en terreno denuncian que algunos menores no ven su minoría de edad reconocida y quedan en un limbo. Otros pasan a la Península, donde no se les reconoce su minoría de edad. ¿Sois conscientes de esta situación?
Sabemos que en algunas ocasiones está siendo muy complicado la cuestión de la determinación de la edad. Estamos trabajando para unificar los criterios y para hacerlos lo más garantistas posibles. Precisamente en la reforma del artículo 35 lo que se hace es reforzar también la cuestión de la minoría de edad desde una perspectiva en la que se da por supuesta, es decir, la presunción de la minoría de edad existe, y luego hay un tratamiento homologado que permite que haya garantías para que se determine la edad de manera eficiente. En esto también hemos hecho un trabajo extraordinario para reforzar y canalizar de la mejor manera la cuestión de la minoría de edad y de la manera más ágil, precisamente para evitar cualquier tipo de situación que se pueda dar. De todos modos, yo seguiré insistiendo en una cuestión, y es que ahora mismo en Canarias tenemos a 6.000 niños y niñas, la situación requiere también una cierta capacidad de plantear las reformas y plantear la modificación de la ley cuanto antes, atendiendo también a estos criterios. 

A tu juicio, ¿la Ley de Extranjería necesitaría una reforma más profunda?
Pues seguramente sí. Pero la verdad es que en este momento nosotras estamos muy centradas en la cuestión de los niños y de las niñas migrantes no acompañados. Desde el Ministerio de Juventud e Infancia estamos profundamente concentrados en este aspecto.

Creo que España ha tenido una posición clara sobre Palestina con respecto a la exigencia del respeto del Derecho Internacional y de los derechos humanos, y algunos ministros nos hemos posicionado diciendo claramente que se trata de un genocidio

Hablando de refugiados, parte de los que están en España proceden de Palestina. Hoy se vive un genocidio en Gaza. ¿Qué le parece la actuación del Gobierno español en relación a este genocidio?
Creo que hemos tenido una posición digna con respeto a la posición del resto de países y una buena parte de los países de la Unión Europea. Yo aquí siempre abro un paréntesis porque en mi caso particular, siendo hija de un palestino y con mi familia viviendo en Cisjordania, es un tema que me afecta personalmente, pero soy consciente de que con el asunto de Palestina necesitamos una acción mucho más contundente por parte de toda la comunidad internacional, no solamente por parte de un solo país. Creo que España ha tenido una posición clara con respecto a la exigencia del respeto del Derecho Internacional y de los derechos humanos, y algunos ministros nos hemos posicionado diciendo claramente que se trataba de un genocidio y exigiendo la ruptura de relaciones con el gobierno de Israel. Pero creo que queda mucho camino por recorrer, porque lo que está sucediendo es absolutamente inasumible.

De hecho lo que ha hecho España ha sido básicamente reconocer el Estado palestino, pero no se ha roto con el comercio de armas y no se han roto las relaciones con Israel. ¿Qué le parece? ¿Se podría tener una postura aún más firme?
Desde Sumar hemos pedido más medidas y como parte del Gobierno estamos trabajando para que así sea. Yo creo que el grupo parlamentario también se ha situado con firmeza al respecto y seguimos pidiendo y seguimos trabajando fundamentalmente en tener cada vez una posición más avanzada al respecto.

Llevamos un rato hablando de infancia migrante y no se ha dicho ni una vez la palabra “menas”. ¿Es un trabajo de este ministerio dar la vuelta a la narrativa sobre las infancias migrantes?
A mí me parece que el lenguaje es muy importante, porque al final nos encontramos de manera recurrente ante batallas culturales donde la extrema derecha se mueve muy bien. La palabra “mena” lo que encierra en primer lugar, es la deshumanización del otro. Hay que ser absolutamente firmes con esto: nos negamos rotundamente a deshumanizar a las infancias, a la infancia migrante, a los niños y niñas migrantes. Y esto pasa sí o sí por rechazar firmemente la utilización de determinadas palabras que encierran un relato en el que se cancela al otro, a la otra, se cancela su historia, se cancela su trayectoria, se cancela su humanidad y ahí nosotras no vamos a estar.

