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De haberlo sabido
Síndrome postvacacional… ¿o crisis existencial?
Cada septiembre, la misma matraca. Llevamos años escuchando y leyendo sin parar aquello de que existe una especie de afección, de mal endémico, una enfermedad estacional de la que no podemos escapar aunque queramos llamada síndrome postvacacional. Termina agosto y comienzan a salir de la cueva decenas de artículos, secciones televisivas, talleres y conversaciones de pasillo con el temita. Todo son quejas o falsas “claves para superarlo”.
Porque saber, ya sabemos lo que es, ¿no? Ya nos han dicho que esta apatía, la desazón, la baja energía, el bloqueo mental y las ganas de mandarlo todo a tomar por culo que sufrimos al reincorporarnos (una vez más) a la “rutina” se llama así: síndrome postvacacional. Pero ¿es esto real? ¿O se trata de nuevo del sistema capitalista haciendo de las suyas en esta relación de gaslight constante que mantiene con su prole a la que da de mamar de sus ubres cargadas de veneno que nos mata poco a poco? Disculpen el dramatismo, estaré contagiada.
Con una búsqueda rápida en Google podemos comprobar que los primeros resultados al escribir “síndrome postvacacional” nos llevan directamente a artículos alojados en la web de Mapfre, Sanitas o Quirón
O eso dicen las revistas, los informativos. ¡Eso dicen también las empresas privadas de salud! Porque quizá no sepas que una puede autodiagnosticarse de este malestar y obtener las claves para evitar sus secuelas gratis, gracias a ellas. Es curioso (o no), pero con una búsqueda rápida en Google podemos comprobar que los primeros resultados al escribir “síndrome postvacacional” nos llevan directamente a artículos alojados en la web de Mapfre, Sanitas o Quirón. Y que los consejos para paliar son tan irrisorios y evidentes como que “lo vayas haciendo poco a poco”, que “descanses más”, que “evites pensamientos intrusivos” y “busques cosas que te hagan ilusión” o “crees un álbum de fotos”.
Estamos inmersos en un sistema de pseudo información digital que nos avoca al autodiagnóstico y que nos ha hecho interiorizar que nosotras y nuestras propias patologías fake somos el problema
Es curioso (o no) que hayamos acabado inmersos en un sistema de pseudo información digital que nos avoca al autodiagnóstico y la autocuración y que nos ha hecho interiorizar que nosotras y nuestras propias patologías fake somos el problema. Es síndrome postvacacional, no que no puedas más porque vives en una ciudad ultra capitalizada donde pagas más de la mitad de tu sueldo por una vivienda menos que digna en la que solo pasas las pocas horas al día que tardas en ducharte, sentarte en el wc, echar un polvo si el cansancio te lo permite, dormir y hacerte el tupper para el día siguiente.
Tampoco tiene nada que ver con que lleves mal las decenas de horas semanales en el transporte público, las calles abarrotadas, las listas de espera, los precios que no puedes pagar. El ruido que nunca acaba, los gritos, las obras, los empujones… será que tienes PAS. No es que estés saturada, que seas diana de centenares de estímulos publicitarios, que estés enganchada a las redes sociales y no puedas centrar tu atención porque has crecido tragando un modelo audiovisual que corta las imágenes continuas cada tres segundos… será TDAH. ¡Autodiagnostícate con este breve test y aprende a no solucionarlo!
La cosa es que has vuelto, estás aquí, y aquí están también todas las demás personas con las que compartes una realidad, una rutina frenética. Y ni tú ni las demás podemos mandarlo todo a la mierda, largarnos y no volver. Acabar con esta crisis existencial, que no es otra cosa al final que aceptar que estamos atrapadas ¿O no? No lo sé. Quizá sea más fácil pensar que es síndrome postvacacional, pedir sushi esta noche, salir el viernes de cañas… y que se nos vuelva a olvidar. Hasta la próxima.