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Entrevista La Poderío
Inés Nofuentes: “Existe una mirada en el cine que antes no existía, porque antes no estábamos”
A Inés Nofuentes, productora de Curuxa Cinema, hay que seguirla de cerca. No porque lo dijese en 2023 la revista Variety, al elegirla como una de las diez productoras españolas a seguir, sino porque más allá de los reconocimientos que merece, y que siempre vienen bien, ella es de las que sigue mirando al cine de tal forma que hoy se ha convertido en una revolución: como una herramienta de transformación social, de debate y de colectividad.
Comparte el cine con muchas cosas y entre ellas la maternidad. Y esto también hay que contarlo, porque hablar del perfil profesional de una persona está muy bien, pero entender cómo atraviesa a una mujer que trabaja y que es autónoma, la maternidad es un tema. Por ello, como productora, y muy buena, ella es “mucho de planificar, la mayor parte del trabajo es planificar y aprender bien para a partir de ahí fluir bien, hasta cuando viene un remolino”.
¿En qué estás trabajando ahora?
En Curuxa Cinema tenemos una cartera de proyectos importante de la que iremos hablando. De momento, citaría El hombre bueno de Pachalum, el nuevo largometraje documental del director Renato Borrayo que hemos filmado este año sobre migración en Guatemala. Yo viví muchos años en Latinoamérica y sigo teniendo vínculo con realizadoras y directoras de allá, y también con instituciones educativas con las que colaboro. El documental refleja el punto de vista de las familias que se quedan en comunidades indígenas, mientras que se produce un movimiento migratorio a Estados Unidos de forma irregular. Estamos en plena postproducción de la película.
También estamos levantando un proyecto de ficción, titulado Carrusel, junto a Lucía Vasallo, directora italoargentina, que filmaremos en Málaga. Se trata de un drama adolescente con talento novel malagueño y la participación de Ángela Molina. Por otro lado, con el hispano-panameño Abner Benaim trabajamos sobre un road movie existencial-tropical. Y, además, la preparación de Cinenido 2025 ya está en marcha.
Honestamente, no sé cómo lo hago porque la gran parte de mi tiempo pertenece a mi hijo, pero, por suerte, las personas con las que trabajo lo tienen claro y respetan los espacios. Siempre trabajo con personas con las que tengo un vínculo especial. Pero fuera del espacio del trabajo, a quienes tengo que agradecer enormemente es a Pedro y Manuela, mis padres, porque sin ellos sería del todo imposible. Para nosotras, una productora todavía pequeñita es importante asociarse y colaborar con otras productoras, lo cuál es gratificante.
¿Qué es Cinenido y cómo surge?
Es un laboratorio de escritura de guiones para cualquier profesional del cine, pero que además está muy pensado para mamás y papás. Es curioso, este hecho, tiene que ver con que el porcentaje más alto de asistentes sean mujeres y el porcentaje de las personas que postulan también, porque al final somos quienes más lo necesitan.
Esta idea surge en la pandemia de covid-19, cuando un grupo de personas pensamos que estaría bien crear un espacio de formación en Andalucía, porque no existen demasiados, pero además nos parecía oportuno descentralizar, llevar el cine a otros lugares y por eso este laboratorio se hace en el Valle del Lecrín, en Granada. En lo personal, cuando esta idea nace, yo era, y soy, mamá de un niño chiquito y el verme encerrada con el bebé, limitada en muchos sentidos, y así surge esta iniciativa política personal.
Cinenido surge de haberlo transitado en mi vida en este querer volver y conectar haciendo red con cineastas
Todo esto es porque cuando yo decido ser madre en una familia monomarental me veo relegada. Una parte muy importante de mi carrera profesional se para y tengo que volver a ocupar esos espacios. Por ello, Cinenido surge de haberlo transitado en mi vida en este querer volver y conectar haciendo red con cineastas. No es obligatorio tener, ni venir con hijos a Cinenido. Esto son decisiones individuales. Pero sí se le da prioridad a las madres, padres, que quieren y necesitan un espacio para crear su proyecto y es cierto que la mayoría de las personas son mujeres y quieren venir con sus hijos, porque les apetece o porque no les queda más remedio porque no tienen más opciones. Esto es algo que en la mayoría de los espacios de formación, o en festivales, no se tiene en cuenta y directamente las mujeres madres cineastas no pueden ir. Buscamos hacer industria cinematográfica más inclusiva. El origen es haberme visto yo en esa situación.
