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Frontera sur
Fact-checking: desmontando las vallas de Ceuta y Melilla en siete pasos
En torno a la seguridad de las fronteras nacionales hay una serie de lugares comunes, como la efectividad real que tienen, cómo violan los derechos de las personas migrantes y la exclusión que generan los muros. Son elementos analizados desde porCausa.
Daouda es la última víctima mortal de la valla de Melilla. Era de Mali y tenía 22 años. Cuando la Guardia Civil llegó al lugar, ya estaba muerto. Los migrantes que le vieron saltar aquel 21 de octubre aseguran que murió tras caer desde la valla, de seis metros de altura. Recibió sepultura el pasado 16 de noviembre sin la presencia de su familia, excepto un primo.
Interior asegura que retirará las concertinas que quedan en ambas ciudades autónomas a principios de 2019. Mientras, el auge de la extrema derecha y el discurso del miedo toman fuerza, reforzando el interés de varios líderes políticos por ser fotografiados frente a las vallas de Ceuta y Melilla. incluso entre partidos que hasta hace poco criticaban la securitización de las vallas de Ceuta y Melilla. En la red cada vez son más frecuentes las informaciones y fotos falsas en torno a estas construcciones. Aquí desmontamos algunos de los argumentos a favor de los muros más extendidos:
1. Invertir más en vallas o hacerlas más altas no frena la llegada de migrantes y, además, genera muertos y dinero para mafias. El hecho de la instalación de las vallas fronterizas en Ceuta y Melilla a finales de los 90 no ha frenado, ni remotamente, el número de personas migrantes muertas y desaparecidas en el Estrecho. Desde 1988 se cuentan al menos 6.519 muertos. Antes de esa fecha, solo se habían registrado 195 muertes y desapariciones. A pesar de las concertinas, la triple valla, la malla antitrepa y el refuerzo con sirga tridimensional (para atrapar los miembros del cuerpo), la cifra de personas que mueren en el intento crece a un ritmo anual del 48,7% desde 2015 (hasta octubre de este año, 431 personas habían muerto en el Estrecho).
2. Las vallas de la frontera no son gratuitas: las pagas tú con tus impuestos. Por un lado, entre 2006 y 2017 la secretaría de Estado de Seguridad (Ministerio del Interior) destinó al menos 258,6 millones de euros a infraestructuras de control migratorio. Buena parte de ese presupuesto fue a parar a la gestión de las vallas de Ceuta y Melilla. De hecho, 23 millones (casi el 10% de ese presupuesto) fueron destinados directamente a la construcción y el mantenimiento de estas vallas, sin contar con los costes de personal y otros gastos que conlleva. Por otro lado, la Comisión Europea (brazo ejecutivo de la Unión Europea) asegura que no pueden destinarse fondos comunitarios para la construcción de vallas fronterizas. Sin embargo, entre 2008 y 2016 Frontex, la agencia europea de fronteras y costas, transfirió 742 millones a España para infraestructuras y servicios de control del perímetro fronterizo.
3. Sí, la valla es un negocio: reporta importantes ganancias a Indra, Ferrovial, ACS y otras empresas investigadas y condenadas por delitos de corrupción. La investigación de porCausa sobre industria del control migratorio revela que entre 2002 y 2017, el Gobierno español ha regado con al menos 610 millones de euros a grandes empresas del Ibex como Telefónica, Ferrovial, Dragados, Acciona e Indra. De ese presupuesto, la principal partida va destinada a sistemas de vigilancia, control y protección de fronteras, incluidas las vallas de Ceuta y Melilla, según la investigación de porCausa a partir de datos oficiales.
Por ejemplo, entre 2004 y 2017 Indra, investigada por presuntas donaciones ilegales al PP (caso Lezo), ha recibido al menos 109,4 millones de euros en 60 contratos para este fin. Dragados y Ferrovial, también investigadas por posible financiación ilegal de partidos (casos Gürtel, Palau y del 3%, entre otros), se adjudicaron la construcción y ampliación de las vallas de Ceuta y Melilla por más de 36 millones de euros. Acciona, que a mediados de octubre reconoció desfalco y malversación en el caso Plaza, también está entre las beneficiadas. La empresa de seguridad Eulen, que no publica sus cuentas desde 2015 y también está imputada por posibles donaciones ilegales al PP, ha recibido al menos nueve millones de euros del Ministerio del Interior para mantener estas vallas.
Otro ejemplo: Amper, empresa de telecomunicaciones también investigada por pagos ilegales al PP (entre sus consejeros estaba Ignacio López del Hierro, marido de la exministra de Defensa, María Dolores de Cospedal), ingresó 60,8 millones por 43 contratos relacionados con control fronterizo. Existe una lista de empresas que hacen negocio con el control migratorio.
