Culturas
“La marca ‘Córdoba’ debe nacer desde la provincia, no imponerse por una visión externa”

Almudena Castillejo es precursora de Algazara, un colectivo de artistas cuyas creaciones se alzan como expresión del arte andaluz contemporáneo con raíces cordobesas.
Almudena Castillejo, Algazara
Almudena Castillejo, integrante de Algazara | Foto cedida
5 ene 2024 06:00

La colectividad es esa red que se entreteje a lo largo de un determinado tiempo para estructurar una comunidad con raíces profundas y sanas. Ella es irrigada con el deseo humano de formar parte de algo más grande que uno mismo, para transformarse en un lecho cálido desde el que brotar. En nuestros días un escenario como este se vuelve imprescindible para el crecimiento individual, debido a que algunas partes de Andalucía se ven sometidas al yugo de ser periferia y, con ello, al olvido. En otros lugares, sin embargo, se ve el extremo opuesto: la hipercompetitividad fomentada por la jerarquía económica dominante que cree fervientemente en la desaparición de los elementos menos útiles para el sistema que impera. 

Por una cosa o por otra la unión nos abriga, y nos permite crecer, al mismo tiempo que en ella podemos devolver los nutrientes y buenos deseos que nos provee. Es así como Algazara nació y crece día a día, conformándose como uno de los colectivos más interesantes del panorama cultural andaluz. Toda colectividad necesita de un elemento que aporte el impulso nervioso inicial, y en este caso se trató de Almudena Castillejo (Córdoba, 1987). Porque Andalucía, y en este caso Córdoba, no son un conjunto de clichés a los que acudir para crear una marca ajena a las realidades a las que se refiere. Córdoba, y Andalucía, son más que cuadros costumbristas colgados en el Museo Thyssen de Málaga y más que un spot creado por la Junta de Andalucía.  

¿Cómo surgió Algazara?
Surge como un proyecto de comisariado artístico personal que llevaba mucho tiempo queriendo realizar. Comisariar consiste en idear una exposición temporal o permanente. La pandemia de Covid-19 frenó mi proyecto. Tras la espera, la Diputación Provincial de Córdoba lo aceptó. Era una de las pocas instituciones que se estaban poniendo en marcha en ese momento. La exposición se llamó Algazara, El Presente del Califato. Un guiño a la historia de Córdoba.

No está de más recordar que justo cuando inauguramos desde el Gobierno de la Comunidad de Madrid se hizo referencia a la historia de España partiendo desde lo que llaman “Reconquista” o hablando de que el lugar de origen del flamenco era Madrid, era el apogeo del “malamente”. La tasa de paro en Córdoba era de un 27,8%, y de la precariedad del artista ni hablamos.

La idea principal de esta muestra era crear un proyecto expositivo colectivo multidisciplinar que acercara los vínculos comunes de la cultura contemporánea y tiempos pasados de Andalucía. Para ello, se perseguía la divulgación del trabajo de artistas jóvenes naturales o residentes en la provincia, que desarrollaran sus creaciones en la ciudad. La visión externa e interna de Andalucía parece que lleva implícita la palabra añoranza. Añoranza de lo que fuimos, con esa incertidumbre en los labios cuando se cita su nombre, de que esos brillantes tiempos no volverán.

Esta propuesta expositiva quería reunir a diversos ejemplos de creación actual cordobesa, ligada a las raíces y al trabajo de unos artistas orgullosos de sus orígenes, que se aceptan tal y como son

Por otro lado, son infinitos los casos, aún en la actualidad, en los que prima la desfachatez de no considerar ni reconocer siquiera, como el ejemplo que he puesto anteriormente, nuestra exquisita historia. Casos que abogan por términos y tópicos a los que tenemos que enfrentarnos por ser andaluces. Desde nuestro dialecto, acentos, carácter o forma de enfrentar la vida y más aún de las problemáticas de inestabilidad económica y social que sufrimos. Una de las defensas más frecuentes que fue y sigue siendo, es la de acudir a nombres ilustres de nuestra cultura. ¡Cómo se nos va a llamar analfabetos si esta es la tierra de tan ilustres filósofos, escritores, artistas y músicos! Esta situación colmaba mi paciencia. Quería a través de mis armas, el arte, además de seguir defendiéndonos por lo que fuimos, plantarnos en lo que es nuestro grito de guerra ¡esto es lo que somos ahora! Por ello, esta propuesta expositiva quería reunir a diversos ejemplos de creación actual cordobesa, ligada a las raíces y al trabajo de unos artistas orgullosos de sus orígenes, que se aceptan tal y como son. 