¿Qué características deberíamos pedirle a la industria del cine para que sea más inclusiva?
Las producciones de una película son tiempos muy reducidos para producir y en horarios desorbitados que no siempre son compatibles con la conciliación.
Para que sea más inclusiva con las madres, padres, creo que es un momento difícil. La industria del cine sigue unos ritmos muy acelerados y demanda resultados muy rápidos. Las producciones de una película son tiempos muy reducidos para producir y en horarios desorbitados que no siempre son compatibles con la conciliación. Habría que implementar más políticas que permitan esa conciliación e inclusión. Es verdad que se está tratando de hacer pequeñitos cambios en las financiaciones públicas con el sistema de puntos, pero a grandes rasgos es complicado cambiar el sistema porque en los puestos de tomas de decisiones siguen ocupados por hombres. Todavía hay una mirada muy masculinizada dentro del cine y en la sociedad. En este sentido, para las mujeres que son cineastas y que son madres, al final tienen que diversificar un poquito más y mientras tanto se ven también relegadas a una mayor precariedad, obviamente.
Para mí es importante que se genere una comunidad con otra manera de entender el cine: otros tiempos, otros ritmos. Eso es lo que ocurre en Cinenido durante 10 días, donde además del laboratorio, se convive y comparte la vida de nuestra manera de querer contar historias. Es como un pequeñito oasis.
Entrevista La Poderío
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¿Cómo ves el cine ahora?
Hasta ahora yo siempre me he involucrado en proyectos que conectan conmigo de una manera emocional, personal y política. Trabajo con directoras o directores que tienen una mirada muy especial, diferente, o yo lo considero así, y en historias que creo que pueden generar un diálogo, un debate, una transformación. Eso es para mí lo fundamental a la hora de embarcarme en un proyecto.
Para mí el cine no es puro entretenimiento. Para mí es otro tipo de herramienta con la que me hace conectarme también a la vida, con la forma de percibir el mundo que yo tengo y lo siento como una herramienta que me es de utilidad para mí, para estar en este mundo en el que vivimos tan miserable muchas veces y tan injusto.
También entiendo que los procesos de creación, cuando estás desarrollando un proyecto, requieren tomar sus tiempos. El proceso de escritura tiene sus altibajos también. Hay momentos de inspiración, momentos que no. Las ideas no caen de un árbol, o sea, las ideas requieren tiempo y eso en el cine actual es muy complicado obtenerlo, también por los altos costos, requiere que todo se haga todo muy rápido y a veces creo que eso no es lo más idóneo.
Esto a veces es un doble filo, porque yo soy la productora, aunque me involucro mucho en el proceso de creatividad en los guiones, construimos en conjunto, pero también impongo esos calendarios muchas veces empujada por las fechas del sistema que no te permite subsistir de otra manera, aunque bueno, tratamos de adecuar los ritmos a los proyectos, a que no se pierda ese espíritu por el que nacieron.
¿Cómo es la relación entre Andalucía y el cine, el cine y Andalucía? ¿Existe un cine andaluz?
Yo pienso que a Andalucía aún le falta un poco de recorrido. Hay regiones de España que financian con creces el cine, ofrecen muchos más recursos, y eso luego se nota en la repercusión que tienen. Andalucía, para el tamaño y la envergadura territorial de la región, está muy por debajo de otras regiones más chiquititas: Cataluña, País Vasco o incluso Galicia. Estas regiones, por ejemplo, invierten mucho más en cine que Andalucía y eso repercute en la imagen que se proyecta, y se podría ver por parte de las instituciones públicas como una inversión de retorno de talento y calidad. Por ejemplo, las directoras catalanas que están estrenando en todos los festivales o que van a los Oscar, eso es una repercusión internacional que hace que su región, su realidad y su cultura se vean en todo el mundo y eso es muy buen retorno para la comunidad autónoma.