Por eso nosotras hablamos de lo que es. Y lo que es son niños y niñas no acompañados, solos, solas y que vienen arrastrando unas historias de vida de corta edad, pero de muchísimas experiencias terribles. Hace unos días, en Canarias, nos contaban la historia de dos niñas que acababan de llegar a la Isla de El Hierro, dos mellizas de seis años que llegaron en una embarcación precaria. Habían subido a la embarcación con su padre y con su madre. Primero una vio como su padre fallecía y lo tiraban al mar. Luego la otra vio cómo su madre fallecía y la tiraban al mar. Llegaron en shock a la isla de El Hierro, hace pocos días. Estas niñas están incluidas en el registro de “menas” de los que habla la extrema derecha. Yo creo que es inaceptable. Y este ministerio tiene la obligación política, tiene la obligación ética, tiene la obligación social, de ponerse en el lado de los derechos de la infancia y eso también es pelear para que se hable de las cosas como son y, sobre todo, es ser absolutamente firmes con determinados relatos que dejan en los márgenes y excluyen a muchísima gente que tiene derechos. Nosotros vamos a pelear por los derechos de los niños.

En unas jornadas a mediados de junio sobre cómo erradicar la violencia contra la infancia y la adolescencia, este ministerio decía que había que abordar la violencia vicaria y se llegó a hablar de un paquete de medidas. ¿Cuáles son y qué líneas de trabajo hay abiertas en ese sentido?
Las violencias contra la infancia es uno de los temas que nos preocupan muchísimo, obviamente, y es uno de los ejes de trabajo del ministerio. Con respecto a la violencia vicaria, estuvimos en III Encuentro Estatal de Violencia Vicaria y de Género que hubo en Barcelona, porque nos invitaron a participar, y esto nos ha permitido empezar a trabajar primero con las organizaciones de madres protectoras y también con las expertas. Además, estamos trabajando también en coordinación con el Ministerio de Igualdad, en un equipo de trabajo que hay entre varios ministerios, precisamente para abordar en concreto la cuestión de la violencia vicaria.

De la misma manera que hemos sido capaces de poner en la agenda pública la violencia contra las mujeres y hacer de ello un asunto de Estado, creo que hace falta también poner en el debate público la violencia contra la infancia

Decimos que es un asunto central porque las violencias contra la infancia, las violencias contra las mujeres a través de sus hijas e hijos, son un elemento extraordinariamente dramático. Yo creo que a toda persona con un mínimo de sensibilidad es un tema que le conmueve especialmente y nos mueve mucho como sociedad. Lo primero que decimos desde el ministerio es que es un debate que tiene que ser de país, tiene que ser un debate social. De la misma manera que hemos sido capaces de poner en la agenda pública la violencia contra las mujeres y hacer de ello un asunto de Estado, creo que hace falta también poner en el debate público la violencia contra la infancia y ponerla como un debate de Estado. Y en esto vamos a estar.

¿Cómo se hace eso, convertirlo en debate público?
Ahora mismo estamos con todas las organizaciones trabajando desde hace unos meses para ver precisamente cuál es el marco, también basándonos en las herramientas que nos ofrece la LOPIVI [Ley Integral de Protección a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia]. Tenemos ahora en el Congreso de los Diputados y las diputadas la ley de eficiencia del sistema judicial, que uno de los elementos que trabaja es precisamente la adaptación del sistema judicial a la perspectiva de infancia, con los juzgados especializados. Esto va a ser una herramienta muy útil, pero claro, necesitamos prevenir y erradicar. La prevención y erradicación se consiguen convirtiendo las violencias hacia la infancia en un debate de país; generando muchísimos procesos de formación y de información a todos aquellos profesionales y personas que están en contacto con las infancias en los distintos espacios sociales, educativos, deportivos, etcétera; promoviendo alguna de las figuras que contempla la LOPIVI como los coordinadores de bienestar que tiene que haber por ley en todos los centros donde hay presencia de niños y niñas, deportivos, educativos y demás, que está siendo complicado de poner en marcha porque es algo que tienen que hacer las comunidades autónomas y tiene su complejidad; terminar de desarrollar otros dispositivos que tiene la LOPIVI, como el RUSSVI que es el Registro Unificado de Servicios Sociales sobre Violencia contra la Infancia que vamos a tener en marcha a finales de año y nos va a dar mucha información.

Las expertas en infancia señalan que los datos son muy dispersos...
Es muy complejo porque al final se trata de un registro electrónico que tiene que poner en común todo lo que haya con respecto a las violencias. Pero esto nos va a dar muchísima información y sobre todo es una herramienta de prevención porque nos permitirá diagnosticar y detectar casos de violencia cuando los haya. También necesitamos una buena formación de los profesionales que están en todos los espacios. Precisamente porque al final la infancia no tiene capacidad de organizarse: es sujeto de derecho, pero a veces no tiene la capacidad de ejercer su derecho en plenitud, precisamente porque son seres humanos que están en etapas de adquisición precisamente de herramientas sociales. Por tanto, un niño o una niña, a priori lo que necesita también es un cierto acompañamiento que le permita el disfrute de sus derechos en plenitud y en libertad. Yo creo que como sociedad tenemos pendiente todavía el desarrollo de los mecanismos de participación infantil y juvenil, esto como paréntesis.

