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Urbanismo
Por un plan alternativo de ciudad para Madrid
El pasado domingo 13 de octubre de 2024, miles de personas se manifestaron en Madrid en medio de una fuerte crisis de la vivienda, que puede haber marcado un punto de inflexión entre los movimientos sociales urbanos de la ciudad como hito para un nuevo ciclo de movilizaciones y de reorganización social. Convocada por diversas organizaciones y colectivos, esta movilización masiva ha visibilizado tanto la grave crisis habitacional que enfrentan sus vecinas y vecinos debido a la enorme dificultad de acceso a la vivienda, como la claudicación e incapacidad legislativa de los diferentes gobiernos regionales y nacionales. En el horizonte, un llamamiento la organización de una huelga de alquileres.
Mientras, el Ayuntamiento de Madrid prepara el nuevo Plan Urbano de Madrid
El Ayuntamiento de Madrid ha anunciado recientemente la creación de una nueva oficina para desarrollar el próximo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), un instrumento fundamental para estructurar el futuro urbanístico de la ciudad. Este nuevo plan buscará responder a los cambios demográficos y económicos de los últimos años y a planificar el Madrid de los próximos 30 años. El Consejo Asesor Urbanístico de este nuevo Plan Urbano de Madrid (PGOUM) está compuesto por una serie de arquitectos y urbanistas designados por el actual Ayuntamiento, como Sigfrido Herráez, decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) y responsable de las políticas de vivienda como concejal del Ayuntamiento de Madrid entre 1991 y 2005 bajo el mandato de José María Álvarez del Manzano y Alberto Ruiz-Gallardón; José María Ezquiaga, arquitecto redactor del elitista Proyecto Estratégico de Madrid Centro en 2011; Rafael de La-Hoz Castanys, director del estudio Rafael de La-Hoz (Distrito Teléfonica o Campus Repsol); Carlos Lamela, presidente ejecutivo del Estudio Lamela, que reformó el Santiago Bernabeú y el Complejo Canalejas (2012-2018); Luis Rodríguez-Avial Llardent, arquitecto que ya participó en la redacción del Plan General del 1997; Carlos Rubio Carvajal, que ganó el concurso internacional para construir uno de los cuatro rascacielos de la capital, la torre PwC; Carolina Roca Castillo, presidenta de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid (Asprima) y Directora general del Grupo Inmobiliario Roca y Julio Touza Rodríguez, fundador y director de Touza Arquitectos, que trabaja con grandes fortunas latinoamericanas, como Gran Roque Capital, vehículo de inversión inmobiliaria del venezolano Miguel Ángel Capriles y otros fondos de inversión.
El consejo y el gobierno actual que lo prepara, asentará las bases del futuro reordenamiento urbano neoliberal
No olvidemos que este instrumento de planificación establece cómo debe organizarse el espacio urbano, determinando los usos de suelo, de infraestructura, vivienda y protegiendo áreas clave para la ciudad y su historia. El PGOUM es una herramienta crucial para orientar el desarrollo de la ciudad hacia un modelo que debería responder a los principios de equidad y justicia social cumpliendo el derecho a la ciudad; aunque como parece estarse pergeñando, dado el consejo y el gobierno actual que lo prepara, asentará las bases del futuro reordenamiento urbano neoliberal de las próximas 3 décadas.
Un plan alternativo de Ciudad para Madrid
Dada la coyuntura actual, marcada por el aumento de la desigualdad territorial, la especulación inmobiliaria y los desafíos climáticos, un plan alternativo de ciudad para Madrid, orientado a hacia una ciudad justa socialmente, se hace hoy más necesario que nunca.
Un plan que permita imaginar una ciudad diferente, que dote de herramientas compartidas a colectivos organizados de base desde áreas diferentes y que permitiera tener un horizonte en común, sería un buen punto de partida desde abajo, con el que contraponerse a esa ciudad que quieren imaginarse desde arriba. Un plan que piense medidas contundentes para proteger el derecho a la ciudad, limitando la acumulación de viviendas, estableciendo un máximo de propiedades por propietario o entidad jurídica, dotando de capacidad técnica real la expropiación forzosa de viviendas vacías o en manos de grandes propietarios, incorporándolas al parque de vivienda pública y destinándolas al alquiler social, como se ha hecho en otras ciudades europeas. Impidiendo la enajenación de suelo y vivienda pública a privado, y multiplicando el uso de terrenos públicos que puedan destinarse a proyectos de vivienda en cesión de uso.
O asegurando la gestión directa de distribución de agua y energía, mediante la creación de empresas colectivas de sectores energéticos urbanos estratégicos. Y pensar la ciudad también desde la movilidad, el consumo o el espacio público, limitando severamente el uso de coche privad, expulsando a todas las plataformas transnacionales de movilidad privada o repensando los usos legítimos y ahora policializados de la calle. O ir de la mano de las redes de huertos urbanos, grupos de consumo y dotar se suelo público e infraestructuras para la creación y consolidación de supermercados cooperativos a lo largo de la ciudad, promoviendo una economía local y de proximidad.
