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Huelga feminista
Huelga feminista en taxi
Porque la huelga feminista empieza en cada lugar dónde algún cabrón nos trata de joder.
Pillo un taxi porque me lo van a pagar los del curro. Son las tres de la mañana y se me cae el coño al suelo cuando hago el cálculo de las horas que podré dormir. El taxista me repite tres veces durante el trayecto que le gustaría irse a dar una vuelta por ahí con alguna chica guapa en vez de estar trabajando. Como si no hubiera entendido a la primera que se me quiere pinchar. Me hace un montón de preguntas totalmente fuera de lugar que respondo con mentiras estándar, que ya tengo aprendidas para estas ocasiones, mientras pienso en si debería asustarme por el hecho de estar encerrada en un coche a merced de este cenutrio. Pero como dice Despentes, «me resbalan completamente sus pobres pichas de pajeros, porque ya he tenido otras en el vientre y porque me cago en ellos», así que decido que estoy demasiado cansada y puede que borracha como para encima tener que preocuparme.
¿Cómo nos vamos a sentir cómodas si van matando a tías por ahí y todavía es nuestra culpa, por ir solas, por ir tarde, por ir como nos da la gana?
Le hago parar dos esquinas antes para que no sepa donde vivo. Me hace un ticket a mano, mientras me explica con entusiasmo que ahí está todo, número de licencia, matrícula y teléfono. Claro que sí, guapi, mañana te llamo y te la chupo, ¿no te jode? Hasta me devuelve más cambio para que me tome algo. Cojo la pasta y huyo de lo que el tonto de los cojones este habrá vivido como un flirteo picarón entre taxista y clienta. Me espero a que se pire para que no me siga y camino lo que me queda hasta casa mientras pienso en la huelga general del 8 de marzo y me vuelve el temor de que no estemos a la altura de las circunstancias.
Una colega me decía el otro día que no nos sentimos cómodas en la calle porque, por definición, no es nuestra. ¿Cómo nos vamos a sentir cómodas si van matando a tías por ahí y todavía es nuestra culpa, por ir solas, por ir tarde, por ir como nos da la gana? Pues quizás twerkeando con más ímpetu, tomando este espacio supuestamente público en el que no nos dejan estar y transformándolo en algo nuestro, en algo vivo. O quizás cambiando la lógica y reapropiándonos de ello en las sombras a las que se nos ha relegado, actuando con nocturnidad, alevosía e imaginación –para sabotear todo lo que nos jode. Una vez más, no se trata de una dualidad, o de una frontera insuperable. Hay que estar en los dos lados.
Este 8 de marzo vamos a hacer la huelga de las que no podemos hacer huelga porque el paradigma fábrica-obrero-patrón, en el que los trabajadores detienen la producción y crean pérdidas inasumibles para el jefe, empieza a oler a viejuno. Algunas ni siquiera hemos podido hacer nunca huelga en términos legales, porque no nos ha pillado dadas de alta a la seguridad social. Los startups, el virus de los emprendedores, el flujo de datos, las multinacionales, el Uber y el Airbnb dibujan el perfil de un nuevo horizonte para el que hace falta inventar un nuevo chantaje eficiente.
Pero sin dejar por ello de hacer una huelga contundente, salvaje, algo que sea percibido como peligroso por los de arriba
En la última huelga general en Catalunya, el pasado 8 de noviembre, los CDRs dieron un buen ejemplo de lo que venimos hablando desde hace tiempo: se cortaron carreteras, sobre todo en puntos fronterizos, y se impidió la salida de trenes. De esta forma se rompía la dicotomía entre alguien que trabaja asalariada y legalmente, que tiene el poder de dejar de producir, y el resto del mundo: migrantes, amas de casa, putas, estudiantes, carteristas y las que simplemente hemos decidido no dedicar nuestro tiempo a generar dinero para que algún cabrón se siga haciendo rico.
La huelga feminista va a reinventar el concepto, éste va ser nuestro día. El día de salir a gritar, a bailar, a saquear y a quemar lo que haga falta. Hay que darlo todo, poniendo la vida en el centro y los cuidados en valor, exigiendo que sea así siempre, que sea de cajón. Pero sin dejar por ello de hacer una huelga contundente, salvaje, algo que sea percibido como peligroso por los de arriba.
Las declaraciones de Arrimadas me dan un poco de tranquilidad en este sentido, cuando dice que no apoya la huelga porque, según ella, esconde cuestiones ideológicas de fondo (no como las otras huelgas generales, que esconden un delicioso relleno de chocolate). Eso significa que la huelga sigue siendo nuestra, y que algo estamos haciendo muy bien.
Así que tiki-tiki, Arrimadas en contra y Ylenia a favor, ya está todo dicho
En cambio, Ylenia ya ha mostrado su apoyo a la huelga, y es que como dice ella: Cuando dejas a tu marido porque siempre está de fiesta mientras tú haces de madre. Eres feminista!, Cuando no estás dispuesta a ser una guarra por disfrutar tu sexualidad y que ellos sean cracks. Eres feminista!, Cuando no estás dispuesta a cobrar menos que un hombre porque sabes que eres mejor que él. Eres feminista! Así que tiki-tiki, Arrimadas en contra y Ylenia a favor, ya está todo dicho.
Este 8 de marzo, a vomitar en el taxi, o a pincharle las ruedas, o a vaciarle la caja mientras le dices guarradas al oído, o a aparecer detrás de un semáforo en rojo y, emulando a Mallory Knox en Natural born killers, reventarle los cristales con un bate de béisbol al grito de «¿Todavía te parezco sexi?».
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"...las que simplemente hemos decidido no dedicar nuestro tiempo a generar dinero para que algún cabrón se siga haciendo rico."
Eres un ejemplo a seguir... sin trabajo yo también hago huelga
no, "los de arriba" son todos aquellos que se creen por encima de las mujeres, sólo por ser hombres
¿Los de arriba son un taxista salido que gana una miseria y se pasa la vida encerrado en una lata de sardinas meneándosela soñando con alguna clienta?
no, "los de arriba" son todos aquellos que se creen por encima de las mujeres sólo por ser hombres
Las huelgas nunca dejarán de ser necesarias, ni las feministas, ni las de ¿fabrica-obrero-patrón?¿es que no estamos tod@s en el mismo barco?No deberíamos llamar a la división sino a la unión de las clases oprimidas, lo que buscan las élites es nuestra división, y parece que lo están consiguiendo.
la radicalidad de tus palabras esconde la miseria de tus actos, saludoas jajajajajaj
Pues aplicarle el cuento al resto de artículos que publicáis. Igual tenemos que quemar el Salto y el resto de medios "del rollo". Llegaremos en taxi, claro.
gracias por iluminarnos.