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Opinión
Cuba, una mirada etnográfica
Cuando uno tiene el privilegio de recorrer la isla de Cuba durante dos semanas, de Santiago a La Habana, en un viaje organizado por la Asociación Entrepueblos de Murcia, las experiencias derivadas de la observación participante son múltiples. Sin poder profundizar, aún, con más rigor científico, solo se queda en una interpretación personal de lo atendido y vivido.
El paisaje natural, humano, rural y urbano de la isla es de tal intensidad que no deja indiferente. Cuando se presencian los mismos, comprendemos la añoranza de pérdida que se siente en España hacia la isla caribeña. Son tan diversos, variados y hermosos estos paisajes que entran en lo más profundo de tu energía. Una isla plena de mestizajes de seres humanos, culturas, conocimientos, etnias, religiones y creencias.
Conocíamos de la influencia española por haber sido colonia y provincia española hasta el año 1898, la estadounidense por cercanía y dominio por algunos años, pero sorprende saber de la influencia francesa.
El peso de lo francés se centra, principalmente, en las ciudades de Cienfuegos y Matanzas, dos ciudades dinámicas y de gran actividad. Los cafetales son la expresión de la fuerte presencia francesa en la isla y causa de la influencia intelectual de las ideas ilustradas en la vida social, educativa, científica y cultural. Los valores republicanos de los padres fundadores de la República de Cuba lo testimonian, así como en menor medida del español. Céspedes, Maceo y José Martí son los mitos sobre los que se construye la Cuba moderna. La importante presencia de la masonería en Cuba así lo atestigua, pues no se pueden entender los procesos de las revoluciones ilustradas y democráticas de los siglos XVIII, XIX e incluso del XX sin las influencias de la misma a nivel europeo, sus colonias y territorios de influencia.
El mestizaje y la interculturalidad es parte de la belleza humana, urbana y natural de la isla caribeña. Negros (en mayoría) descendientes de esclavos, mulatos, mestizos, criollos, blancos de origen o asiáticos conforman unas imágenes inéditas de cruces de razas y etnias que conviven a diario en los espacios físicos, el conocimiento o la espiritualidad. La población negra, mestiza y mulata es la mayoritaria en Cuba, variando su presencia en cada provincia, ciudad o pueblo.
Potencia cultural
Cuba es potencia humana, educativa y cultural de la que el etnocentrismo blanco y occidental, en fase terminal de deconstrucción social y cultural, debería aprender. Impresiona el nivel formativo y cultural del cubano, su capacidad de narrar, conceptualizar, así como su expresión y construcción lingüística. El lenguaje sorprende por su solidez y las personas por su madurez desde jóvenes. La cultura forma parte del ser cubano, así como de sus formas de habitar los espacios físicos y temporales.
Músicas llenas de mezclas, estilos y sonidos. Esculturas excelentes en calles, mercadillos y galerías. Magníficas pinturas en todo tipo de formatos. Danzas de estilos variados. Representaciones humanas por doquier. Una sociedad llena de vida y color, a pesar de sus dificultades económicas, ya perdida en nuestro Occidente posmoderno en crisis existencial.
La música y el baile en todas las variantes caribeñas de influencia africana, española, francesa, y otros lugares, está presente en todo el recorrido por la isla. Esta es potencia en danza clásica, proporcionando una gran cantera al mundo. Basta mencionar el nombre de Alicia Alonso para entender el nivel de la cultura cubana.
Sus carnavales y fiestas populares, de gran influencia africana y caribeña, demuestran la mezcla constante de seres humanos, donde color y sincretismo cultural están muy presentes en las comparsas de los barrios carnavaleros.
Creencias diversas
El hecho religioso merece un comentario especial, pues el nivel de convivencia de creencias es muy diverso, así como el respeto entre ellas. Que en un Estado laico convivan perfectamente catolicismo, santerismo de origen animista africano, laicismo, e incluso un vudú con poca visibilidad, es sorprendente para quienes procedemos de un mundo diferente. Ver una noche de fin de semana a la santera dirigirse a su casa particular con un ave en su mano para realizar los rituales, forma parte del paisaje cubano. El sincretismo religioso está presente en las representaciones iconográficas y altares de devoción: politeísmo y monoteísmo conviven en los imaginarios, representaciones y exvotos.