Otra de las cuestiones que estamos promoviendo y que tendremos a final de año es una encuesta que estamos elaborando, y no se hace desde 1994 una encuesta de estas características en nuestro país, que nos va a dar una foto sobre la situación de la violencia en la infancia. La vamos a tener disponible a final de año. 

En El Salto llevamos varios años documentando casos de madres protectoras y hemos visto cómo se las castiga de forma sistemática cuando denuncian la violencia que sufren ellas y sus hijos e hijas. Save The Children, en un informe del año pasado, estudiaba quién denuncia la violencia hacia la infancia y los datos eran muy claros: en el 28% de los casos quienes denuncian son las madres, en el 21% de las propias víctimas y luego muy de lejos quienes lo hacen son profesionales de colegios, asistentes sociales... ¿Son estas madres, clave de la denuncia de la violencia hacia la infancia, objeto de preocupación de este ministerio?
Estoy profundamente agradecida por la generosidad con la que se han sentado con nosotras y en coordinación absoluta con ellas. Nos hemos puesto a su disposición, nos hemos reunido, yo me he reunido con alguna madre. Las madres protectoras son un elemento clave, porque tienen la experiencia y la organización, y por la generosidad con la que nos trasladan cómo se puede hacer una hoja de ruta solvente, completa, para proteger a la infancia con un rigor extraordinario. Ellas se han movilizado para organizarse con expertas que están dando enfoque jurídico, enfoque psicológico, enfoque desde la perspectiva de la de la salud, de la de la prevención, para poner en marcha mecanismos sociales que den formación a todas estas personas que están en el entorno de los niños y niñas, que son en muchos casos los que pueden tener los indicadores porque conviven con ellos y pueden tener un rol social. Esto es una cuestión que nos interpela como sociedad, no puede ser solo una cuestión de la madre protectora, es que tiene que ser una cuestión social, porque al final es una vulneración de un derecho a un ser humano, un ser humano pequeño. Y esto nos interpela a todos y a todas.

La protección a la infancia no es algo voluntario. La protección a la infancia tiene que vincularnos a todas las personas que vivimos en una sociedad

La protección a la infancia no es algo voluntario. La protección a la infancia tiene que vincularnos a todas las personas que vivimos en una sociedad. Volviendo a las madres: yo estoy muy agradecida porque están haciendo un trabajo maravilloso, no solo en términos humanos y afectivos, sino en términos de rigor, de documentación, de propuesta, de análisis y de hoja de ruta para poner límites y para poder resolver la cuestión de la violencia vicaria. Por tanto, desde el Ministerio, puertas abiertas y máxima colaboración con ellas.

El último CIS da un 6% a Sumar y un 4% a Podemos. Por primera vez en su historia, Izquierda Unida se ha quedado sin representación en el Parlamento Europeo. Antonio Maíllo, coordinador federal de Izquierda Unida, dice que “Sumar está superado”. En este contexto, ¿cuál crees que sería la forma más inteligente para las formaciones de izquierdas de optimizar sus resultados?
Yo vengo de una organización política, de Izquierda Unida, en la que siempre decimos que tenemos vocación de unidad. Es decir, que al final lo que ha resultado siempre exitoso es la capacidad de que las distintas fuerzas de la izquierda transformadora del país, en torno a un programa de mínimos, seamos capaces de ponernos de acuerdo para tener presencia en las instituciones y poder trabajar de una manera cooperativa para plantear medidas que generan amplios consensos en la izquierda transformadora. Yo creo que en ese lugar tenemos que estar.

Más allá de las de las fórmulas electorales concretas, aunque haya formatos que puedan estar agotados, lo que no está agotado en ningún caso o nunca debe estarlo es la posibilidad de que la izquierda nos entendamos

Más allá de las de las fórmulas electorales concretas, aunque haya formatos que puedan estar agotados, lo que no está agotado en ningún caso o nunca debe estarlo es la posibilidad de que la izquierda nos entendamos, ya sea a través de alianzas electorales concretas, ya sea a través de la creación de espacios políticos más o menos orgánicos, ya sea a través de espacios de activismo social que permitan aunar esos esfuerzos en torno a causas concretas. De verdad que creo que estamos en un momento de excepción, no en nuestro país quizá, pero sí a nivel global, en el que estamos viendo que las correlaciones de fuerzas son a veces muy asimétricas con respecto a las fuerzas políticas que defendemos el avance de derechos y la democracia, y que esto nos tiene que llevar necesariamente a hacer una reflexión para optimizar en primer lugar nuestras reivindicaciones políticas que tienen que ver con ensanchar democracia, con avanzar en derechos, con proteger a la gente, porque es que nos va la vida en ello.

