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Galicia
La planta de reciclaje más eficiente de Galicia se desmorona en silencio
El debate alrededor de la gestión de la basura en la ciudad de A Coruña lleva meses en la calle. Tantos, como semanas estuvo la basura reinando los barrios a causa de una huelga que paralizó el debate público y lo obligó a girar entorno a ella. Ahora, los ojos se posan sobre Nostián, la planta de recuperación de residuos que se encarga de casi todo de lo que se deshecha en A Coruña y su comarca. Sin embargo, para entender realmente la situación de los residuos en el área metropolitana, hace falta abrir mucho más el foco.
Según datos del Ayuntamiento de A Coruña, cada día llegan a la planta de tratamiento de residuos cerca de 550 toneladas de basura. Millones de toneladas anuales que, hasta 1996, daban forma al vertedero de Bens. Tras el derrumbe de más de 200.000 toneladas de una de las montañas de basura, que tuvo como consecuencia la muerte de una persona, se hizo imperativo encontrar otra manera de gestionar los residuos urbanos. Un nuevo modelo que llevase de la mano accidentes como el vivido en Bens. Desde 1999, Galicia cuenta con tres plantas de tratamiento de residuos: Sogama, en Cerceda; Lousame, para Barbanza; y Nostián, que presta servicio en el Ayuntamiento de A Coruña y en otros ocho ayuntamientos del Consorcio das Mariñas (concretamente, Abegondo, Bergondo, Betanzos, Cambre, Carral, Culleredo, Oleiros y Sada).
“Para Coruña es realmente muy interesante tener una planta de proximidad como es la de Nostián. Esto ayuda a reducir costes y a tener una mayor soberanía sobre nuestros residuos”, afirma María García, antigua concejala de Medio Ambiente de Marea Atlántica (2015-2019). Pero las diferencias entre la planta coruñesa, Nostián, y la que abarca la mayor parte del territorio gallego, Sogama, van mucho más allá que su localización geográfica.
Sogama y Nostián, dos formas de gestionar la basura
Un informe publicado en el 2022 por la Asociación Para la Defensa Ecológica de Galiza (Adega) compara ambos modelos: incineración, en el caso de Sogama, y reciclaje y compostaje, en el caso de Nostián. En dicho informe, Adega concluye que “mientras en Nostián se recuperan más de 30 kg de envases usados por persona y año, en Sogama esta cifra queda en menos de los 9 kg”. Por otra parte, y pese a tener todo un apartado en su web sobre el respeto al medioambiente, Sogama incinera aproximadamente el 80% de los residuos, según este mismo informe de la asociación ecologista gallega. La Unión Europea, dentro del contexto actual de emergencia climática, está persiguiendo este modelo de incineración de residuos, presente en varias zonas del Estado español, lo que se traduce en multas constantes.
En este sentido, en el 2022 el informe realizado por Adega refleja cómo Galicia es la tercera Comunidad Autónoma del Estado español con mayor porcentaje de incineración (concretamente, el 46,2% de los residuos), después de Melilla y Cantabria, “y muy por encima de la media del Estado, que registró un 10,1% de incineración en 2020”. En el propio informe aislan los datos de la planta de Nostián. ¿El resultado? Con el modelo de separación en origen y reciclaje, Galicia sería la sexta en cuanto a porcentaje de reciclaje total, con un 46,4% en el 2020, frente al 13,7% si tenemos en cuenta los datos también de Sogama. Una cifra, la real, que se aleja, y mucho, del objetivo marcado por el Estado español, en consonancia con las normativas europeas, de reciclar como mínimo un 50% de los residuos municipales. Dentro de apenas un par de meses entrará en vigor el nuevo objetivo estatal de alcanzar el 55% de reciclaje, y los datos hablan por sí solos.
No obstante, y pese a salir ganadora en la comparativa con Sogama en cuanto a eficiencia y sostenibilidad, las trabajadoras y trabajadores de la planta de tratamiento de residuos de Nostián llaman la atención sobre la necesidad de una mayor inversión en el mantenimiento de la maquinaria e infraestructura que la conforman. “El mantenimiento es muy precario. La cantidad de averías es cada vez superior y muchas aquí tenemos claro que la subcontrata gana dinero cobrando las reparaciones al ayuntamiento”, denuncia una fuente interna de la planta. “Esto es lo que suele pasar en las empresas semi-públicas: que buscan el dinero y no la eficiencia”, concluye esta trabajadora.
