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Esclavitud
El covid-19 ha aumentado la esclavitud moderna en el mundo
Hay dos elementos que componen lo que la Organización Internacional del Trabajo considera esclavitud moderna. El primero es el trabajo forzoso, el segundo, los matrimonios forzosos. Ambas circunstancias han empeorado en el último lustro, y la pandemia del covid-19 ha influido en las malas cifras del informe Estimaciones mundiales sobre la esclavitud moderna, presentado el 12 de septiembre por la OIT, la fundación Walk Free y la Organización Internacional para las Migraciones, dependiente de la ONU.
En cualquier momento del ciclo 2017-2021, el que recoge el informe, 49,6 millones de personas han sido víctimas de la esclavitud moderna, trabajando contra su voluntad —27,6 millones— o en un matrimonio que se ha concertado sin su consentimiento, una situación en la que viven 22 millones de personas, en su mayoría mujeres.
Las estimaciones de la OIT indican un empeoramiento en la prevalencia del trabajo forzoso, que antes de 2016 sufrían 3,4 personas de cada cien mil. Hoy son 3,5 personas cada cien mil, lo que significa que el número bruto de personas en esta situación ha crecido en 2,7 millones.
La influencia del covid sobre este índice ha sido determinante. Aunque el informe reconoce algún aspecto contraintuitivo como el hecho de que las políticas de lock down pudieron terminar con la “liberación” de personas que ejercían trabajos forzosos en determinados sectores, la mayor parte de los efectos que refiere son negativos.
Las “perturbaciones” en los ingresos, dice el informe ha aumentado el número de trabajadores que pasan a ser forzosos en uno de los regímenes más habituales, el de servidumbre por deudas, especialmente, “entre algunos trabajadores que no tienen acceso a los canales de crédito formal”. Una quinta parte de todas las personas en situación de trabajo forzoso lo están por este tipo de causas.
La crisis también provocó deterioro de las condiciones de trabajo, lo que pudo conducir al trabajo forzoso, especialmente en el empleo doméstico, donde muchas mujeres vieron cómo se les imponían horarios abusivos y se refieren también casos de violencia física y sexual, explica el informe, que se refiere a la llamada “pandemia en la sombra” que afectó a las mujeres y registró un informe de 2021.
De los 22 millones de personas en situación de trabajo forzoso, el 8% del total, es decir, 1,4 millones de adultos se dedican al trabajo doméstico, refiere el informe Estimaciones mundiales sobre la esclavitud moderna. Son en su mayoría mujeres que tienen más difícil denunciar su situación debido al aislamiento, a los desequilibrios de poder respecto a sus empleadores y al desamparo que ejerce sobre ellas la falta de legislación laboral que las cubra. En el caso de trabajadoras migrantes, se suma la restricción de visados y la dificultad para obtener papeles.
Más sobre la influencia del covid en el empeoramiento de las cifras. “En varios sectores se informó de que los trabajadores confinados en sus lugares de trabajo y obligados a trabajar horas excesivas para compensar la escasez de mano de obra cuando se interrumpió el flujo de trabajadores migrantes y de trabajadores obligados a hacer horas extras no remuneradas u obligados a seguir trabajando a pesar del riesgo de contagio para cumplir los objetivos de producción”, señala el informe.
Otros efectos del covid-19 ha sido la criminalización del personal sanitario que se puso en huelga para denunciar la falta de protección individual y la escasa remuneración percibida.
El informe estima asimismo que la pandemia supuso el paso a la esclavitud moderna de 400.000 marinos, a los que no se les permitió abandonar los buques en los que trabajaban.
Asociadas a las políticas de confinamiento, el cierre de las vías legales de entrada aumentó el riesgo de caer en el trabajo forzoso y las redes de tráfico de personas para la población migrante, que sigue siendo la más afectada por la esclavitud moderna en todo el mundo.
Las estimaciones de 2021 indican que 6,3 millones de personas se encuentran en situaciones de explotación sexual en todo el mundo. Cuatro de cada cinco son mujeres o niñas.
Los matrimonios forzados aumentaron en mayor medida en el ciclo de referencia de 2016 a 2021. La prevalencia ha pasado a 2,8 personas por cada cien mil, cuando hace seis años estaba en 2,1. El covid-19, dice el informe de la OIT “ha exacerbado los factores subyacentes de todas las formas de esclavitud moderna, incluido el matrimonio forzado”. Entre los aspectos con mayor influencia está el aumento de la pobreza extrema mundial por primera por primera vez en 20 años.
En el caso del arreglo de matrimonios, el covid-19 influyó en cuanto interrumpió la educación y la prestación de servicios, “aumentó las tasas de embarazo y provocó la muerte de los padres o tutores”. Se trata de estimaciones, pero el informe cita al Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) cuando advierte que entre 10 y 13 millones de niñas más se casarán debido a las “restricciones relacionadas con la pandemia, la situación económica, la violencia de género y la creciente inseguridad socioeconómica”.