Cuando hablamos del avance de la extrema derecha no es simplemente un claim, una frase hecha, es que el avance de la extrema derecha supone el retroceso de derechos. El avance de la extrema derecha viene acompañado por proyectos reaccionarios en los que enuncian claramente que la mayoría social está fuera o está en los márgenes del sistema de la sociedad, en la que no cuentan con casi nadie. No es que no cuenten con las personas migrantes, es que no cuentan con las personas migrantes, es que no cuentan con los sindicalistas, es que no cuentan con las mujeres, es que no cuentan con las personas LGTBI, es que no cuentan con casi nadie.

Sira Rego entrevista El Salto - 1
Rego en su despacho, durante la entrevista con El Salto. Álvaro Minguito

Hablas de “encontrar fórmulas”. ¿Se trata de fórmulas que no tienen que ser necesariamente la “fórmula Sumar”?
En Sumar ha habido un diálogo y una capacidad de entenderse fuerzas políticas muy diversas. Honestamente creo que esto es un avance. Ahora hay que ver la manera, de acuerdo con el momento actual, el papel que tienen las fuerzas políticas, la capacidad que tenemos que tener y que mantener de poder dialogar entre nosotras, buscar mecanismos de horizontalidad, mecanismos democráticos, mecanismos que garanticen que cada fuerza política puede plantear los debates o los elementos políticos que considere legítimamente, que son momentos que son vectores políticos importantes y buscar alguna fórmula que nos permita, en torno a lo político, avanzar. Creo que esta es la clave. Es decir, se ha abierto la posibilidad de mantener un espacio de cohesión más allá de la fórmula concreta. Lo que hay que proteger es esta fórmula de cohesión que ha habido hasta ahora. Y ver de qué manera somos capaces de encontrar que el espacio sea lo más cómodo posible para todas las fuerzas políticas.

¿Horizontal?
Horizontal y democrático. Claro. Esto es importantísimo.

Quizá sea la clave... 
Claro. Yo creo que siempre ha sido históricamente complicado que las fuerzas de la izquierda se sentaran a hablar y a ponerse de acuerdo. Por eso comentaba lo del programa de mínimos, un programa de mínimos político. Yo creo que es relativamente sencillo sacarlo, incluso no solo de mínimos, para buscar la fórmula en la que estemos cómodas para avanzar en ese programa de mínimos de manera horizontal y democrática.

¿No preocupa que en ese camino de buscar fórmulas una y otra vez se canse un poquito al electorado de izquierdas?
Yo creo que hay una parte que tiene que ver con la fórmula electoral que está ahí. Y luego hay una parte que tiene que ver con la movilización social y con el crear tejido organizado en los territorios, en los lugares donde la gente vive en los barrios. Y un ejercicio que creo que quizá hay que recuperar y que nos debe llevar a un tiempo de reflexión, que es esto de politizar la vida cotidiana. Porque al final la política está en todo, está en elegir incluso dónde se compra una barra de pan. Esto también es política y la política es esa cosa que formula marcos de convivencia. Está en todo y creo que la izquierda no puede abandonar esa vocación de querer politizar lo cotidiano, la vida cotidiana, porque al final nos la jugamos en lo cotidiano, permanentemente, tomando decisiones que parecen decisiones pequeñas, pero que al final son decisiones políticas también.

¿Cómo trabajar en la mesa de reuniones y no en una mesa de señor?
Por ejemplo, sí: cómo gestionamos el espacio público, cómo nos comportamos en el espacio público, cómo nos relacionamos con la gente a la que queremos o con la que trabajamos. Al final hay maneras de estar en el mundo que parecen intrascendentes, pero creo que generan grandes cambios también, o pequeñitos cambios que, agregados, terminan haciendo un gran cambio y cambia las relaciones.

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gabrielfdpb
18/7/2024 11:13

Sugiero, para que se les llame lo que son, niñes y adolescentes, completar con lenguaje (administrativo) preciso el acrónimo, para que las siglas sean imposibles de leer (manipular para mal, lo que se hace ahora). Así serían formalmente, Menores Sin Tutores Legales Acompañándoles. No es broma. ¡Salud!

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1
Rubén_Proletkult
Rubén_Proletkult
18/7/2024 7:21

Legislad para que sea un delito de odio su expresión.

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