En este momento la situación social solo me permitía poder llegar al ámbito provincial. Estos artistas, ya sea por las técnicas usadas o por sus temáticas. Sus trabajos son el ejemplo, no de modernidad, sino de evolución. El origen y la cultura de estos artistas es imposible de ser amputada de su imaginario. Son el resultado de una mezcla dinámica y enriquecedora, de raíces y contemporaneidad. Queremos mirarnos al espejo y reconocernos, orgullosos de nuestra historia y de nuestro presente. Esto implica ser auténtico. La marca “Córdoba” debe ser legitimada desde el núcleo de la provincia, no impuesta por una visión externa a ella. Fue tal la acogida de la ciudadanía que comenzaron a hablar del grupo de artistas que conformábamos esa exposición de colectivo. Era la demostración de que el pueblo necesitaba también expresar esos sentimientos.

¿Quiénes integráis Algazara?
En la actualidad tenemos abierta una convocatoria para ampliar el colectivo, pues pensamos que después del baraje y de lo aprendido cada vez podemos trabajar mejor en grupo. Además de invitar a otros artistas a colaborar en nuestros proyectos que no son miembros del grupo. Algazara es Andalucía entera. 

Algunos de nuestros miembros están en barbecho, es decir, dándose un tiempo de desconexión mientras atienden en profundidad sus carreras individuales. 

Los miembros actuales son Ángeles Invernón (diseñadora gráfica), Begoña Castillejo (Diseñadora textil), Carmen Pérez Cuello (poeta), Clara Gómez Campos (artista plástica), Dildo con Bigote (fotógrafo), Eduardo Parrac (artista plástico), Julio Muñoz (ilustrador e historiador del arte), Luis Torres (ceramista), Marta Araujo (tatuadora), Niño Ruven (fagotista flamenco), Sota Pérez (artista urbano), Pereza Andaluza (divulgadora cultural) y la que os habla, artista plástica.

El pasado mes sufrimos una baja importante para nosotras. Cada vez que nos ocurre nos da una pena tremenda. Como si ya no fuéramos a ver más a esa persona. A las personas que ya no forman parte del grupo por no poder comprometerse con las obligaciones del colectivo (el compromiso es esencial para que este grupo fluya), por no sentirse ya reflejados en Algazara o por motivos personales les estaremos siempre muy agradecidos por lo que aportaron al proyecto. Han sido relaciones de retroalimentación.

¿Cuál es la premisa fundamental de Algazara?
Poner en valor el trabajo artístico contemporáneo realizado en Andalucía, en el que esté latente nuestros orígenes de una manera u otra, ya sea por la temática trabajada o por la técnica usada. Abarcamos disciplinas multidisciplinares, como las artes plásticas, gráficas, fotográficas, el tatuaje, el diseño, la música, la literatura, la artesanía y la divulgación cultural. 

Fuera egos, Algazara trabaja para ser movimiento, familia, evolución, raíces, autenticidad e identidad.

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Lo mismo te pega un zapatazo encima del escenario, que te levanta a darlo todo moviendo el body, que se te caen las lágrimas a borbotones de emoción.

¿Cómo de importante es para ti la colectividad a la hora de crear tu propio arte?
Me satisfacen por completo los proyectos colectivos, las miradas diversas, encontrar las piezas que aparentemente no encajan y construir con ellas. Creo que una mirada más global de una idea o pensamiento nutre más que una individual que puede perderse mayormente solo en lo superfluo, en la estética. Por este motivo idear proyectos colectivos me parecen muy enriquecedor tanto para la ciudadanía como para mi desarrollo personal.

Soy una persona que entiende la vida solo en comunidad

Por otra parte, soy especialista en retrato por lo que mi ser es imposible que se desligue de la gente, de la persona, de mirar aquello que tus ojos guardan. Soy una persona que entiende la vida solo en comunidad. A mi arte se traslada, evidentemente, mi entorno y vivencias más cercanas.