María García, concejala de Medio Ambiente de Marea Atlántica afirma que hace cerca de diez años, en la legislatura gobernada por su partido, “la mayor reivindicación de los trabajadores ya era modernizar la fábrica. Pero la responsabilidad es de la empresa; el ayuntamiento tiene una función más bien de vigilancia”. Una vigilancia que para las trabajadoras resultaba insuficiente de aquella y sigue sin mejorar en el presente con el PSOE en el Ayuntamiento. “A nivel de seguridad no creo que respetemos ninguna de las medidas y protocolos. Con el gas incluso hay fugas a veces. Después de 15 años trabajando aquí ya lo veo hasta normal y no me sorprende”, asegura una de las técnicas de la planta de Nostián. Y añade que “esta mejora que pedimos no influiría solo a nuestra propia seguridad, sino también a la eficiencia de la planta. En Nostián estamos reciclando un 30% menos de lo que sería posible de hacerse bien”. La empresa subcontratada para gestionar Nostián es “la primera interesada en mejorar su eficiencia, ya que cuánto mayor sea la recuperación de envases más gana la empresa, mientras que cuánto mayor sea el desecho más paga la empresa”, destaca la ex-concejala de Medio Ambiente de la Marea.
Pero las trabajadoras de la planta no son las únicas que están pidiendo una mejora en las infraestructuras. La Plataforma Nostián con Futuro, formada por Adega, el Grupo Naturalista Hábitat y asociaciones vecinales, reclama la modernización de la planta y que se lleven a cabo campañas de sensibilización en el Consorcio das Mariñas. “Hace unos veinte años que no se llevan a cabo este tipo de campañas centradas en empoderar a la ciudadanía a través del conocimiento sobre sus residuos”, explica Xandro García, portavoz de Adega en A Coruña.
Sin embargo, en los próximos meses podríamos asistir a un cambio en la gestión de la planta de tratamiento de residuos de Nostián, ya que el contrato público finalizó hace ya cuatro años. Mientras las trabajadoras expresan su preocupación ante la marcha inminente de esta empresa, y el desconocimiento e incertidumbre ante qué pasará con sus puestos de trabajo a partir del 2025, María García, con la experiencia que le dio haber formado parte de la concejalía de Medio Ambiente de A Coruña hasta 2019, explica que “aunque el contrato caducó en el 2020 no pueden marchar porque es un servicio esencial. Está siendo un proceso complejo y largo encontrar otra empresa que cumpla los requisitos y pueda hacerse cargo de la gestión”. Y añade: “Falta por ver aún la estrategia de este gobierno y el futuro de la planta. Urge que se avance en la licitación y que se renueve la infraestructura. Este gobierno pone mucha atención en hacer la ciudad bonita, y poca a la basura en todas sus fases”. Por el momento, parece que seguiremos sin respuestas en cuanto al futuro de Nostián, al no conseguir hablar con la actual concejalía de medio ambiente de A Coruña para este reportaje.
La solución para alcanzar los objetivos europeos en cuanto a los residuos urbanos pasa necesariamente por la puesta en valor de la divulgación ambiental
La confianza en la tecnología y el desencanto colectivo generado por la ecoansiedad y la certeza de que no se recupera el 100% de lo que individualmente reciclamos en casa, están provocando un retroceso en la separación de la basura en origen. “Nostián realmente es la última en la cadena. Las fases previas son esenciales. Es importante hacer las cosas bien antes de que la basura llegue a las plantas de reciclaje”, recalca la responsable de Medio Ambiente de Marea Atlántica. Los sistemas de devolución y retorno de envases (SDDR), la correcta separación de la basura en las casas, o el compostaje de la materia orgánica urbano-rural son tres medidas compartidas entre las asociaciones ecologistas como Adega y la antigua concejala de Medio Ambiente de Marea Atlántica. “Deberíamos dejar de hablar tanto de Nostián, y centrar los esfuerzos en conseguir reducir las toneladas de residuos. Hacer que no lleguen a las plantas de reciclaje. Eso es lo realmente útil y eficiente”, concluye María García.
Una propuesta, la de la concejala, que va de la mano de incentivos económicos para quien recicle de forma correcta. “Desde la Marea proponemos incentivar la colaboración en las casas y comunidades vecinales económicamente. Es decir, si reciclas más, pagas menos en las tasas de recogida de basura”. La preparación de la planta para las distintas calidades de separación sería otra de las piezas clave de esta especie de engranaje. “Diferentes circuitos en función de las diferentes calidades de separación, ya que no todo el mundo va a separar la basura correctamente”, explican. “Sólo mediante la separación en origen de la materia orgánica pueden obtenerse resultados satisfactorios en una planta como la de Nostián, pensada para la recuperación de materiales reciclables y de compost”, concuerdan desde Adega.
Desde la asociación ecologista Adega advierten: “Este es el debate de finales del siglo pasado y debería haberse superado hace dos décadas”, haciendo referencia al reciclaje y reclamando la resolución lo antes posible del punto muerto en el que se encuentra Nostián y dar paso a las conversaciones alrededor de la “prevención, reducción en origen, promoción de la reutilización en la vida diaria y en el campo de la producción y la comercialización… En definitiva, hablar por fin de una economía circular”. Un modelo de consumo por ahora futurista que lleve de la mano una gestión de residuos realmente sostenible.