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Filosofía
Panafricanismo y humanismo cosmopolita
Desde el continente africano se han desarrollado corrientes filosóficas que reivindican el conocimiento situado, intentando entender la personalidad africana, asumiendo la tensión entre el legado colonial y la tradición autóctona.
El panafricanismo es un cuestionamiento de la historia, una consciencia del pasado más antiguo de África y de la humanidad, así como una resistencia contra el imperialismo, el racismo, la misoginia, la violencia y el saqueo a todos los niveles. Es un proyecto político e ideológico enfocado en una lucha basada en la resistencia, que implica un despliegue de acciones y estrategias concienzudamente estudiadas, planificadas, bien o mal implementadas. Entender la particularidad de la doctrina panafricanista requiere proyectar una mirada crítica sobre las producciones de los pensadores africanos. Pues el panafricanismo se alimenta de las contribuciones de brillantes pensadores de África y de su diáspora. Su único propósito es iluminar la conciencia de africanos y africanas, en África y fuera del continente.
A principio del siglo pasado (1909) W. E. B. Du-Bois y sus compañeros de lucha fundaron la National Association for the Advancement of Colored People (NAACP) para defender los derechos civiles de los negros en Estados Unidos. Años antes, en 1903, Du-bois había publicado su ensayo The Talented tenth (El Décimo talento). Las reflexiones de Du-Bois en ese ensayo sobre filosofía de la educación, en particular la filosofía africana de la educación, constituyen un bálsamo para cerrar algunas de las heridas infligidas a la comunidad negra. Partiendo de un análisis crítico de la historia, Du-Bois concluyó que la educación es el mejor artefacto para liberar y empoderar a los negros. Podemos destacar tres puntos esenciales: conocimiento crítico del pasado a través de la investigación; estudios culturales a través del cuestionamiento de los valores y los hábitos; entendimiento de las necesidades vitales del presente y del futuro.
Según Du-Bois, los negros deben buscar el conocimiento crítico de la historia a través de investigar e interrogar el pasado; lo que Cheikh Anta Diop llamará después “el conocimiento directo”. Du-Bois no hablaba exclusivamente del pasado de África y de la historia de los negros, ya que este ejercicio debe incorporar el estudio del pasado de los otros pueblos y la historia de la humanidad en su conjunto. Solo comparando los diferentes componentes de la historia de la humanidad, podemos estar capacitados para entender nuestras propias culturas, y por lo tanto entenderse a uno mismo y aceptarse. Estos dos primeros procesos confluyen con un tercero: el entendimiento del presente y del futuro de la humanidad en general y la condición de los negros en particular.
La crítica de Nkrumah al pensamiento hegemónico occidental radica en su rechazo al purismo, el idealismo, el empirismo y la “racionalidad absoluta” que abandera la filosofía (clásica) occidental.
La teoría de la filosofía africana de la educación es considerada como una guía para los intelectuales panafricanistas. Enfatiza la lucha, el sacrificio y el servicio, el liderazgo grupal y los fundamentos históricos y culturales de los pueblos africanos. Pero, sobre todo, proporciona un paradigma pedagógico para este proyecto educativo y de concienciación. La influencia de Du-Bois en los panafricanistas es perceptible en eminentes pensadores y líderes políticos africanos como Kwame Nkrumah, Cheikh Anta Diop o Ousmane Sembène.
A este respecto, una de las contribuciones más importantes sería la del “conciencismo” (conciencism) de Nkrumah, el cual supondría un desarrollo de la filosofía africana de la educación. No obstante, las investigaciones de Diop en los campos de la historia y la antropología acabarán configurando la piedra angular de las doctrinas panafricanas para las recientes generaciones, a partir de los años 80.
El trabajo de Nkrumah en Conciencismo nos pone frente a nuestro deber de comprender nuestra personalidad africana, alimentada continuamente por la tensión entre nuestro legado colonial y las tradiciones africanas. Para Nkrumah, la actitud del africano hacia la experiencia occidental (e islámica) debe ser decidida y debe guiarse por el pensamiento crítico. Considerando que una práctica sin pensamiento es ciega, la filosofía africana, según Nkrumah, debe encontrar su arma en el medio ambiente y las condiciones de vida de los africanos para crear el contenido intelectual de una ideología africana.
La crítica de Nkrumah al pensamiento hegemónico occidental radica en su rechazo al purismo, el idealismo, el empirismo y la “racionalidad absoluta” que abandera la filosofía (clásica) occidental. El filósofo elabora sus principios basándose en proposiciones conectadas a las circunstancias, los tiempos y su entorno. Así por ejemplo, Hobbes nunca habría escrito el Leviatán si no hubiera nacido en la Inglaterra del siglo XVII. Su obra no habría trascendido a nuestra época si no hubiera observado con rigor la naturaleza del hombre en la sociedad británica, la implicación del poder absoluto del monarca, la "guerra de todos contra todos" que convierte la vida del hombre en "solitaria, pobre, desgraciada, brutal y corta".