¿Qué ha significado para ti Algazara?
Llevo esta palabra hasta tatuada con espinas en mi costal. Un tatuaje que me realizó mi compañera Marta Araujo. Significa todo mi sentir hacia mi comunidad y su arte como método de expresión. Ha significado la dignificación de nuestro trabajo y nuestro mensaje andalucista. Una de las mejores utilidades que tiene el arte es facilitar la recepción de un mensaje, de un pensamiento o de una reflexión a los espectadores y al ciudadano de a pie mediante imágenes, sonidos… El objetivo de aquel primer proyecto de comisariado artístico se está cumpliendo bajo muchísimo esfuerzo personal y profesional. He sido muy feliz cuando artistas jóvenes de nuestra provincia, por no decir artistazos, comenzaron a tener más visibilidad gracias a Algazara y así optar a más trabajo.

Desde tus inicios, ¿qué importancia ha tenido para ti la colectividad, por ejemplo, con otras mujeres?
Darnos apoyo mutuamente ante las vicisitudes que nos acontecen en la actualidad. Sentir que no estás sola.

¿Qué es para ti tejer una red colectiva?
Trazar caminos comunes para la protección de bienes comunes.

¿Cómo de importante es para ti el apoyo artístico que te proporciona Algazara? ¿Cuál es tu papel dentro de Algazara?
El apoyo artístico me sirve para que nuestro mensaje llegue a más personas. Cada compañero/a trabaja un terreno, nadie pisa a nadie. Donde mi arte no abarca el tuyo llega y viceversa. Teniendo una visión del grupo las temáticas y hasta problemáticas que se trabajan gracias al colectivo son muy amplias. Desde la puesta en valor de antiguas técnicas, la visibilización de las subyugaciones impuestas sobre la mujer por el simple hecho de serlo en nuestra cultura, la revisión de nuestros símbolos y sus actualizaciones más inclusivas, la precariedad laboral, la manifestación de las nuevas masculinidades, las vicisitudes de la vida en nuestros pueblos y así un largo etcétera hasta la música flamenca.

Mi papel. Soy la que llama a la puerta con su carpeta bajo el brazo, la que se lleva los rapapolvos, pero también da algún golpe en la mesa de vez en cuando para conseguir sacar adelante un proyecto. Vamos, que me llueven guantâh por tôh láô. 

¿Las instituciones tienden a escuchar más desde la colectividad?
Por supuesto. Ladran, luego cabalgamos.

¿Qué logros colectivos y personales has conseguido que te enorgullecen?
Logros colectivos: Ha sido muy especial nuestra colaboración con la Fundación Blas Infante y con la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. Sé lo importante que fue realizar el pregón del día del Orgullo LGBTIQ+ 2023 en Córdoba para nuestra compañera Marta Araujo y compañero Julio Muñoz. Conseguir realizar diversos proyectos expositivos potentes y la ilusión de llevar nuestro mensaje fuera de Andalucía por primera vez a Madrid y, aunque haya sido una experiencia nefasta, nos hemos demostrado que podemos hacer llegar nuestro propósito arriba de Despeñaperros.  Han sido muchas los eventos en los que nos han facilitado darnos voz por lo que estamos muy agradecidos. Pero una de las cosas que más nos alientan es la cantidad de profesionales y artistas que hemos conocido gracias a estas oportunidades.

Logros personales: Que lo que empezase como un proyecto expositivo termine siendo un colectivo. Hasta donde llegue Algazara llegará. Cuando ya no sea necesaria nuestra reivindicación ni apoyo, nuestro equipo no tendrá sentido. 

Lo que más me satisface con este proyecto es haber zarandeado los esquemas culturales de Córdoba. Demostrar que se puede trabajar juntos, que tenemos muchísimo que decir. Me satisface haber hecho que se recordara o incluso se aprendiera nuestra historia pasada y actual a través del arte, que personas tengan ahora un sentimiento de alzarse sobre el escarnio de los innumerables sambenitos de ser andaluz o andaluza. Y soy feliz al saber que he ayudado a compañeros y compañeras hasta donde he podido llegar. Sabemos que nos enorgullece y que nos avergüenza y, por ello, utilizamos nuestro trabajo para intentar cambiarlo.

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