Asimismo, resaltar la importancia que la masonería tuvo y tiene, siendo protagonista de la Guerra de independencia de Cuba y del Movimiento 26 de julio. No se entendería la Historia de Cuba sin la participación de sus miembros en la construcción de la República o la Revolución del 58. Su simbología está presente en cementerios, centros de reunión en numerosas ciudades y el gran edificio de la “Gran Logia de Cuba”, ubicado en una avenida principal de La Habana, que incluso llegó a albergar una Universidad hasta el siglo pasado. En su interior, como no, una escultura del prócer de la patria, José Martí, similar a la de su Mausoleo en el cementerio de Santa Ifigenia de Santiago de Cuba.
José Martí es el padre fundador y héroe nacional por excelencia en Cuba, exponente máximo de la patria republicana independiente y la memoria histórico-social. Más tarde acompañada por los revolucionarios del 58, con Fidel y Che Guevara a la cabeza.
Historia y memoria construida desde documentos, estudios, textos y la transmisión oral de los mitos que dan lugar a una identidad nacional cubana y su independencia, donde el concepto de patria e internacionalismo son elementos unificadores que definen “lo cubano”. Todo ello perfectamente representado en las imágenes y textos de los mausoleos de José Martí (español cubano) y del Che Guevara (argentino cubano). La independencia y República de Cuba; su Revolución nacionalista de izquierda y antiimperialista del 53 al 58; la mejor tradición de la Ilustración y sus personajes históricos son las guías y símbolos de identidad del “ser cubano”. Una fortaleza en Cultura, Educación, Medicina integrativa, Biotecnología y Solidaridad que conduce a una sociedad altamente comunitarista arraigada a la tierra y a sus antepasados. La vecindad, familia, organización social y cultural, más la información comunitaria crean una tupida red de sustento y protección del ser humano no roto por la posmodernidad.
Influencias modernas
La sociedad cubana, principalmente sus jóvenes, no está exenta de las influencias de las nuevas tecnologías de la comunicación, favorecedoras de la individualidad, la ruptura del ser social y conductoras al automatismo del ser cibernético o ciborg. Este es un debate también abierto en la bella isla donde se habla un sonoro y amable castellano perfectamente expresado, donde los conceptos están plagados de significantes y significados con mezclas y sincretismos.
A pesar de las difíciles condiciones de vida material, producto, principalmente, del terrible bloqueo económico ejercido desde hace más de sesenta años (solo defendido en la ONU por Israel y EEUU) por su poderoso vecino al otro lado del mar, aumentadas los últimos años por las medidas excepcionales del trumpismo contra la isla caribeña, aún sin derogar por la actual administración demócrata, unido a las consecuencias humanas y económicas de la pandemia, más los resultados de la actual Guerra de Ucrania. Todo ello da forma a una nación con gran capacidad de resistencia, madurez e inventiva para la adaptación a las necesidades materiales, así como a las inseguridades causadas por el medio natural de la isla.
Si algo imprime al carácter cubano, pienso, es la superación de las adversidades humanas y geográficas. Desde la esclavitud sufrida y superada hasta huracanes y terremotos frecuentes, define una existencia provisional y posible finitud próxima de forma periódica. Las sorpresas de la naturaleza, huracanes principalmente, pueden destruir gran parte de una ciudad o provincia en cuestión de horas o días. Destrucción y reconstrucción están presentes en el imaginario de la población de la isla caribeña, como su música y la alegría por la vida, como pudimos descubrir en la ciudad de Santiago de Cuba con las explicaciones del arquitecto y director de la Casa del Conservador. Toda una lección de antropología y arquitectura urbana aplicada a la práctica diaria, la reconstrucción y conservación del patrimonio.
Cuba cautiva por muchas razones, ante todo por su capacidad de superar tantas fatalidades, reconstruir los espacios físicos de forma permanentemente, reciclar los bienes materiales de uso cotidiano y, sobre todo, por la música, el baile, el canto, la celebración, la fiesta y su talento para crear comunidad humana.
La isla caribeña es la demostración práctica de cómo un pueblo bien formado, culto y heroico puede mostrarnos una luz para volver a reconstruir lo Humano, con mayúscula, como principio de los valores del republicanismo ilustrado.