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Huelga feminista
Ocho maneras de liarla en la huelga del 8M
Pequeña guía para todas aquellas que quieran hacer del 8M una huelga salvaje.
Algunos tweets de amor han tildado a El Sobresalto de ser un grupo de "heterazos". Término que Oto Vans lanzó a C. Tangana durante la entrevista que realizó en el sofá de Chester, ese asiento por donde pasan los famosos y en el que la raja de Risto Mejide ha dejado pegado el tufillo de macho alfa. El de Mala Mujer asume el rol de machirulo, tratando de explicar al entrevistador (o al entrevistado, al final no se sabe quién es quién y se reparten unas palmaditas en la espalda de vacile) por qué ambos caen bajo esta categoría. Pero Risto no entendía.
Nosotras somos más de C. Tangana que de Risto. Lo reconocemos, la redacción de El Sobresalto empezó como un campo de nabos, ante lo que las compañeras que vamos colaborando hemos tenido que sacar la katana y podar un poco. Les hemos dejado el Tinder puesto, el canal de OT con los mejores momentos para empezar a sensibilizarles, y hemos cogido el mando. Que quede claro que aquí somos nosotras la voz sobre la huelga feminista del 8 de Marzo. Porque lo primero que deben hacer los hombres para esta fecha es dar un paso atrás, callar y escuchar, apoyar en una lucha que no es la suya pero en la que replantearse sus hábitos y comportamientos tiene un gran impacto.
Como os contábamos la semana pasada esto del derecho a huelga, del trabajador afiliado a la seguridad social, empieza a ser un poco mito. Además de que, cuando nos vemos obligadas a trabajar, no solo nos hace la vida imposible un jefe (y en masculino porque suele ser hombre), sino todo un sistema pensado para que nos sintamos menos por ser mujeres. Para colmo, al final de nuestra jornada tenemos que cargar con otra jornada, la del cuidado de las personas de nuestro entorno. Gracias patriarcado.
¿Pero dónde puedo ir y qué puedo hacer para joder al patriarcado? Yo personalmente querría castrar a bastantes hijos de perra y lo haría en plan guillotina de cojones, a lo revolución francesa. Pero bueno, ya sé yo que no voy a convencer a mucha gente. Todo a su tiempo. Así que el 8 de marzo con "las bitches de mi crew", vamos a tomar las calles dejando que el apoyo y el cuidado que nos podemos dar, sea la fuerza para quebrar este sistema.
Aquí algunas propuestas que salen de experiencias de sabotaje feminista. De ese que se extiende desde pequeños nodos, desordenados e invisibles pero que a cada llamada se multiplican.
1. Agredir al agresor
Esta siempre ha sido mi sueño más húmedo. El #MeToo ha puesto sobre la mesa algo que ya veníamos años gritando: nos agreden a todas. Desde el cabrón que se la meneaba en la parada de bus de madrugada la primera vez que volvía sola a casa o el novio adolescente que quería follar independientemente de que le dijera que me dolía. A esos que tenemos la mala suerte de seguir cruzándonos (lo que es bastante probable porque el agresor no es un perturbado mental como lo pintan, sino un conocido del barrio que su madre llena de besos, aparte de cocinarle y lavarle la ropa), les encontraremos en una calle oscura y les dejaremos marcada una cadena a lo ancho de la cara.
2. Robar productos de primera necesidad (y también darnos caprichos)
Esta sirve para hoy pero también para cualquier otro día. La precariedad nos afecta a todas pero se ceba especialmente con las mujeres. Por qué no entrar en cualquier cadena de supermercado y expropiar desde productos básicos -tipo comida- a tampones, que a pesar de ser de primera necesidad parecen de lujo. Productos con la llamada tasa rosa, bolis para chicas (sí, existen). Y ya que estamos, nos damos un capricho y nos llevamos un jamoncito para el camino y una botella del mejor ron para la noche. Hoy nada de Don Almirante.
3. montamos una mesa
Esta es para mi madre: recuperar las calles de forma colectiva. Organizar una comida con lo que hemos robado e invitar a las mujeres a recuperar el espacio que los hombres tienen secuestrado a golpe de piropo. Esos que el gobierno ha limitado para que no armemos escándalo. Pues a joderse los dos.
4. Sabotear cadenas de ropa
Ditto como número 2, esta es para la cotidianidad. No nos faltan razones, por su modelo de negocio explotando y dejando arder a mujeres en fábricas al otro lado del mundo, la normativización del cuerpo que nos obliga a pensar que hay que estar delgada y tener dos tetazas, o los horarios cambiantes que imponen a las dependientas, obligándolas a tener total flexibilidad en su día a día. Rajar prendas, pintarlas o robarse algo. Igual una de esas camisetas de #Feminism que ahora venden. Ya veis chicas, "no hace falta ser influencer para conseguir ropa gratis".
5. Piquetes
Este para las más clásicas. En el curro donde han echado a una colega de entre toda la plantilla de hombres o rodeando al baboso que se te acerque por la calle. Sentándonos a cenar en el vegano del centro –donde trabaja mi compañera de piso y no le cambian el turno nunca porque le llamó asqueroso al encargado, que comenta cada tía que entra– y levantándonos en tropel para irnos sin pagar. Si me estás leyendo, voy a pedirme el plato más caro del menú, cabrón.
6. Tomar la calle de noche
Esta es tradición. Porque tenemos el coño pelado de caminar mirando a todos lados cuando andamos de noche. Para las que no la conocen, la víspera del 8 una manifestación no mixta recorre las calles de Barcelona. Una buena ocasión para salir a liarla un poco, reventar algunas marquesinas con modelos de Photoshop y algún que otro escaparate de centro de belleza. Aparte de la emoción que se siente al oír al unísono miles de voces gritar “la nit es nostra, cap agressió sense resposta”. O el placer al ver la cara de miedo de los guardias en plaça Espanya el año pasado, que no se atrevían a bajar las escaleras del centro comercial porque cientos de manos estaban aporreando la puerta metálica que les separaba de la masa.
7. Bailar, gritar en una plaza
Esta es necesaria. Mover el culo si te apetece donde más te guste hacerlo. Gritar por todas las veces que te ha callado la voz de un hombre.
8. Dormir juntas, cuidarse
Esta es la mejor manera de acabar el día: unas encima de las otras y el ron pasando de mano en mano.
*** Consejos para los hombres
Esta no es para un sujeto general, es para el amigo, rollo, hermano, compañero o churri. Igual tu puedes apoyarme, cubriendo mi turno, preparando la comida ese día, cuidando tú de ti mismo y de las personas que yo tengo a mi cargo y dejando que este sea, por una vez, un día sobre nosotras y no sobre ti. Ya mañana hablamos de cómo nos lo repartimos en adelante.
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Excepto lo del me too, que me parece otra americanada más, seguro que se venden camisetas a espuertas en Times Square, por lo demás a tope chicas aunque a mi edad ya no se tiene el cuerpo... Y acordaros de los jubilados, que todas lo vais a ser...
Me ha molado el artículo y la foto se sale. Gracias... Nota: Ya me he adelantado a tu consejo y dispuesto a colaborar