Poco a poco, con mucho esfuerzo por parte de las creadoras, se está creando de forma orgánica esa línea identitaria del cine andaluz
Creo que el sello de “cine andaluz” es algo que todavía se le está dando forma y que en Andalucía hay muchas y muchos profesionales, también emergentes, que crean desde esa identidad andaluza y que poco a poco, con mucho esfuerzo por parte de las creadoras, se está creando de forma orgánica esa línea identitaria del cine andaluz. Hay que tener en cuenta que la diversidad andaluza es muy amplia y eso amplía también la realidad que es y puede ser muy diferente según a quién y donde te atraviese territorialmente, por lo que también está bien no están sujetas a un estilo, a un solo discurso, sino que es más valioso poner en conjunto diferentes miradas, perspectivas, y sobre todo que esto aporte más allá de los estereotipos o de una mirada folclórica muy impregnada que para nada es la, única, realidad de Andalucía.
Lo que sí es necesario para crear y desarrollar un cine andaluz es una escuela de cine. No tenemos escuelas específicas y especializadas en el desarrollo y creatividad del cine. No solo es necesaria financiación para producir, sino que es importante que se invierta en formación, así como en cultura y en educación en general.
Hay que reconocer el mérito de las cineastas andaluzas que hacen sus películas y las sacan adelante como pueden, y eso dentro de lo negativo es un punto a favor.
¿Crees que las plataformas han democratizado el cine?
Sí y no. Depende donde te meta el algoritmo. Porque aunque las plataformas, en su mayoría, son de pago, también son precios que suelen ser accesibles ahora mismo. En este sentido, hay mucho acceso al cine ahora que antes no había. Dependiendo de la plataforma y del algoritmo el contenido que te vas a encontrar es distinto, pero sí hay más acceso a los contenidos y eso permite que el público pueda consumir más cine, más diversidad de cine también.
Como experta en feminismos, tengo que preguntarte por la perspectiva feminista en el cine.
Existe una mirada en el cine que antes no existía, porque antes no estábamos. Las mujeres directoras han empezado a tratar temas, que nos involucran al 100% de toda la sociedad, ya sea de una manera u otra, por ejemplo los cuidados, donde cuidamos o nos cuidan, y que antes no se había puesto en el centro. Los pequeños amores, de Celia Rico, directora andaluza afincada en Cataluña, es un ejemplo de ello. También aportan miradas sobre las relaciones intrafamiliares entre madres e hijas, ese conflicto también personal con los roles de género en el salto generacional que vivimos con nuestras madres.
¿Por qué crees que vende, o se consume, menos historias que son cotidianas y con las que nos podemos sentir más identificadas, atravesadas?
Hay películas que están funcionando súper bien, a las que les va bien en los festivales, como por ejemplo, 20.000 especies de abejas. Le fue muy bien en Berlín y después también. Siento que cuando una peli es buena la gente va a ir a verla, pero hay que darle su espacio, su tiempo en los cines. También, poner en relevancia que la mayoría del público que va a los cines son mujeres. Que nos den más espacio en los cines, significa también más dinero en las producciones y por lo general las películas dirigidas y producidas por mujeres se hacen con menos dinero, por lo que se invierte menos en marketing.
Es necesario que el reparto de la financiación sea más equitativo y que a nosotras también nos den la oportunidad de hacer una mala película. Es algo que me gustaría reivindicar, el cine se aprende haciéndolo, es un arte que se aprende experimentándolo. Nosotras estamos en el punto de mira siempre e igual que ellos pueden hacer malas películas y no pasa nada porque van a poder financiar la siguiente, nosotras también deberíamos tener la opción de equivocarnos, de hacer una mala película y crecer a partir del error, no estar siempre bajo la lupa de la perfección.