Para enfrentar la segregación territorial que afecta a Madrid, el plan alternativo a imaginar podría incluir políticas, no ya sólo de redistribución y desarrollo en el sureste, que históricamente ha estado en desventaja frente al noroeste en términos de inversión y servicios públicos, sino de conquista de las fronteras urbanas más allá de la franja norte-sur que divide la ciudad, ganando presencia física de población trabajadora en zonas de rentas altas, priorizando la mutualidades obreras para la autoconstrucción de viviendas colectivas de alquiler o en cesión de uso, distribuyendo así la vivienda asequible en toda la ciudad, así como proteger y preservar el patrimonio obrero que aún queda sin derruir en la ciudad.
Un aspecto fundamental podría ser también la reubicación de infraestructuras de residuos y depuración de aguas hacia el norte de la ciudad, que actualmente están concentradas en el sur de Madrid, afectando la calidad de vida en esos barrios. Una solución sería descentralizar estas infraestructuras, ubicándolas en áreas del norte de la ciudad, para equilibrar el impacto ambiental.
Podría limitar la expansión de almacenes logísticos y la proliferación de la economía de plataformas
Para proteger al pequeño comercio de la competencia desleal del comercio electrónico, el plan alternativo podría limitar la expansión de almacenes logísticos y la proliferación de la economía de plataformas al interior de la ciudad (multiplataformas como Amazon ya negocia con los parkings subterráneos de Madrid y Barcelona para convertirlos en sus almacenes al interior de la ciudad).
Estos son solo algunos ejemplos para imaginar la ciudad de Madrid desde otro lugar. Pero también desde la cultura, la educación, el antirracismo, el feminismo, el cambio climático, los centros sociales, el sindicalismo laboral y social o la diversidad sexual. Tenemos ejemplos actuales e históricos en la ciudad de Madrid de formas de pensar , luchar y actuar sobre la ciudad: desde los Rompamos el Silencio (RES), al PUA (Plan Urbanístico Alternativo del “Territorio Malasaña”), a los paseos de Jane, las Tabacaleras, los Vallekasnosevende, Lavapies dónde vas, o el Plan Popular para la Cañada Real.
Estos ejemplos propuestos, entre otros posibles, no pretenden ni ser exhaustivas ni ser exigencias específicas o demandas hacia los gobiernos de turno, sino funcionar como un marco de referencia amplio que inspire y aliente la reflexión colectiva. Se trata de crear un espacio donde distintos grupos, con sus propias prioridades y enfoques, puedan encontrar puntos comunes para repensar la ciudad y proyectar una transformación a largo plazo. Un Plan que puedan servir como horizonte colectivo, con líneas estratégicas de lucha y conformación de contrapoderes populares a tenor de una reflexión profunda sobre otra forma de construir ciudad. Es decir, proporcionarnos una herramienta estratégica que permita a distintos colectivos imaginar una ciudad distinta: abrir debates, explorar ideas y, sobre todo, fomentar la creación de alianzas y estrategias comunes que no dependan de la intermediación ni de la interpelación con las autoridades locales, regionales o nacionales. Impugnar el Plan oficial es un desafío y construir el Plan Colectivo una oportunidad para imaginar otro Madrid posible.
El Plan Alternativo Comunitario de Just Space en Londres
Just Space es una red de organizaciones comunitarias, colectivos vecinales y grupos de defensa de la ciudad de Londres, creada para involucrar a las comunidades en la planificación urbana de la ciudad. Su enfoque se centra en defender a los residentes, proteger la identidad de los barrios y priorizar las necesidades de las personas sobre los intereses comerciales y especulativos.
Just Space se creó en 2006 como respuesta a la creciente percepción de que las políticas de planificación de Londres afectaban e impactaban negativamente a la vida de sus habitantes. Durante los primeros años de la década de 2000, la ciudad experimentó un crecimiento significativo en el sector inmobiliario y una explosión de grandes proyectos de desarrollo urbano que, generaban un impacto fuerte sobre muchas comunidades locales. Estos proyectos a menudo implicaban desplazamientos de residentes, pérdida de negocios locales y aumento de la desigualdad territorial. Grupos de vecinos y organizaciones comunitarias, que hasta entonces habían trabajado de forma aislada, decidieron unirse para formar un frente común y defender los derechos de las comunidades afectadas por estas políticas de urbanización desaforada.
Ante la fuerte influencia del sector inmobiliario en el desarrollo urbano, Just Space elaboró un plan alternativo que reflejara las prioridades de las comunidades, enfocado en la equidad social, la sostenibilidad ambiental y la participación ciudadana. Esta iniciativa comenzó en 2015 con la colaboración de 62 grupos locales y organizaciones sociales que habían participado en planificación y activismo en diversos barrios de Londres. Así, El Plan Alternativo Comunitario de Londres, impulsado por Just Space, surgió como respuesta a la exclusión de las voces comunitarias en la planificación urbana oficial. El Community-Led Plan de Just Space, presentado en 2017, se centró en crear un marco de comprensión de la ciudad que priorizase las necesidades locales, la justicia social, y la sostenibilidad ambiental en toda la ciudad, más allá de los intereses de grandes corporaciones.