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Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International.
Otra semana, más noticias sobre la fusión, otro titular exagerado, y los principales medios de comunicación volvieron a rendir homenaje al bombo y platillo de la industria, digiriendo los fragmentos de propaganda nuclear sin ni siquiera un contratiempo.
El 8 de febrero nos enteramos de que el proyecto de fusión Joint European Torus, también conocido como JET, había batido su propio récord de producción de energía durante un último intento desesperado de hacer funcionar la fusión. El proyecto, con 40 años de vida, se cierra para siempre.
El momento, que duró apenas 5,2 segundos, se celebró como un nuevo avance de la fusión.
“Fusión nuclear: un nuevo récord acerca el sueño de la energía limpia”, pregonaba la BBC, especialmente satisfecha porque Torus tiene su sede en el Reino Unido.
“Récord mundial de fusión nuclear batido en un gran logro”, decía Science Alert.
“Los científicos han logrado un avance sin precedentes en el campo de la energía de fusión”, titulaba Vice.
¿Qué ocurrió en realidad? El JET generó 69 megajulios de energía en esos 5,2 segundos, batiendo su récord anterior de 59 megajulios en 5 segundos en 2021.
Para los que no solemos medir las cosas en megajulios, me remito a nuestro colega, el físico M.V. Ramana, para que nos lo explique.
¿De qué se habla realmente aquí y es realmente un gran avance?
“Se puede partir del consumo medio anual de un hogar estadounidense”, explica Ramana. “Son unos 10.500 kilovatios hora, que equivalen a 37.800 megajulios. En esencia, una hora = 3.600 segundos, y un julio = un vatio-segundo”.
Con la cabeza ya dando vueltas, esperaba que hiciera el resto de las cuentas. Y lo hizo.
“Los 69 megajulios generados por el JET”, explicó Ramana, “equivalen aproximadamente al 0,06% de la electricidad consumida por un hogar medio estadounidense”.
“Los 69 megajulios generados por el JET”, explicó Ramana, “equivalen aproximadamente al 0,06% de la electricidad consumida por un hogar medio estadounidense”.
O sea, una contribución minúscula. Pero aquí está el truco. “La máquina JET produjo 69 megajulios, pero todo esto es calor”, explicó Ramana. “Sólo un tercio de eso puede convertirse en electricidad en circunstancias ideales”. Mucho calor y poca electricidad. Así pues, lo que el JET produjo en realidad fue aire caliente. Literalmente.
Luego vino más palabrería. “El primer reactor nuclear 'privado' suministrará energía a 2 millones de hogares británicos”, rezaba otro titular. La empresa nuclear privada en cuestión es Westinghouse. Sí, ¡esa Westinghouse! Aquella cuyos ejecutivos están en la cárcel por el fracaso de un nuevo proyecto de central nuclear en Carolina del Sur. La Westinghouse que quebró, obligando a su megagigante matriz, Toshiba, a deshacerse no sólo de Westinghouse sino de todos los activos nucleares de Toshiba para evitar hundirse con el barco de Westinghouse.
La misma Westinghouse que ahora está 20.000 millones de dólares por encima del presupuesto de su otro nuevo proyecto nuclear en Vogtle (Georgia).
Pero la prensa británica estaba toda “oh alegría, oh rapto imprevisto” por este anuncio, un proyecto que tiene tanta credibilidad como la fatasiosa trama del HMS Pinafore.
Y por último, nos enteramos de que la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, busca otros 150 millones de dólares para volver a poner en marcha la vieja y decrépita central nuclear de Palisades.
Palisades lleva casi dos años cerrada y la empresa que la reabriría y gestionaría, Holtec, especializada en desmantelamiento y gestión de residuos radiactivos, tiene cero experiencia en la gestión de una central nuclear.
Palisades lleva casi dos años cerrada y la empresa que la reabriría y gestionaría, Holtec, especializada en desmantelamiento y gestión de residuos radiactivos, tiene cero experiencia en la gestión de una central nuclear.
Esta última petición se suma a los 150 millones de dólares ya aprobados el año pasado para la reapertura de Palisades y podría incrementarse con un préstamo de 1.500 millones de dólares del gobierno federal.
Todo este disparate nuclear viene precedido de otras hipérboles en torno a los supuestos avances previos en fusión, tergiversados casi universalmente como una respuesta inminente a nuestra cada vez más grave crisis climática.
Pero, como dice la canción en Pinafore, “Las cosas rara vez son lo que parecen”.
Traducción de Raúl Sánchez Saura.