“Los árboles no caen del cielo”, Nkrumah estaba persuadido de ello. Las teorías de Hobbes, Hume, Locke, Montesquieu, Tocqueville, etc., están profundamente arraigadas en el entorno y el medio ambiente que habitaban. Pretender darles una dimensión universal es una muestra clara de la colonialidad del saber. Una de las lecciones que podemos sacar de las enseñanzas de Nkrumah consiste en evitar caer en el idealismo occidental. El idealismo tiene un carácter monista y se basa en una percepción de lo perfecto; la búsqueda de la sociedad perfecta. Pues una sociedad ideal sería una sociedad perfecta. Puesto que la naturaleza del hombre está en constantes cambios, una sociedad ideal solo induciría al ser humano a la barbarie, la autodestrucción, la decadencia. Nkrumah subraya que el idealismo condujo a Platón y Aristóteles al fracaso en su misión de educar a los príncipes. El idealismo condujo a Napoleón y a Hitler a cometer los crímenes más atroces de la historia de la Europa contemporánea.
El conciencismo es un diagnóstico en términos intelectuales de la disposición de fuerzas que permitirá a la sociedad africana digerir los elementos occidentales e islámicos en África, y desarrollarlos de tal manera que encajen en la personalidad africana.
Ontológicamente, el conciencismo filosófico es una actitud ante la coexistencia de las tradiciones africanas, la influencia árabe y la dominación europea. Por esto Nkrumah destaca que la particularidad del pensamiento africano es que "todo lo que existe, existe como un complejo de fuerzas en tensión”. Para Nkrumah, el africano necesita envolverse del manto de sus tradiciones. Sin embargo, los otros dos segmentos (árabe y europeo) deben ser acomodados, aunque insiste en que esta acomodación debe hacerse como experiencias de la sociedad africana tradicional. Si no lo hacemos, advierte Nkrumah: “nuestra sociedad se verá afectada por la esquizofrenia más maligna”.
En definitiva, la presencia de la tensión en el mundo cósmico del africano no anula la armonía. Según Eugenio Nkogo Ondo, autor de Síntesis Sistemática de la Filosofía Africana, dar sentido a lo físico y lo metafísico, en el pensamiento tradicional africano no es sólo una dimensión ontológica, sino también lógica, lingüística, estética, etc. En el circuito del habla, además de la imagen acústica y del concepto o la idea, en la gran mayoría de las lenguas africanas se captan directamente las esencias de los seres. Sólo haría falta entrar en los repertorios o en las colecciones de sus proverbios, de sus adivinanzas.
El propósito de Nkrumah en Conciencismo consiste en formular una reflexión rigurosa para materializar la emancipación de África. A este respecto, afirma que “la emancipación del continente africano es la emancipación del hombre. Esta requiere dos objetivos: primero, el reconocimiento del igualitarismo en la sociedad humana y, en segundo lugar, la movilización logística de todos nuestros recursos para el logro de esa restitución”. El panafricanismo es, primordialmente, un movimiento intelectual debido a que fue concebido y desarrollado en el seno del entorno intelectual africano y de la diáspora.
La perspectiva panafricanista adopta un planteamiento humanista y cosmopolita. Nkrumah resume claramente su filosofía del conciencismo en términos humanísticos: “el conciencismo es un diagnóstico en términos intelectuales de la disposición de fuerzas que permitirá a la sociedad africana digerir los elementos occidentales e islámicos en África, y desarrollarlos de tal manera que encajen en la personalidad africana. La personalidad africana se define por el conjunto de principios humanistas que subyacen a la sociedad tradicional africana. El conciencismo filosófico es ese punto de vista filosófico que, partiendo del contenido actual de la conciencia africana, indica la forma en que se forja el progreso a partir del conflicto en esa conciencia”.
La búsqueda de la cohesión social y la unidad es el objetivo y pilar de acciones de los panafricanistas. En este proceso, la ideología juega un lugar primordial debido al parentesco y el origen común de la organización social en el África negra. La ideología, según Nkrumah, busca traer un orden específico a la vida en sociedad para unir las acciones de millones de personas hacia objetivos específicos y definidos: “una ideología, incluso cuando es revolucionaria, no expresa simplemente el deseo de abolir un orden social actual. Si bien, busca también defender y mantener el nuevo orden social que introduce”. Por esto, cuando Nkrumah pide la unidad de los estados africanos, no se refiere a la supresión de los estados postcoloniales, sino la unidad de acción de estos frente al imperialismo y el neocolonialismo.