4. No siempre hubo una valla ni en Ceuta ni en Melilla. Melilla pasó a formar parte del reino de España en 1556 y Ceuta, en 1580. En el caso de Melilla, la valla fronteriza empezó a construirse en 1998. A día de hoy el perímetro de la ciudad está conformado por una triple valla securitizada de 12 kilómetros y seis metros de altura. Incluso los jóvenes melillenses recuerdan que, cuando eran pequeños, tan solo había una tira de alambre de espino de medio metro de altura que podían sortear con facilidad para, por ejemplo, jugar a fútbol con sus vecinos marroquíes. Sucede igual en Ceuta: no había valla, y “en algunas zonas no había ni alambrada (...), podías ir a Marruecos andando por la playa o por el campo”, cuenta Pepe Ruiz, ceutí de nacimiento. En los 70, el Ejército español empezó a instalar alambrada de espino y hubo que esperar hasta 1996 para ver el embrión de la valla que hoy rodea la ciudad. Ahora la triple valla de Ceuta tiene ocho kilómetros de longitud y seis metros de altura.
5. Las vallas de Ceuta y Melilla no facilitan la labor de la Guardia Civil, más bien producen tensión. Numerosos agentes de la benemérita desplegados en estas vallas dicen sentirse en “un limbo”. Ellos son la primera línea de choque del chantaje del gobierno de Marruecos, que usa la carta migratoria para presionar a España y Europa a cambio de más fondos, acuerdos pesqueros y otros intereses. La combinación de estas vallas con la ausencia de vías legales para quienes migran y la desesperación de quienes tratan de cruzarlas genera situaciones violentas que recaen sobre estos agentes. Tres miembros de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS, los ‘antidisturbios’ de la Guardia Civil) desplegados en Melilla explican que hay bajas constantes por depresión.
Las achacan a la presión que reciben y las escenas que viven al reprimir a quienes tratan de saltar la valla. Uno de ellos asegura que ni él ni sus compañeros entraron en el cuerpo para hacer este trabajo. Afirma que las vallas “son inútiles” y que las concertinas “solo sirven para dañarse, poco más”. “He visto con mis propios ojos cómo los gendarmes cogían a esos migrantes y los lanzaban a una carreta como si fueran trozos de madera (...) una vez forcejeamos con ellos porque iban a abusar de una negrita que estábamos devolviendo y la metimos de vuelta”. Asegura que el descontento es generalizado y que se sienten desprotegidos y utilizados para hacer el trabajo sucio. Interior reconoce que no tiene a ningún psicólogo dedicado a la Guardia Civil ni en Ceuta ni en Melilla. Desde prensa de Guardia Civil afirman que no desglosan la cifra de bajas por depresión “por razones de confidencialidad”.
6. La valla de Melilla no delimita el territorio español. El suelo detrás de la valla de Melilla no es Marruecos, es España. Vayamos por partes. Los tratados y convenios internacionales de delimitación de ambos países revelan dos conceptos de frontera diferentes: uno es de naturaleza jurídica y otro de naturaleza funcional. De las tres divisiones que tiene el vallado de Melilla, la barrera interna es la que delimita la frontera “a efectos de extranjería”, según la Orden de Servicio 6/2014 de la Guardia Civil. Sin embargo, la frontera española en Melilla convenida por Marruecos y España va mucho más allá. Se delimitó en 1862 con 14 disparos de cañón. “Hay territorio español más allá de las vallas exteriores”, asegura Miguel Ángel Acosta, doctor en Derecho Internacional y autor de Las fronteras terrestres de España en África: Melilla (Editorial Reus). Con la construcción de la valla de Melilla en 1998, España abandonó y cedió de facto una parte de su territorio a Marruecos.
Frontera sur
Las balsas de la muerte inundan el Mediterráneo
30 años han pasado desde que la ausencia de vías seguras comenzara a ser sinónimo de personas fallecidas por intentar atravesar el Estrecho de Gibraltar. Tres décadas después, la tragedia ha aumentado su dimensión y contabiliza casi 7.000 muertes.
7. No, las vallas no son un elemento decorativo más en el paisaje urbano: generan una arquitectura de la exclusión. Las vallas de Ceuta y Melilla tienen importantes implicaciones sociales y simbólicas al trazar una línea entre quienes pueden cruzarlas y quienes no. Se trata de separaciones físicas de la frontera terrestre “más desigual del mundo, más incluso que la que existe entre México y Estados Unidos”, como reconocía José Manuel García-Margallo, exministro de Exteriores. Los datos del Banco Mundial avalan esta afirmación en los que el PIB de España supera en nueve veces el de Marruecos. Lucía Gutiérrez, arquitecta y artista, asocia vallas y “racismo” y habla de “arquitectura del odio”. En su obra Arquitectónica de la exclusión explica que estas vallas “tienen un carácter defensivo para los de dentro y ofensivo para los de afuera (...). Tienen la misión de crear un dentro y un afuera”. “Tal construcción discursiva da lugar a una política migratoria donde la seguridad de las personas en movimiento ha sido absolutamente ninguneada en nombre de la defensa de la seguridad europea”, opina Itziar Ruiz-Giménez, profesora de la Universidad Autónoma de Madrid.
¿Qué harías si vivieras en un 'no lugar'? from porCausa on Vimeo.